Análisis Steelrising, un 'soulslike' en plena Revolución francesa (PS5, PC, Xbox Series X/S)
El estudio francés Spiders, que Nacon adquirió en 2019, está especializado en juegos de rol que muchos han etiquetado de eurojank, un nombre dado a algunas producciones centroeuropeas que no suelen destacar mucho por interacciones complejas, narrativa y profundidad de sistemas, aunque en por su origen, también están asociados a un presupuesto bajo o medio que trae bugs, optimización mejorable y otras limitaciones. Bound by Flame, The Technomancer o GreedFall son algunos ejemplos recientes de esta desarrolladora, juegos en ocasiones comparados con las aventuras clásicas de BioWare -sin alcanzar su nivel-.
Spiders trabaja en la secuela de GreedFall, su juego más exitoso y valorado hasta la fecha, pero antes de esa entrega el estudio ha probado suerte con ese otro género del rol que tanto lleva dando mucho que hablar en la última década: los soulslike, o los RPG de acción inspirados en los juegos de FromSoftware –Demon’s Souls, Dark Souls, Bloodborne, Elden Ring…-. Cada año recibimos un puñado de títulos inspirados en estas bases, muchos de estudios pequeños, y hasta ahora nadie ha conseguido hacer sombra a la desarrolladora japonesa. Steelrising es la apuesta de Spiders por atraer al público del "estilo Souls" y el resultado es un cúmulo de buenas ideas que, como en otras ocasiones, le falta un pulido para estar a la altura de las joyas del género.
Vive la révolution!
Steelrising tiene, seguramente por pura casualidad, varias similitudes con Lies of P –un prometedor soulslike surcoreano, en ese caso inspirado por el cuento de Pinocho-. Como aquel, hablamos de rol y acción que dejan a un lado la temática de fantasía con dragones y magia en favor de los autómatas. La historia transcurre en una versión alternativa de París donde el rey Luis XVI controla una legión de robots sanguinarios, con el trasfondo de la Revolución Francesa de fondo. Aegis es una ágil guardaespaldas de la reina que deberá salir de palacio y hacer frente a estas máquinas con un arsenal de armas y todos los tópicos de los souslike. La ambientación, si bien no es completamente original, sí diferencia al título de otros muchos RPG, y su historia es más fácil de digerir que aquellos lanzamientos de tramas confusas.
¿Dificultad alta? ¿Puntos de guardado en los que mejorar a Aegis? ¿Un tipo de alma que perdemos con la muerte y que podemos recuperar si alcanzamos ese mismo lugar? Sí a todo. Steelrising sabe lo que quiere: cubrir el hueco entre Elden Ring y sus expansiones o la hipotética secuela, y ser, al menos, un aperitivo para ese tipo de jugadores.
Encontraremos muy pocas sorpresas en su desarrollo a nada que se tenga experiencia en Souls y sus clones, salvo por una ambientación que la propia FromSoftware probó –en versión más gótica y de horror cósmico- con Bloodborne. El único apartado que no "copia" de la competencia es el componente multijugador, cooperativo o competitivo, ya que esta es una aventura en solitario.
Comenzaremos con algunos perfiles de Aegis que equivalen a las clases. Al tratarse de un autómata hay diversos aspectos que personalizar con el progreso, no sólo la subida de nivel y los parámetros básicos, sino también el tipo de armamento que se utiliza con diversas afinidades. Puesto que no hablamos de magia, aquí manejamos la electricidad, el hielo y fuego, unos efectos que ayudan a causar daños alquímicos extra o paralizar a los enemigos, una estrategia realmente efectiva con las armas de fuego que ayuda a suavizar la dificultad. Estas clases no cambian radicalmente el estilo de juego, o al menos no son tan drásticas como en otros RPG, pero ayudan a decantar el estilo a nuestro gusto.
El combate es la base de un soulslike, y Steelrising se controla de manera similar al resto de juegos: ataque débil y fuerte, un paso rápido para evadir ataques, consumibles de salud, barra de resistencia… Como movimiento más fresco respecto a otros juegos está el salto, que se utiliza en algunas situaciones concretas de la exploración y para la acción, aunque sea en breves combos; puesto que hablamos de un RPG con su barra de resistencia no esperes realizar interminables ataques en el aire al estilo slash´em up, pero al menos da lugar a algunas posibilidades, como colgar sacos con recompensas que complementan a los cofres. Eso sí, la recarga de la barra es más rápida de lo que acostumbramos a ver en el género, lo que facilita una estrategia agresiva.
Esta base de los combates funciona porque utiliza una base vista en mil ocasiones, con pequeñas diferencias en cuanto a una sensación de más movilidad que el clásico caballero con armadura pesada. No obstante es complicado leer los ataques enemigos, y aunque no debería ser una queja que los autómatas se muevan de manera robótica, esto hace más impredecible anticipar sus armas, incluso si la mayoría de diseños son de criaturas humanoides. Es una lástima que Spiders no experimentase más aquí con otro tipo de rivales y comportamientos, porque aquellos que sí se inspiran en animales son más interesantes. Hay otras pegas en cuanto a la cámara en lugares estrechos y el control no responde como debería en ciertos momentos propios de esa falta de pulido extra, pero nada excesivamente serio.
El armamento y herramientas que iremos consiguiendo no solo tienen usos durante la acción, hay algunos artilugios para alcanzar áreas inaccesibles de manera normal. En general el mapa es bastante lineal, más incluso que los Dark Souls, pero siempre encontraremos algunas bifurcaciones con más enemigos y algún tipo de cofre que merece la pena investigar. Y a destacar una opción poco habitual en el género: existe un modo que hace el juego más fácil, lo que puede tentar a aquellos que aún no se han atrevido con los soulslike de más renombre. Por último, no es un RPG excesivamente largo –entre 10 y 15 horas-, lo cual no es necesariamente negativo.
Técnicamente correcto, artísticamente notable
Gusten más o menos los juegos de Spider, el apartado artístico –más que el técnico- de sus RPG suele estar por encima de la media. Steelrising nos lleva a bosques y localizaciones urbanas de París, un poco en decadencia, pero con la belleza que podríamos esperar de una aventura con este tipo de arquitectura. En Greedfall ya nos demostró de lo que es capaz el estudio con esta atmósfera europea que sabe jugar con la elegancia de sus palacios, la suciedad de los barrios pobres, la iluminación y los elementos steampunk. La música acompaña bien, aunque sin grandes alardes, y las voces –únicamente en inglés, con textos en español- introducen algunas palabras en francés para recordarnos de vez en cuando que el juego no transcurre en Londres, sino en Francia.
Lógicamente hay un punto débil: su recorrido no es tan variado como otros juegos de rol que se permiten una mayor libertad temática, pero en cualquier caso el apartado visual no es uno de sus puntos débiles dentro de lo que se podría esperar de una producción intermedia. Y como la mayoría de juegos, ofrece un modo rendimiento a 60 imágenes por segundo que debería ser nuestra elección, así como otros orientados a favorecer la resolución y el detalle gráfico.
Conclusiones
Las comparativas son odiosas y es lo que en muchas veces condenan a los soulslike de bajo presupuesto. Steelrising plantea desafíos, una temática atractiva y el gameplay enganchará a los aficionados al rol de acción, pero tampoco pone sobre la mesa nada realmente original más allá del cóctel de trama histórica y autómatas desquiciados. Es inevitable que en muchos momentos tengas la sensación de "he jugado a esto antes" y con más calidad. En definitiva, no es una "revolución francesa" en el género y en Spider ni siquiera han intentado ocultarlo.
Hemos realizado este análisis en su versión de PlayStation 5 con un código que nos ha proporcionado Nacon.