Como cada año, el título deportivo de EA se presenta en la mayor feria de videojuegos del mundo. Lo hace a puerta cerrada y de manera tímida, manifiestamente sepultado por monstruos como Madden, que en Estados Unidos son religión. Conseguimos localizar el sitio siguiendo el rastro que dejan los paneles publicitarios con Messi como protagonista. Nos cuesta unos minutos dar con la sala, porque la compañía norteamericana cuenta con un stand espectacular que deja en segundo plano incluso al astro argentino, pero finalmente damos con ella.
Allí nos espera una pequeña conferencia donde David Rutter y Santiago Jaramillo presentan a los asistentes las novedades de esta edición. Lo hacen en apenas unos minutos, siendo elocuentes con unas mejoras que se centran en la inteligencia artificial y la aleatoriedad.
Los nuevos sistemas introducidos tienen nombres como Complete Dribling, First Touch Control o Tactical Free Kicks, nombres con los que se bautizan progresos que prometen aumentar el realismo y las posibilidades del juego.
En cuanto terminan de enseñarnos qué nos deparará este FIFA 13, somos invitados a girarnos para probar una versión temprana en cualquiera de los puestos disponibles. No tardamos en plantarnos delante del televisor para comprobar qué equipos podemos elegir, y después de navegar entre la liga inglesa, española e italiana, nos quedamos con el FC Barcelona para enfrentarnos a un Chelsea manejado por otro jugador.
Lo primero que notamos es que el aspecto gráfico es muy similar a la versión del año pasado. Pero enseguida surgen los detalles, y es ahí donde empieza a tomar forma este juego. De hecho, tenemos que acudir al ya mencionado "First Touch Control" para explicar nuestras primeras sensaciones.
Control al primer toque
En el anterior FIFA era relativamente sencillo que un cambio de juego te pudiera sacar de un apuro, ya que ahí estaba incluso el defensa menos técnico para controlar el balón y oxigenar el juego. En esta edición eso cambia totalmente. Dependiendo de la calidad del jugador que reciba el balón y de cómo intente controlarlo, se darán varios tipos de situaciones. Por ejemplo, con Messi hemos podido regatear orientando el balón con un toque con el pecho, pero al intentar el mismo movimiento con Alexis, el resultado ha sido el de un saque de banda para el rival.
Los jugadores son mucho más humanos y eso se nota en todo momento. Además, esta característica no solo se aplica a los controles, sino al propio pase. Es muy fácil perder el balón si no aseguramos bien nuestra posición antes de hacerlo. Necesitaremos colocar el cuerpo de tal manera que el pase se pueda realizar con una postura óptima, porque nos podemos llevar algún que otro susto si descuidamos esto.
De todas maneras, pese a que el realismo haya aumentado, se nota alguna tara que propicia controles muy bruscos en pases fáciles. No podemos olvidar que estamos jugando a una beta, pero igualmente, este sistema de controles al primer toque supone un gran avance hacia el realismo. En todo el partido pudimos apreciar detalles magníficos con jugadores de calidad, y auguramos que todo el fútbol que llevamos en nuestra imaginación va a poder interpretarse con garantías en este FIFA.
Mejora en la IA
Otra de las características que enseguida percibimos al ponernos a los mandos de FIFA 13, es el buen camino que toma el juego en cuanto a la inteligencia de nuestros compañeros al desarrollar una jugada de ataque.
Una de las grandes pegas de la anterior edición es lo tremendamente estáticos que se quedan algunos jugadores en claros contragolpes. Ya podíamos apretar el botón de desmarque o cambiar la táctica a ataque, que rara vez veíamos tomar una decisión anárquica de un interior para atravesar una línea defensiva y sorprender desde atrás. Casi siempre acabábamos la jugada con un compañero tirando paredes rápidas, y eso desgastaba a la larga.
Por suerte, en este FIFA eso se ha mejorado, hasta el punto de que en este partido se vieron momentos de auténtico fútbol inglés. Incorporaciones del lateral, centrales envalentonados, interiores que se incorporaban por sorpresa esperando un pase entre líneas... y todo esto sin tocar el botón de desmarque.
Por el contrario, en defensa no andan tan finos. Si bien es cierto que tienden a jugar más juntos y a cubrir mejor la zona, todavía sufrimos momentos donde los laterales pierden su sitio.
Todo es más aleatorio
Tanto el nuevo sistema de dribblings como toda la mejora en el motor físico, que arregla fallos en el Impact Engine, hacen de este FIFA un juego más impredecible. Destaca la posibilidad de regatear en apenas una baldosa con jugadores habilidosos, y la sensación de que Messi tiene recursos infinitos para llevarse el balón está muy lograda. También han trabajado en los forcejeos, que ahora no dan ventaja clara a los llamados "pitbull", sino que cualquiera puede acabar en el suelo en uno de estos encontronazos en carrera.
A la hora de atacar hemos vivido momentos de caos propios de un partido de verdad, que se resolvían con alguna genialidad, como un pase a un Alves que se incorporaba después de una carrera de 50 metros, o un Iniesta inspirado que pisando el balón se zafaba de dos rivales. Este FIFA está cargado de aleatoriedad, pero lo hace sin olvidar la habilidad del jugador, que es el que decide embrollos con un toque de inspiración, como pasa en el fútbol real.
No hemos podido profundizar con el sistema de faltas, ya que tanto nuestro rival como nosotros hemos jugado bastante limpio, pero las pocas oportunidades que hemos tenido no se han resuelto con tanta facilidad como en años anteriores, ya que los porteros le tienen más aprecio a la portería y saben estirarse mejor.
Y hablando de porteros, estos todavía siguen necesitando una renovación. Han mejorado en las paradas ante tiros lejanos, pero nos han metido un gol ridículo tras un despeje con un gran bote, que nuestro guardameta decidió mandar hacia una zona de claro peligro, acabando en el suelo a la merced de cualquiera que recogiera el balón.
Cambios sutiles pero necesarios
Después de ese Barça - Chelsea y unos cuantos partidos más, tanto contra la máquina como contra otras personas, llegamos a la conclusión de que FIFA 13 va por el buen camino. Ningún partido fue igual que el anterior, gracias sobre todo a las nuevas rutinas de ataque y a los controles al primer toque. Además, por fin reconocimos caras como la de Alexis o Busquets, y animaciones muy características como Ibrahimovic cubriendo un balón con el cuerpo o Messi iniciando una carrera.
FIFA 13 no revolucionará la saga, pero tampoco es necesario que lo haga. Tiene una gran base y trabaja en esos pequeños detalles que redondean el resultado global. El ambicioso motor de físicas del año pasado también se ha corregido para evitar reacciones extrañas, y aunque necesita seguir mejorando, deja atrás algunas taras evidentes que empañaban la experiencia.
Quedan unos meses para el lanzamiento y para nosotros ha conseguido llamar la atención en este E3. Las ganas de jugarlo son evidentes en cada visita a la feria y eso significa que estamos ante un simulador realista y sobre todo divertido de jugar. A falta de pulir detalles tanto gráficos como jugables, estamos deseosos de que empiece la nueva temporada para echarle el guante al que presumiblemente repetirá trono como rey de los juegos de fútbol.