Análisis de Giana Sisters: Twisted Dreams XBLA (Xbox 360)

Las plataformas digitales de descarga junto a la escena independiente han sido en los últimos años la tabla de salvación para los juegos de plataformas en dos dimensiones, y los que amamos este tipo de títulos la verdad es que no tenemos muchos motivos para quejarnos. Hay una amplia y variada oferta, para todos los gustos y colores, desde los más clásicos, a otros que arriesgan en su aspecto visual, mecánicas de juego, o ambas cosas, fundiendo en muchas ocasiones los puzles con las plataformas.

Estudios independientes apuestan por Xbox Live, PlayStation Network, la eShop de Nintendo, y sobre todo Steam para lanzar sus títulos, y a estos variados escaparates se ha sumado un nuevo factor que hará todavía más fácil para un estudio pequeño crear su juego: Kickstarter. Una plataforma en la que puedes presentar un proyecto y pedir a la comunidad de jugadores que lo financie, con cantidades más o menos grandes de dinero, recibiendo a cambio una recompensa proporcional, principalmente el juego más otros extras.

Aunque muchos se mantienen escépticos ante este modelo de negocio, como estamos viendo la cosa funciona, y empezamos a ver y jugar los primeros resultados. En julio del año pasado los alemanes Black Forest Games presentaron en Kickstarter su Project Giana, un plataformas en 2D que para llevar a cabo necesitaban 150.000 dólares. El 31 de agosto se cerró la financiación con 186.158 dólares, y el 23 de octubre se lanzó en Steam, a donde llegó gracias a la comunidad, mediante el interesante sistema Steam Greenlight, que permite que juegos muy pequeños y sin grandes editoras detrás lleguen a publicarse en la tienda de Valve, mediante los votos de los usuarios. Después de este lanzamiento en PC, este año llegará a varias consolas, como Wii U y PlayStation 3, incluida esta versión para Xbox 360 que ya está disponible.

Hace no mucho en nuestra columna retro os hablamos de The Great Giana Sisters, un juego de 1987 que se lanzó en varios ordenadores de la época, y que era una copia muy poco sutil de Super Mario Bros., una práctica bastante habitual por entonces. Recuperadas para un juego de Nintendo DS en 2009, ahora estas hermanas vuelven otra vez en un plataformas en dos dimensiones, con unos gráficos poligonales, coloridos y muy vistosos, acordes a nuestros tiempos, pero un corazón de juego clásico, más propio de los tiempos de los 8 y 16 bits, incluso en lo que se refiere a la dificultad.

Como por entonces, aquí no se nos quiere contar ninguna historia, no hay diálogos ni cinemáticas, simplemente una breve y sencilla secuencia de introducción que nos muestra cómo estas dos hermanas, una noche que se encuentran en su habitación tranquilamente, son absorbidas por un extraño portal interdimensional. Son trasladas a un extraño mundo, cada una en una dimensión diferente, una de las claves de la jugabilidad.

Los controles no pueden ser más sencillos, el imprescindible botón para saltar, los gatillos para cambiar de dimensión, y un botón de ataque para cada hermana. Mientras que una se encuentra en un universo colorido, vitalista, la otra está en uno más oscuro y tétrico. Lo que en un lado es un tronco de un árbol, en el otro una vela, lo que en una dimensión es un banco, en el otro un ataúd, lo que en uno es una casa con forma de seta, en el otro una manzana medio comida. Basta con pulsar los gatillos para cambiar de una dimensión a otra, de forma instantánea, cambiando completamente el entorno, incluyendo las trampas y los enemigos, y hasta la música.

Ya sabéis, muchos saltos, tener cuidado con los enemigos, pinchos y todo tipo de trampas, algún que otro pequeño acertijo en forma de activar interruptores o recoger llaves, en definitiva nada que no hayamos visto ya cientos de veces en este tipo de juegos. A lo largo de los niveles vamos recogiendo gemas, y muchas de ellas se encuentran solo en una de las dos dimensiones, por lo que hay que cambiar constantemente entre las dos hermanas para recogerlas todos.

Cuando llegamos al final de una de las 23 fases, se valora nuestra actuación, teniendo en cuenta el número de gemas que hayamos recogido, y las veces que hayamos muerto. La muerte aparentemente no se penaliza, no hay vidas, y reaparecemos en el último de los abundantes puntos de control, pero es al terminar la correspondiente pantalla cuando nos pasará factura haber muerto demasiado a menudo. Dependiendo de lo bien que lo hayamos hecho, nos premiarán con más o menos estrellas, hasta cinco, y necesitaremos cierto número para acceder a la fase del jefe final, que una vez superada, nos lleva al siguiente mundo –hay solo tres-.

Algo que nos ha llamado y mucho la atención es su elevada dificultad. Vale, no es Super Meat Boy, y nada que no hayamos visto ya en un plataformas clásico hace años, pero en los últimos tiempos estamos tan mal acostumbrados a juegos sencillos y facilones, que sorprende encontrarse con un juego de la vieja escuela, que no perdona demasiado los fallos. También es cierto que la culpa de los momentos más complicados, además de su diseño, la tiene el control, que no es malo, pero tampoco todo lo precioso de debería, lejos de los mejores exponentes del género, nos desesperaremos en más de una ocasión por pequeñas imprecisiones. Además si queréis conseguir la máxima valoración en un nivel, recogiendo todas las gemas y muriendo muy poco o nada, ya os decimos que sudareis la gota gorda. Que su aspecto colorido y casi infantil no os engañe, es bastante complicado.

A lo largo de los niveles se van añadiendo nuevas mecánicas, pero nada que cambie demasiado el desarrollo, de hecho muchos elementos se repiten en exceso, y se acaba haciendo un pelín repetitivo. Los mayores retos vienen por el lado de tener que cambiar de dimensión rápidamente, ya que hay trampas que solo existen para una de las hermanas. Mientras una tiene un movimiento de ataque en la que sale disparada en una dirección en forma de bola de fuego, la otra hace un remolino que la propulsa hacia arriba, y tendremos que combinar muy bien ambas acciones para superar todos los desafíos que nos proponen.

Además al pulsar el botón relacionado con la correspondiente acción, cambiamos automáticamente de dimensión, algo que hay que tener muy en cuenta, y que nos causará no pocas muertes. Se puede cambiar en las opciones, que el cambio entre dimensiones solo sea cuando pulsamos los gatillos, pero es mejor mentalizarse de que cada ataque pertenece a una de las dos dimensiones. Con picos más o menos elevados de dificultad a lo largo de los niveles, al final de cada mundo tenemos un jefe final muy clásico, de esos en los que te tienes que aprender todos sus movimientos de memoria para poder vencerle, lo que nos costará no pocas muertes.

Además de las 23 fases del modo aventura, que se pueden superar en unas 4 horas si no nos paramos demasiado a recoger todas las gemas -sumar mucho más tiempo si queremos completar cada fase con cinco estrellas-, tenemos varios modos extra. El modo Puntuación, en el que obtenemos puntos recogiendo gemas rápidamente y derrotando enemigos, para luego subir nuestra puntuación a los marcadores en línea. En Contrarreloj tenemos que acabarnos las fases tan rápido como podamos, y luego tenemos dos modos para los más osados, Difícil, en el que no hay puntos de control, y Muy difícil, en el que te tienes que pasar todo el juego sin morir ni una sola vez, una auténtica locura que nos parece casi imposible.

Los gráficos cumplen, son coloridos, se mueven con fluidez, sin problemas, aunque el diseño artístico en general no termina de enamorarnos, algo totalmente subjetivo. Intenta imitar un estilo parecido al de las dos entregas de Trine, pero a nuestro parecer no se llega a aproximar nunca a la belleza de los dos títulos de Frozenbyte. La música es bastante peculiar, ya que una misma melodía cambia de estilo instantáneamente cuando saltamos entre las dos dimensiones. Mientras en una escuchamos un tema más clásico, en la otra se oye una versión más marchosa, con mucho protagonismo de la guitarra. Aunque no están mal, se acaba haciendo un poco repetitiva, y como los gráficos, se limita a cumplir, sin ser demasiado brillante u original. Comentar de esta versión de Xbox 360 los excesivos tiempos de carga a la hora de entrar en cada nivel, superando en alguna ocasión los 30 segundos, una pasada.

Un correcto plataformas que no pasará a la historia del género

Que salgan tantos y tan diferentes plataformas en dos dimensiones cada año, gracias a la escena independiente, ha conseguido que el género esté muy competido, y sea extremadamente complicado destacar, sorprender o labrarte un nombre. Giana Sisters: Twisted Dream está bien, es correcto, pero no consigue despuntar especialmente en nada, ni en lo artístico ni en lo jugable, aunque eso no impide que sea bastante recomendable para los que busquen un plataformas 2D de la vieja escuela, totalmente clásico y desafiante, con una dificultad considerablemente elevada, alejado de la gran mayoría de juegos actuales, muy facilones. Su precio no ayuda demasiado, 1.200 Microsoft Points, estando ante un claro ejemplo de que en Xbox Live se debería permitir un mayor rango de precios, que se ajustaran más a la realidad del producto.