Análisis de Gran Turismo PSP (PSP)
La espera de Gran Turismo en portátil ha sido larga y llena de rumores de cancelaciones desde el anuncio de cierto juego llamado Gran Turismo Mobile para la por entonces recién nacida PSP. Aquel juego prometía una experiencia muy similar a Gran Turismo 4 (el que era el último título de la saga) en pantalla pequeña, pero la ausencia de noticias relacionadas con el juego durante varios años sumió al proyecto en la sombra, más cuando Polyphony se encontraba enfrascada en varios juegos para PlayStation 3: Gran Turismo HD -que quedó como una simple demo muy temprana de Gran Turismo 5-, Gran Turismo 5 Prologue, la versión recortada para hacer la espera más llevadera, y Gran Turismo 5 propiamente dicho. Por el camino ha caído, al menos hasta nuevo aviso, Gran Turismo for Boys, que podría haber sido reinventado como modo de juego en GT5.
Hasta el E3 09, Gran Turismo Mobile seguía siendo un proyecto "fantasma". Hasta entonces, porque sorprendentemente, Polyphony Digital acaparó la atención de los medios, no con el juego que supuestamente debía ser extensamente mostrado, Gran Turismo 5, si no con Gran Turismo –a secas- para PSP, como título de lanzamiento para PSPgo, el nuevo modelo de portátil para descargas digitales.
La franquicia pisaría, tras varios años de promesas, a la pequeña de la familia PlayStation tanto en formato digital como en UMD.
La pregunta obligatoria es entonces ¿ha merecido la pena la espera? La respuesta es si. ¿Estamos ante una versión para PSP de Gran Turismo 4 o 5, diferencias gráficas aparte? No. Debemos aclarar este punto pues a partir de aquí cabe llevarse alguna decepción si lo que esperamos es un juego que siga el mismo esquema del modo GT, presente en los juegos de domésticas, y que venía a ser el núcleo de la diversión, al menos a medio y largo plazo, para la mayoría de jugadores. Esto no es del todo un punto negativo, porque de hecho, permite poder disfrutar de Gran Turismo 5 y Gran Turismo PSP de forma conjunta, y de hecho, este es uno de los propósitos de Yamauchi, creador de la serie desde hace más de una década. Por decirlo de alguna manera, no estamos ante una versión "pobre" de la nueva generación, no se limita a copiar un juego para contentar a usuarios que aún no poseen PlayStation 3. De alguna manera, se agradece que el juego posea cierta personalidad y no caiga en el defecto que la portátil arrastró durante sus primeros años, conversiones más o menos idénticas de PlayStation 2. Aunque, esas diferencias, como es el caso, se conviertan en un arma de doble filo.
Tras una introducción espectacular, en la línea de todos los vídeos iniciales de la saga, que transmite un respeto casi místico hacia los deportivos y el mundo del motor que el Polyphony y Kazunori Yamauchi siempre han pretendido, descubrimos algunos de los circuitos más emblemáticos de la franquicia, tanto urbanos, de Rally, oficiales o ficticios y toda una explosión de diferentes vehículos, tanto de gran cilindrada como otros de características más modestas. Eso si, el ojo más atento apreciará una de las diferencias de este Gran Turismo: no hay más de cuatro vehículos en carrera.
Nos encontramos, aquí si, y sin paliativos, ante un pequeño resbalón en la trayectoria de la saga que había contado con al menos seis coches en competición, a excepción –y también se le criticó en su momento- de algunas pruebas de Rally de Gran Turismo 4 vetadas a más de dos vehículos. Evidentemente, si apreciamos el esfuerzo de Polyphony en Gran Turismo 5 por incluir la nada despreciable cifra de 16 contrincantes aún a riesgo de rebajar la carga gráfica del circuito, todo a favor de una mayor diversión, debemos lamentar la reducción de competencia en Gran Turismo de PSP. Evidentemente, no estamos ante un punto negativo lo suficientemente importante como para echar por tierra la larga lista de virtudes del juego, e imaginamos que esta diferencia se debe exclusivamente al propósito de no comprometer las 60 imágenes por segundo que hace gala Gran Turismo en PSP; como nos descubrió hace años Colin McRae, entre otros, jugar incluso en solitario contra tiempos puede llegar a ser muy, muy divertido. Pero, para el jugador veterano de GT, las primeras carreras si desprenden una sensación de faltar "algo", principalmente la emoción de superar un pelotón en la parrilla de salida.
La primera toma de contacto nos ofrece cuatro fabricantes en los que gastar una suma de dinero. Este coche que elijamos será el primero para nuestro garaje. Un día –en días del juego, no reales, basados en el número de carreras jugadas- la oferta es una, y más adelante cambiará, y otras marcas estarán disponibles, sin que por ello, dentro de su propio catálogo se ofrezcan todos los juegos del fabricante. Esto si es algo clásico del modo Gran Turismo –al menos, en el catálogo de vehículos de segunda mano- pero llevado un paso más allá. ¿Conclusión? Quizás quieras comprar un coche, tengas el dinero ahorrado, pero no puedas en ese momento, no sabes cuándo podrás volver a ver ese Ferrari por el que suspirabas.
La modificación de los vehículos se ha visto reducida en comparación con lo visto en otros Gran Turismo, aunque sigue siendo más completa que otros muchos juegos de la portátil. Podemos ajustar elementos móviles como la suspensión, la aerodinámica o modificar el motor para las pruebas de derrape, pero no añadir piezas y componentes nuevos. Unos buenos ajustes pueden mejorar la velocidad sensiblemente, pero no cabe duda que han dejado de ser un elemento clave dentro de esta versión. Pierde algo de encanto para los más puristas del garaje, pero se orienta a aquellos que no tienen tiempo suficiente para comprobar cada mínima mejora, simplificando la tarea de las compras a nuevos coches, exclusivamente.
Una vez que decidimos participar en el duro mundo de la competición, contamos con varios modos para un jugador, entre los que cabe simplemente citar el Contrareloj, Carrera única y Derrapes (similar al encontrado en Gran Turismo 5 Prologue), que recompensan con dinero nuestras partidas. Todos ellos están desbloqueados desde el inicio.
Llega el turno al controvertido modo Retos de Conducción, que copa la atención para un jugador y sustituye al clásico modo Gran Turismo, aquel en el que, a través de un mapa, seleccionábamos las competiciones en las que participar, ganar dinero, comprar nuevas piezas o coches, realizar modificaciones, y en definitiva, consumir decenas e incluso centenas de horas hasta conseguir todos los trofeos del juego, algo al alcance de pocos. Este cambio se debe a la intención, que puede gustar más o menos, de Yamauchi por adaptar Gran Turismo a la forma de juego de una portátil, generalmente más orientada a partidas más corta que en doméstica. Visto de manera global, a largo plazo, es cierto que la vida útil del juego se acorta innecesariamente, pues una vez que Polyphony ha realizado lo más complicado, pasar a PSP la ingente cantidad de vehículos y circuitos de la saga, el modo GT debería ser obligatorio.
Retos de Conducción, como su nombre descriptivo explica, es una serie de pruebas para nuestro manejo del vehículo, lo que suena un poco a los test de conducción presentes en Gran Turismo desde la primera entrega, pero más variados, en mayor cantidad y con recompensas. Este centenar de retos supone ocupar nuestro tiempo durante varias horas, aunque ni de lejos tiene la vida, casi infinita, de Gran Turismo 4. Las pruebas pueden ir de superar una serie de curvas en un tiempo límite al típico "frena en la marca" tras una larga recta, divididas en nueve niveles de dificultad. No mucha innovación respecto a los citados exámenes de Gran Turismo, pero son entretenidos y sirven para desbloquear algunos extras, como la reproducción de música MP3 desde la memoria, y ganar dinero, evidentemente. Así que, sin lugar a dudas, es un modo entretenido, cuyo problema es que recae sobre él todo el peso de la diversión en solitario.
La sensación agridulce que produce es la de tener un juego con aspiraciones de simulador –lo es, desde un punto de vista del control- pero con prestaciones arcade. Para el usuario de Gran Turismo que busque un Gran Turismo en PSP, esto supondrá una pequeña decepción. Pero durante el tiempo que intentamos conseguir trofeos en cada reto, la diversión está asegurada; son adictivos y para muchos jugadores que se acerquen por primera vez a la saga no se verán desbordados por las inmensas posibilidades de un mapa del modo Gran Turismo. Con esto decimos que Gran Turismo para PSP está lejos de ser un mal juego, pero desde el punto de vista de lo que se espera de un juego con ese título, la profundidad no es la misma. Polyphony ha conseguido un buen –excelente, de hecho- juego de conducción para acercarse por primera vez a un simulador como Gran Turismo, simplificando muchos aspectos que echarán en falta quienes busquen realmente la misma experiencia que en domésticas.
A pesar de que muchos están acostumbrados al control del pad de PlayStation, especialmente al uso de los dos sticks –generalmente, uno para direcciones, otro para acelerar y frenar-, tras unas carreras con PSP es fácil adaptarse al control de la consola. No es algo que no sea importante, pues aquí la precisión debe ser máxima, especialmente si escogemos el modo de control profesional (más realista y complicado de manejar que en estándar). Es muy reconfortante encontrarse con circuitos que nos han acompañado durante la última década, desde Laguna Seca, Nurburgring, Nueva York, Cote d' Azur, Deep Forest a Tokyo R246, hasta un total de 45 pistas –algunas son variantes de otro circuito-, que pueden ser jugados en su sentido contrario. En este sentido, Gran Turismo para PSP es uno de los juegos que más completos de la portátil, cada una de estas pistas posee algo especial y los fans de la serie recordarán cada curva, cada punto para frenar, tal y como debería ser. La inteligencia artificial sigue la línea habitual de Gran Turismo, los coches cometen algunos errores e interactúan con nosotros, cosa que se agradece.
Gran Turismo también incluye un modo multijugador para cuatro consolas. Es exclusivamente ad-hoc, lo que es una lástima, especialmente cuando un lanzamiento reciente de Sony como Motorstorm Arctic Edge cuenta con juego online. La diversión, siempre que encontremos a otro poseedor del juego, está asegurada, y la gran cantidad de circuitos ofrece muchísimas horas de carreras sin apenas repetir mismo escenario. Además hay varios modos de juego, desde la carrera normal hasta opciones que compensan a los más inexpertos de la parrilla con ayudas –cada jugador tiene, en base a su éxito en las carreras, un perfil de piloto-, o un modo Carrera de Fortuna para ganar grandes sumas de dinero. Existe la posibilidad de cambiar vehículos con otro jugador, y no olvidemos que habrá conexión con Gran Turismo 5. Por otro lado, la ausencia de tablas de records online es otro pequeño descuido que debería haber paliado la ausencia del juego en red. En definitiva, buenas ideas para crear una comunidad de competición y de intercambio de coches pero a pequeña escala, siempre a la distancia que permite el ad-hoc.
Los más de 800 vehículos son recreaciones fieles de los modelos reales que imitan, al menos a nivel de potencia de la consola. Y no sólo eso, el aspecto es diferente, pero también su control; esto es un Gran Turismo. La cámara interior no es, ni se podía esperar, tan detallada como en Gran Turismo 5, pero la carrocería es bastante superior a lo visto en 32 bits. Todo ello corriendo a 60 imágenes por segundo, un estándar de la saga desde Gran Turismo 3, que sitúa a este juego entre el top de títulos más potentes de la consola. Quizás, no tan revolucionario y ni tan avanzado respecto a la competencia –bastante dura en PSP en este género- como suele ser habitual en domésticas, pero alcanza las exigencias esperadas en la saga; si se encuentra entre un punto intermedio entre PSOne y PlayStation 2, está mucho más cerca de la segunda.
Si bien existe alguna contrapartida ante tanto detalle y fluidez –el dentado de la imagen a veces es muy visible, sólo hay cuatro vehículos en pista, y en algún momento son apreciables las unión de polígonos en el asfalto-, confiamos en que Polyphony haya realizado todo lo posible con el hardware disponible en su primera incursión en PSP, y nos preguntamos hasta dónde llegaría en materia gráfica con la mitad de frame rate. Ver algunos circuitos urbanos como el de Tokio en PSP es uno de los mejores espectáculos que puede ofrecer la portátil hoy día a nivel técnico.
La banda sonora es personalizable, como hemos comentado, desbloqueando la opción durante el juego. La línea de temas no difiere mucho de lo esperable, temas pop, algún toque electrónico, y los sonidos del motor y neumáticos son de lo más realista que hemos oído en la portátil.
Conclusiones
Es difícil saber si este Gran Turismo está pensado para gustar a todo tipo de jugadores de la saga. Posiblemente, no lo sea. La forma de mantener el interés para un jugador se basa en varias pruebas de conducción de dificultad creciente, y el interés por conseguir los mejores vehículos del juego. La idea de Polyphony ha sido clara, ofrecer algo diferente a Gran Turismo 5 con la intención de saltar de una a otra versión para completar el garaje, sin que por ello tengas que jugar al mismo juego en versión portátil.
En base a lo que ofrece Gran Turismo para PSP, estamos ante uno de los mejores juegos de conducción de la consola. Hablando de simulación, sin duda lo es. Encontramos algunas carencias o aspectos mejorables, como un multijugador más trabajado o más prestaciones de personalización de los vehículos, y claro, la polémica ausencia del modo GT. El modo de retos ciertamente no es malo, pero es diferente. Es importante tenerlo en cuenta, porque de aquí derivan muchos malentendidos con el juego.
Jugar en los circuitos es tan divertido como siempre. El juego recrea los gráficos de PlayStation 2 de la mejor manera que podríamos imaginar, salvando algunos detalles, y posee más contenidos que cualquier otro juego de carreras visto en PSP. Es cierto que se podría haber rozado la perfección con el demandado modo Gran Turismo, pero creemos que es más justo valorar el juego por lo que ofrece que por las carencias. Y, en este sentido Gran Turismo para PSP es un juego sobresaliente.