Los simuladores espaciales están de vuelta y, a juzgar por la cantidad de títulos que están lanzándose en los últimos meses y los que están todavía por llegar, nos atreveríamos a decir que con más fuerza que nunca. Cosas como el increíble éxito del que está disfrutando la campaña de financiación de Star Citizen, juego que ya ha recaudado más de 73 millones de dólares y que tiene en su haber el récord mundial del proyecto de crowdfunding más exitoso de la historia, nos dejan bien claro que hay un gran número de usuarios interesados en seguir explorando nuevos mundos y galaxias.
Ahora, Firaxis no se quiere perder este tren y en apenas un par de semanas podremos disfrutar de Sid Meier's Starships, un nuevo juego de estrategia centrado en la exploración y colonización del universo. El proyecto nació en realidad como una especie de spin off de la saga estrella del estudio, Civilization, y más concretamente de su última entrega: Beyond Earth. Esto es algo que se nota y respira constantemente en cada minuto de juego, aunque al final las sensaciones que transmite es la de encontrarnos ante una experiencia muy diferente.
2K Games nos ha dado acceso a una versión casi final (a fin de cuentas, su lanzamiento es ya inminente) y eso nos ha permitido comprobar de primera mano qué es lo que nos vamos a encontrar cuando llegue a las tiendas. Su propuesta es bien sencilla: crear una gran flota de naves espaciales y conquistar más del 50% de la galaxia para hacernos con la victoria.
Antes de iniciar la partida se nos permitirá configurar todos los parámetros de la campaña que vamos a jugar, como el tamaño del mapa, la dificultad, las posibilidades de victoria, la facción que vamos a representar y al comandante de nuestra flota (estas dos últimas elecciones nos darán una ventajas u otras). Una vez hecho todo esto, por fin podremos salir a la conquista del espacio.
Lo primero que destaca de Starships es lo accesible que resulta desde el primer momento, por lo que no tardaremos demasiado en hacernos con sus distintas mecánicas. Nuestro objetivo no será otro que ir de un planeta a otro cumpliendo misiones para ganar influencia y diferentes recompensas, aunque por el camino también tendremos que administrar nuestro imperio, construyendo ciudades, gestionando recursos y, lo más importante, decidiendo las mejoras en las que queremos invertir, tanto para nuestra civilización como para cada una de las naves de nuestra flota.
Las misiones que antes hemos mencionado en realidad se traducen en una cosa: batallas espaciales. Estas tienen un enorme protagonismo durante las partidas y no pararemos de saltar de una a otra, por lo que construir naves adicionales y mejorar cada una de sus características para hacerlas más potentes y robustas será algo clave para alzarnos con la victoria.
Estos combates no se desarrollan en tiempo real y a la hora de la verdad no se alejan mucho de lo que cabría esperar de un juego de rol táctico. Tenemos un mapa que, por lo general, suele ser bastante grande, dividido en casillas como si de un enorme tablero se tratara, y cada uno de los contendientes mueven sus naves por turnos, decidiendo el orden en el que las quieren movilizar y las acciones que quieren realizar, como atacar o utilizar una habilidad espacial.
A pesar de que este estilo de juego suele ser algo lento y pausado, en este caso nos ha sorprendido la velocidad a la que se desarrollan los turnos, ofreciendo unas batallas muy rápidas, ágiles y sorprendentemente divertidas. Eso sí, también es cierto que, al menos, por lo que hemos jugado, no nos han parecido que tengan un componente táctico muy profundo y con infinitas posibilidades, aunque sí que tenemos que estar pendientes a muchos pequeños, pero importantes detalles para que no destruyan a nuestra flota a las primeras de cambio.
Por ejemplo, los impactos que reciben las naves suelen provocar serios daños en sus distintas partes, como los motores, los escudos o los cañones láser, algo que afectará a su rendimiento en los turnos posteriores con penalizaciones que pueden llegar a ser fatales. Además, también nos tocará estar atentos a las distancias, ya que pueden variar nuestro porcentaje de acierto e incluso el daño. Otro aspecto importante es la dirección hacia la que encaran nuestros cazas y cruceros de combate, ya que si son golpeados por detrás recibirán unos impactos devastadores.
Para añadirle algo más de emoción y profundidad a los combates, los mapas sobre los que batallaremos están repletos de obstáculos y elementos que podremos usar a nuestro favor o que, por el contrario, nos dificulten todavía más las cosas. Entre ellos nos encontramos cosas como barreras de asteroides que bloquean los disparos y que, por tanto, podremos usar a modo de cobertura.
Considerando la gran cantidad de batallas en las que tendremos que participar a lo largo del juego, lo cierto es que nos ha parecido todo un acierto el dinamismo que les han dado, ya que no se hacen nada pesadas (al menos durante las primeras horas, ya veremos si aguantan el tipo a medio y largo plazo cuando toque la hora de analizarlo) y saltaremos de una a otra casi sin darnos cuenta.
En lo que se refiere a la conquista y colonización de planetas, decir que en la mayoría de ocasiones tendremos que repetir más de una vez una misión en un mismo mundo antes de que podamos anexionarlo a nuestro imperio, algo que nos lo indicarán con las porciones de un anillo del color de nuestra facción alrededor de cada sistema. Cuando completemos el círculo, este pasará a ser nuestro.
En el mapa de campaña también nos tocará estar muy pendientes de la moral de nuestra tripulación, ya que si esta muestra unos niveles demasiado bajos se acabará traduciendo en un gran penalizador en el rendimiento de la flota durante las batallas. Para evitar esto, simplemente nos bastará con dejar que los tripulantes descansen durante un turno, aunque claro, no podremos hacer nada durante el mismo y quizás las facciones contrarias aprovechen para tomarnos ventaja. Lo bueno es que además de descansar, también recibiremos todos los recursos que nuestros planetas y ciudades hayan generado hasta el momento.
Gráficamente se trata de un juego bastante discreto, aunque tampoco pretende ser un portento técnico. Lo importante es que todos los elementos que veremos en pantalla se muestran de forma clara y limpia, así que de un solo vistazo seremos capaces saber qué es lo que está pasando y las posibilidades de acción que tendremos por delante. Además, el apartado artístico está muy conseguido y el diseño de las naves convence.
Finalmente, lo poco que hemos podido escuchar de su banda sonora nos ha parecido que ambienta bien todo lo que sucede en pantalla y el toque aventurero y de ciencia ficción que tiene le sienta muy bien, aunque tampoco ha conseguido deslumbrarnos demasiado. Todo esto es algo que también se puede aplicar a los efectos, que a pesar de sonar muy nítidos, no nos han resultado demasiado variados.
Sid Meier's Starships promete ofrecernos muchas horas de juego delante del monitor de nuestro PC disfrutando de multitud de batallas espaciales mientras nos tomamos pequeñas pausas entre combate y combate para gestionar nuestro imperio y la flota que nos llevará a la victoria, y este primer contacto con él nos ha dejado muy satisfechos, ya que cumple lo que promete. Ahora solo nos queda esperar hasta el 12 de marzo para descubrir hasta dónde serán capaces de llegar las naves de Firaxis.