Análisis de Bioshock (Xbox 360, PC)
En los años 40, un megalómano llamado Andrew Ryan tuvo un sueño. Una ciudad donde el hombre pudiese desarrollarse sin los límites que la política y la religión le han impuesto durante milenios. Una ciudad donde el capitalismo campase libremente y donde la ciencia no tuviese los límites de la moral. Esa ciudad se llamó Rapture y fue edificada bajo el agua, en medio del Océano Atlántico, para ser el nuevo hogar de muchos soñadores dispuestos a abandonarlo todo para embarcarse en esta emocionante utopía.
Nada de esto es conocido por el gran público ni por nuestro protagonista, que años después, en 1960, sobrevive milagrosamente a un choque de avión en el Océano cuando se dirigía a Inglaterra, para encontrarse con una misteriosa isla con un sumergible (batisfera) que le lleva a este misterioso lugar donde quizás encuentre refugio. Mientras bajamos a las profundidades de Rapture, nos enteramos de la gran idea. De las limitaciones del hombre y cómo esta ciudad submarina será un nuevo comienzo. Al abrir las puertas de la batisfera y ver la situación, nos damos cuenta de que en el proceso algo ha debido salir mal. La idea era buena, pero en algún momento algo muy grave ha sucedido.
Los mutantes campan a sus anchas, atacándonos o matándose entre ellos, la ciudad está medio derruida, y unas perturbadoras niñas pequeñas se acercan a los cadáveres para extraerles "algo", protegidas por unos gigantescos hombres acorazados armados con un taladro en un brazo. Sin duda esto no es lo que quería Andrew Ryan cuando ideó su ciudad. Pronto sabremos qué pasa cuando la manipulación genética escapa al control, hasta el punto de notarlo en nuestras propias carnes.
Así comienza Bioshock, uno de los juegos más esperados de nueva generación y, hasta la fecha, probablemente su mejor título. Heredero espiritual de System Shock 2 y desarrollado por los creadores de éste, Irrational Games (ahora 2K Boston/Australia), Bioshock es un juego de acción en primera persona que combina una historia interesante e inmersiva, combates en primera persona usando armas de fuego, cuerpo a cuerpo y poderes mágicos (o biotecnológicos), exploración, resolución de puzles y rol.
La historia de Bioshock gira, como puede imaginarse, en torno a Rapture. La clave de esta ciudad futurista, aunque decorada con estilos art deco de mediados del siglo XX, es la manipulación genética y la sustancia que la permite, ADAM. Eso es lo que "mueve el cotarro" en Rapture, como nos cuenta por radio nuestro aliado, y es lo que las perturbadoras niñas (Little Sisters) extraen de los muertos ayudados por sus terribles guardaespaldas (los Big Daddy, todo un icono del juego). Naturalmente no vamos a desvelarla, pero es sin duda uno de los muchos puntos fuertes de este juego. La historia, la manera de narrarla mezclando conversaciones que tienen lugar durante el propio juego, escuchando diarios grabados en magnetófonos o a base de secuencias cinemáticas, nos sumerge en los misterios de esta peligrosa metrópoli.
La sugerente historia se combina con una jugabilidad que combina la acción, la exploración y el rol en pequeñas dosis. Bioshock nos permite un notable nivel de configuración de nuestro personaje gracias a los plásmidos, los poderes sobrenaturales que nos dan las diferentes modificaciones genéticas que iremos sufriendo a medida que juguemos. Inicialmente tendremos dos ranuras para plásmidos (el primero de todos es la descarga eléctrica tantas veces vista en vídeos e imágenes), pero a medida que juguemos obtendremos más espacio. Por otra parte están los tónicos, mejoras no genéticas que nos permitirán habilidades especiales como una capacidad para piratear mejor.
Para acabar con los enemigos en Bioshock tendremos que usar tanto armas como plásmidos. Las primeras abarcan todo lo esperable en un juego de acción en primera persona, aunque destaca la escasez general de munición, lo que hace que en ocasiones tengamos que recurrir al ataque cuerpo a cuerpo con la siempre útil llave inglesa. Un detalle interesante de las armas es que contamos con varios tipos de munición a nuestra disposición, pudiendo cambiarla con la cruceta de Xbox 360. Las municiones diferentes no solo son un detalle sino que causan efectos lo suficientemente variados en los enemigos como para pensar qué munición usar antes de cada enfrentamiento.
Junto con las armas, están los plásmidos, que aparte de útiles para resolver puzles, son también realmente efectivos como ataque, complementando el uso de las armas. Hay diferentes tipos de plásmidos y su uso tanto para resolver puzles (interacción con el escenario) como para atacar a los enemigos es realmente sencillo, usando el botón L, y alimentándose de una barra de energía (EVE) que iremos rellenando con jeringuillas y con otros elementos como café, tabaco y alcohol (también afectan a la salud). En el uso de estos ítems hay detalles curiosos como el hecho de que el tabaco recupera nuestra EVE pero perjudica nuestra salud, o que el alcohol nos hace ver borroso durante algunos momentos. Pequeños detalles de juego clásico.
Los plásmidos, como decíamos, también nos serán útiles para resolver puzles, algunos de ellos necesarios para seguir avanzando y otros para acceder a una zona secundaria que nos reportará algún beneficio. Aquí entra en juego la distribución de los poderes por ranuras, y el carácter no lineal de ciertas partes del juego. Aunque el objetivo está claro, tendremos que explorar y probar cosas para lograr lo que necesitamos y seguir avanzando. En este sentido el juego nos ayuda bastante al incluir un mapa que podemos consultar en cualquier momento y al estar el escenario plagado de señales que nos indican, de un modo integrado, no intrusito o descarado, por dónde ir y dónde está cada zona. El carácter oscuro y tenebroso de la mayoría de los escenarios de Rapture hace que a veces sea fácil desorientarse, pero el mapa y las señales visuales nos sacarán rápidamente del apuro.
Los tónicos son la otra cara de la modificación del personaje. También limitados por ranuras, los tónicos son algo mucho más variado que los plásmidos aunque naturalmente menos espectaculares. Son efectos pasivos que afectan constantemente a nuestro personaje, ya sea dotándole de mejores habilidades de pirateo, más fuerza y velocidad, mayor capacidad para camuflarse, escudos defensivos, mejoras a la salud, etc… La elección de los tónicos sí que afectará a nuestra forma de jugar, pudiendo escoger hacia qué camino ir en nuestra forma de hacer las cosas, ya sea favoreciendo el combate cuerpo a cuerpo, la infiltración o el pirateo de sistemas.
El pirateo de sistemas es algo más o menos secundario en Bioshock pero, dependiendo de nuestra paciencia, puede volverse realmente importante. Como toda ciudad futurista que se precie, Rapture cuenta con la más alta tecnología, que podríamos enmarcar en la imaginería de ciencia ficción de entreguerras. Droides vigía, torretas mecánicas o cámaras de seguridad inteligentes pueblan Rapture, y nosotros podremos usar nuestras habilidades de pirateo para hacer que estén de nuestra parte, luego de, casi siempre, noquearlas durante algunos segundos con nuestro rayo eléctrico. Los minijuegos de pirateo son divertidos y cambian cada vez, haciéndose más o menos difíciles según lo que estemos pirateando y nuestra habilidad para ello.
Varios plásmidos y tónicos los encontraremos a lo largo del juego, pero la mayoría de ellos tendremos que adquirirlos usando ADAM. Es aquí donde el juego nos deja una elección: Matar a las Little Sisters y obtener todo, o dejarlas vivir y quedarnos con la mitad del botín. La elección es nuestra, aunque será difícil conseguir todos los plásmidos y tónicos, otorgándole al título gran rejugabilidad no solo porque es una pasada de juego, sino porque cada partida puede ser diferente dependiendo de los plásmidos y tónicos que decidamos usar.
Para lidiar con las Little Sisters tendremos que hacer frente a sus protectores, los Big Daddys, los enemigos más complicados del juego pero al mismo tiempo los más divertidos. Pelear contra unos bichos gigantes armados con un lanzacohetes o un taladro es algo que no podemos hacer todos los días en los videojuegos, tan plagados de zombis o de terroristas. El resto de enemigos son bastante estándar, incluso repetitivos, son los splicers, mutantes que se han modificado demasiado y que están divididos en cinco categorías: los de combate cuerpo a cuerpo, los que nos disparan, los que nos lanzan fuego, los houdini (se teletransportan) y los arañas (escalan por las paredes). Las torretas y los bots de seguridad, aparte de algunos jefes finales, completan el repertorio de enemigos del juego.
Lidiar con los enemigos requiere tanto el uso de armas de fuego como de plásmidos, estando ambas cosas limitadas por la munición y por nuestra barra de EVE. En ocasiones, como comentábamos antes, tendremos que acabar recurriendo a la llave inglesa, y no habrá cadáver que no registremos para intentar conseguir botiquines, jeringuillas de EVE, dólares o balas. Sobre el dinero, es necesario porque a lo largo de Rapture hay máquinas donde comprar suministros, y terminales de salud donde recuperar nuestro maltrecho físico.
Sin embargo, la muerte en Bioshock no es algo demasiado grave. Cada vez que muramos resucitaremos en la última cámara vital que hayamos pasado (hay una cada pocas habitaciones), con nuestro inventario al completo y, lo que es más importante, sin que la situación del juego retorne a la que había cuando pasamos por el punto de control. Esto significa que si había cinco enemigos y hemos matado a tres, cuando volvamos quedarán dos enemigos, haciendo que el juego nunca se nos atragante, y que la penalización por ser peores jugadores sea simplemente morir más veces con el ligero engorro que supone recorrer de nuevo dos o tres habitaciones.
Los enemigos, aparte, son bastante inteligentes. Además de gritarnos insultos y de comportarse de un modo bastante caótico, podrán usar ítems e intentar recuperar su salud en máquinas. Si logramos piratear una torreta, se darán cuenta e intentarán evitarla. En ocasiones los enemigos aparecerán en forma de eventos ya escritos, con efectos como que se apaguen todas las luces del escenario. No olvidemos que somos un intruso en Rapture y a alguien puede no estar haciéndole demasiado gracia que pululemos por las deterioradas calles de esta malparada utopía.
Bioshock es un juego que combina acción con exploración y elementos de rol, pero la clave de todo esto es que lo hace de forma que no deja de ser ni accesible para los jugadores menos expertos, ni profundo para los fans de System Shock o juegos similares, como Deus Ex. No solo tiene un buen sistema de combate y un diseño excepcional de los niveles, llenos de secretos y pequeños detalles, lo suficientemente abiertos para dejar libertad al jugador pero ceñidos a una historia, sino que además la ambientación de Rapture, llena de detalles, la historia que se nos transmite poco a poco, con la propia acción del juego, hacen de Bioshock una experiencia redonda, un juego al mismo tiempo abierto a todos los jugadores pero plenamente satisfactorio para el fan del género en concreto.
Lo primero que te llama la atención cuando empiezas a jugar a Bioshock, no importa las veces que lo hagas, es su impresionante apartado técnico. Nada más salir del batiscafo que nos lleva a Rapture comenzamos a apreciar los innumerables detalles que pueblan la ciudad. Desde las ventanas de los edificios apreciamos una ciudad inmensa, devastada por una guerra civil que ha acabado con el orden y la paz que reinaba. Objetos caen desde los balcones de los edificios, neones se encienden y se apagan por fallos eléctricas, bestias marinas nadan entre los restos de puentes y estatuas. La ciudad está viva, aun a pesar de que es un simple decorado que apenas nos pararemos a observar.
Si nos ponemos a hablar de los escenarios de juego los halagos se quedan cortos digamos lo que digamos. Empezando con la suavidad de los movimientos y las animaciones, siguiendo con los detalles de todos los muebles, paredes y objetos, continuando con unas texturas y una iluminación impresionantes y finalizando con una excelente representación de los fluidos. Todo en Bioshock está relacionado con el agua. Rapture, ciudad submarina, sufre tras la guerra civil de innumerables goteras, boquetes en paredes, tuberías reventadas u objetos estrellados en los muros que provocan entradas masivas de agua. Raro es el habitáculo que no tenga un charco de aspecto extraordinariamente real.
Igualmente sobresalientes son los modelados de los enemigos y personajes. Ricos en polígonos, con texturas de órdago y originales diseños. Desde las pequeñas Little Sisters hasta los grandes Big Daddies, todos los modelos son excelentes, sin picos, ni bordes dentados, ni efecto plástico. Las animaciones están muy trabajadas, y aunque los enemigos corrientes no destacan por sus movimientos, ver en acción a un Big Daddy impresiona notablemente. Asimismo, su variedad de acciones y la suavidad con que las ejecuta son dignas de mención.
De esta manera podemos sentenciar que Bioshock cuenta con uno de los apartados gráficos más impresionantes vistos hasta hoy. Un detalle negativo que se le puede achacar es el ligero efecto plástico que en ocasiones se observa en paredes o suelos. En cualquier caso, nada excesivo.
El sonido cuenta con un doblaje soberbio, con voces habituales en cine en televisión, y una banda sonora que contribuye a crear la magnífica ambientación del juego, entre el misterio, el miedo y la ciencia ficción. Los efectos de sonido son realmente impactantes en el caso de las armas, muy contundentes, así como en los plásmidos, pero llaman la atención poderosamente los diferentes ruidos del escenario y lo que contribuyen a la inmersión del jugador. Un apartado redondo.
La impresionante factura técnica del juego -¿cuánto tardaremos en ver unos efectos de agua que estén a la altura?- y sus altísimos valores de producción se complementan con un control muy bien adaptado a Xbox 360, usando la cada vez más habitual técnica de "pegar" ligeramente el punto de mira al enemigo que acabamos de disparar. Por lo demás, el manejo del juego es extraordinariamente sencillo para la cantidad de acciones que podemos realizar.
Desde la aparición -hace ya más de diez años- de las tres dimensiones, se ha venido produciendo un relevo importante en cuanto al género de las grandes producciones. Las plataformas, los ‘beat’em up’, los arcades de acción y la lucha en 2D han ido dejando paso a, entre otros, los juegos de acción y de disparos en primera persona, conocidos estos últimos comúnmente como ‘shooters’ o FPS, en los que se clasifica Bioshock. Dentro del género encontramos todo tipo de juegos: de espías, de guerra, futuristas, de supervivencia... A lo largo del año aparecen del orden de diez o quince shooters al uso, muy genéricos y de desarrollo rápido. Pero también hay excepciones, unas más brillantes que otras. Bioshock es de las primeras.
Resulta un huracán de aire fresco para un género bastante estancado, ya que a pesar de que no es una bomba de innovación sí que combina múltiples elementos novedosos –diferentes- que hacen que el título de Irrational proporcione una "experiencia de juego" (frase de moda) extraordinaria. Con una ambientación impresionante, una jugabilidad exquisita, una historia interesantísima y un apartado técnico excepcionalmente cuidado, Bioshock es un juego redondo, muy trabajado, sobresaliente en todas sus facetas y una compra imprescindible para cualquier poseedor de Xbox 360 o un buen compatible. Hasta la fecha, el mejor juego de la nueva generación.