Análisis de Call of Duty Black Ops: Declassified (PSVITA)
Call of Duty: Black Ops II será, con diferencia, uno de los lanzamientos más grandes que veremos en este año que ya empieza a despedirse. Con gran cantidad de detractores, pero con muchísimos más aficionados, la saga repite éxito año tras año, y en esta ocasión, decide dar el salto a PlayStation Vita con un juego totalmente distinto de la versión de consola, que relata unos hechos diferentes, ofrece una jugabilidad algo distinta y que, en general poco tiene que ver con el título que abarca portadas de revistas, anuncios de televisión y estanterías de tiendas.
Tal y como hizo el episodio portátil de Resistance, Call of Duty Black Ops: Declassified nos llega de la mano de Nihilistic Software (llamados ahora nStigate Games), y nos vuelve a plantear las mismas dudas. Y es que algo falla. No sabemos si es el estudio en sí, o que la falta de tiempo de desarrollo les pasa factura. Si hacemos unos cálculos no muy complejos podremos ver que apenas han tenido, desde la salida de su anterior juego, unos seis meses para dar forma a un Call of Duty: Black Ops, que es además el primero de la portátil, lo que supone empezar el trabajo casi desde cero.
Las operaciones
Call of Duty Black Ops: Declassified tiene poco que ver con Call of Duty: Black Ops II, y está mucho más cerca del Call of Duty: Black Ops original. Algunos aficionados se alegrarán de reencontrarse con Mason, Woods, y Hudson, pero pronto descubrirán que la historia en el modo campaña brilla por su ausencia, y que ésta se limita a diez misiones inconexas y sin puntos de control dentro de cada una, pensadas para ser repetidas una y otra vez en distintos niveles de dificultad mientras intentamos superarlas en el menor tiempo posible, que será, generalmente, entre 3 y 10 minutos. Esto quiere decir que la campaña como tal puede durarnos literalmente una hora si somos hábiles o jugamos en una dificultad baja.
También cuenta con un modo contrarreloj, que nos propone atravesar un campo de entrenamiento mientras destruimos objetivos y evitamos disparar a los civiles de madera. Una vez más, el objetivo será completar con éxito estos cinco circuitos (sacados del modo campaña) una y otra vez para superar nuestra puntuación. Al juego en solitario podemos añadir también el modo ‘Enemigos’, que es un modo supervivencia en el que tendremos que rechazar el ataque de oleadas de rivales. Otras cinco fases propias del multijugador en la que nuestra puntación aumentará por enemigo aniquilado. Puede sonar similar al modo ‘zombi’ de sobremesa, pero ya os decimos que no se parece en nada.
Desclasificadas
Si quizá esto no os suena del todo mal, tened en mente que la inteligencia artificial se encarga de arruinar toda la diversión del juego. Enemigos absolutamente inútiles, que se abalanzarán sobre nosotros sin miramientos, lo que a veces nos recordará más a juegos como Painkiller que a Call of Duty. Otros enemigos se quedan apuntando al vacío, ajenos al conflicto que tiene lugar a escasos centímetros de ellos, o se pasean ante nuestras narices buscando el mejor ángulo para apuntarnos. Bien es cierto que algunas veces muestran señas de lucidez, se cubren, atacan o lanzan granadas inteligentemente, pero por desgracia, la mayoría de las ocasiones moriremos por la inferioridad numérica y rara vez porque nos hayan superado en picardía.
El modo en solitario, en cualquiera de sus tres vertientes, también obvia cualquier resto de espectacularidad, mostrando escenarios generalmente "pasilleros", con poca libertad para el usuario y sin sorprender en ningún aspecto. Tampoco hay variedad más allá de una fase en la que tendremos que jugar a contrarreloj y otra en la que la jugabilidad se centra en un rifle de francotirador. Ni vehículos, ni operaciones novedosas... nada. La experiencia también se ve interrumpida por un mensaje que nos avisa de que nos hemos desconectado de la red Wi-Fi aunque estemos jugando en solitario, y que sospechamos, es una desconexión automática del sistema para ahorrar energía. En términos generales, nos limitamos a ir arma en mano recorriendo pequeños escenarios en el menor tiempo posible, algo que desde luego, no es lo que esperamos de un juego que se presenta como Call of Duty: Black Ops.
Gráficamente, el juego parte del motor de Resistance: Burning Skies, por lo que sabemos que hay potencia para mostrar momentos sorprendentes, con grandes enemigos en pantalla o escenarios que se destruyan ante nosotros. No esperamos un berserker en Black Ops, pero un par de tanques no estarían de más. En general, las únicas sorpresas que se lleva el jugador es acceder a varias estancias explotando la puerta y entrando a cámara lenta, algo que gusta la primera vez, la segunda... pero la tercera, la cuarta y la quinta, ya no. Y ya os podéis imaginar cuando tenéis que repetir las misiones una y otra vez.
Tampoco es que sea un caos absoluto. El juego muestra un apartado gráfico correcto pero pobre, en el que todo se mueve al menos con relativa suavidad, y que responde bien a los controles de la portátil. El recorrido de los sticks de Vita no es el de los de PlayStation 3, pero podemos ajustar la sensibilidad, con la garantía de que responden positivamente. Los controles táctiles siguen igual que en Resistance, con la posibilidad de arrojar granadas con la pantalla y correr dando dos toques en el panel trasero. Ahora podemos también activar una opción para correr automáticamente si dejamos pulsado el stick hacia arriba, y que podemos desactivar desde la cruceta por si nos incomoda en una determinada situación. Además, está doblado al castellano con calidad, con actores profesionales que encontraríamos en cualquier otro título importante. Por último, mencionar que la música brilla por su ausencia, aunque no falta un amplio repertorio de disparos, explosiones y gritos de dolor.
El multijugador
También sabemos que el mayor aliciente de Call of Duty es, para muchos, su modo multijugador. Call of Duty Black Ops: Declassified ofrece un producto correcto en lo que a modos multijugador se refiere, con personalización de clases, rachas, ventajas y demás aspectos a los que estamos acostumbrados, aunque algo suavizados en esta versión portátil. Cuenta con cinco modos de juego a través de internet para hasta ocho jugadores: el típico todos contra todos, duelo por equipos, baja confirmada (que es duelo por equipos recogiendo chapas de identificación), zona de lanzamiento y táctica por equipos, que comprende los tres últimos modos mencionados en una sola partida.
Es necesario mencionar también que (tras una actualización) es posible jugar en modo Ad-Hoc, es decir, conectado varias consolas entre sí, y que además incluye la interesante opción ‘Matchmaking Fiesta’. Esto nos permite crear una partida para todos los usuarios que estén participando en un chat de voz en PlayStation Vita, dentro de una sala en la aplicación ‘Fiesta’ de la consola. Es algo que nos gustaría ver en más juegos, ya que facilita la organización de un juego entre amigos, y evita muchos "¡que yo ya he entrado!" y otros tantos "¡pues yo no te veo!". También es posible consultar estadísticas, ver detalles de nuestra evolución online o compartir clases a través de la aplicación ‘near’.
Por desgracia, no todo funciona tan bien como debería. Ya con el parche de más de 400MB instalado, nos hemos encontrado con algunos problemas a la hora de jugar por internet. Partidas que cargan y cuando vas a empezar te arrojan al menú de nuevo, errores que eliminan las opciones y dejan únicamente el fondo del menú, obligándote a reiniciar el título, y un error crítico que cierra la aplicación mientras juegas y te propone enviar un informe a Sony, y que nos ha sucedido cuatro veces mientras preparábamos este análisis, jugando con una versión final del juego. Por si fuera poco nos encontramos con cinco mapas de reducido tamaño, aunque teniendo en cuenta la limitación a ocho jugadores pueden antojarse adecuado. Se incluye también un mapa de Nuketown, lo que será una agradable sorpresa para muchos.
Conclusiones
Call of Duty Black Ops: Declassified no es el horror virtual que muchos esperan, pero sí es un juego hecho con prisas, que desprende detalles propios de estar inacabado y al que el nombre de Call of Duty: Black Ops le viene enormemente grande. Podemos pensar que han intentado adaptar la experiencia al juego portátil, pero lo cierto es que otros juegos se han adaptado a PlayStation Vita transmitiendo sensaciones de sobremesa. Los tres modos para un jugador se nos antojan meros extras para la inexistente campaña que debería haber incluido, y además, la experiencia en solitario se ve además mermada por la incomprensible falta de inteligencia artificial de los enemigos, que los impulsa a lanzarse sobre ti de manera suicida, a pasear frente a nosotros tranquilamente mientras buscan un buen ángulo de tiro o a, simplemente, no hacer nada.
El modo multijugador, por su parte, guarda gran parte de la diversión del juego, que sucumbe una vez más a las prisas durante la programación. Personalizable y competitivo, se hace a veces impracticable por los errores que bloquean el título o que simplemente no nos permiten comenzar una partida online, todo ello habiendo ya actualizado con un parche de más de 400 MB. Por otra parte. tiene algunos destellos de calidad meritoriamente ensombrecidos por sus grandes defectos. A la espera de una solución (que si acaba llegando subiría la nota), los problemas que arrastra lo hacen únicamente recomendable para lo que busquen una experiencia a través de internet y tengan la suficiente paciencia para perdonar los problemas de conexión o los cuelgues a mitad de una partida, perdiendo toda la experiencia ganada en ese combate.