Resulta llamativo como una saga (Metroid), tras pasar un largo letargo en el que no supimos nada de ella durante toda una generación de consolas (algo incomprensible), ha pasado a copar los ranking de juegos más vendidos y aclamados en la actual, tanto en la niña bonita de Nintendo con Metroid Fusion como con el inconmensurable Metroid Prime en GameCube, suponiendo éste último un prodigio técnico y una muestra de cómo pasar una mítica saga en 2D a las 3D sin hacer un estropicio en el intento. Aunque, siendo sinceros, Nintendo es toda una experta en ese tipo de cuestiones (Super Mario 64 y Zelda Ocarina of Time son un buen ejemplo). Gumpei Yokoi (en gloria esté) fue una de las personas más importantes de Nintendo. De su mente innovadora salieron aparatos tremendamente rentables para la Gran N, como los Game & Watch y, sobre todo, una de las consolas con más éxito de la historia, a pesar de su arcaica tecnología incluso para la época: Game Boy Classic. Creador además de la saga que hoy nos ocupa. Cronológicamente hablando la saga quedaría de la siguiente manera: Metroid (Nes), Metroid Prime (GameCube), Metroid II (Game Boy), Super Metroid (SNes), Metroid Fusion (Game Boy Advance).
Samus Aran, después de terminar sus trabajos en un lejano planeta, y de luchar contra los Piratas Espaciales en Tallon IV, pasó a intentar exterminar a los Metroides en su planeta natal: SR388. Pero no consiguió deshacerse de todos, una larva sobrevivió y siguió a Samus, la cual se encargó de llevarla hasta Ceres para que fuera estudiada.
Fue entonces cuando Ridley, un viejo conocido de nuestra heroína, robó la larva llevándola hasta Zebes junto con Madre Cerebro. Después de acabar su última misión con éxito, Samus fue infectada en el último capitulo de la saga por un parásito denominado el X, pudiendo ser salvada gracias a la vacuna creada con células Metroides. Todo lo demás es historia.
A pesar de la gran calidad que han atesorado los títulos anteriormente comentados, nos encontramos con una saga marginada, por así decirlo, tanto por Nintendo como por el gran público. Mientras otras sagas de la Gran N eran aclamadas y reconocidas por todos, la obra de Mr. Gumpei pasaba, incomprensiblemente, desapercibida. Sobretodo en el país del sol naciente, mercado donde nunca ha llegado a cuajar (por su estilo tampoco es de extrañar), no así en América, que es donde la saga ha cosechado desde sus comienzos los mejores resultados tanto en critica como en ventas. En esta generación parece que los europeos también se han dejado maravillar por Metroid, aumentando el número de adeptos que surgieron con aquel lejano Super Metroid.
En 1986 vio la luz un juego para Nes que cambiaría la óptica con la que se vería a la consola de Nintendo, con una innovadora unión de géneros: acción, aventura y plataformas. Como ya he comentado antes, mientras el éxito en América no se hizo esperar, en otros mercados no fue muy bien recibido. La historia nos cuenta cómo Mother Brain, un ordenador del Planeta Zebes que ha descubierto una raza capaz no solo de absorber la energía de los seres vivos, sino también de evolucionar en otras especies, logra mantener bajo su control a todo un elenco de criaturas altamente peligrosas, como los Piratas Espaciales, Ridley, Kraid, y un largo etcétera. Ante el peligro creciente, la Federación Galáctica elige (a pesar de ser una mujer) a Samus Aran, que es la persona más cualificada para una misión tan peligrosa: acabar con los maléficos planes de Mother Brain en el planeta Zebes. Ahí empieza nuestra larga y tortuosa aventura.
Si hay una palabra que define a las mil maravillas esta saga, esa no es otra que exploración. Recoger objetos, abrir puertas donde antes no podríamos entrar, enrevesados escenarios donde perdernos si no andamos con un poco de cuidado,… En esa tarea invertiremos la mayor parte de nuestra aventura, representando los combates un porcentaje realmente bajo en el conjunto del juego. Aunque no sobra decir que éstos suelen ser apoteósicos.