Análisis de Prinny: Can I Really Be The Hero? (PSP)
Disgaea es una de las sagas más queridas dentro del mundo del rol táctico. Caracterizado con un humor más que evidente, una jugabilidad tremendamente adictiva y un sistema de combate de lo más adecuado, los seguidores de este peculiar universo han vivido un sinfín de -hilarantes- aventuras con un equipo de personajes de lo más variopinto. Como suele ocurrir en muchas franquicias, cada videojuego cuenta con personajes e historias nuevas, sin una continuidad evidente, aunque eso sí, conservando diversos detalles que hacen que cualquier título de Disgaea sea reconocible a simple vista. Uno de los aspectos más característicos de este peculiar universo son los prinny, una de las criaturas más abundantes dentro de los juegos de rol de Nippon Ichi, y que, precisamente, son los protagonistas de esta nueva aventura que se desmarca por completo de lo visto en anteriores entregas, estrenando héroe, historia y, contra todo pronóstico, género.
De esta manera, la desarrolladora japonesa nos presenta uno de los plataformas más adictivos del momento para Playstation Portable, juntando el universo de Disgaea, el humor de estos simpáticos personajes y, cómo no, el buen hacer de la compañía nipona que, de nuevo, ha demostrado que cualquier obra que hace se convierte, automáticamente, en una obra digna de estar en la estantería de cualquier jugón.
Esos pobres secundarios
Disgaea siempre ha sido sinónimo de buen humor, y eso se nota desde los primeros compases de la aventura. Si en la tercera parte del Disgaea estuvimos al mando de un pequeño grupo de personajes cuya intención era acabar con el decano de una escuela para demonios por haberle borrado las partidas guardadas de la tarjeta de memoria al protagonista, en esta ocasión serán los prinny los que sufran las consecuencias de estos personajes atípicos.
Si bien es cierto que no existen referencias a otros videojuegos de la serie más allá del diseño de las criaturas, muchos de los personajes -y enemigos- aparecerán en esta entrega con nuevos roles y objetivos.
Profundizando un poco en la temática de estos enigmáticos personajes, hay que aclarar que la esencia del prinny es, sin duda, la de sufrir. Estos peculiares seres que en su día fueron humanos, han sufrido una extraña transformación que les obliga a ser esclavos de todo aquel que se considere superior, que es, básicamente, todo ser viviente. Evidentemente existen muchos esclavos como estos, por lo que no es de extrañar que se le utilice para todo tipo de actividades, como por ejemplo conseguir el postre perfecto para una pequeña psicópata demoníaca, que no dudará en acabar con toda la raza si no consigue su tentempié favorito antes de 10 horas. Sí, la historia tiene todas las papeletas para convertirse en una de las más raras del año, pero su puesta en escena, sus diálogos y sus tiernos personajes hacen de ésta, una de las más grandes del mundo del videojuego.
Lamentablemente la historia no cuenta con unos giros argumentales y una solidez tan trabajada como la de las obras anteriores, pero esta entrega para PSP tampoco lo precisa, puesto que el género no necesita constantes cambios o detalles para enganchar al jugador ya que de eso, precisamente, se encarga la jugabilidad. No obstante hay que confirmar que más de una sonrisa esbozará el jugador al ver la actitud de los personajes ante nuestros anti-héroes y, cómo no, al escuchar su magnífico doblaje característico -en inglés-.
De la antigua escuela
La obra de Nippon Ichi comienza, pues, con el cometido de conseguir los ingredientes secretos del postre definitivo, algo que sin duda nos obligará a recorrer numerosas fases de todo tipo: bosques, entornos congelados, paisajes donde el agua lo recubre casi todo, etcétera. La variedad de fases está por encima de todo, lo que juega mucho a favor del título y del jugador, que no parará hasta conseguir el último ingrediente que necesita. Así pues, y tal y como decíamos con anterioridad, la desarrolladora ha aparcado el género del rol táctico para dar paso a un sistema mucho más directo y funcional, que mezcla tanto las plataformas como la acción desenfadada. El desarrollo del juego es completamente en dos dimensiones, con un diseño de fases y personajes excepcional y un toque en 3D que le sienta de maravilla a la obra.
La mecánica del videojuego es bien sencilla, a la par que divertida, puesto que nuestro único objetivo será atravesar el nivelperdiendo el mínimo número de vidas posible -os adelantamos que estamos ante uno de los videojuegos más difíciles del catálogo- para llegar a la sala final, donde nos encontraremos el jefe de turno que custodia cada ingrediente y/u objeto. Nada más simple y adictivo. Para llevar a cabo nuestro cometido y superar la cantidad de peligros que hay en cada fase tendremos a nuestra disposición un par de movimientos de lo más interesantes que, sin ninguna duda, serán de inmensa utilidad ante la destacable cantidad de enemigos y precipicios que avistaremos. De esta manera, nuestro prinny particular podrá atacar con un simple toque de botón, así como saltar y hacer el famosísimo doble salto dentro del mundo de las plataformas, aunque también podrá correr y saltar sobre los enemigos con un ataque en picado, empleando para ello, curiosamente, las mismas animaciones que en juegos anteriores. Además, en alguna que otra ocasión, contaremos también con la ayuda de varios vehículos que, si bien es cierto tienen un papel puramente anecdótico, facilitarán las cosas en algunos tramos complicados del nivel.
Un detalle a remarcar es que ni tendremos vidas infinitas ni siempre llevaremos al mismo protagonista, pese a que en un principio pueda parecerlo. Lo que ocurre en esta obra es que cada vez que nos matan, el medidor de prinny de nuestro ejército disminuye, contando con 1.000 de estas peculiares criaturas para completar el juego, tarea que pese a que en un principio puede parecer fácil en realidad no lo es. Es más, consideramos Prinny: Can I Really Be The Hero? uno de los juegos más difíciles de la consola, puesto que si nos despistamos podemos perder diez vidas en apenas un minuto de juego.
Lamentablemente hay un detalle que puede disgustar a los adictos a este tipo de videojuegos y es que el juego no permite controlar la dirección del salto una vez efectuado, teniendo que calcular hacia dónde ir antes de hacer el movimiento. Este factor es uno de los más decisivos dentro de este mundillo, pues controlar a Super Mario y a los demás exponentes del género de las plataformas sin poder dirigir el movimiento en el aire agrava la jugabilidad de una manera bochornosa. Sin embargo, Nippon Ichi lo ha hecho de una manera mucho más acorde con lo que quiere conseguir: una jugabilidad terriblemente adictiva con una dificultad que, en ocasiones, roza lo indescriptible. Encontraremos, pues, dos segmentos claros en cuanto a usuario: los usuarios más dedicados que disfrutarán en cada salto, enemigo y traba que presente la fase, y, por otro lado, los que no tengan una paciencia a prueba de bombas y acaben por dejar el videojuego a medias.
Por otro lado, los numerosos encuentros con los jefes finales harán las delicias de todos aquellos jugadores que busquen un reto constante, pues en ocasiones tendremos que enfrentarnos a varios enemigos a la vez, con sus puntos débiles y utilizando, única y exclusivamente, nuestro intelecto de prinny. Por suerte la mayoría de enemigos cuentan con un punto flaco en su ofensiva, y es que cuando nosotros les caigamos encima con un ataque en picado, éstos quedarán aturdidos un breve instante, ideal para machacarlos a estocadas. Parece fácil, pero la batalla puede convertirse en una auténtica odisea si no pensamos bien las cosas y contamos con una habilidad mínima.
Largo, muy largo
Que la duración de un videojuego de plataformas es totalmente ridícula en comparación a un título de rol no es nada nuevo. Sin embargo, los chicos de Nippon Ichi han hecho especial hincapié a la hora de alargar la duración de esta fantástica aventura, proporcionando al jugador una serie de retos que, sin duda, sólo conseguirán los más dedicados.
Más allá de conseguir completar el juego en su totalidad, algo que nos puede llevar tranquilamente unas ocho horas, el juego desbloquea nuevas alternativas jugables, disputando nuevos encuentros con más personajes, fases completamente nuevas y algo que sólo aquellos que quieran conocer el 100% de los prinny sabrán. Además, el juego está repleto de desbloqueables nada fáciles de descubrir, puesto que en ocasiones tendremos que efectuar una puntuación casi perfecta en las fases, conseguir el mejor rango y encontrar los peluches escondidos en la zona. Por último, podremos grabar el recorrido de nuestra fase y enviarlo a nuestros amigos para demostrar quién es el mejor, en el caso de que lo seamos, claro.
Por otro lado, también nos encontramos con dos modos de dificultad: el modo normal, que ya de por sí es complicado, y el modo difícil, en el que perderemos una vida por cada golpe que nos asesten los enemigos. Sin duda, Nippon Ichi ha querido hacer un verdadero reto para el jugador tradicional, y, sin duda, lo ha logrado con creces.
Precioso
Uno de los detalles más característicos de Disgaea es su apartado gráfico, que se aleja de la realidad y de los gráficos ultra realistas para dar paso a un aspecto mucho más desenfadado, utilizando la estética de cómic japonés o anime. El resultado es perfecto, tanto en las entregas numeradas como en este spin off, con un diseño de personajes muy bueno y unos escenarios de lo más preciosistas, acorde con la estética que los desarrolladores quieren transmitir. De esta manera nos encontramos con un videojuego que mezcla a la perfección las 2D con las 3D<, mostrando unos personajes y fondos prerenderizados sublimes y que casan muy bien con la videoconsola que se funden con unos entornos en tres dimensiones que, sin bien es cierto en la nueva generación no sorprenden de ninguna de las maneras, en la portátil de Sony muestra unos resultados más que satisfactorios. Los variados entornos juegan un papel fundamental a la hora de dotar a la obra de una variedad más evidente, y así ha sido, encontrándonos todo tipo de situaciones y fases que se alejan de las fases clónicas e inspiradas en otras obras. Así mismo, los diferentes efectos gráficos tridimensionales (como las explosiones, los ataques específicos y demás) cuentan con un detalle bastante evidente, cogiendo el motor gráfico que se empleó para la anterior entrega de Playstation 3.
Por otro lado nos encontramos con la música, uno de los aspectos más cuidados dentro de la serie Disgaea -y de todo Nippon Ichi en general- y que, evidentemente, en esta ocasión no iba a ser una excepción. Nos encontramos con una banda sonora original que cuenta con una calidad sublime, con temas que se nos quedarán grabados en el cerebro y un amplio repertorio para evitar que el jugador acabe cansado de escuchar siempre la misma melodía. Así mismo, también nos encontramos con un estupendo doblaje -al inglés- caracterizando así a los incontables prinny y demás personajes que complementan esta atípica historia. Por degracia, y esto es algo que ya no sorprende a los usuarios de PSP, el juego nos ha llegado en completo inglés, haciendo incomprensible la historia a todos aquellos quienes no tengan un nivel anglosajón medio alto, puesto que la mayor parte de los chistes cuentan con frases hechas o palabras encadenadas.
El segundón favorito
Disgaea es una serie que todavía tiene muchísimo que ofrecer a los usuarios de videojuegos, ya sea con la franquicia numerada -que englobaría esos tres fantásticos títulos de rol estratégico- o con esta primera inclusión a las plataformas utilizando como personaje a una de las criaturas más caracteristicas de la compañía. Como no podía ser de otra manera, Nippon Ichi nos ha traido una obra fantástica, que sin duda gustará a todos y cada unos de los poseedores de Playstation Portable por su dinamismo, su estilo de juego y, como no, su hilarante historia. Lamentablemente hay algún aspecto -como el anteriormente comentado de los saltos o el de su extrema dificultad- que puede echar para atrás a algún aficionado por una posible frustración al no poder terminarlo, aunque estamos seguros que con un poco de paciencia el videojuego acabará siendo completado de una u otra manera. Ha llegado la hora de salvar el mundo de los prinnys, ¿estás preparado para adoptar el papel principal, dood?