Análisis de Midnight Club 3: DUB Edition (PSP)

Carreras urbanas con un inconfundible sabor arcade y un gusto por la espectacularidad a bordo de coches modificados es lo que nos propone la tercera entrega de Midnight Club… ahora también en PSP
·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
7.5
SONIDO
7
NOTA
7
DIVERSIÓN
6
JUGABILIDAD
7.5
Análisis de versión PSP.

La saga Midnight Club se ha ido perfilando como una apuesta segura para los amantes de los arcades de conducción frenéticos y un punto alocados que apuestan más por la acción frenética que por la cuidada simulación. Si le sumamos el mundo del tuning, es decir, la modificación de los automóviles para, por un lado, hacer ostentación del escaso gusto y sentido de la estética de ciertos individuos, y, por otro, mejorar las prestaciones del coche.

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Esta tercera entrega se publicó hace unos meses para Xbox y PlayStation 2, cosechando un éxito de crítica y público generalizado, y venía apadrinada por la licencia de la revista Dub Magazine, una de las publicaciones de tuning más popular de los Estados Unidos.

En consecuencia, podemos esperar grandes cosas de este título, que promete ser una adaptación a la portátil de la versión doméstica, aunque con las naturales modificaciones necesarias para adaptarse a las peculiaridades del nuevo sistema.

El juego tiene una de sus bazas más importantes en ofrecernos la posibilidad de recorrer una ciudad con total libertad en uno de sus modos de juego, con el tráfico correspondiente y, cómo no, los atajos y callejones que son lógicos y esperables en un entorno urbano. Pero he aquí que no correremos tan sólo en una ciudad, sino en tres: San Diego, Detroit y Atlanta. La tónica de los entornos abiertos es una característica ya tradicional que se ha ido incorporando en otros videojuegos similares, pero la realización técnica de las ciudades es soberbia, dando lugar a los que quizás sean los escenarios más complejos y mejor elaborados de toda la primera hornada de juegos disponible para PSP.

Los coches disponibles, que destacan por su cantidad y variedad, están diseñados con mucho acierto, aunque se puede percibir la pérdida de polígonos en los modelados de algunos de los más complejos. De todos modos, la amplísima plantilla de vehículos, que incluye algunos tan variopintos como el cada vez más popular Hummer, el Golf, el Cadillac Escalades… hasta un total de sesenta coches que abarcan deportivos, utilitarios, todoterrenos, coches de lujo y motos. Luego, en la práctica, las diferencias entre ellos vienen más por el tipo que por el modelo, pero es lógico teniendo en cuenta que estamos, ante todo, hablando de un arcade que no pretende en ningún momento intentar hacerse pasar por un proyecto de simulador.

Los coches se integran perfectamente en los escenarios, y en algunos momentos puede llegar a haber bastantes en pantalla, con una carga gráfica que, por desgracia, pasa factura. Es posible que éste sea uno de los juegos que mejor lucen en la pantalla de la portátil… pero esto es así hasta que empieza a moverse todo. Las animaciones no son del todo fluidas debido a que no cuenta con una tasa de imágenes por segundo todo lo elevada que sería deseable para un juego de velocidad y, desde luego, las pertinaces pérdidas de cuadros de animación y ralentizaciones no ayudan al conjunto. Son problemas que salpican el juego constantemente y esto, en un juego de coches, es casi imperdonable, hasta tal punto que hubiese sido preferible no forzar tanto el aspecto gráfico y apostar más por un buen rendimiento y mejor uso de la potencia de la consola. No es que la consola no tenga potencia para mover un juego como éste, pero quizá los programadores no están todavía preparados para aprovechar como es debido esta nueva máquina o no han tenido todo el tiempo necesario para optimizar el código; en cualquier caso, el resultado no es el deseable, y pocos usuarios estarán dispuestos a sacrificar la fluidez por la espectacularidad gráfica… sobre todo cuando esa falta de fluidez se convierte en un problema para jugar a gusto.

Los menús del juego, además, tampoco son un prodigio de velocidad. Es cierto que hay muchos parámetros y las posibilidades (sobre todo cuando configuramos nuestro vehículo) son enormes, pero los tiempos de espera para ir de un lado a otro del menú pueden poner de los nervios al más pintado. Y a estas esperas hay que añadir el minuto largo que uno puede estar esperando para empezar a correr en determinados momentos. No es que las versiones domésticas no tuviesen menús algo lentos y tiempos de carga, pero desde luego no llegaban hasta lo visto en esta conversión, siendo algo que los programadores tendrían que haber intentado reducir con más esmero. Desde que encendemos la consola hasta que empezamos a correr perderemos algún que otro minuto navegando por el menú y esperando a que cada opción cargue y nos lleve a la siguiente; y uno, a veces, con una consola portátil, quiere jugar y hacerlo ya mismo… está dispuesto a esperar, pero definitivamente no tanto.

El sonido en esta entrega no alcanza tampoco a lo ya visto en domésticas, pese a la calidad y capacidad del disco UMD, el soporte de la portátil de Sony, aunque se podría pensar en un primer momento que se trata de una limitación de los altavoces. Y es cierto que el sonido no acaba de estar bien regulado para sonar bien a través de los pequeños altavoces de la consola, pero recurrir a unos auriculares no soluciona los problemas del todo. La música seguirá sin sonar limpia y los efectos de sonido seguirán tan estridentes como antes… quizás incluso se aprecie más que son bastante genéricos. Hay, además, pequeños cortes en las pistas de audio, como si ésta perdiese algunos segundos o perdiese la sincronía con la acción, dando lugar a un efecto bastante raro. Por otro lado, la selección musical es buena, con géneros habituales en este tipo de videojuegos, como el hip-hop o la música electrónica, por citar algunos. Entre los grupos escogidos destacan Queens of the Stone Age, Nine Inch Nails, Marilyn Manson o Jimmy Eat World. La selección musical es, por tanto, de una gran calidad, pero falla en cuanto a su realización técnica.

Una de las opciones más interesantes del juego es la posibilidad de recorrer con total libertad las ciudades del título, sin tener que preocuparnos de pasar los primeros por la línea de meta, tan sólo paseando. Para amenizar estos paseos habrá que buscar los logos de Rockstar que están diseminados por todo el mapeado y, también, pensar en nuestras próximas carreras y buscar dónde están los mejores atajos para recortar unos segundos en las competiciones. Ir conociendo las ciudades será esencial para tener buenas opciones para la victoria, no sólo por los atajos y los saltos especiales que nos harán rascar segundos, sino por saber evitar los callejones sin salida que nos harían perder muchísimo tiempo en las competiciones en las que tenemos que ir de un punto de control a otro.

Juguemos en el modo en que juguemos, el sabor arcade estará presente en todo momento, con una física orientada plenamente hacia el espectáculos con larguísimos saltos, colisiones exageradas y un ritmo de la acción constante en todo momento, ya que incluso en los accidentes más aparatosos todo se reanudará en muy poquito tiempo. El sistema de control está también en la línea de lo esperable dado el género y en consonancia con lo visto en las consolas domésticas: sencillo y directo. Como ya hemos dicho, las diferencias entre llevar unos y otros vehículos residirán sobre todo en qué clase de coche es, ya que incluso tendrán habilidades especiales que, eso sí, no están todo lo bien integradas que podríamos esperar.

Estas habilidades especiales son la principal novedad que presenta esta entrega con respecto a sus sucesoras, y obtendremos el acceso a ellas según avancemos en el juego. Los coches más grandes, como el Hummer, podrán espantar al tráfico que los rodea; otros aumentarán su agresividad y causarán más daño a los vehículos que golpeen y, finalmente, otros tendrán la posibilidad de recurrir a una suerte de "tiempo bala" que ralentizará, por tanto, la acción facilitando maniobras complejas. Sin duda alguna suena extraño, pero funciona razonablemente dentro del juego, con algún que otro pequeño fallo y lo cuestionable de su utilidad en algunos momentos.

Eso sí, si usamos una de estas habilidades y conseguimos el efecto deseado, seremos imparables, y de eso se trata. Por supuesto, la vieja característica de conseguir turbo de impulso (es decir, un aumento temporal de la velocidad) si nos colocamos a rebufo el suficiente tiempo sigue presente, al igual que el turbo por óxido nitroso. Si combinamos estos incrementos de velocidad con alguna de las habilidades especiales, el resultado será difícil de controlar pero con un potencial enorme de proporcionarnos una victoria.

La parte del tuning es muy importante en el juego, con un abanico de posibilidades muy amplio a través de un sistema que resultará sencillo para todos los usuarios, evitando la innecesaria complejidad técnica de otros juegos. Al principio no tendremos demasiadas opciones a la hora de cambiar frenos, suspensión o el sistema nitroso, pero, según ganemos carreras, el catálogo de elementos disponibles irá aumentando para mejorar la calidad de nuestro vehículo. Además de la mecánica, por supuesto, podremos crear un coche tan horripilante como nos permita nuestra imaginación, modificando embellecedores y, en definitiva, todas las piezas exteriores del coche además de la pintura para hacer de él un símbolo único de nuestra deformada (y peligrosa para las gentes de buena fe) personalidad. Estas modificaciones puramente estéticas no mejoran el rendimiento del coche ni, tampoco, la aerodinámica.

El modo de juego principal es muy largo, con unas doce o catorce horas (incluso más) de duración si queremos conseguir todos los objetivos, y nos invita a participar tanto en carreras de puntos de control como en contrarreloj o bien carreras estándar, pero siempre dentro de las diferentes ciudades. Si nos cansamos de este modo, o preferimos optar por algo más directo (pese a los menús) podremos acceder directamente a las diferentes carreras del juego para un jugador y, también, para el multijugador. Con Midnight Club 3: DUB Edition hasta seis jugadores (cada uno con su copia del juego) podrán enfrentarse en carreras por los mismos entornos urbanos del modo para un jugador (aunque, eso sí, con algunas modificaciones para adaptarse mejor al aluvión de coches controlados por los diferentes jugadores). Dado el carácter arcade, el multijugador es divertido, pero los problemas de fluidez se agudizan más incluso y, al fin y al cabo, hay otras opciones que pueden resultar más divertidas en el mercado.

De hecho, es más divertido jugar contra la máquina, ya que los rivales no cuentan con una inteligencia artificial imposible de batir, ni con supercoches que aceleran hasta el infinito en la última vuelta. Se trata de vehículos controlados de manera que cometen errores, saben aprovechar nuestros fallos, y nos dan juego siempre. Podemos darnos golpes y no perder todas las posibilidades de ganar en ese momento, pues el juego, dada su muy bien nivelada dificultad, siempre representa un reto para el jugador, que pocas veces se verá frustrado, ya que la sensación de competir de igual a igual está muy bien lograda. En todo caso, si hay algo complicado, es encontrar las rutas en algunas carreras, lo que nos obligará a reiniciar alguna que otra carrera (con la consiguiente espera) al meternos en algún callejón sin salida, pero, desde luego, nuestros rivales sabrán estar casi siempre a la altura.

Conclusiones

Midnight Club 3: DUB Edition es un título largo que puede dar muchas horas de entretenimiento al jugador y que, sin duda, es un buen reflejo de las versiones domésticas, pero que tiene la losa de un apartado técnico contradictorio. Gráficamente luce estupendo, con modelados sorprendentes y efectos de luces muy bien diseñados en entornos enormes y con un buen nivel de detalle que, sin embargo, se revelan como un lastre para la fluidez de las carreras, lo que es un punto muy negativo para un juego en el que la velocidad lo es todo. Y algo similar ocurre con al música, que une temas licenciados bien escogidos con efectos de sonidos simplones y algunas musiquillas machaconas con un acabado técnico que no luce como debería a través del sistema de sonido de la consola, con una leve distorsión generalizada que no permite disfrutar de un sonido limpio.

También juegan en su contra los abusivos tiempos de carga, que salpican los menús y los inicios de las carreras, de manera que algún que otro jugador puede quedar hastiado de tener que esperar para echarse unas carreritas. Es cierto que el juego maneja una cantidad de información -por toda la carga gráfica- y sonora considerable, pero aun teniendo esto en cuenta los tiempos de carga siguen siendo injustificables.

Y, sin embargo, las carreras son apasionantes, siempre bien niveladas, siempre emocionantes hasta el final y sin una dificultad creada de manera artificial, ya sea saliendo exageradamente atrás, o por rivales perfectos o que cuentan por alguna extraña razón con vehículos que pueden romper la barrera del sonido justo en la recta de meta.

Es, ya lo decíamos, un buen reflejo de las versiones domésticas, pero no el que debería ser. Sus virtudes se pierden entre los puntos en contra, y difuminan la calidad de un título que no logra destacar como merece por un cúmulo de defectos que algunos usuarios perdonarán con más facilidad que otros. Hay muchas cosas por corregir, así que tendrán que esmerarse un poco más en la próxima entrega.

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Género/s: Carreras arcade / Coches
Plataformas:
PSP

Ficha técnica de la versión PSP

ANÁLISIS
7
  • Fecha de lanzamiento: 1/9/2005
  • Desarrollo: Rockstar North
  • Producción: Rockstar Games
  • Distribución: Take 2
  • Precio: 49.95 €
  • Jugadores: 1-6
  • Formato: UMD
  • Textos: Español
COMUNIDAD
8.65

Midnight Club 3: DUB Edition para PSP

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