Codemasters es una de las compañías con más experiencia en los juegos de coches, como demuestran sus veteranas sagas Colin McRae y Pro Race Driver, y su más reciente adquisición, la licencia de la Fórmula 1, para la que firmaron el pasado mes de septiembre el mejor juego del Gran Circo en mucho tiempo. Antes de que deleiten a los aficionados a Alonso, Vettel y compañía con una nueva versión del simulador en el mes de septiembre, a finales de mayo lanzarán este Dirt 3, nueva secuela de la veterana saga Colin McRae, que pierde definitivamente el nombre del fallecido piloto escocés y mantiene su apuesta por varios tipos de carreras de rally, no simplemente pruebas cronometradas al estilo del campeonato mundial -WRC- donde Loeb, Sordo y compañía se baten a lo largo del año.
Dirt 3 continúa la línea marcada por sus dos predecesores, intentando combinar varios estilos de carreras, aunque todas ellas con el rally como denominador común (y una prueba de derrapes por un circuito muy divertida), y un estilo entre la simulación y el arcade, intentando acercar este tipo de carreras offroad a todos los públicos y, lo que es más interesante, intentando que cada jugador encuentre un reto a su medida.
Un gran acierto en este aspecto de la entrega anterior fue incluir la posibilidad de rebobinar, haciendo que pudiésemos volver atrás unos segundos tras chocar o tomar mal una curva, y esta tercera parte no solo lo mantiene, sino que incluye una línea de trazada ideal, al estilo de Gran Turismo, Forza Motorsport y el reciente F1 2010. Si este último tomó prestada la posibilidad de rebobinar de Dirt 2, Dirt 3 incluye un sistema de trazada ideal muy similar al del juego de Fórmula 1 de Codemasters.
Ésta es la primera novedad con la que nos topamos en nuestros primeros minutos con Dirt 3, que resultará muy familiar para los jugadores de la parte anterior, aunque han mejorado el control, quizás haciéndolo un pelín más simulador -si lo deseamos-. Las otras dos novedades más evidentes son la introducción de un sistema de pase online para castigar las ventas de segunda mano y un apartado gráfico excepcional. Ha mejorado un montón respecto al de la segunda parte, que no era malo, y aunque no llega al nivel de atención al detalle de Gran Turismo 5, referente del género, sí que luce excepcionalmente bien y a una altura que parecía reservada al dúo (polio) que el juego de Polyphony forma con Forza Motorsport.
Más allá de estos cambios, Dirt 3 apuesta por incluir pruebas de Gymkhana, una de las disciplinas del motor de popularidad creciente en los últimos años, contando además con el piloto más famoso, y estrella de Youtube, Ken Block, como instructor e imagen del juego. Tras unas cuantas carreras normales y corrientes, encuadradas dentro de los estilos ya conocidos de Dirt, el juego nos ofrece un tutorial de las diferentes modalidades de Gymkhana, contando con el mismo Block como instructor. Estas pruebas de Gymkhana incluyen saltos, trompos, derrapes por zonas marcadas, al estilo de puertas de un eslalon, derribar obstáculos y hacer "donuts", es decir, derrapes circulares alrededor de un poste.
En el primer año del campeonato, el único que pudimos jugar, la Gymkhana era el premio tras lograr completar los otros eventos, y se nos ofrecía primero un tutorial con los cinco tipos de pruebas diferentes, para finalmente retarnos a competir en un campeonato de Gymkhana donde tenemos que combinar todas esas habilidades en un escenario. Además de puntuar cada uno de nuestros movimientos (cuanto mejor hagamos un trompo, más puntos, etc.), si los hacemos bien y variadamente, el público comenzará a emocionarse y conseguiremos más puntos todavía. Si en cambio no paramos de repetir siempre lo mismo, el público se aburrirá y no recibiremos puntos extra.
Esta modalidad, la de Gymkhana, parece ser el añadido extra por excelencia del juego, aunque al estar esta versión limitada solo al primer año de campeonato no pudimos catarla mucho más. Nos pide que pilotemos de otra manera y que manejemos el coche a la perfección para hacer los trucos, especialmente los derrapes y los trompos, pero se beneficia de la posibilidad de rebobinar, lo que nos ayudará a intentar conseguir las mejores puntuaciones. Es un añadido más a un repertorio de pruebas ya de por sí variado y divertido, y Codemasters ha apostado por él sin hacerlo de forma exagerada. Dirt 3 sigue siendo un juego de carreras de rally principalmente, pero este extra es bienvenido, y no resulta excesivo.
Más allá del modo a pantalla partida, que funciona muy bien, no pudimos probar más del juego, ya que esta versión estaba limitada al primer año del modo campeonato. Pudimos comprobar cómo la Gymkhana es una novedad interesante, y participar en otras pruebas ya conocidas de otros juegos, principalmente rallys cronometrados, carreras rallisport y retos de derrapes. A medida que vamos ganando carreras se nos irá recompensando con puntos, lo que hará que suba nuestra reputación y que nos ofrezcan más coches para conducir. La reputación no solo depende del puesto en cada carrera, también nos bonifican por usar poco la función de rebobinar, y por cumplir algún reto especial que nos proponga el equipo que nos contrata, como por ejemplo entrar por línea de meta superando cierta velocidad.
El repertorio de coches disponible está dividido por años, y dependiendo de esta categoría el resto de nuestros rivales también usarán coches de esa época. Hay desde modelos actuales hasta clásicos de los 90, 80 y 70, pudiendo pilotar por las polvorientas pistas de África a bordo de un Mini. El plantel de coches va ampliándose a medida que mejore nuestra reputación, por lo que podremos rejugar carreras con un coche mejor, o con uno de otra categoría.
Finalmente, el pase online del juego no solo es necesario para jugar en red con nuestros amigos. También da acceso a tres coches exclusivos y es necesario para poder usar una de las nuevas funciones del juego, la posibilidad de subir tus vídeos a Youtube y así poder emular a Ken Block, mostrando nuestras mejores actuaciones a través de la red.
Dirt 3 nos ha dejado muy buenas sensaciones. Mantiene los puntos fuertes del anterior, sigue siendo un juego de carreras abierto a todos los públicos pero con profundidad para satisfacer a los conductores más expertos que ansíen retos complicados, añade la trazada ideal a su ya extensa lista de ayudas opcionales, incluye la Gymkhana como interesante novedad, y pega un salto gráfico que va a sorprender a más de uno. En tan solo dos semanas veremos cuál es el resultado final.
