Análisis de Power Rangers Samurai (Wii, NDS)

Hace ya unos buenos años, los Power Rangers causaron realmente furor, convirtiéndose en una de las series favoritas de muchos niños, y eso a pesar de que su "cutrez" era bastante evidente (quizás esa era una de las cosas que gustaban). Como no es de extrañar, aparecieron una buena cantidad de juegos, algunos interesantes y otros del montón. Lo cierto es que a pesar del número de años que han pasado desde su época dorada, los Power Rangers no se han ido, sino que han ido apareciendo distintas series (algunas con ligeras modificaciones), aunque no han logrado recuperar el éxito que tuvieron.

En esta ocasión nos centramos en un juego de una de estas series que han aparecido con el tiempo, Power Rangers Samurai, serie que comparte los puntos principales: cinco Rangers de los mismos colores, cada uno con su propia personalidad (y que incluye minorías étnicas), un malo maloso que manda a sus tropas desde otro mundo para que destruyan la Tierra, robots gigantescos que se forman a partir de otros más pequeños e historias con mensaje de compañerismo y amistad.

A esto le añadimos toques orientales (que al menos en el juego es que los protagonistas lleven catanas y que tenemos que trazar los kanjis de los personajes para transformarnos) y ya tenemos una serie totalmente nueva, incluyendo el respectivo juego, claro.

Volvemos a la calle a pegarnos con todo

Así pues, este Power Rangers Samurai para Wii nos pone en la piel de los Rangers en un "yo contra el barrio" muy sencillo, en el que podremos jugar solos o en compañía de un amigo (es una lástima que sólo puedan jugar dos). Deberemos enfrentarnos a los esbirros del malo, acechándolos con nuestro dominio de la catana y evitando los ataques a larga distancia que los arqueros enemigos, que se suelen esconder por el escenario. Para ello, tendremos un ataque normal, uno fuerte y dos especiales (estos tres últimos gastarán nuestra barra de poder del símbolo). Estos especiales serán diferentes para cada uno de los personajes y tendrán un considerable poder destructivo, sobre todo cuando nos damos cuenta de que somos invulnerables mientras los ejecutamos. Según avancemos, el consumo energético para su uso disminuye, por lo que nos encontramos con que si reservamos las energías para los jefes finales y usamos los especiales constantemente, lo que se supone que debería ser un duelo se convierte en un paseo. Por último, además de estos ataques especiales, tendremos el ataque conjunto en el que participarán nuestros compañeros, aunque para poder realizarlo antes deberemos conseguir al menos tres de los discos dispersos por el escenario (hasta un máximo de cinco: cuantos más discos, más poderoso será el ataque).

Lo cierto es que las partes de acción son divertidas, aunque demasiado sencillas y carecen de dificultad. Aporta un poco de variedad algunos toques de interacción con el escenario y ciertos momentos de plataformas que pueden resultar un poco exigentes en principio porque no estamos acostumbrados a usar mucho el salto (solo para matar a algunos enemigos y esquivar algunos obstáculos). De vez en cuando saldrán unas barreras mágicas que nos impedirá avanzar hasta no haber acabado con todos los enemigos en un tiempo concreto: si lo conseguimos, podremos avanzar, si no, una buena cantidad de nuestra vida se perderá.

Una cosa que nos ha llamado la atención es que al principio el juego es muy soso, sin apenas caminos alternativos y encima visitando el mismo escenario una y otra vez. Pero curiosamente a mitad de juego la cosa cambia drásticamente: los escenarios son mucho más variados y elaborados, con varias rutas alternativas que nos llevarán a objetos secretos. Es una lástima que el juego no esté más equilibrado en este sentido, pues es cierto que la primera impresión es de que el juego es peor de lo que en realidad es. Por cierto, mencionar que tras derrotar al enemigo final del nivel, solemos tener unas fases de lucha a bordo del Megazord (el robot gigante de los Rangers) con la transformación oportuna. Esto que en un principio promete, no es más que un minijuego de agitar el mando de Wii o el nuchuck en el momento justo para así poder atacar o defendernos respectivamente. La idea no está mal, pero que los combates se basen sólo en esto, hace que la experiencia sea algo sosa. Afortunadamente estos combates duran poco, por lo que tampoco llegan a hacerse pesados.

Los Power Rangers no están para historias, pero tienen su estilo

Una cosa que queremos comentar es que la narrativa del juego nos ha parecido francamente horrible. Es cierto que es algo que puede que se suela tener en cuenta en este tipo de juegos, pero es tan mala que nos vemos en obligación de comentarlo. De entrada el juego tiene las voces en inglés (no así los textos, que están en nuestro idioma), lo que no sería demasiado problema si no fuese un juego dirigido a niños. Pero sin duda lo peor es la forma de narrar las cosas, con una imagen estática y diciéndonos que pasa, al estilo de los juegos de la era 16 bits.

Os vamos a poner un ejemplo para que os hagáis una idea: foto de la casa de los Rangers (sin más, no hay nadie delante, sólo la casa) y en texto se nos narra como uno de los chicos le pega un puñetazo a otro entrenando, este le esquiva se lo devuelve y tumba al primero. Todo esto sin que la imagen de la casa cambie lo más mínimo, y como este ejemplo muchos más, incluso peores (porque lo hacen también en momentos importantes de la historia). ¿Tanto hubiera costado coger escenas de la serie? (como sí hacen en otros momentos del juego, como en las transformaciones) Aunque hubiesen sido imágenes estáticas, pero al menos más variadas, porque lo cierto es que tal y como lo han hecho sólo da sensación de falta de interés por parte del equipo de desarrollo.

Salva los platos que artísticamente nos ha parecido muy correcto. Por supuesto tenemos que tener presente que es un juego para los fans de los Power Rangers y que las animaciones y los colores del juego pueden arrancarnos algunas carcajadas de lo ridículos que son, pero es así en la serie de TV. Hay que destacar que tiene una interfaz muy clara y sencilla, con mucho color y energía, una energía que se transmite al ritmo de juego no solo por la velocidad a la que se mueve todo, muy rápido y ágil a sesenta imágenes por segundo prácticamente sin caídas. Los escenarios lucen bien, con unas texturas bien definidas que dejan entender claramente que es cada uno de los elementos del juego, siendo algunos escenarios bastante bonitos, ni siquiera es grave la resolución de salida, que permite que el juego se vea decentemente es un televisor de última generación.

La gran pena es el abuso que se ejerce de algunos elementos: se echa en falta un mayor número de enemigos, y es que durante prácticamente todo el juego nos enfrentaremos sólo a tres o cuatro distintos, así como la repetición de los dos escenarios iniciales. Por otra parte, el apartado sonoro tiene composiciones de la serie, lo que nos ha gustado mucho porque tiene mucha energía e imprime más ritmo al juego, pero que al igual que el apartado gráfico se repite más que el ajo. Lo mismo que ocurre con los efectos de sonido, que son escasos y suenan un poco raros en ocasiones. Gracioso nos ha parecido que los personajes siempre que cogen un ítem dicen casi siempre lo mismo, cortándose la frase para comenzar de nuevo si cogemos varios seguidos.

Enérgico y divertido, pero escaso y monótono

En definitiva, no es que Power Rangers Samurai sea un mal juego, ya que el ritmo y la energía que desprende hacen que resulta adictivo en algunos momentos de la partida. El problema es la poca ambición que han tenido sus desarrolladores, suponemos que bajo un presupuesto muy ajustado. Es un todos contra el barrio de puro "botoneo" y es divertido, el problema es que es bastante limitado en muchos aspectos y tiene ciertos problemas que rompen el equilibrio del juego (como ser invulnerable con los ataques especiales en los jefes finales). Si a eso lo añadimos que podemos pasárnoslo tranquilamente en poco más de tres horas y que los alicientes para rejugarlo no nos parecen de lo más atractivo (encontrar vídeos y piezas del Megazord que en ningún momento sabemos para qué sirven) hace que sea un candidato ideal para dejarlo en nuestra estantería tras unas pocas partidas. Aun así, para aficionados de la serie que estén dispuestos a gastarse unos 40 €, especialmente si es para compartirlo con los más pequeños, puede ser un juego entretenido mientras dura.