Análisis de Blue Dragon (Xbox 360)

El esperado juego de rol para Xbox 360 firmado por Sakaguchi, el padre de Final Fantasy.
Blue Dragon
·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
8.5
SONIDO
8
NOTA
8.1
DIVERSIÓN
8
JUGABILIDAD
8
Análisis de versión Xbox 360.

Cuando se supo que Hironobu Sakaguchi, el creador de Final Fantasy, se iba a asociar con Akira Toriyama, el creador de Dragon Ball, y que además se les iba a sumar Nobuo Uematsu, compositor de la música de Chrono Trigger, quedó claro que el título de Mistwalker para Xbox 360 no iba a ser precisamente poca cosa. Quizás el camino fácil era recorrer sendas ya andadas y buscar ofrecer una nueva encarnación de la fórmula ya probada, ahora ya fuera del seno de Square Enix, pero, en vez de eso, su trabajo se ha transformado en un título fresco –aunque tradicional- bajo el nombre de Blue Dragon.

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La verdad es que en la producción de Blue Dragon parece haberse apostado muy firmemente por buscar un sabor añejo en el título, algo que se percibe a primera vista con los diseños de Toriyama. Aunque el padre de series clásicas como Dr. Slump o Dragon Ball ha apostado también por estéticas algo más diversas, lo cierto es que sus diseños para este juego tienen todo el sabor clásico de sus ilustraciones, que ya hemos disfrutado en otros juegos, como la saga Dragon Quest o el ya mencionado Chrono Trigger.

La verdad es que uno ya no espera otra cosa del dibujante, que tiene un estilo absolutamente definido, pero desde luego no se ha intentado aportar un aire diferente, empezando por el propio aspecto de los protagonistas: Shu, Jiro y compañía.

Blue Dragon sigue, igualmente, el planteamiento y desarrollo que tantas veces hemos visto dentro del terreno de los juegos de rol japoneses, con unos jóvenes protagonistas especiales que viven una aventura de madurez en la que descubrirán el auténtico poder que se esconde dentro de ellos mientras, por el camino, salvan el mundo. Bueno, en realidad no se diferencia tanto del planteamiento general de cualquier título que se encuadre dentro de las aventuras y el rol, aunque hay honrosas excepciones.

A esto tenemos que añadir un sistema de combates por turnos, con un sistema de habilidades bien llevado. Como vemos, el juego se mantiene fiel a los principios básicos del género, lo que no es en absoluto negativo, al menos desde nuestro punto de vista, aunque desde luego puede serlo para quienes busquen algo más diferenciado. Sin embargo, teniendo en cuenta que los últimos juegos que han apostado por sistemas de juego diferenciados han suscitado ciertas polémicas, estamos seguros de que al menos una buena parte importante del público potencial del juego estará satisfecha con su enfoque tradicionalista; más si tenemos en cuenta que Xbox 360 no va muy sobrada de representantes en el género.

Blue Dragon se nos presenta como un juego llevado de manera bastante bien pautada por el desarrollo de su guión a través de los discos que componen la aventura, salpicado con una dosis bastante elevada de combates regidos por turnos, en los que lucharemos con la ayuda de sombras mágicas. Cada una de estas sombras puede tener su propia clase, de una a nueve, que, por supuesto, rigen el sistema de habilidades y que se corresponden con categorías propias del género, como monje o mago blanco. Un detalle a tener en cuenta como jugador a nivel estratégico es que cada una de esas clases va subiendo de nivel de manera individual, y que, además, según progresemos, las posibilidades de este sistema de habilidades va ampliándose, teniendo cada vez más parámetros y variables por considerar. Sobra decir que, en cuanto hayamos avanzado un poco dentro del juego, podremos empezar a combinar habilidades para sacar lo mejor de cada una y personalizar a nuestros personajes.

De esta manera, nos encontramos con que todo el proceso de asignación, personalización y cuidado de las habilidades unido al sistema de clases se integra magníficamente en el planteamiento general del juego, convirtiéndose en parte esencial de su estructura. Esto es importante, pues no son pocos los juegos que apuestan por tener un sistema de este corte y luego el jugador puede prescindir –prácticamente- por completo de sus características. En Blue Dragon, si jugamos bien nuestras cartas podremos conseguir que nuestros personajes obtengan un gran poder de manera relativamente rápida, llevando siempre cierta ventaja sobre los enemigos que nos vayamos encontrando; o al menos los comunes.

Además, en la línea de lo que hemos podido en otros juegos con sistemas similares, según se nos van abriendo posibilidades con el sistema de clases podremos hacer que nuestros personajes se vayan equiparando o distanciando cada vez más en cuanto a sus características, dejando esto a elección por completo del jugador. Es cierto que esto puede afectar a la diversidad de personajes pero, sobre todo, lo importante es que esto sucederá sólo si nosotros queremos, al tener un amplio rango de libertad.

Pese a que, desde luego, hay muchos combates en Blue Dragon, se ha decidido prescindir de las luchas aleatorias, algo a lo que se ha apuntado también el todavía reciente Final Fantasy XII sin ir más lejos. De esta manera, veremos a los enemigos pulular por los escenarios del juego, por lo que siempre será posible esquivarles y eludir el combate, aunque lo más posible es que en la medida de lo posible optemos por luchar para mejorar nuestras estadísticas y conseguir objetos. Del mismo modo, habrá que tener en cuenta que nuestros personajes tendrán habilidades específicas para estas situaciones, de manera que no se limitarán tan sólo a las luchas.

Por ejemplo, podemos asignar una habilidad que nos permite pasar por completo de los enemigos de más bajo nivel (es decir, los que menos beneficios nos reportarían), u otras con diferentes efectos en esos momentos del juego (como garantizarnos ataques por sorpresa), de manera que en realidad el sistema de habilidades va un poco más allá de lo visto en otros representantes del género. Por supuesto, usar esas habilidades para facilitar el tránsito en los combates tendrá su coste, en forma de magia, pero también su recompensa al ayudarnos a mejorar habilidades y potenciar a los personajes.

Si lo que queremos es luchar, pero no nos apetece entrar en combate, luchar, dar dos pasos, y entrar en otro combate, podemos utilizar una interesante posibilidad que nos ofrece el juego: entrar en una zona de batalla. Si pulsamos el gatillo derecho, todos los enemigos que estén en la zona se nos irán presentando secuencialmente para luchar, de manera que en caso de que estemos buscando, por ejemplo, subir niveles, esta tarea se hará un poco más asequible. Pero eso no es todo, ya que se abren nuevas estrategias para el combate.

Veremos cómo determinados enemigos son "incompatibles" entre sí, es decir, no pueden luchar juntos y, de hecho, se pelean entre ellos. Si somos hábiles, podremos conseguir que nuestros enemigos se maten entre sí, facilitándonos nuestra tarea. Como vemos, pese a su planteamiento clasicista, Mistwalker ha sabido introducir novedades en el sistema de combates que, respetando toda la esencia básica de las luchas por turnos, aportan una mayor agilidad a todo el proceso.

Blue Dragon resulta una muy extensa aventura para los jugadores, pero quizás por ello su ritmo de juego no esté muy logrado en todo momento. El principal problema lo vamos a tener en el primer disco (de los tres DVDs que componen el título), ya que se tarda un poco más de lo esperable en entrar, de verdad, en materia. Si es cierto lo de que la primera impresión es la que cuenta, no lo es más que se mejora con el tiempo, y en este sentido la experiencia de Blue Dragon va perfilándose y mejorando cuanto más avanzamos.

La primera impresión es que es un juego demasiado lineal (desde luego, el guión marca los pasos, pero una vez hemos superado cierto punto, se empieza a abrir el campo), e incluso fácil (aunque el último tercio del juego muestra un repunte importante en la fuerza de nuestros enemigos), pero poco a poco eso va desapareciendo. Por supuesto, el problema es que el jugador tendrá que superar una primera decena de horas que son netamente mejorables, y, por tanto, quizás algunos no superen ese tramo, por lo que se estarán perdiendo una experiencia que, como hemos dicho, mejora en el segundo disco.

Y es que hay que tener en cuenta que superar el título nos puede llevar más de cincuenta horas sin profundizar en todos sus elementos, y por diversas razones Blue Dragon no consigue aportar al jugador en todo momento la intensidad necesaria para captar toda su atención y pasión. Quizás se deba a la todavía escasa experiencia de Mistwalker como conjunto, pero no deja de dar la sensación de que con un poco más de tiempo se podrían haber perfilado determinados detalles que, en su conjunto, emborronan una parte esencial de la experiencia.

No estamos diciendo que ese primer disco pueda ser considerado aburrido o mediocre, pero desde luego le cuesta un poco presentar todas sus virtudes y captar realmente al jugador, sobre todo cuando lo vemos en perspectiva, una vez hemos avanzado lo suficiente en su desarrollo, momento en el que ya dominaremos las estrategias de juego y la historia y los personajes habrán tomado ya una forma definida.

Dada su extensión y ritmo, en definitiva, la experiencia de juego de Blue Dragon va mejorando según el rango de posibilidades se abre ante el jugador, al poder asumir más retos, tener más libertad y liberar el potencial de sus personaje. Desde luego, en su planteamiento clásico de la aventura, se recompensa claramente al jugador dedicado según éste se acerque al desenlace. La historia, sin embargo, es un poco floja, y ni siquiera sus grandes sorpresas y giros radicales en el argumento son demasiado magníficas al ser absolutamente prototípicos; en este sentido, Sakaguchi ha recurrido a fórmulas una vez demasiado clásicas, otra vez amontonadas al final, y que se distancian de los argumentos un poco más sólidos y elaborados que se han visto en otros títulos, incluso dentro de sagas tradicionalmente algo simplistas en ese aspecto. En general, la trama es lo suficientemente interesante como para guiarnos a lo largo de la historia, pero no es apasionante y tampoco atrapa demasiado.

Sin embargo, algunos elementos tardan demasiado en llegar. La posibilidad de recorrer el mapeado con agilidad y libertad no llega hasta muy entrado el tercer disco, momento en el que se nos abren igualmente las puertas de casi todas las aventuras secundarias, mientras que da la sensación mientras hemos hecho todo el camino de que en realidad no había demasiadas de esas misiones. Lo cierto es que afrontarlas es muy recomendable, pues es el momento en el que Blue Dragon va a suponer un reto real al jugador dentro de su tónica de dificultad relativamente escasa.

Igualmente, el momento en el que las sombras que nos acompañan dejan de serlo y adoptan forma física no llega hasta este último tercio de la aventura, también con la sensación de que se ha retrasado un poco y, por tanto, aunque lo bueno se hace esperar, nos deja saborearlo poco. Claro, se alarga la experiencia al asumir los retos de las aventuras secundarias, con sus enemigos realmente poderosos, sus nuevas localizaciones, y objetos por descubrir, pero no deja de ser artificioso que todo se localice en esa recta final... aunque muy clásico del género, para qué engañarnos.

Hay que tener muy en consideración, igualmente, que Blue Dragon ha sido diseñado teniendo muy presente al público juvenil en todo momento, lo que motiva que el texto sea un poco repetitivo a la hora de darnos la información relevante, o que el guión, en realidad, sea simplista en cuanto a la profundidad de sus personajes. Esto no tiene que ser negativo, pues desde luego no todo el mundo quiere (y no siempre apetece) afrontar una aventura tan compleja a esos niveles como, por ejemplo, Oblivion. Por tanto, aunque los personajes resulten algo planos, y la trama (como ya hemos indicado) no sea la más brillante que se puede encontrar, sí resulta juvenil, fresco y al final acabamos estableciendo una clara relación de empatía con los protagonistas.

A eso ayuda el hecho de que estemos ante un juego completamente localizado al español, lo que implica, por supuesto, el doblaje de sus diálogos. A nivel interpretativo, lo cierto es que la versión en inglés nos parece superior, pero el doblaje español es bastante bueno, con algunas voces de gran calidad a todos los niveles, si bien es cierto que quizás se tendría que haber puesto más atención en la de Shu; otros, en cambio, reflejan su personalidad con gran acierto, y mejores interpretaciones en líneas generales. Eso, sin embargo, irá por gustos; lo que es indiscutible es que disfrutar de un juego como éste completamente en nuestro idioma es todo un lujo al que, por desgracia, no estamos acostumbrados.

Las composiciones musicales, a cargo de Uematsu, son muy buenas en casi todo momento, aunque algunos temas se repiten mucho más de lo que sería deseable. No todos están tan inspirados, pero lo cierto es que se funden muy bien con la ambientación del juego y acompañan durante la aventura. Es cierto que seguramente todos quienes conozcan la obra de Uematsu esperarían más, pero en sí misma, como obra independiente, es buena y cumple con su cometido.

Toda la presentación de Blue Dragon está muy cuidada, con una grandísima cantidad de escenas de vídeo, motivo principal de que el juego ocupe tres discos. Dada la extensión total del juego, y la cantidad de horas de echaremos en cada disco, la verdad es que no resulta molesto tener varios discos para el juego (algo que, de todos modos, hemos conocido tanto en la época de los CDs como en algunos casos de la anterior generación, ya con DVDs), y desde luego no tiene sentido hacer un drama por esto. Junto al cuidado diseño de escenarios y personajes, los vídeos componen el principal atractivo de la narración y le otorgan un fuerte atractivo al contenido. En el lado negativo, tenemos algunas ralentizaciones y una apuesta estética en cuanto a uso de efectos que en ocasiones resulta sobrecargada y poco acertada, aunque en general el conjunto es bueno y tiene pocas fisuras.

Conclusiones
Desde luego, Blue Dragon es un gran juego de rol japonés de la vieja escuela que sabe aportar novedades para mejorar la experiencia, aunque no son demasiadas. Su intención es ser conservador, y es algo que sin duda alguna consigue, al tiempo que presenta una buena calidad y frescura. Es un juego extenso, con un abanico de posibilidades amplio, que mejora según progresamos, pero que en líneas generales puede resultar algo sencillo. En este sentido, otras regiones disponen ya de un mayor nivel de dificultad descargable a través del Bazar de Xbox Live, lo que sin duda alguna será satisfactorio para los más habituados al género. Por el contrario, los menos asiduos posiblemente tengan suficiente con el nivel de dificultad normal.

Pese a su principio, no demasiado bien cuajado, la recompensa jugable que se obtiene según se avanza y profundiza en Blue Dragon merecerá la pena a quienes busquen un título interesante en el género.

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Género/s: JRPG / Rol
PEGI +12
Plataformas:
Xbox 360

Ficha técnica de la versión Xbox 360

ANÁLISIS
8.1
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Blue Dragon para Xbox 360

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