Análisis de Warriors Orochi (Xbox 360)
Con una apabullante aceptación entre la comunidad oriental de jugadores, las sagas Dynasty Warriors y Samurai Warriors unen sus arcos argumentales en la nueva propuesta de Koei y Omega Force dentro del género "yo contra el barrio", manteniendo toda la esencia de ambos títulos, y mezclando personajes propios de cada saga para dar vida a una singular historia dentro de la mitología asiática antigua.
Tras distintas entregas de la archiconocida saga en el campo de las batallas multitudinarias, las crudas guerras provenientes del lejano oriente regresan para disfrute de los amantes de la gloria y del honor que solo una victoria sobre nuestros enemigos puede llegar a otorgar.
Sin embargo, ahora los ejércitos del Japón feudal comparten tropas con los de la ancestral China, librando la batalla de sus vidas por un objetivo común: proteger a la raza humana.
Como problema añadido, algunos de los generales del mundo decantarán sus fuerzas sirviendo a la inminente amenaza que se cierne sobre la población, dificultando aún más la erradicación del mal por parte de nuestras tropas, y dando lugar a conflictos internos entre las distintas milicias. Además, la figura del demonio Orochi no será nueva dentro de la mitología asiática, puesto que ya vimos como hacía acto de presencia en títulos de la talla del fantástico Okami para PlayStation 2, así como en una de las entregas de The King Of The Fighters unos cuantos años atrás. Sin duda alguna, este ser maligno conseguirá convertirse en un poderoso (a la par que fascinante) enemigo capaz de poner en jaque a los altos mandos de cada ejército. Con ello, la semilla iniciada ya generaciones atrás conseguirá unir a grandes personajes de ambas sagas, haciendo las delicias de cualquier seguidor que se precie de la serie Musou.
Desgranada la trama del título, el modo historia nos pondrá al frente de cuatro líneas argumentales distintas, clasificadas en tres capítulos basados en las tres dinastías chinas, y un cuarto que provendrá de la serie Samurai Warriors. De esta forma, desde los drásticos años transcurridos en la caída de la dinastía Han, hasta la sangrienta guerra civil ocurrida en la época de los estados guerreros, el juego nos permitirá seleccionar a tres poderosos guerreros que conformarán nuestro equipo de salida listo para batallar.
Una vez seleccionado un marco histórico entre los cuatro disponibles, surgirá una voz en off que nos narrará los sucesos más importantes acerca de la época y los guerreros implicados, así como los conflictos entre ejércitos rivales y nuestra situación actual. Destacar que, la voz previa a nuestros capítulos contrastará positivamente frente a la poca acertada dicción de la que harán gala algunos personajes, nada acorde con sus caracteres, y en ocasiones llegando a resultar excesivamente chillones.
Como viene siendo habitual, los distintos personajes a elegir se englobarán todos ellos en tres grandes subgrupos, permitiéndonos decantarnos en detrimento de más fuerza, velocidad, o técnica. Elegidos los personajes (en una plantilla reducida en primera instancia), podremos acceder a distintas secciones previas al combate, tales como un apartado de armas en el que comprobaremos con que vamos equipados, así como una sección de habilidades. En torno a esas habilidades, cada personaje contará con unas capacidades de vida, energía Musou, ataque, defensa, y velocidad de capacidades variables, todas ellas con opción a ir aumentando de rango a medida que vayamos progresando en las contiendas y nuestro personaje suba de nivel. Tendremos también, acceso a un apartado para modificar nuestras armas, permitiéndonos fusionarlas con los distintos objetos que vayamos recolectando, y dando lugar a otras mucho más poderosas y eficaces.
Salvados los cambios, podremos pasar a elegir los niveles desbloqueados de manera secuencial, con distintos objetivos en su haber, y constituyendo la historia que nos tocará experimentar.
Como decíamos, cada uno de nuestros tres guerreros contará con sus ataques predefinidos a base de aporrear el botón principal, contando también con la posibilidad de ejecutar algunos combos de ataques cargados, acometidas aéreas mientras realizamos un salto, y finalmente un potente ataque Musou que destrozará a todo aquel que interfiera en nuestro perímetro. Lejos de presentar rutinas de comportamiento minimamente elaboradas, las cantidades ingentes de tropas irán apareciendo a centenares, repartidos por diversas zonas, y a la espera de ser enviadas al otro barrio con golpes simples reiterados.
Visible en la parte inferior de la pantalla, el indicador de muertes irá contabilizando el número de enemigos que vayamos derribando, siendo a veces condición esencial el llegar a un número determinado de abatidos para proseguir por caminos que estuvieran inaccesibles previamente. En cuanto a los enemigos, la inteligencia artificial que destilarán será nula, consiguiendo ponernos en apuros única y exclusivamente cuando el número de tropas adversarias sea de proporciones bíblicas. Por su parte, los generales más duros de roer si constituirán un punto de inflexión al margen de la poca capacidad estratégica por parte de los enemigos básicos. Equipados con armas más potentes, estos pequeños jefes serán capaces de ejecutar diversos combos que nos despertarán del poco animado cometido de arrasar tropas sin cesar.
A medida que vayamos limpiando las zonas, será de vital importancia ir alternando a nuestros personajes con el propósito de ir subiéndolos de nivel de manera equitativa, buscando claro está, el mayor equilibrio entre los integrantes de nuestro grupo. Con ello, ganaremos puntos de experiencia, mejoras en nuestras capacidades, y habilidades nuevas que no estaban a nuestro alcance.
En cuanto a la recolección de ítems, los potenciadores en cuestión estarán escondidos tras objetos repartidos por el escenario, a la espera de ser destrozados para obtener la recompensa escondida en su interior, y yendo desde mejoras en la velocidad por un tiempo limitado, mayor capacidad de ataque, así como la recuperación de una porción de vida y cargas completas de nuestra barra de energía Musou. Alternando nuestro imparable paso a pie, en Warriors Orochi podremos cubrir distancias del mapa yendo montados a caballo, el cual aparecerá trotando a nuestra vera tan solo pulsando un botón.
Así pues, tanto en su versión PlayStation 2, como en su homólogo en Xbox 360, lo cierto es que los escenarios destilarán un vacío desolador, empañado nada más por distintos objetos con ítems en su interior y algunos elementos del entorno como árboles o pequeñas charcas. La simpleza se hará patente en un diseño de los entornos poco trabajados, de una arquitectura plana, y haciendo gala de unas texturas completamente borrosas y sin ningún tipo de relieve.
A su vez, los distintos enemigos contarán con infinidad de modelados clónicos, acompañados de unas animaciones demasiado bruscas que en multitud de ocasiones darán como resultado la sensación de estar batallando frente a tropas enemigas de inteligencia cero. Por si fuera poco, el juego de luces será tremendamente discreto, a lo que deberemos sumar un "popping" acusado que nos dejará contemplar como los distintos enemigos y objetos aparecen de la nada ante nuestras narices a poco más de diez metros de nuestra posición actual.
Como comentábamos, el nulo esfuerzo por parte de los desarrolladores al respecto da como resultado un apartado técnico ya no solo excesivamente discreto e inexplicable para la veterana de Sony, si no también para una muestra de representación nada agraciada en lo que a su versión "mayor" se refiere.
Si bien es verdad que la jugabilidad y mecánica de los Dynasty Warriors ha funcionado siempre a la perfección, lo cierto es que la saga de Koei se ve acusada por unas carencias jugables que pueden llegar a mermar la diversión por parte del jugador hasta límites alarmantes, propias claro está, de una mala evolución en su concepto. Tanto será así, que la sensación de estar aporreando un único botón frente a enemigos totalmente desamparados de algún ápice de inteligencia es algo que se hará patente a los pocos minutos de juego. Desde los clónicos adversarios iniciales, hasta los distintos generales al frente de las diversas tropas, lo cierto es que Warriors Orochi pecará de una simpleza excesiva en el comportamiento de nuestros enemigos, comportándose como meros maniquíes a la espera de ser abatidos. Además, sus rutinas poco elaboradas reflejarán en ellos comportamientos nada acordes, corriendo de lado a lado sin ningún tipo de orden y superponiéndose los modelados de los personajes en la más absoluta amalgama de polígonos. Con ello, la ineficacia de la mecánica se reflejará en una fórmula que necesita de una urgente revisión de ideas a fin de adaptarse a los tiempos que corren en los diversos títulos que comparten género.
En cuanto al sonido, las melodías de Warriors Orochi destilarán unas composiciones que mezclarán pistas asiáticas con algunas más propias de una sala de baile, consiguiendo un extraño resultado que no pegará en demasía con las refriegas propias de una guerra y la propia trama argumental.