La serie Yakuza, aunque quizás no tan popular en Occidente, se ha convertido una exitosa serie para Sega, sobre todo en Japón, donde cada una de sus entregas ha cosechado un gran éxito. Pero tras un buen número de títulos de la saga, su creador ha decidido cambiar de género, ofreciéndonos ahora un juego de acción que pudimos probar en el E3 de este año.
El juego se ambienta en la ciudad de Tokio alrededor del año 2080.
Nos encontramos en un mundo en el que la tecnología ha permitido introducir a máquinas cada vez más inteligentes en nuestras vidas, pero la utopía se trunca cuando se pronto las máquinas se revelan y en la parte baja de las ciudades, la zona de los más desfavorecidos, comienza una lucha encarnizada de hombres contra máquinas.
Nosotros tomaremos el control de un jefe de escuadrón que al mando de un grupo de soldados deberá frenar el avance de las máquinas y conseguir acabar con su amenaza. Para ello, al comienzo de la misión que jugamos, debíamos elegir a dos miembros de entre todos los disponibles, para que nos acompañaran. Al hacerlo se nos decía el tipo de cada uno de ellos, como francotirador o especialista en asalto, algo que hará que varíe nuestra forma de enfrentarnos a las situaciones que nos encontremos, pues será importante hacer uso de sus características lo mejor posible, eligiendo las situaciones en las que más puedan ayudarnos.
Un aspecto importante de Binary Domain es que podremos dar órdenes a nuestros compañeros (algo que se podrá hacer por comandos de voz, aunque debido al jaleo de la feria nosotros no pudimos probar esta característica), como defiéndete, cúbreme o dispara al enemigo. Hasta aquí pocas novedades, pero lo realmente interesante viene con el sistema de confianza, y es que según nos comportemos con nuestros compañeros y en función de nuestras decisiones iremos ganando o perdiendo su confianza, algo que hará que reaccionen de una forma más o menos rápida a nuestras órdenes o que se piensen dos veces si venir a ayudarnos cuando estamos malheridos y necesitamos que nos reanimen.
Esta confianza se pondrá en juego al interactuar con nuestros compañeros, y es que cada uno tendrá su propia personalidad e ideas, e incluso a veces se llevará mejor o peor con otros miembros del equipo. En ciertos momentos nos propondrán distintas formas de actuar (como atacar a bocajarro) y nosotros deberemos aprobar o no su idea, dándose en ocasiones conflictos entre los propios compañeros si cada uno tiene formas de ser muy distintas, algo que repercutirá en el nivel de confianza que tengan entre ellos y con nosotros. Esto, además de para sentir que los personajes están vivos, puede dar mucho juego y sin duda será un motivo para rejugar los niveles con los distintos personajes y ver cómo podemos afrontar la misión con cada uno de ellos, ya que esperamos que la diferencia de meter en el grupo a unos u a otros afecte bastante al desarrollo de la partida.
A la hora de los niveles, nos encontraremos con una ciudad de Tokio bastante maltrecha por el ataque de las máquinas, algo que nos será de gran ayuda, pues nos encontraremos con gran cantidad de cascotes y otros elementos que nos servirán de estupendas coberturas (y es que el juego es en tercera persona, recordando a otros como Gears of Wars). También serán de gran ayuda ciertos terminales en los que podremos mejorar nuestras armas y comprar más munición, algo realmente útil si tenemos en cuenta al gran número de robots a los que tendremos que enfrentarnos, algunos de ellos de un tamaño realmente gigantesco. Pero no sólo podremos mejorar a nuestro protagonista, sino que podremos invertir los puntos en mejorar a nuestros soldados, algo que reforzará el círculo de confianza.
Gráficamente se ve bien, tanto en los personajes como en los escenarios. En el nivel que vimos, sin embargo, no encontramos nada realmente original, la típica ciudad devastada, aunque nos dio la sensación de que el juego era menos oscuro que otros del mismo tipo y nos gustó el diseño de los personajes del grupo, aunque los robots eran bastante genéricos (esperemos que vayan variando según avancemos por el juego). De cualquier modo lucía bastante bien y se movía todo sin problemas.
Binary Domain no trata de inventar nada nuevo aunque quiere darle un toque fresco al género dándole más importancia a los personajes que nos acompañan gracias al hecho de que podemos darle órdenes y de que ellos participan de la acción hablando entre sí y proponiéndonos planes. Pero no queda todo ahí, sino que además el hecho de que la confianza entre los miembros del equipo sea algo vivo que va cambiando según nuestras decisiones lo hace aún más interesante. Sin duda estamos deseando tener más tiempo el juego en nuestras manos para ver todas sus posibilidades.