Análisis de El Origen de los Guardianes: El videojuego (Xbox 360, Wii U, Wii, Nintendo 3DS, NDS, PS3)
El origen de los guardianes es la nueva película de animación por ordenador de DreamWorks Animation, que se ha estrenado este pasado viernes 30 de noviembre en España, el típico film navideño que quiere aprovechar la afluencia masiva de público infantil a las salas de cine con motivo de las vacaciones de Navidad. Un film apadrinado por el director mexicano Guillermo del Toro en la labor de productor ejecutivo, basado en la serie de novelas The Guardians of Childhood, del escritor William Joyce.
Como ya estamos acostumbrados, llega la correspondiente adaptación a videojuego, en este caso para Xbox 360, PlayStation 3, Wii, Nintendo DS, 3DS y dentro de un par de semanas también para la nueva consola de Nintendo, Wii U. Y como también estamos acostumbrados, se trata de un juego mediocre, realizado con el mínimo esfuerzo y con la esperanza de aprovechar el tirón que tenga la película en las salas de cine, y que algún incauto padre se lo regale a su hijo al sonarle el nombre y el diseño de los personajes en la portada.
Hace unos diez años uno de los géneros más populares era el de los plataformas en tres dimensiones, y todas estas adaptaciones de película de animación a videojuego solían ser títulos de ese tipo, con saltos, algo de acción y algún que otro puzle. Pero ahora que los plataformas tridimensionales no pasan por su mejor momentos, los estudios encargados de este tipo de juegos exploran otros territorios, y nos ha sorprendido descubrir que El origen de los guardianes es un RPG de acción cooperativa, un dungeon crawlo juego de exploración de mazmorras, pero adaptado a un público infantil, un Diablo para niños.
Esto quiere decir que sus elementos de rol son mínimos, que su dificultad es muy baja, y que las mazmorras no son demasiado complejas ni laberínticas. Se trata de un juego repetitivo, poco inspirado, en el que pueden participar de uno a cuatro jugadores a la vez, y combatir una y otra vez a decenas de enemigos clónicos, sin rutinas de ataque, sin reto alguno, a los que basta con pulsar el mismo botón de ataque constantemente para vencerles. No hay opciones de equipamiento, no hay puzles ni conversaciones, y la experiencia se acaba haciendo repetitiva hasta la desesperación, pese a no ser un juego muy largo.
Para los que no sepáis de qué va la película, en El origen de los guardianes se nos cuenta la historia de varias leyendas infantiles como Norte -Santa Claus, Hada -el Hada de los dientes, Bunny -el conejo de Pascua-, Sandy - el Hombre de arena- y Jack Escarcha, que se tendrán que enfrentar a Sombra y sus malvadas pesadillas para proteger las esperanzas, las creencias y la imaginación de los niños de todo el mundo. Durante el desarrollo, ya sea jugando solos o hasta cuatro jugadores a la vez, siempre están los cinco protagonistas en pantalla, a los que vemos desde una perspectiva cenital, y podemos cambiar a nuestro antojo de uno a otro con solo pulsar un botón, ya que cada uno cuenta con sus propios ataques y estadísticas, aunque a la hora de la verdad manejar a uno u a otro sea casi lo mismo.
Los personajes van subiendo de nivel según obtenemos experiencia al vencer a enemigos, y al principio de la aventura solo tienen un tipo de ataque y una capacidad única o habilidad-. También podemos esquivar ataques rodando, algo no muy necesario, y bloquear, igual de poco práctico, ya que con aporrear el botón de ataque resolvemos el 95% de situaciones del juego. Con el gatillo izquierdo realizamos un potente ataque cooperativo, y cuando hayamos alcanzado el nivel suficiente –sobre el 10-, tendremos hasta tres habilidades por personaje. Estas consumen energía, gastando la habilidad más floja una barra de energía, y la más fuerte tres barras, que se van recargando según combatimos. Cuando perdemos toda la barra de vitalidad –la fe de los niños-, podemos resucitar usando arena de sueño, una de las tres vidas disponibles. Si nos quedamos sin ninguna, reapareceremos en uno de los portales que hayamos activado, lo que tampoco es gran molestia ya que hay varios repartidos por las mazmorras.
El Hada de los dientes es un ser medio humano y medio colibrí, cuyos pies nunca tocan el suelo, y realiza ataques a distancia. Sandy, el creador de sueños, es el encargado de custodiar los sueños, y cuenta con una especie de látigo, siendo muy poderoso a corta distancia. Jack Escarcha es inmortal, eternamente joven, y cuenta con un bastón para golpear de cerca aunque también cuenta con ataques de hielo a distancia. Norte, más conocido como Papá Noel, es un grande y robusto personaje, que combate con una poderosa espada. Y por último Bunny es un explorador innato y protector de la naturaleza, y tiene un bumerán con el que ataca a distancia. En resumen tenemos dos personajes con golpes cercanos, dos con ataques a distancia, y un quinto intermedio.
Desde el principio de la aventura tenemos todo el mapa abierto, y podemos ir a uno de los cinco reinos correspondientes a cada personaje: el Polo Norte, Madriguera, Palacio de Hada, Barco de Sandy y Ciudad Burguess. Cada uno de ellos son como una enorme mazmorra, un tanto laberíntica no por su complejidad, sino por su extraño diseño y la repetición de los elementos que lo forman, que cuesta diferenciar unas localizaciones de otras.
En cada uno de estos mundos hay una serie de objetivos y coleccionables repartidos por todo el mapa, aunque el que verdaderamente importa son los Destructores de Pesadillas, unos enemigos más grandes y duros de lo normal. Si derrotamos a los suficientes, podremos luchar contra Sombra, "el hombre del saco que se esconde bajo la cama y hace que tengas miedo a la oscuridad", el enemigo final de cada mazmorra, y cuando lo hayamos vencido en cada uno de los cinco mundos, habremos terminado el juego –cosa que puede ocurrir en 4 o 5 horas-, si es que no nos hemos aburrido antes, lo que es fácil.
En estas mazmorras no hay nada más que hacer que combatir incansables oleadas de enemigos clónicos, sin ninguna rutina de ataque más que lanzarse hacia nosotros. Según los vencemos subimos de nivel, y podemos mejorar varios parámetros de cada personaje como la velocidad, la fuerza, la defensa, los golpes críticos, la fe y la energía. También obtenemos cristales con los que podemos comprar gemas, pudiendo equipar hasta un máximo de tres, mejorando distintas características como la potencia de los ataques.
Pequeños toques roleros que no sirven de mucho ya que la curva de dificultad está mal ajustada, y según mejoramos los personajes el juego se va haciendo cada vez más fácil, pese a que los enemigos también suben de nivel. Al final llegará un punto que con realizar el ataque básico y usar una habilidad de vez en cuando tendremos todo hecho, sin necesidad de esquivar o bloquear, sin realizar ninguna estrategia de ataque, lo que se hace muy repetitivo.
No hay nada más que hacer que luchar constantemente, y dado que el sistema de combate es tan primitivo, así como el comportamiento de los enemigos, nos aburriremos muy rápido, en un juego increíblemente repetitivo. El hecho de jugar solos, o con otros tres amigos, no cambia las cosas, ya que no hay ningún tipo de colaboración ni estrategia, en unos combates caóticos en los que muchas veces no sabemos ni a quién estamos atacando, ni falta que hace la verdad. La historia es anecdótica y no tiene ningún interés, además de estar mal narrada, y pese a ser un juego corto dudamos que haya valientes que se lo quieran acabar de lo aburrido que es.
El apartado técnico se da la mano con el resto de aspectos del producto, con unos gráficos más propios de la pasada generación y un juego de PlayStation 2. Modelados espartanos, texturas pobres, y lo que es peor, una dirección artística desganada y poco trabajada, con escenarios repetitivos que reciclan constantemente una serie de elementos, y que se convierten en laberínticos porque cuesta diferenciar por dónde nos movemos.
Los enemigos, aunque con un diseño ligeramente distinto en cada uno de los cinco mundos, son siempre unas sombras negras que apenas se diferencian, y tenemos la sensación de luchar durante todo el juego contra lo mismo, lo que acrecienta ese espíritu repetitivo que puebla todo el producto. A su favor, decir que pese a la gran cantidad de elementos que se llegan a concentrar en pantalla la fluidez de la acción nunca se resiente. En el apartado sonoro poco que comentar más allá de que llega con unas muy correctas voces en castellano, que escuchamos durante la acción y a través de las sosas cinemáticas a base de ilustraciones que nos cuentan la historia.
Otro mal videojuego de película
Estamos acostumbrados a que estos juegos basados en películas sean de una calidad mediocre, pero El origen de los guardianes está incluso por debajo de la media. Han intentado hacer algo distinto, un dungeon crawl para un público infantil, y les ha quedado un juego de acción muy aburrido, repetitivo y facilón. Quizás si pones a cuatro niños delante del televisor con un mando en las manos aporreando botones se lo pasen bien, es en un público al que no le molesta tanto realizar acciones repetitivas, pero nosotros como adultos no somos capaces de imaginar de qué extraña manera esto puede llegar a ser divertido. No es un absoluto desastre, pero su monotonía es exasperante y no divierte, y hay muchísimos juegos más cuidados y respetuosos con el público infantil en los que incluso un adulto se puede entretener.