Brink es un juego que despierta el interés cuanto más sabes de él y más lo ves. Va desvelando sus encantos como si fuera una bailarina en la danza de los siete velos. Inicialmente fue su aspecto, con personajes casi caricaturescos y con un aire a lo Will Eisner, lo que llamó poderosamente la atención. Después supimos que existía el sistema SMART, con el que te desplazas al estilo parkour por el escenario con agilidad y elegancia.
Ahora Splash Damage ha explicado en profundidad otra de las bazas del juego, una apuesta con la que buscan romper las fronteras entre el juego online y los shooter tradicionales. No es la primera experiencia en este sentido, pero sí la que tiene un carácter tan global e integrador.
De hecho, tu personaje es el mismo jugando tú solo que contra otros. En cualquier momento puede incorporarse otro jugador a la fase que estás jugando "pero, desde tu punto de vista sigue siendo un juego para un solo jugador, porque no cambia", explica Paul Wedgwood, jefe de Splash Damage y director de Brink.
Pero Splash Damage no deja la jugada en un trío de características, sino que apuesta por poner sobre la mesa un póker con un consistente personalización del personaje y las armas. La especialización llega a unos niveles más propios del rol, aunque con flexibilidad, sin atarte a las decisiones que hayas adoptado.
Un mundo distópico en el que puedes jugar como miembro de seguridad o parte de la resistencia
Wedgwook explica estas características a la velocidad de una ametralladora durante los Bethesda Gamer´s Days. Con la misma rapidez explica la historia básica del juego: Arc es una ciudad flotante que en el 2045 se ha convertido en el escenario de la lucha entre dos grupos sociales, Seguridad y Resistencia. Estos últimos pelean por lo que consideran que sería un reparto equitativo de recursos frente a lo que consideran es una fuerza opresora. Puedes jugar la campaña completa en ambos bandos y ver así las dos caras de la misma moneda. Esto supone unas 12 horas de juego completas, aunque la idea es rejugarlo gracias a que las peculiaridades del juego hacen que sea diferente cada vez que empiezas una fase.
Puedes jugar cada fase tú solo con los personajes guiados por la IA o jugando con otros humanos: "siete amigos pueden conectarse en cualquier momento y jugar cooperativamente contigo de forma que de verdad se borran los límites entre el juego online y el offline", dice Wedgwood. En la demo, el director de juego comparte equipo con Richard Jolly, Media director de comunicación del estudio (y director creativo de los Enemy Territory) y Ed Stern, responsable de la historia de Brink.
Ya lo juegues en solitario o en compañía, sólo hay un Brink, y ni el personaje ni las armas que lleva o sus habilidades cambian con el modo de juego, sino con la progresión de la historia.
Claro está que para que esta jugabilidad funcione es necesario que la inteligencia artificial (IA) sea capaz de mantener el nivel. Por las dos misiones que se vieron en la demo parece que Splash Damage es muy consciente de ello y está trabajando duro. Los responsables del estudio afirman que el jugador no podrá distinguir los personajes manejados por humanos de los que controla la IA.
Distintas clases, distintos cuerpos
Los shooters cada vez incorporan más rol para lograr que el personaje evolucione, pero Brink, una vez más, opta por un camino diferente. Los elementos de rol son increíblemente profundos y con fuertes variaciones en la jugabilidad, pero no complican la vida demasiado al jugador.
La personalización empieza con el cuerpo del personaje. Hay tres tipos para elegir, uno delgado, otro de complexión media y un tercero fortachón. Según el que elijas podrás llevar unas armas u otras. Pero incluso aunque utilices el intermedio, un equilibrio entre salud y agilidad, con el tiempo adquirirás habilidades que te permitan modificar estas características; por ejemplo, con "endurecimiento en combate" tendrás más salud y con "sentido de la persepectiva" la cámara pasará a tercera persona para vigilar si viene algún enemigo".
Brink te da la posibilidad de cambiar la clase del jugador cuando desees a través de los puestos de mando, unos aparatos distribuidos por el escenario. Puedes ser soldado, operativo, ingeniero o médico, según elijas en un menú circular. El primero es para cumplir las misiones de lucha pura y recarga de munición a sus compañeros, el segundo sirve para funciones de sigilo, el ingeniero potencia las armas de los enemigos y piratea sistemas informáticos y el cuarto sube la salud de los compañeros.
Cada vez que cambias de clase se informa al resto del escuadrón con un "Soy un soldado" o lo que corresponda, e igualmente alguien puede pedir un médico con la esperanza de que otro compañero esté cerca de un puesto de mando y cambie para curarle. Con un espíritu similar al de MAG, Brink recompensa con puntos de experiencia a los jugadores que contribuyen a que el equipo cumpla objetivos y logren que la partida sea divertida para todos. Así, un médico puede resucitarse a sí mismo con una inyección de adrenalina, pero le costará puntos de experiencia, mientras que si cura a un compañero los sumará.
Une estas cuatro clases con las distintas habilidades que puedes comprar y encontrarás casi una build rolera: imagina un operativo con un cuerpo delgado, elástico y ágil, al que le sumas unas habilidades de agilidad que te permiten correr más rápido y saltar más alto y otra para detectar enemigos ocultos, minas o torretas. El operativo tendrá además otra habilidad que promete: disfrazarse de un enemigo al que haya matado para poder infiltrarse entre los enemigos.
Distintas armas, distintas misiones
La personalización se extiende a las armas. Tras haber mostrado una fase que se desarrollaba en la torre de mando de Seguridad, "Torre Sec" para los amigos, Wedgwood muestra una gran variedad de modificaciones que se pueden realizar en las armas y que cambian sus parámetros de estabilidad, velocidad de recarga, capacidad o precisión tanto en Seguridad como en Resistencia. Las armaduras también se modifican, aunque en este caso es una simple cuestión estética.
El mismo sistema de menú circular que se utiliza para elegir la clase en los puestos de mando permite cambiar de arma, y de misión, adaptando el objetivo de cada momento a las características de tu personaje. Si hay que piratear un ordenador, nada mejor que elegir el ingeniero, pero si eres en ese momento soldado te interesará más intentar liberar a un prisionero. Todo ello incluye un fuerte componente estratégico.
Con tantas variables como hay para manejar es posible apreciar en toda su magnitud la idea de Splash Damage de que la inteligencia artificial del juego no sólo será capaz de actuar como un jugador humano, sino que tendrá en cuenta la clase de tu personaje, lo que lleva en el inventario y todo lo relacionado con el resto de personajes, debido al sistema dinámico de misiones. "Hemos hecho cuatro presentaciones y en cada una de ellas la partida ha sido diferente, tienes que pensar cómo vas a avanzar y lo que vas a hacer", dice Wedgwood.
La demo de Brink deja muy buen sabor de boca. Es una propuesta muy ambiciosa e innovadora, algo que siempre se agradece. Y está en manos de los creadores de Quake Wars y Wolfenstein Enemy Territory, y eso es un buen aval.
Brink saldrá en otoño de 2010 para Xbox 360, PS3 y PC.