Pocas sagas puede presumir como ésta de un estado de forma tan óptimo tras casi 20 años de historia. Después de su aparición y consolidación en las máquinas de 8 y 16 bits con una serie de míticos títulos de acción y plataformas, la saga Castlevania ha sabido renovarse y ha resistido airosamente el paso del tiempo. Y, curiosamente, esta renovación, que llegó en la época de las 3D y del fervor poligonal, se produjo con un título que desafiaba la norma imperante y apostaba por una jugabilidad 2D con conceptos heredados de la vieja escuela. Hablamos, por supuesto, del inolvidable Symphony of the Night; un título que mezcló el imaginario de los viejos Castlevania y sus dosis de acción y saltos con la mecánica de exploración y adquisición de nuevas habilidades de los Metroid nintenderos y con una pizca de rol light (armas, magias y evolución por niveles del personaje).
Este juego marcó un antes y un después en la saga, y han sido los Castlevania que seguían más fielmente su modelo (los de Game Boy Advance) los que han obtenido el beneplácito casi unánime de la crítica y el público. Tres títulos aparecieron en la pequeña portátil de Nintendo: Castlevania (también conocido como Circle of the Moon), Harmony of Dissonance y Aria of Sorrow.
Ahora que parece que GBA empieza a acercarse al ciclo final de su vida comercial, en Konami han creído que la plataforma idónea para proseguir la saga era la nueva joya portátil de Nintendo: DS. Y han decidido hacerlo con una continuación directa del último título aparecido en GBA y, probablemente, el mejor de todos ellos: Aria of Sorrow.
El nuevo Castlevania: Dawn of Sorrow, en efecto, mantiene una línea argumental que enlaza directamente con los acontecimientos narrados en Aria of Sorrow. Un año después de frustrar el regreso de Drácula, Soma Cruz se ve envuelto en una nueva confrontación con la oscura secta que trata de resucitar a Drácula. Y no sólo hereda argumento, sino que la mecánica general del juego seguirá las líneas de su antecesor en GBA: podemos esperar el mismo desarrollo basado en la exploración de un laberíntico castillo, la progresiva adquisición de habilidades que nos permitirán acceder a nuevas zonas, los pequeños puzzles, los toques de plataformeo, los enfrentamientos con gigantescos jefes finales, la recolección de armas e ítems... Para las magias se mantendrá el sistema de absorción de almas de los enemigos derrotados, que podrán combinarse con algunas armas para dotarlas de poderes especiales. Gracias a la conexión inalámbrica de DS, podremos intercambiar con nuestros amigos, mediante el wi-fi, las almas que hayamos recolectado.
Pero el juego no va a limitarse a clonar a su antecesor. Las novedades prometen ser considerables. Para empezar, el aspecto visual sufre una evidente mejora (no os dejéis engañar por las imágenes; es en movimiento cuando el juego se muestra en todo su esplendor). La mayor capacidad técnica de DS respecto a GBA se traduce en mejores animaciones, en sprites de mayor tamaño y mejor aspecto, y en la aplicación de algunos efectos gráficos (numerosos planos de scroll, rotación de sprites, elementos poligonales en el decorado...) que impulsan el apartado visual de Dawn of Sorrow hasta niveles muy destacables.
Desde el punto de vista artístico hay que remarcar que se ha dotado a los personajes de un acusado aspecto anime, apreciable sobre todo en las escenas de transición y en las ilustraciones que acompañarán los diálogos del juego. Por lo que respecta a la parte jugable, también aquí esta nueva entrega presenta bastantes novedades. La doble pantalla será usada de forma poco espectacular pero bastante práctica; la acción transcurrirá en la táctil, mientras que la pantalla superior nos mostrará o bien el mapeado del castillo (algo tremendamente útil en un juego tan laberíntico) o bien el inventario y el perfil de nuestro personaje. Podremos alternar entre ambas funciones con el botón Select.
El juego se controlará principalmente con el pad y los botones, pero en algunos momentos de la partida deberemos abrirnos paso interactuando directamente con la pantalla táctil; por ejemplo, la usaremos para destruir conjuntos de bloques que obstaculizan nuestro camino y que deberemos romper de la forma adecuada para poder pasar a través de ellos. También en las peleas con los jefes finales la pantalla táctil hará su aparición; una vez hayamos derrotado a nuestro enemigo, deberemos sellarlo a través de un dibujo geométrico en la pantalla inferior. Si lo dibujamos incorrectamente, nuestro rival revivirá y deberemos combatirlo nuevamente.
Para terminar, comentaremos que está casi totalmente confirmado que Dawn of Sorrow incorporará un pequeño modo de juego para dos jugadores, algo inusual en la saga. Este modo nos permitirá editar una pequeña porción del mapeado del castillo, en la que podremos colocar los enemigos que nosotros queramos en el lugar que nos parezca mejor. Una vez tengamos este escenario personalizado, otro jugador podrá descargarlo (todavía no sabemos si deberá tener también una copia del juego) y competir con nosotros en él; no veremos a los dos protagonistas simultaneamente en la pantalla, pero las partidas, aunque independientes, se desarrollarán al mismo tiempo. El primero que mate a todos los enemigos y llegue a la meta será el ganador. Parece más una curiosidad que un multijugador en toda regla, aunque el editor escenarios puede dar mucho juego si está bien realizado. De todos modos, teniendo en cuenta que los Castlevania se han caracterizado siempre por ser juegos enfocados únicamente al monojugador, es de agradecer la introducción de este goloso añadido.
Castlevania Dawn of Sorrow, en definitiva, parece reunir todas las cualidades necesarias para convertirse en uno de los títulos estrella de DS (y tal vez de cualquier plataforma) en este tramo final de año. Mantiene los elementos característicos que han consagrado a los últimos Castlevania en dos dimensiones, y añade un apartado técnico notablemente mejorado y algunas interesantes innovaciones que aprovechan las características de Nintendo DS. Todo se conjura para que esta enésima reaparición de Drácula nos conquiste de nuevo con un juego que aspira a codearse con los mejores de la saga.