Análisis Golden Force, acción y plataformas de la vieja escuela (Switch)
En un arranque de año de lo más tranquilo que recordamos en los últimos años (demasiado para nuestro gusto) y sin apenas novedades de peso que merezca la pena reseñar, una vez más los usuarios se ven obligados a echar un vistazo a los títulos de carácter independiente que siguen apareciendo en diversos formatos. Y uno de los más interesantes de los que han aterrizado últimamente es este Golden Force, una obra del equipo StoryBird Studio que hemos podido probar en Switch y que nos ha dejado buenas sensaciones en general. Un juego muy humilde en todos sus aspectos y que, todo hay que decirlo, la verdad es que no aporta nada nuevo que no hayamos experimentado antes en obras similares pero que, a la postre, entretiene bastante. Y eso, al fin y al cabo, es lo que importa a fin de cuentas.
El título que da nombre al juego es como se conoce al grupo de mercenarios que protagonizan esta odisea. El Golden Force es un equipo formado por cuatro personajes que podemos controlar. Su aspecto físico es distinto y cada uno posee ciertas peculiaridades, pero a fin de cuentas todos se controlan de manera similar y poseen los mismos movimientos a pesar de usar armas diferentes.
¿Y cuál es la meta que persiguen estos tipos tan curiosos? Pues como buenos cazarrecompensas y viendo que sus arcas se encuentran muy vacías últimamente, deciden llevar a cabo la misión más lucrativa a la que tienen acceso… pero también la más complicada. Resulta que en el Archipiélago Muscle ha ido a parar un monstruo conocido como Demon King (no se han quemado mucho la cabeza bautizando a este ser, desde luego). Y se ha puesto un precio muy alto a su pellejo, por lo que ni cortos ni perezosos nuestros mercenarios han puesto rumbo a dicha localización tan exótica… y verdaderamente infernal.
Un reto old school
El citado archipiélago está compuesto por cuatro grupos de islas distintos, las cuales actúan a modo de mundos. Y cada mundo acoge a su vez a una cierta cantidad de fases, superando entre todas ellas la veintena. Una cifra que puede no parecer demasiado elevada pero, creednos, es más que suficiente. Eso es, porque lejos de ser un tour relajado, lo que nos propone esta obra supone un verdadero desafío, hasta el punto de que incluso el primer nivel, el que actúa como tutorial y que viene a ser un enfrentamiento contra el primer jefe final de la interesante colección de bichejos que se da cita en esta propuesta, ya supone un escollo. Una declaración de intenciones de que lo que nos espera durante este viaje no es coser y cantar precisamente, siendo un título que posee un nivel de dificultad propio de la vieja escuela… lo mismo que sucede con el resto del juego.
En esencia, estamos ante la clásica aventura de acción con toques plataformeros y desarrollo completamente en 2D. Bajo un scroll lateral, debemos ir avanzando por los distintos niveles superando los obstáculos que no paran de sucederse. Y dichas trabas adquieren la forma tanto de rivales de distinta índole, resistencia y aspecto, así como de las tradicionales trampas de pinchos, saltos muy ajustados y demás elementos habituales dentro de este género tan veterano y querido. Para superar todo esto, los protagonistas pueden hacer uso de sus armas básicas así como de ciertos movimientos y acciones habituales, desde correr y saltar a nadar o efectuar dashes rapidísimos. Y lo suyo es realizar todos estos movimientos con la mayor soltura posible porque, insistimos, el más mínimo fallo y adiós.
Para suavizar un tanto las cosas el juego permite ser disfrutado a dobles, modalidad que siempre ofrece las mayores cotas de diversión en este tipo de títulos. Pero más útiles todavía son los frecuentes puntos de control que se encuentran repartidos por los niveles, algo que agradecerán mucho bastantes usuarios. Por lo demás, se trata de la clásica obra perteneciente a este género que como ya os hemos comentado, lo cierto es que no ofrece nada nuevo: multitud de enemigos a los que abatir, plataformeo, looteo y mercadeo de objetos, jefes finales (y medium bosses)… Desde luego no es la producción más imaginativa del mundo ni la más accesible, pero por fortuna está bien recreada en general y se hace amena… siempre y cuando tengamos la paciencia suficiente para sortear los complicados retos que presenta.
En cuanto a su vertiente técnica, estamos ante la enésima producción que apuesta por la estética pixel art, aunque es justo comentar que en este caso todo lo que se muestra en pantalla ha sido perfilado con bastante acierto. El diseño de todos los sprites que se dan cita en imagen es muy bueno, y nos han gustado especialmente el diseño que muestran los diversos enemigos finales a los que hay que hacer frente. También nos ha complacido bastante la generosa gama de diferentes entornos y zonas que es posible visitar, lo cual aporta frescura y dinamismo a la experiencia de juego en global. Y en cuanto al apartado sonoro, esta faceta nos deleita con buenos efectos de sonido (y muy variados) así como una buena selección de temas chiptunes que agradarán especialmente a los usuarios más veteranos y melómanos.
Acción y saltos predecibles pero atractivos
Esta nueva producción combina la acción clásica con los saltos de manera convincente, ofreciendo además un nivel de desafío que seguramente llamará la atención de cierto grupo de jugadores. Su modo cooperativo, la viveza que muestra su estética y su buen manejo son otras de sus cualidades principales… pero entre ellas no se encuentra la creatividad ni la frescura. Por lo tanto, no estamos ante el mejor representante del género bajo ningún concepto, pero esto es algo que damos por supuesto que tampoco pretendía alcanzar su equipo de desarrollo. Pero nos damos por satisfechos con lo que nos ofrece, dado que es una propuesta lo suficientemente cautivadora y desafiante como para que merezca la pena desembolsar los 20 euros que piden por ella.
Hemos realizado este análisis mediante un código enviado por No Gravity Games.