Análisis de Valkyria Chronicles 2 (PSP)
Aunque en muchas ocasiones criticada por la heterogeneidad en la calidad de sus lanzamientos, Sega supo sorprender a los usuarios de PlayStation 3 en 2008 con Valkyria Chronicles, un título que rápidamente se convertiría 'de culto'. Aclamado por la crítica y por los usuarios -aunque no se convirtió en un éxito de ventas en occidente-, este juego de rol y estrategia supo ganarse un hueco en las estanterías de muchos jugadores. La compañía de Sonic demostró que aún tenía capacidad para innovar con el que para muchos es su mejor juego en bastantes años.
¿Qué claves hicieron de Valkyria Chronicles uno de los imprescindibles de la generación? La primera de ellas, acercar todo un tipo de juego no demasiado popular en consolas, con una personalidad única -gracias a un aspecto de acuarela y lápiz-, una gran banda sonora y un sistema de juego prácticamente tan perfecto como el ajedrez. Características que Valkyria Chronicles 2 ha conseguido traspasar a PSP de una manera más que digna, siendo además una secuela que, pese a que pueda ser considerada por muchos 'menor' por la plataforma de destino, carece de los típicos fallos de adaptaciones a la portátil -temas como el control, por ejemplo-, aunque no está exenta de algunos defectos inesperados -decisiones que ha tomado el equipo de desarrollo- que han mermado el resultado, como veremos más adelante.
El juego que nos ocupa tiene lugar dos años después del original, en el mismo país europeo ficticio de aquel, Gallia. Si en Valkyria Chronicles se nos contaba el problema que causaba la situación estratégica de esta nación independiente entre dos potencias enfrentadas -que luchaban por hacerse con la riqueza mineral de este territorio-, en Valkyria Chronicles 2 es una guerra civil la que desata el conflicto. Nuevamente se mezclan elementos históricos inspirados en la II Guerra Mundial con otros fantásticos -las valkirias- para dar lugar a una historia ficticia pero que en el fondo toca temas tan serios como la xenofobia o el genocidio -recordemos cómo en VC había personajes racistas con la gente de cabello oscuro-.
El ejército de Gallia podría haber resuelto de manera eficiente cualquier revuelta en el país, pero el agotamiento y las bajas después de la guerra narrada en el primer juego para expulsar a los invasores facilitan que el grupo autodenominado Ejército Revolucionario de Gallia cobre poder. El Gobierno deberá entonces enviar a los jóvenes cadetes de sus academias al frente para frenar estas revueltas, y claro, nosotros somos uno de estos estudiantes: Avan Hardins, enrolado tras la muerte de su hermano mayor. Mencionar que los diálogos nuevamente no han sido traducidos al castellano, pero sigue siendo un inglés muy asequible, y al fin y al cabo, no estamos ante un RPG conversacional como otros en los que este factor puede ser decisivo para la compra.
Los jugadores de Valkyria Chronicles no encontrarán ningún problema en hacerse con el juego de manera inmediata nada más empezar, porque la mayor parte de la mecánica es idéntica. Nuevos mapas, otra historia, pero la base es la misma. Los novatos a la saga e incluso al género no tienen que preocuparse; como en el original, VC2 recibe al jugador con una curva de dificultad muy bien ajustada que muestra el uso de cada clase de manera que al principio podemos ir cogiendo confianza, hasta que poco a poco vamos encontrando situaciones más y más enrevesadas que van a necesitar mucha más planificación. De hecho, si recordamos, VC pegaba un buen pico de dificultad a partir del séptimo y octavo capítulo, mientras que VC2 ha mejorado la gradación ascendente de esta dificultad. Y si es necesario, se puede empezar la partida con los ajustes fáciles, aptos para todo tipo de usuarios.
La jugabilidad se basa en disponer las fuerzas de tu ejército en cada misión y, desde un punto de inicio, completar la tarea que se nos encomienda, generalmente tomar las bases enemigas del mapa -pero no siempre, las normas pueden cambiar-. Existe un límite de turnos, normalmente holgado, que está ahí para que no gastemos de manera innecesaria cada uso. La partida va alternando los turnos del jugador y del enemigo, durante los cuales el oponente no puede realizar movimientos -aunque las unidades pueden disparar de manera automática si ven a un rival cerca-. Cada orden utiliza unos puntos determinados, generalmente uno, pero mover el tanque por ejemplo consume dos, y dar órdenes especiales a todo el batallón bastantes más. Cuando es el turno del enemigo, podemos esperar una reacción suya parecida: mueve sus soldados a posiciones más ventajosas, se oculta detrás de obstáculos o nos dispara con su armamento.
Pero además de la visión de comandante con el mapa global y la distribución de recursos como la salida o entrada de nuevos soldados, debemos controlar a cada unidad y realizar su tarea. En este caso, gracias a que hablamos de un juego lento, o al menos sin las prisas de un auténtico juego de acción en tercera persona, los controles de PSP funcionan estupendamente, sin ningún detrimento respecto al Dual Shock 3. Con el stick análógico controlamos al soldado o tanque, L y R mueven la cámara, y los botones se utilizan para tareas como cambiar de arma -si es posible- y disparar. La dirección analógica se usa para mover la mirilla del arma suavemente, así que, a pesar de la carencia de un segundo stick analógico, no echamos en falta precisión milimétrica para los tiros certeros a la cabeza. Y estos disparos se hacen sin ningún tipo de presión por tiempo.
El desplazamiento permitido por cada unidad es diferente según su clase, y, como en el original, al apuntar se nos muestra la vitalidad del enemigo, los disparos que necesita para ser abatido y los que vamos a disparar. Es decir, disparar desde lejos puede requerir 44 tiros con nuestra ametralladora capaz de tirar una ráfaga de 20 balas; acercándonos un poco, el número baja, y apuntando directamente a la cabeza, puede bastar con una o dos balas. Claro, que eso puede dejarnos en una posición muy expuesta, y no olvidemos que tarde o temprano llegará el turno del enemigo. Para evitar ser convertidos en un colador humano podemos hacer uso de los numerosos parapetos del escenario, como barricadas, paredes o rocas naturales, o si no hay obstáculos cerca, el movimiento de cuerpo a tierra, que complica ser disparado.
Aunque en esencia Valkyria Chronicles 2 mantiene todo el espíritu del original lo cierto es que tiene algunas pequeñas diferencias que justifican la existencia de esta secuela. Hay aspectos mejorados y pulidos, y otros han dado un paso atrás debido a las limitaciones de la consola. Comenzando por las novedades positivas: una de las incorporaciones es la de nuevas clases de unidades y evolución de las mismas. VC utilizaba a los soldados de asalto, francotiradores, mecánicos, exploradores y anti tanques, y ahora VC2 ofrece un árbol de evolución con más de 30 clases. Por ejemplo, los tiradores son una evolución de los scout, y se introduce el soldado acorazado, capaz de desarmar minas y llevar grandes escudos inmunes a las armas corrientes, además de utilizar armas blancas y golpes físicos para derribar al enemigo.
Las unidades evolucionan con la experiencia conseguida en las misiones y mejoran sus habilidades y parámetros, así como consiguen nuevos tipos de armas, pero además de la subida de nivel común en cada clase, también se centra en los progresos individuales, consiguiendo ítems. Del mismo modo, la personalización del tanque de nuestro batallón ha aumentado, haciendo que el jugador tenga más flexibilidad de modificar su ejército a su forma de jugar, y también que utilice de mejor manera sus recursos. En un principio puede parecer que se ha complicado la gestión del los soldados, pero sólo se ha profundizado y ampliado las posibilidades. Sin duda, una gran mejora de la secuela que expande el factor rol del juego.
La variedad de misiones sigue siendo el fuerte de la serie. En lugar de limitarse a presentar una colección de mapas con el único objetivo de llegar a la otra punta del recorrido, el juego va planteando diferentes tareas que hacen que siempre tengas ganas de ver el nuevo reto, como eliminar a un líder, acabar con un tanque, matar a todos los enemigos, etc., sabes que será algo diferente a cualquier misión ya superada; además existen misiones de historia y otras opcionales. Valkyria Chronicles 2 utiliza un indicador de moral de la tropa, que aunque no es algo completamente original -en VC ya había estados mentales de cada personaje según sus fobias y amistades en el combate-, refleja de manera visual el éxito que vamos consiguiendo al derrotar enemigos o asegurar bases del oponente. Y como el original, cuenta con un alto valor rejugable, y un sistema de puntuación que nos picará por superar las misiones con mejor puntuación -a más velocidad, mejor nota-. Superaremos las 40 horas de juego fácilmente, y más de 100 si decidimos repetir misiones y hacer todo lo que se nos ofrece.
La escuela militar juega un papel más importante en esta ocasión que la base de mando de VC. Como aquel, podemos navegar por las diferentes secciones de la misma -y ahora en un detallado mapa 3D del complejo-, para personalizar al equipo, pero también para tratar temas de la vida escolar un poco al estilo de novela visual, en los que influyen los compañeros elegidos para el combate. En este sentido, el desarrollo de los personajes está bien profundizado, aunque no hemos conectado tan bien con la historia de estos estudiantes como con la narración del original; parece una historia demasiado juvenil o propia de una serie de animación, mientras que la aventura de Welkin y Alicia eran más creíble, seria, con más trasfondo. Hasta que no superamos los capítulos obligatorios de historia, el tiempo no pasa en la escuela militar, y podemos realizar todo tipo de tareas alternativas, como las tareas opcionales.
Otra de las novedades se encuentra en los modos multijugador, con el que no contó el juego de PlayStation 3. En este caso se trata de adhoc para cuatro jugadores en cooperativo, escogiendo a un líder, o en versus, demostrando quién es el mejor estratega; se trata de un extra que por sí sólo hace del juego imprescindible para los amantes de la saga con amigos igualmente enganchados a Valkyria Chronicles 2. Lástima que no esté disponible el juego en red, pero ya es un primer paso que esperamos se mantenga en posibles futuras secuelas.
A nivel gráfico el juego sorprendentemente mantiene muy bien el tipo. En esta ocasión se ha visto más influenciado por la estética anime, en parte porque el juego se ha desarrollado tras los cómics y series de televisión que generó Valkyria Chronicles, y también porque el aspecto ha perdido algo del detalle de lápiz, haciendo que sea más similar al clásico cel shading. En cualquier caso, el aspecto respeta mucho lo asentado en la saga y los sacrificios realizados por la plataforma no han resentido casi nada la peculiaridad del estilo, como puede verse en las imágenes. Posiblemente, sea una de las conversiones a portátil que menos ha sufrido el paso a PSP, en parte porque no basa su aspecto en la potencia del sistema. Aunque sí hay un sacrificio que no nos ha gustado mucho: se reciclan demasiado algunos escenarios, existe menos variedad que en VC. Las animaciones son buenas -diríamos que las mismas de PlayStation 3- y las secuencias de historia también dignas de mención, esta vez cambian las escenas cinemáticas por cortes de animación tradicional.
Las voces en inglés son variadas para cada soldado, pero una vez más en el sonido tenemos que destacar a Hitoshi Sakimoto, que mantiene su sello personal presente en el primer juego, que a su vez tenía parecidos sospechosos con Final Fantasy XII y algunos de sus anteriores trabajos. Una banda sonora orquestal que nos suena muy familiar a los seguidores de Sakimoto, que mantiene su fuerza incluso escuchada de manera independiente. El resto de efectos de la partida son los habituales: disparos, recargas de armas, explosiones y pisadas.
La historia nos ha ofrecido una de cal y otra de arena. Es un giro fresco al argumento del primero, más juvenil y ambientado en la vida de la academia, algo que puede gustar más o menos que la primera aventura, pero en cualquier caso, es diferente. Inicialmente está muy orientado a un jugador joven, y el tono es más relajado y menos tenso que el de Valkyria Chronicles. VC2 está poblado por personajes interesantes, aunque quizás no tan carismáticos como en el original, pero lo que nos ha chocado es todo el estilo escolar que nos acompaña durante gran parte de la aventura, poco coherente con la situación bélica en la que se encuentra el país. Por momentos, parece un argumento shōnen -manga para quinceañeros, con dosis de humor y acción ligera-, para luego más tarde dar un giro brusco y tomarse más en serio a sí mismo.
Sin embargo, hay algunas diferencias respecto al primer Valkyria Chronicles que serán fáciles de reconocer para los jugadores del original y que han hecho que nuestra satisfacción por la secuela se vea mermada. Y es que, a pesar de tener algunos aspectos superiores a su predecesor, como la mayor personalización, se han hecho recortes a nivel jugable, algunos debidos a factores técnicos de la consola. Que se recorten gráficos en un juego de PSP respecto a una consola doméstica es algo que entra dentro de lo lógico y esperable, pero si esto afecta a la propia experiencia de juego, en este caso hablamos de otro tema.
Por ejemplo, se ha perdido la amplitud de algunos mapas vistos en PlayStation 3, esas misiones épicas repletas de un trazado continuo y con bastantes minutos -e incluso horas- para ser superadas. No existe tanta complejidad en el recorrido en PSP, ni tantos caminos alternativos, ni un horizonte tan extenso. Esto hace que clases como la del francotirador sea algo menos útil, pero también que las posibilidades de juego se reduzcan, que existan menos formas de acabar cada misión y en definitiva, la parte estratégica sea menor. Para compensar el tamaño, ahora algunos mapas incluyen varias secciones -por ejemplo, se llega a un campamento base, y se 'teletransporta' en otro nuevo mapa, pero por supuesto que no es lo mismo -se rompe la coherencia y el desplazamiento normal de unidades-, y aún sumando todas estas porciones, no se llega a la amplitud del original.
A tenor de lo anterior, hay que decir que también las unidades depositadas en las misiones son casi la mitad que en PlayStation 3, en la que podíamos llegar a sacar a doce soldados y en varios campamentos. En Valkyria Chronicles 2 tenemos la mitad, y eso limita mucho el juego de escabechinas posibles; no es tan fácil enviar un grupo al frente mientras que con otro se ataca lateralmente y con otro se abre un camino por otra senda. Los frentes se reducen, también el número de enemigos, y con ello la diversión. Ambos aspectos -mapas más pequeños y menos unidades- son los fallos que más lamentamos tras un tiempo superando misiones, porque la sensación es como jugar con las mismas reglas de siempre, pero en un tablero más pequeño y con menos piezas. ¿Sigue siendo divertido? Por supuesto. Pero algo menos que antes.
Hay otros cambios que Sega no puede explicar, como por ejemplo, la desaparición del guardado durante una misión, más incomprensible cuando estaba presente en PlayStation 3 -había capítulos de mucha duración- y ahora que el sistema es portátil, y se supone que muchas de las partidas transcurren en pequeños momentos de tiempo libre, tenemos que superar de un tirón los objetivos. Y claro, a veces es difícil calcular el tiempo de la partida, un encargo aparentemente fácil se puede complicar si entra en escena un tanque.
Otro detalle inferior a VC se puede apreciar en la inteligencia artificial, no excesivamente agresiva por decirlo de una manera -o que es menos inteligente, dicho de otra-. Hay ocasiones en las que realiza movimientos suicidas, como enviar soldados cerca de nuestro tanque -mueren acribillados por la torreta automática- o derroche de turnos innecesarios cuando pueden hacernos mucho daño. Además, se ha eliminado la muerte definitiva de los soldados, esa regla del juego que hacía desaparecer a nuestras unidades heridas gravemente para siempre si no las enviábamos al hospital tras tres turnos -siempre que no fuesen personajes de la historia-. El envío de refuerzos desde las bases ahora es automático -en VC había que esperar un turno-, lo que da a un sistema de teletransporte poco realista -puedes llevar a un soldado de una esquina a otra del mapa si las bases son tuyas en pocos segundos-. Pequeños cambios en las normas que suponemos se han querido hacer para ofrecer un juego más accesible, pero que nos parecen una medida innecesariamente simplificadora de la jugabilidad, tan equilibrada y estudiada como estaba originalmente.
Conclusiones
Siendo críticos, y más allá de la pérdida del factor sorpresa, el juego ha resentido algunos cambios jugables y en la historia que lo hacen menos redondo a nivel global. Es una pena que la segunda entrega parezca en algunos momentos una versión en miniatura del concepto original y sin la epicidad del argumento, pese a que en otras áreas se ha expandido de manera satisfactoria, como en el desarrollo de clases, y a nivel gráfico es todo lo bueno que se podía pedir. Si Sega produce una tercera parte manteniendo la grandiosidad -en todos los sentidos, no sólo de dimensiones- del primer título, con las mejoras incluidas en la secuela -entre ellas, el multijugador-, fácilmente tendrá la saga más sólida del género del rol estratégico.
Pero Valkyria Chronicles 2 es uno de esos juegos imprescindibles de PSP que todo jugador debería probar, independientemente de sus reticencias al género. Aún con sus flecos, es una digna secuela que no debe faltar en la colección de todo el que se quedó con hambre de más enfrentamientos en Gallia, y traslada bien la idea a portátil, aunque entendemos que con algunas limitaciones propias del sistema. Te mantiene pegado a la pequeña pantalla durante muchas horas, porque más allá de los lanzamientos de gran nombre de este año para la consola, Sega nos regala un poco más de su magia, esa magia de antaño que hacía de la compañía japonesa una de las líderes indiscutibles en todo lo que tocaba.