Análisis de Donkey Kong Country Returns (Wii)

En 1994 se lanzaba para Super Nintendo el genial Donkey Kong Country, un plataformas que asombró a todos por su revolucionario apartado técnico pero que estaba arropado por un diseño perfecto, una jugabilidad exquisita y una personalidad arrolladora. Sus creadores fueron Rare, una compañía que llevaba creando grandes juegos desde los años 80 pero que con este título consiguieron su punto álgido de fama, al conseguir exprimir el hardware Super Nintendo hasta límites insospechados, haciendo uso de unos gráficos pre-renderizados con una maestría como nunca antes se había hecho, que repetiría con magistrales resultados en Killer Instinct lanzado ese mismo año en máquinas recreativas, con una conversión para la consola de Nintendo al año siguiente.

En 1995 y 1996 llegaban sus dos secuelas, Donkey Kong Country 2: Diddy's Kong Quest y Donkey Kong Country 3: Dixie Kong's Double Trouble!, completando una magistral trilogía que ha quedado en la memoria de los jugadores de aquella época, pero que si recuperamos hoy en día nos daremos cuenta de su maestría y su diversión imperecedera. En 1999 Rare recuperaba el personaje para llevarlo a las 3D, aunque sin conseguir el éxito de los tres títulos de 16 bits, y después de su venta a Microsoft en 2002 todos nos tuvimos que despedir de volver a disfrutar de un Donkey Kong desarrollado por los británicos, aunque al quedarse la licencia del personaje en Nintendo sabíamos que, más tarde o más temprano, volveríamos a disfrutar del carismático primate.

Tras diversos cameos del personaje en multitud de juegos de Nintendo, no era hasta 2005 cuando llegaba un nuevo plataformas para GameCube, Donkey Kong Jungle Beat, un peculiar y notable título manejado por unos bongos, siendo muy original y divertido (del cual nos llegaba una versión para Wii el año pasado adaptándose muy bien al control de esta), aunque quizás lejos de lo que esperaban los seguidores de la saga Country. No ha sido hasta este año, en el pasado E3, cuando se anunciaba el verdadero sucesor espiritual de los títulos de Super Nintendo: Donkey Kong Country Returns para Wii.

En unos tiempos en los que no se dejan de recuperar viejas glorias, ya sea por falta de ideas o por aprovecharse de la nostalgia de los jugadores, si hay un regreso justificado y que muchos esperaban y demandaban es este, y más si sus creadores son Retro Studios, encargados de traer de vuelta la saga Metroid en el 2002 con la sobresaliente trilogía Prime, reinventándola y dando un salto a las tres dimensiones como pocas veces hemos visto. Ahora se encargan de traer de vuelta a Donkey Kong, aunque respetando la estructura y jugabilidad de los títulos de Super Nintendo, y tras demostrar su buen hacer con sus anteriores títulos, Retro Studios lo vuelve a conseguir y no defrauda lo más mínimo, posicionándose como una de las mejores desarrolladoras actuales, a la que tendremos que seguir muy de cerca en los próximos años.

Salta y rueda sin parar en un plataformas de la vieja escuela, tanto en jugabilidad como en dificultad

La historia es anecdótica, de lo que nos alegramos y celebramos, ya que no sigue la moda de tener que incluir siempre una intrincada y compleja historia en un título que no la necesita, y tras una breve introducción nos pondremos a los mandos, y poco más se nos interrumpirá en su desarrollo, solo en las simpáticas secuencias de presentación de los jefes de final de mundo que hasta se agradecen. Tendremos que recorrer con Donkey Kong, acompañados de Diddy, una isla dividida en ocho mundos distintos (con sus respectivos jefes) formados por varias fases, que en su total suman más de 60, un buen número y una duración muy acertada.

Podemos optar entre dos opciones de control, por un lado jugar solo con el Wiimote, y por otra la combinación de este con el Nunchuk. En la primera cogemos el mando en posición horizontal, con la cruceta nos movemos y con los botones 1 y 2 corremos, nos agarramos y saltamos, y agitando el mando podremos rodar, golpear el suelo o soplar, una acción nueva que sirve para desvelar secretos y debilitar a ciertos enemigos.

Si optamos por jugar con la opción mando más Nunchuk, con este nos moveremos y con el botón A y B del Wiimote realizaremos el resto de acciones, teniendo que agitar los dos mandos para hacer los movimientos que antes mencionábamos. Ninguno de los dos tipos de control se puede decir que sea superior al otro, y su elección depende de cómo nos guste más controlar al personaje, si con un stick analógico o con la cruceta cogiendo el mando de un modo más clásico, aunque esta es la manera de volver a tener sensaciones parecidas a las que teníamos jugando a los títulos de 16 bits, y la que más nos convence.

Lo que no nos acaba de convencer es que la acción de rodar sea agitando el mando, mientras que para golpear el suelo o soplar no es ningún inconveniente, para el movimiento de rodar resulta molesto y fallaremos en más de una ocasión por no haber agitado el mando en el momento justo y con la fuerza suficiente, y estamos ante una acción vital en cierta partes del juego, ya que nos permite golpear varios enemigos de manera consecutiva y saltar más lejos.

Cuando estemos durante un buen rato intentando conseguir el mejor tiempo posible jugando contrarreloj, donde debemos rodar constantemente para avanzar de la manera más rápida, acabaremos cuestionando esta decisión de sus creadores. Puede llegar a parecer que con su inclusión se ha querido justificar de alguna manera la detección por movimiento del mando, aunque bien es cierto que se puede deber a que cogiendo el mando en horizontal solo están bien accesibles los botones 1 y 2, en cualquier caso sea cual sea el motivo echamos de menos una alternativa, siendo el único aspecto que empaña el apartado jugable y que lo aleja de ser perfecto.

La jugabilidad por lo demás es impecable, y mover al personaje es toda una delicia, pese a la cantidad de saltos y enemigos que tendremos que sortear de manera frenética. Cuando controlamos a Donkey contamos con dos puntos de vida, y cuando recogemos el barril con las siglas DK nos acompañará Diddy Kong, pasando a tener cuatro puntos de vida, aunque si nos golpean dos veces Diddy nos abandonará, quedándonos solo con los dos puntos de vida iniciales. La compañía de Diddy es esencial en muchos tramos gracias al jet pack que porta y que usaremos durante un tiempo limitado dejando pulsado el botón de salto, y aunque a priori puede parecer que facilita las cosas en exceso, junto a poder llegar a tener hasta cuatro puntos de vida, esto para nada es así, y se trata de un título en ocasiones muy difícil, algo que destaca aún más en estos tiempos de juegos cada vez más sencillos.

Los niveles son muy variados y siempre se las apañan para sorprendernos, y aunque en un principio pueda parecer muy continuista respecto a la trilogía desarrollada por Rare, según avanzamos en la aventura esta va mostrando sus cartas y novedades jugables, muy sutiles y que no desentonan con el tono de la franquicia, pero que ahí están. Repiten las fases de vagonetas, el montarnos a lomos del rinoceronte Rambi y los lanzamientos entre barriles, en esta ocasión con uno especial en el que nos desplazaremos volando por el aire como si de un avión a propulsión se tratara, en unos momentos muy divertidos y frenéticos.

En ocasiones podremos agarrarnos a cierta superficies, así como a las lianas, y la combinación de todos estos elementos hacen que no se caiga nunca en la rutina pese a la gran cantidad de fases, siendo siempre divertido y variado, no pudiendo esperar a ver que sorpresas nos deparan los siguientes niveles, ya que cuentan todos con un diseños estupendos.

También encontramos fases de bonus bastante bien escondidas, que nos sirven para conseguir plátanos y una pieza de puzle, y la verdad es que estas podían ser más variadas y originales, ya que se repiten constantemente los mismos cuatro tipos de ellas que hay, que encima no son muy diferentes entre sí. Antes de pasar al siguiente mundo nos deberemos enfrentar a un jefe, y estos nos han decepcionado un poco. Son enfrentamientos en ocasiones complicados y siempre divertidos, pero con unas mecánicas demasiado sencillas y repetitivas, faltos de originalidad, y creemos que Retro Studios podía haber dado más de sí en este aspecto, a otros no se lo pediríamos, pero sabemos que ellos pueden hacerlo mejor.

Acumular vidas es bastante sencillo, y en las primeras fases llegaremos a tener un número muy elevado de ellas, pero os aseguramos que tan fácil es conseguir vidas como perderlas, y en pantallas avanzadas encontraremos momentos realmente difíciles que serán una pérdida incesante de ellas, lo que nos encanta ya que supone un reto y produce mucha satisfacción el salir airosos de esas situaciones, aunque alguna vez echaremos en falta algún punto más de control.

No sabemos si es que nos hemos vuelto muy torpes o que se les ha ido la mano, pero en contadas ocasiones viviremos momentos en los que se juega con nuestra paciencia. El juego por tanto no es tan accesible para todos los públicos como otros títulos de Wii, aunque cuenta con la polémica Superguía que se nos ofrece cuando nos han matado demasiadas veces en un mismo punto, y que si usamos un alter ego de Donkey Kong hará aparición y superará el nivel por nosotros, aunque no conseguiremos ningún ítem para nuestra colección.

Es una buena opción para quien que se sienta frustrado y no pueda avanzar, aunque los más jugones seguro se resistirán a usarla, pero os aseguramos que alguna vez estaréis tentados de hacerlo. Si necesitamos más vidas podremos comprarlas en la tienda que se encuentra en cada mundo (a cambio de unas monedas que vamos recogiendo), así como unos ítems especiales que nos podemos asignar antes de empezar una nueva fase, que nos proporcionan ventajas como un corazón más, invencibilidad durante un tiempo limitado o un loro que se sitúa en la parte inferior izquierda de la pantalla y que nos avisa de que nos encontramos cerca de una pieza oculta de puzle. Además podremos comprar en cada mundo una llave, que desbloquea un camino que da acceso a una nueva fase.

Los que sí disfrutarán de lo lindo son los amantes de completar los juegos al cien por cien, o bien puede que les lleve a la locura, ya que es un juego muy duro de completar del todo. Superando las fases sin más tiene una duración muy aceptable, pero el auténtico reto está en recolectar todos los secretos que se esconden en estas. Repartidas en cada fase encontraremos cada una de las letras de la palabra KONG, que tendremos que recoger del tirón, y que si hacemos en todas las fases de un mismo mundo conseguiremos desbloquear un nivel secreto (muy difícil por cierto).

También podremos recoger unas piezas de puzle secretas, cuyo número varía, en ocasiones realmente difíciles de encontrar y que otorgan un gran punto de exploración. Nos podremos ayudar del loro que se compra en la tienda para buscarlas, y cuando obtengamos todas las piezas de un nivel desbloquearemos una ilustración en la galería de imágenes. Por último, cuando superemos una fase podremos jugarla en modo contrarreloj, para obtener una de las tres medallas, y os aseguramos que conseguir la de oro en ocasiones puede ser una auténtica locura, solo apto para los más hábiles y pacientes (incluso hay una cuarta medalla solo al alcance de unos elegidos...), sin duda un juego enorme para quien lo quiera completar del todo, tanto por su longitud como por su dificultad.

Como casi se ha vuelto obligatorio en todos los plataformas de Wii (y cuanto nos alegramos) contamos con un modo cooperativo, en el que cada uno de los jugadores manejará a Donkey y a Diddy. La verdad es que para divertirnos deberemos encontrar un compañero a nuestra altura, no es como en otros juegos en los que la habilidad superior de uno puede compensar la del otro, y si no jugamos junto a un jugador o jugadora habilidosos la experiencia se puede volver muy frustrante, ya que como hemos dicho el juego es bastante complicado y exigente y no perdona los fallos.

Uno de los juegos que mejor luce del catálogo de Wii

En sin duda uno de los títulos más vistosos de Wii, y que menos desentona en un televisor en alta resolución, mostrando unos gráficos coloridos y muy bien definidos. Además todo se mueve con una enorme fluidez, lo que es necesario en su a veces frenética jugabilidad. Por momentos se muestra muy espectacular, haciendo un uso genial de los distintos planos del escenario, y tomándose algún lujo en determinadas fases, como una preciosa que ya habréis visto en un atardecer en la que solo vemos la sombra de nuestro personaje y su corbata roja, muy temprana y que nos hace frotarnos las manos por su estilo y belleza, pero que al final resulta algo puntual y debemos superar algunos mundos más para volver a ver algo parecido.

Los enemigos tienen un buen diseño, sobre todo los finales y algunos especiales entre las fases, pero no son muy variados y aunque resulte algo muy subjetivo les falta algo de carisma, ese que sí tenían los de los títulos de Super Nintendo, aunque realizar esta afirmación pueda ser caer en la nostalgia. Dejando a un lado las comparaciones, nos parecen buenos aunque no brillantes, y notamos muchos más acierto en el diseño de los niveles (en ocasiones preciosos y siempre muy variados incluso tratándose de fases en un mismo mundo) que en el de los enemigos y personajes secundarios.

Es uno de esos juegos que gracias a su dirección artística no tiene nada que envidiar a títulos de las otras consola de sobremesa de esta generación, siempre agradable a la vista gracias a su gran colorido, que echamos de menos entre tanto título gris (¡vivan los cielos azules!). Dentro del catálogo de Wii es de los más punteros y vuelve a demostrar que han sido pocos los que le han sacado todo el jugo a su hardware, evidenciando mucha vagancia en otros desarrollos para la consola de Nintendo. En lo estrictamente técnico le faltan algunos efectos o texturas que nos sorprendan, siendo todo el conjunto muy robusto y fluido, pero sin llegar a contar con detalles que sobresalgan especialmente, no como sí pasaba con Mario Galaxy 2, que siendo un conjunto siempre sobresaliente contaba con momentos y detalles que nos dejaban perplejos, lo que enlaza con la música.

Las música es muy buena, así como los efectos de sonido, y redondean un apartado muy correcto, aunque nos parece que la música brilla más cuando se versionan los temas de los anteriores Donkey Kong Country (que eran magistrales, e incluso echamos de menos que se recupere algún tema más, sobre todo de la segunda entrega), que sin querer parecer víctimas otra vez de la nostalgia, nos parecen más pegadizos, siendo buenas las nuevas melodías, pero no memorables. Aunque esto no sea culpa del propio juego, dos títulos recientes en el tiempo, de la misma consola y del mismo género (Super Mario Galaxy 2 y Kirby's Epic Yarn) cuentan con unas composiciones musicales tan excelentes (las del primero tan épicas y maravillosas que son de lo mejor que se ha hecho en los últimos años, y las del segundo como podréis comprobar en marzo simplemente preciosas) que hacen que las nuevas de este DKCR parezcan un tanto mediocres, cuando en realidad son bastante buenas.

Con el permiso del antiguo rival de Donkey Kong, uno de los juegos del año para Wii

Que los Metroid Prime no fueron un golpe de suerte es evidente, se veía mucho talento tras ellos, pero Retro Studios ha vuelta a recuperar una saga mítica de Nintendo con idénticos resultados: los de la excelencia. Un juego divertido, adictivo, bonito, largo, difícil y rejugable, que respeta el trabajo hecho por Rare pero que aporta novedades, y que jugablemente es sólido como una roca. Junto a la obra maestra de Mario, el juego del año para Wii, y el mejor plataformas 2D que hemos jugado en años, que viene a cerrar de la mejor manera posible el 2010 y que proporcionará toneladas de diversión estas navidades.