Análisis de Invizimals: La Resistencia (PSVITA)
El éxito le sienta muy bien a Novarama. La serie de televisión que empezará en breve, los cromos coleccionables, los juegos de cartas y los videojuegos que, no lo olvidemos, fueron el origen de todo y la razón de ser del estudio, han avanzado a pasos agigantados. Aunque en ese camino al estrellato haya tenido que quedar a un lado parte de la magia que tenían los capítulos iniciales. No es habitual empezar a analizar un juego hablando de su parte técnica, pero en este caso parece casi obligado ya que Invizimals es uno de los pocos que utiliza (y con acierto) la realidad aumentada (RA).
PSVita le ha hecho mucho bien a la serie. El año pasado, el del gran cambio para los Invizimals, conocimos a los Xtractors y el paso a la nueva consola portátil de Sony ya le sentó muy bien. Este año la serie ha dado un paso más con el logro técnico de no necesitar las tarjetas con marcadores para poder ver a los invizimals.
Tras años de atesorar tarjetas, de reproducirlas a más tamaño para ver más grandes a estos seres míticos ya podemos jugar con ellos en cualquier lado: decirles que se vengan a tu mano o que salten a la pared. Esta libertad permite también que las capturas sean más satisfactorias y no te frustres pensando que la consola te está jugando una mala pasada.
Esto no quiere decir que hayan terminado del todo los problemas del juego con la tecnología de realidad aumentada en la que se basa. Astutamente, ahora se utiliza menos y hay más escenarios virtuales, lo que hace más cómodo llevar la consola y pelear en cualquier parte en que haya gente a tu alrededor (y no puedas mover la consola para ver bien la acción).
Sigue habiendo un buen porcentaje de realidad aumentada, sobre todo para recoger recursos, capturar invizimals y resolver los puzles, y también ha mejorado respecto a juegos anteriores. Eso sí, tienes que asegurarte de que hay buena iluminación indirecta y color en la superficie que utilices. Especialmente exigente con la iluminación, y al mismo tiempo interesante y atractivo, es convertir la consola en un theremin.
Resistencia intenta utilizar bien el hardware, y el uso de la táctil es sin duda mucho más cómodo, aunque el gran protagonismo sigue estando en los botones. Más molesto es el uso del panel trasero en algún minijuego. Por suerte, es un uso escaso.
La historia de los invizimals siempre intenta conseguir que el jugador se sienta salvador del mundo, y en este caso también. Los Xtractors se han hecho con la base y debes capturar a los invizimals imprescindibles para poder derrotarlos. Antaño se narraba con vídeos reales, pero a raíz de los capítulos de televisión que se emitieron en Clan el año pasado y que tendrán continuidad con una serie, se mezclan dibujos, imagen real e imagen digital.
Un combate con las variaciones justas
El combate no ha variado prácticamente desde el primer juego, ni falta que hace. Ahora hay menos ataques en los que importe pulsar el botón en el momento adecuado. Parte de los vectores sigue siendo poco efectivo, pero aquellos que fortalecen a tu personaje, bloquean ataques o invocan elementales sí pueden decidir el rumbo de una partida y en algunas ocasiones, como en las arenas, son imprescindibles.
La lucha en cooperativo es un añadido muy interesante. A veces parpadea y es cuando puedes utilizarla. Es una buena opción si tus ataques están bloqueados por vectores. Los cambios en las peleas han sido muy contados, los imprescindibles.
El aspecto gráfico mejora también, aunque con matices. La calidad de la pantalla de Vita facilita mucho la labor de conseguir que el juego luzca mejor, pero tiene algunas caídas de framerate cuando hay varios personajes en pantalla y además hay algún elemento que interactúa con el escenario, como lava o rocas cayendo. No se producen a menudo, al menos.
Los nuevos personajes son muy buenos, tanto los invizimals como los Xtractors. La mayoría son cada vez son más parecidos a animales reales, lo que les resta algo de encanto, y al mismo tiempo tiene el efecto de que a los "primeros" invizimals se les note más el paso del tiempo. Aunque el Icelion es muy bonito cuando se acerca a ti en la pantalla y puedes ver hasta su gélido aliento, en los previos a la batalla cambia.
El sonido llega, como siempre, doblado a varios idiomas. La desincronización en algunos momentos es un detalle que emborrona el buen trabajo, al igual que el hecho de que el juego te tome una foto al principio para personalizar la experiencia y luego en los torneos se refiera a ti como "Jugador". Claro que son minucias, pero ahí están.
El modo multijugador tiene pocas opciones, aunque quizás no hagan falta más. Puede ser online o ad hoc. En los combates que hemos disputado la lucha ha transcurrido sin problemas, aunque ha costado encontrar rival.
La curva de dificultad parece que es más suave que en años anteriores, más accesible a los chavales, tal vez. No tienes que seguir el modo historia y puedes, y te conviene hacerlo, ir combinándolo con distintos torneos y luchas individuales. Pero en ningún momento sientes que estás en una prueba injusta contra ti. Todo va surgiendo poco a poco. Es un trabajo muy fino de ajuste el que ha realizado el estudio.
Aunque el combate y la captura de invizimals sigue siendo el eje central del juego, la búsqueda de recursos en la choza del explorador atravesando un laberinto poco complicado y el trabajo en el laboratorio para encontrar nuevos vectores son una buena opción para cuando quieres descansar de tanta pelea.
Además, esto último es el aliciente para ir consiguiendo estrellas que te hagan subir el nivel de cazador, para desbloquear nuevas fórmulas. Llegará un momento en que tengas que volver sobre tus pasos para conseguir más estrellas en las capturas, puzles y peleas en las arenas y seguir avanzando. Es quizá donde el juego es algo más injusto, pero también es prescindible.
Los nuevos invizimals son muy buenos, pero se echa en falta la originalidad de los que aparecieron en los primeros juegos (los originales como Tigershark o Icelion siguen siendo muy apreciados, y los de homenaje a Gaudí tenían un sello muy especial). Las innovaciones técnicas gracias a PSVita, la libertad y autenticidad que transmite no tener que utilizar las tarjetas llevan al convencimiento de que la serie ha avanzado en una dirección adecuada este año, aunque no nos acaben de gustar esos cambios a que ha obligado la necesidad de ser coherente con la serie de televisión. El encanto que tenían los invizimals que sólo se veían con la cámara era mucho más mágico que esta combinación de dibujos animados y personas.
La Resistencia es una muestra de que los juegos para los más jóvenes no tienen por qué ser ramplones. Está equilibrado, ofrece una historia que es tan buena como la de cualquier otro juego normal de acción y lucha. La cantidad de personajes que tiene (unos 50 con dos evoluciones cada uno) y la sensación de progresión lo convierten en un juego muy apetecible para las navidades de los chavales.