Análisis Ori and the Blind Forest, una conversión ejemplar (Switch)
En 2015, Moon Studios sorprendió al mundo entero con Ori and the Blind Forest, un precioso "metroidvania" con un "plataformeo" magnífico, una bella historia capaz de conmovernos desde el primer minuto, una dirección de arte espectacular y una banda sonora que todavía no nos hemos cansado de escuchar de forma regular.
Ahora, cuatro años y medios después, y como parte de la reciente colaboración entre Nintendo y Microsoft, esta sobresaliente aventura llega a Switch con una conversión ejemplar y que se adapta como un guante a la consola, abriendo las puertas a que un nuevo público pueda descubrir, por primera vez, uno de los títulos más especiales y recomendables de la generación.
Un cuento portátil y de sobremesa
Como podréis suponer, estamos ante el mismo juego que pudimos disfrutar en Xbox One y PC, así que nos tocará volver a acompañar a Ori en un viaje por el bosque para devolverle su luz y salvarlo de la corrupción que lo asola y marchita.
Para cumplir nuestro objetivo tendremos que explorar un mapa en el que todas sus zonas están interconectadas mientras combatimos enemigos, "plataformeamos" sin parar y obtenemos nuevas habilidades que nos permitirán llegar a nuevos lugares y encontrar secretos previamente inaccesibles.
Es una fórmula muy familiar y que todos conocemos bien, lo que no quita que tenga su propia personalidad e ideas únicas. Entre ellas destaca su curioso sistema de guardado, con el que podremos crear nuestros propios puntos de control donde queramos mediante una utilísima habilidad que obtendremos al inicio de nuestro periplo.
Además, su desarrollo pone muchísimo énfasis en las plataformas, por lo que la mayoría de movimientos y técnicas que aprenderemos están destinados a aumentar nuestra movilidad por los escenarios, todas ellas imprescindibles para sortear las numerosas y exigentes secciones "plataformeras" que nos aguardan. No en vano, hay algunos momentos en los que el título decide ponernos a prueba para que demostremos que hemos dominado todo lo que hemos aprendido, obligándonos a enlazar multitud de habilidades y a realizar saltos milimétricamente estudiados en unas secuencias genialmente diseñadas que resultan tan espectaculares como satisfactorias de superar, algo de lo que también tienen mucha culpa unos controles que son prácticamente perfectos.
Evidentemente, hay combates y exploración, aunque estos dos elementos quedan un poco más diluidos si los comparamos con la importancia que tienen los saltos. De hecho, las batallas son, sin duda, lo peor de toda la aventura y lo que más en evidencia queda a día de hoy, con unos enemigos de diseño irregular y poco carismático, nula variedad de rivales, habilidades muy limitadas, luchas que se repiten y total ausencia de jefes finales (por suerte, todo esto cambiará en su secuela, Ori and the Will of the Wisps).
Tal y como era de esperar, también se han recuperado todas las novedades, mejoras y contenidos que aportó la edición definitiva del juego original, por lo que podremos disfrutar de las dos zonas adicionales que trajo consigo, sus dos habilidades exclusivas, la posibilidad de teletransportarnos entre los diferentes puntos de guardado del mapa y varios niveles de dificultad.
Por otra parte, tenemos que aplaudir el impecable trabajo de conversión que se ha realizado. Tanto es así que se ha conseguido que sea la edición más pulida a nivel técnico de todas las que existen. El título funciona a 1080p en sobremesa y a 720p en portátil, moviéndose a 60 imágenes por segundo en ambos casos y manteniendo toda la calidad gráfica de las versiones originales, regalándonos una imagen limpia y nítida que permite que su espectacular apartado audiovisual luzca tal y como se merece.
Es más, las animaciones de Ori se han mejorado y transmiten una mayor sensación de suavidad que antes, ya que esta vez se han animado a 60 fps (en Xbox One y PC las hicieron a 30 fps). A destacar también lo mucho que se ha pulido el rendimiento, eliminando de un plumazo esas ralentizaciones que sufría de vez en cuando.
Como curiosidad, se ha incluido un sistema interno de logros, aunque, de momento, no se puede vincular con Xbox Live. A pesar de todo, se agradece el esfuerzo por añadirlos y marcarnos retos adicionales que siempre gustan de completar.
Finalmente, no queremos cerrar este análisis sin mencionar su preciosa banda sonora compuesta por Gareth Coker, la principal culpable de la fantástica y evocadora ambientación que consigue crear la aventura en todo momento, realzando cada escena y cada paso a unos niveles inigualables. Si vais a jugar en portátil, aseguraos de hacerlo con unos buenos auriculares, ya que estamos hablando de una parte integral de la experiencia y sin la cual el viaje de Ori perdería varios enteros.
Conclusiones
Ori and the Blind Forest es uno de nuestros juegos favoritos de la generación y su lanzamiento en Nintendo Switch nos ha vuelto a recordar los motivos por los que tanto amamos esta aventura. Quizá la cercanía de su secuela evidencia algo más sus pocos puntos flojos, pero sigue siendo una experiencia imprescindible para cualquier amante de los juegos de plataformas y un maravilloso añadido para el catálogo de la consola híbrida.
Además, el trabajo de conversión que se ha realizado es espectacular en todos los sentidos, manteniendo intactos sus valores audiovisuales tanto en portátil como en sobremesa, consiguiendo que luzca igual de bien que siempre y más fluido que nunca. Si todavía no os habéis adentrado en el hermoso bosque de Nibel, aquí tenéis la oportunidad y la excusa perfecta para emprender un mágico viaje que difícilmente olvidaréis.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Microsoft.