Análisis de Toy Soldiers XBLA (Xbox 360)
El conflicto bélico de la Primera Guerra Mundial no parece contar con el mismo atractivo histórico para el público general que la Segunda Gran Guerra, seguramente porque, al fin y al cabo, lo que marcó la diferencia entre un enfrentamiento y otro fue la crudeza de los hechos y el número de víctimas, factores en los cuales, desgraciadamente, la segunda de las guerras mundiales se llevó la palma en su día. No hay que despreciar tampoco las figuras políticas de las personalidades implicadas en una y otra guerra, aunque las personalidades del Tercer Reich, con Hitler en cabeza, seguramente dejaron una huella mucho más profunda en la sociedad actual. Probablemente debido a todo ello, películas, novelas, ensayos y, por qué no, videojuegos parecen enfocar sus miras primero en la Segunda Guerra Mundial antes que en el primer conflicto mencionado.
Es por esto que nos parece curioso que el título que hoy nos ocupa se base en los enfrentamientos más famosos de esa Primera Gran Guerra. Y no sólo eso: en realidad, no controlaremos a soldados y armamento de la Primera Guerra Mundial, sino que simularemos los conflictos más importantes de la misma controlando representaciones en plástico de los ejércitos implicados. Esto es, nuestros héroes de hoy no son sino soldados de juguete, de ahí el nombre del juego.
De hecho, estos soldados de juguete se hicieron muy famosos durante los primeros estadios del siglo veinte, y seguro que los abuelos de muchos de nosotros pudieron jugar con ellos durante su infancia. O, como mínimo, dado que no todos podían disfrutar de una vasta colección de juguetes, como los niños de hoy día, tenían conocimiento de su existencia.
Como si de batallones de indios y vaqueros de juguete se tratasen, controlaremos auténticos ejércitos de soldados de plástico en una excelente aventura de doce misiones con componentes de estrategia y acción a partes iguales. Eso sí, en este caso los ejércitos y la maquinaria bélica que tendremos a nuestra disposición representará fielmente la que correspondía a la facción de la Primera Guerra Mundial que controlemos en cada momento, en cada una de las batallas que componen las misiones del modo principal de juego, el Modo Campaña.
Sistema de juego
La verdad es que la primera aproximación a Toy Soldiers nos pilla desprevenidos. Lo que vimos en los vídeos de presentación del juego desde el pasado E3 parecían ofrecernos un juego de acción y estrategia en tiempo real, como tantos otros dentro del catálogo de la consola. Pero, realmente, nos encontramos ante una excelente y original propuesta enmarcada dentro del género de Defender la Torre, en el que deberemos de defender nuestra base de operaciones (una reluciente caja de juguetes de color rojo) de las oleadas de enemigos que nos acecharán sin descanso a medida que avance el tiempo dentro de cada misión del juego.
Para defendernos de los ataques enemigos, deberemos de situar diferentes armas en nuestro terreno, pero con la peculiaridad de que sólo podremos situar armamento allá donde tengamos un emplazamiento preparado para ello. Tendremos dos tipos de emplazamientos: unos de pequeño tamaño, para ametralladoras, morteros de pequeño tamaño y otros artilugios de combate de menor calibre; y, por otra parte, emplazamientos de tamaño mayor, dispuestos para el armamento pesado, como los cañones antiaéreos, por ejemplo.
Como en todo juego de este tipo que se precie, a medida que vayamos eliminando unidades del ejército oponente, conseguiremos ingresos monetarios que nos permitirán construir más maquinaria bélica en los emplazamientos sobrantes, o nos darán la posibilidad de mejorar o reparar, incluso, la maquinaria que ya tengamos a nuestra disposición. Contaremos con tres niveles de maquinaria desbloqueables, disponibles a medida que vayamos completando misiones en el juego, aunque no contaremos con un número excesivo de unidades diferentes. Por ello, deberemos de pensar con cierto detenimiento dónde localizamos las que tenemos disponibles y cómo invertimos nuestros recursos, para conseguir una defensa eficiente ante las diferentes oleadas de enemigos.
Y es que nuestro enemigo nos atacará de las más diversas formas: con soldados de a pie e infantería a caballo, por ejemplo, aunque también con tanques y otros vehículos blindados, así como aviones, bombarderos y algunos artilugios de gran tonelaje. De hecho, en determinadas misiones deberemos de acabar con ciertos jefes de gran tamaño, como el Tanque del Zar o el Zepelín, antes de que alcancen nuestra preciada caja de juguetes.
Pero la gracia del juego no consiste, únicamente, en situar unidades en el terreno para que nos defiendan del ataque enemigo, sin más. Lo mejor del asunto es que tomaremos partido en el combate de forma directa, esto es, metiéndonos en la piel de los soldados que controlemos. Esto lo podremos hacer utilizando en primera persona la maquinaria bélica que tengamos a nuestra disposición en el campo de batalla, comenzando desde las torres de franco-tirador con las que contaremos desde el inicio de cada misión hasta los cañones anti-aéreos, pasando por todas las clases de ametralladoras, morteros y armas químicas a nuestro cargo.
De esta manera, nos podremos sentar a lomos de una ametralladora con base giratoria y dedicar a defender nuestro territorio desde esa posición, mientras el resto de unidades se mueven controladas por la máquina. En caso de que nos cansemos, o de que ya no seamos útiles en esa posición, podremos echar mano de otro artilugio, o dejar que la máquina controle nuestras unidades y dedicarnos a mejorar y reparar el armamento dañado. En algunas misiones el enemigo tendrá también emplazamientos de defensa en su poder, con lo que tendremos que deshacernos del armamento del que dispone para poder situar en dichos emplazamientos nuestras propias unidades.
Y no sólo eso: en misiones avanzadas, incluso podremos ponernos a los mandos de un veloz biplano o un feroz bombardero, así como controlar un simpático tanque a cuerda, y dedicarnos a producir bajas entre las unidades enemigas a mansalva, mientras nuestras unidades en tierra se dedican a acometer contra los ataques de cada oleada de enemigos. Eso sí, si nuestra caja de juguetes se ve amenazada por la proximidad del ejército adversario, recibiremos un aviso y deberemos de encontrar una solución rápida, ya que contaremos con salud limitada, la cual irá descendiendo a medida que vayan entrando soldados enemigos en nuestra base.
La jugabilidad es sencilla, y sólo tendremos que hacer uso de un simple pero efectivo sistema de menús para utilizar las unidades, mejorarlas, repararlas o venderlas, según corresponda al caso, accediendo a cada opción mediante las direcciones de la cruceta digital. Por otro lado, mediante los mandos analógicos cambiaremos la posición de la cámara y nos moveremos por el escenario, pudiendo variar el ángulo de visión deseado en función de la estrategia que queramos seguir.
Lo mismo es aplicable, por ejemplo, en el caso de estar utilizando un avión, ya que podremos utilizar tanto la cámara desde detrás del vehículo como desde arriba, cámara que nos será especialmente útil en caso de controlar un bombardero. Y, para más inri, contaremos con cámaras de proyectil en caso de que utilicemos cañones de gran calibre, con lo que podremos dirigir la trayectoria del proyectil una vez lo hayamos disparado.
La corta duración de la campaña individual (unas cinco horas, más o menos) se ve compensada por la variedad de opciones del título y la originalidad de las misiones que lo componen. Por otro lado, cada misión representa una batalla histórica, cosa que aún lo hace más interesante. Contaremos, por otra parte, con varios modos de dificultad (incluido el más elevado, el modo Elite, en el que nuestras unidades no dispararán a nuestros enemigos a menos que las controlemos directamente) y un jugoso modo multijugador, en el que podremos competir contra otro usuario en batallas de uno contra uno. En ellas, cada jugador deberá de invertir parte de sus ingresos no sólo en maquinaria bélica para defender su terreno, sino en las tropas que lanzará a su oponente para conquistar la victoria.
Apartado técnico
Los gráficos del juego representan con alto grado de realismo el aspecto de las tropas de las diferentes facciones de la Primera Guerra Mundial. De la misma manera, el realismo de los escenarios y de la ambientación hace que en más de una ocasión podamos pensar que realmente nos encontramos ante una guerra en toda su crudeza. Pero el juego no quiere que olvidemos que lo que controlamos son soldados de juguete, y cada vez que destruyamos una unidad enemigo veremos como esta se deshace en varias piezas, simulando un juguete que se rompe.
Por otra parte, a medida que vayamos desbloqueando contenido del juego, podremos utilizar diferentes tipos de imagen, simulando películas antiguas y cambiando el grano de las mismas. Estos efectos, sumados a la multitud de efectos gráficos y lumínicos del juego, dotan al mismo de mucha espectacularidad, convirtiéndolo en todo un goce para nuestros ojos. Por último, cabe mencionar que nuestro campo de batalla, al ser de juguete, estará situado en un escritorio o en diferentes zonas de una casa de desmesuradas proporciones, aspecto que no reporta ninguna peculiaridad al sistema de juego pero sí que consigue que nos metamos en el papel de poseedores de un ejército de juguete a nuestro servicio, con vehículos a cuerda y todo.
El aspecto sonoro del juego, desgraciadamente, no está a la misma altura. Si bien contaremos con algunas melodías en los menús del juego, simulando músicas de época surgidas de algún viejo gramófono, durante los combates oiremos poco más que las trompetas de infantería o caballería, los gritos de los soldados al atacar, y el ruido de las ametralladoras y explosivos en combate. Los efectos de sonido han sido, eso sí, muy fielmente reproducidos, incluyendo las sirenas de ataque aéreo, consiguiendo una gran inmersión por parte del jugador durante todas y cada una de las misiones del juego, desde el inicio de la campaña hasta las últimas misiones de la misma.
Conclusiones
Toy Soldiers ha resultado ser un juego de acción y estrategia que ha cumplido con las expectativas creadas. Renovando la vieja fórmula de Defender la Torre y añadiendo a la misma elementos de acción en primera persona, el juego resulta ser altamente divertido y adictivo durante cada una de las doce misiones de su campaña individual y, cómo no, en su apartado multijugador. Lástima que éste último sólo nos permita competir contra otro usuario, ya que hubiera estado muy bien contar con un juego cooperativo para varios jugadores.
El juego peca, quizás, de ser excesivamente corto en su campaña individual, pero para compensar los desarrolladores del mismo han obsequiado al jugador con varios modos de dificultad y un montón de desbloqueables, algunos de los cuales sólo descubriremos en caso de cumplir ciertos requisitos en combate, por lo que la rejugabilidad está servida. Sin duda, Toy Soldiers es una de las mejores propuestas del género dentro del catálogo de la Xbox 360, pese a algunos fallos menores, y hará las delicias de todo aquel amante de la estrategia en tiempo real, así como a los jugadores aficionados a la acción con un alto componente táctico.