Análisis Resident Evil 0, el comienzo de la pesadilla (Switch)

Resident Evil 0 fue uno de los pocos juegos de Capcom para GameCube que mantuvo su prometida exclusividad con la consola de Nintendo durante la generación de los 128 bits, convirtiéndose durante mucho tiempo en uno de los títulos más codiciados por los fans de esta exitosa saga de zombis, armas biológicas y terroríficas criaturas mutantes.

Sin embargo, con el paso del tiempo ha acabado llegando a multitud de plataformas, como Wii, PC, PlayStation 4, PlayStation 3, Xbox One y Xbox 360, pero hasta ahora nunca habíamos tenido la posibilidad de jugarlo en portátil. Por suerte, la hora de jugar a esta entrega en cualquier parte ha llegado con su estreno en Nintendo Switch.

El origen de la pesadilla

Como era de esperar, esta conversión se basa en la reciente remasterización que pudimos disfrutar en el resto de plataformas actuales, ofreciéndonos de este modo todas sus mejoras visuales y los mismos contenidos que ya analizamos en 2016, así que os recomendamos que le echéis un vistazo a aquel texto si queréis profundizar en todos ellos y descubrir sus pros y contras, ya que aquí nos vamos a centrar, principalmente, en las características exclusivas de esta nueva versión.

A modo de resumen, decir que estamos ante una precuela del primer juego de la serie, por lo que aquí descubriremos el auténtico origen de todo de la mano de Rebecca Chambers y Billy Coen, dos personajes muy diferentes pero que se verán obligados a colaborar para sobrevivir a la pesadilla en la que se han visto envueltos.

A diferencia de otras entregas, aquí no tenemos dos campañas separadas, sino que nos tocará controlar a ambos en una única historia que, eso sí, es algo más larga de lo habitual. Esto es posible gracias al sistema "zapping", gracias al cual podremos intercambiar el control entre ambos protagonistas. Al que no manejemos podremos ordenarle que nos siga o que se quede en el sitio, algo muy importante, ya que existen numerosos puzles que requieren que ambos colaboren desde lugares distintos, dejándonos con algunos de los momentos más ingeniosos y satisfactorios de la aventura.

Esta idea, que sobre el papel suena realmente bien, en la práctica no se terminó de ejecutar del todo bien, ya que nos obligaba a gestionar el inventario de ambos, pudiendo intercambiar ítems entre ellos cuando estaban cerca, algo que podía llegar a hacerse realmente pesado y que cortaba demasiado el ritmo de la aventura, ya que pasaríamos demasiado tiempo navegando por menús.

Esto no mejoraba demasiado con la introducción de un sistema mediante el cual podíamos dejar cualquier objeto que quisiésemos en el suelo, eliminando así los baúles que tan útiles nos habían sido en otros capítulos de la saga, pero que al final nos obligaba a dar muchísimos más pateos ante la gran cantidad de ítems que llegábamos a encontrar y que necesitaríamos para resolver sus constantes acertijos, consiguiendo que el desarrollo del juego fuese mucho más pesado y menos orgánico.

En general, se trata de una entrega clásica que está un peldaño por detrás de los mayores exponentes de la serie, algo que también se dejaba notar en el diseño de niveles, en el poco carisma de la trama y de sus personajes, y en su apresurada y torpe recta final.

Con esto no estamos diciendo que sea para nada un mal juego, ni mucho menos, ya que sabía mantener la esencia de la saga, contaba con buenos puzles, la dificultad estaba muy bien medida, nos enfrentaba a montones de temibles y espectaculares jefes, cuenta con escenarios muy icónicos y con un apartado artístico que sigue dejándonos con la boca abierta (el tren del inicio es inolvidable), y el hecho de que cada personaje tuviese sus propias características especiales y habilidades únicas le daban un toque muy estratégico a nuestro avance, animándonos a escoger con mucha cabeza qué tareas hacíamos con cada uno de ellos.

No es precisamente el mejor Resident Evil, pero si os gusta la vertiente clásica de la serie seguro que os hará pasar muy buenos (o malos, según cómo se mire) momentos junto a vuestra consola.

Terror portátil

Al igual que ocurrió en el resto de plataformas, estamos ante una remasterización mucho más cuidada y conseguida que la del remake del primer juego de la saga, por lo que los fondos se ven más nítidos y están mejor integrados, un buen trabajo que sobresale especialmente al jugar en portátil gracias al menor tamaño de la pantalla de la híbrida, donde los pequeños defectos técnicos que sufre quedan totalmente camuflados y pasan completamente desapercibidos.

Eso sí, los tiempos de carga son algo más largos (especialmente en portátil) que en otras plataformas, y os recordamos que el título tiene un precio de salida mayor (29,99 euros) que el que tuvo originalmente en otras consolas lanzándose únicamente en formato digital, algo que deberíais de tener muy en cuenta, ya que no ocupa precisamente poco (13,5 GB).

Por supuesto, el sonido no falla y mantiene la remasterización de su espectacular banda sonora, así como de los fantásticos efectos, destacando tanto los ruidos de ambiente como los que emiten las diferentes criaturas con las que nos encontraremos. El doblaje nos llega, una vez más, únicamente en inglés con textos en español.

Conclusiones

Puede que Resident Evil 0 no sea la mejor entrega de la saga, pero sigue siendo una aventura enormemente disfrutable que ahora nos podemos llevar a cualquier parte gracias a esta cuidada conversión para Nintendo Switch. Quizá su precio de salida sea algo elevado, pero si nunca tuvisteis la oportunidad de descubrir los horrores que esconde esta aventura, aquí encontraréis una interesante y más que digna opción de compra.

Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para Nintendo Switch que nos ha facilitado Koch Media.