Análisis Tin Hearts, resolviendo puzles con soldaditos de juguete (PS5, PS4, Switch, Xbox One, Xbox Series X/S, PC)
Tin Hearts es un juego de puzles ambientado en un mundo de juguetes clásicos. El proyecto de Rogue Sun, que llega editado por Wired Productions, nos lleva a una época pasada para contarnos una historia familiar a través de inventos, muñecos y otro tipo de cachivaches. La trama busca ser emotiva y los rompecabezas quieren sorprendernos con múltiples posibilidades; pero aunque ninguna de las dos facetas termina de brillar, el juego acaba dejando un buen sabor de boca.
Un Lemmings en 3D con soldaditos de juguete
El objetivo principal de cada puzle de Tin Hearts es llevar a los soldaditos de plomo desde su caja hasta una puerta mágica, una especie de Lemmings pero en tres dimensiones y con el foco puesto en otra parte: para completar ese desafío tendremos a nuestra disposición diferentes piezas con las que los soldaditos interactuarán de maneras diferente, chocando con ellas (lo que sirve para reorientar al grupo) o rebotando contra ellas (lo que usamos para salvar caídas), entre otros muchos ejemplos.
Esta idea simple de la que parte el juego se va complicando no sólo en lo que respecta al diseño de niveles, que se va haciendo más abierto a medida que avanzamos en la historia, sino también en la gama de herramientas que podemos utilizar.
Tin Hearts quiere proponer una experiencia creativa con toques sistémicos: si no tenemos piezas que hagan girar a la fila de soldaditos en la dirección que queremos podemos buscar un objeto del escenario que utilizar para tal fin.
Variedad de interacciones, lo mejor de Tin Hearts
Cuando el juego nos permite aprovechar ese tipo de oportunidades es cuando da lo mejor de sí, aunque lamentablemente no siempre sucede. Pese a su interés por la libertad creativa en la resolución de puzles, la mayoría de niveles parece tener una o varias soluciones que hemos de encontrar e incluso las mecánicas son bastante más dirigidas de lo que parecen en un primer momento. Eso sí, Tin Hearts no para de darnos nuevas formas de interactuar con los rompecabezas durante todo el juego, desbloqueando mecánicas adicionales que refrescan la experiencia de tanto en cuando.
Al llegar al final del juego y echar la vista atrás nos damos cuenta de que la manera en la que empezamos interactuando con los puzles no tiene nada que ver con cómo acabamos haciéndolo en los compases finales. Quizás puede considerarse spoiler, pero el hecho de que en determinado momento podamos controlar a un soldadito y movernos libremente por el escenario para desbloquear nuevos caminos fue una idea muy bien transformada que no nos esperábamos.
Un ritmo narrativo atropellado que medra en la experiencia de juego
La pena es que a nivel narrativo el juego tenga un ritmo tan atropellado. Tin Hearts se empeña en contar una historia que no termina de saber engarzar bien con sus mecánicas, aunque haya una justificación contextual para ello: nos ha dado la impresión de que el querer usar el juego de puzles para contar un relato acaba repercutiendo negativamente en la forma en la que está construida la progresión de sus niveles, dando como resultado una experiencia que tarda demasiado en arrancar y que puede echar para atrás a quienes no le echen un poco de ganas.
En cualquier caso, pese a que los compases iniciales puedan ser un poco difíciles y la historia termine por resultar casi irrelevante, Tin Hearts bien da ganas de echarle esas ganas que hacen falta para disfrutar de sus mejores momentos. Ayuda mucho su ambientación, que sin estar presentada de forma técnicamente portentosa deja estampas bastante agradables de visitar. Su música también nos ha gustado aunque no como banda sonora independiente, sino como complemento de juego dentro de cada puzle. Por cierto: dispone de subtítulos y textos en español, aunque no haya doblaje a nuestro idioma.
Conclusiones
Tin Hearts es uno de esos juegos de puzles que insiste en contar una historia dramática y emotiva, pero al trazar una línea muy irregular entre mecánicas y narrativa lo único que consigue es presentar dos facetas estancas que terminan por medrar en el ritmo del conjunto. Dejando eso a un lado, a nivel jugable estamos ante un título que sin innovar especialmente en ninguna de sus facetas, sí plantea ciertos niveles interesantes y rompecabezas que te dejan pensando hasta que das con la solución. También tiene cierta voluntad por sorprender con nuevas formas de interactuar con el entorno, y eso es algo de agradecer. A nivel audiovisual, es un juego humilde, pero con ganas de ofrecer una ambientación estimulante que recoja con carisma su relato familiar.
Hemos realizado este análisis en PS5 con un código proporcionado por Meridiem Games.