Análisis Dreams of Another, uno de los juegos más raros que hemos jugado (PS5, PC)
Q-Games, un estudio con un notable historial en la industria, se ha popularizado en las últimas dos décadas por la saga PixelJunk, con la que han explorado multitud de géneros a lo largo de los años. Ahora, nos llega el último juego de Baiyon, creador de PixelJunk Eden, y sólo os podemos adelantar que, fuera de cosas ultraexperimentales de itch.io y cosas así, es uno de los juegos más raros que hemos jugado en los últimos años.
No hay destrucción, sólo construcción
Dreams of Another es una aventura narrativa de disparos en tercera persona que nos presenta el siguiente supuesto: ¿y si las balas no destruyeran, sino que crearan? Así, se nos presenta la onírica historia de «El hombre del pijama» y «El soldado errante». Mientras que este no puede apretar el gatillo ni siquiera para salvar su vida en la guerra, aquel dispara sin preocupaciones en sus sueños, si bien, como decimos, en este mundo las balas crean, no destruyen.
Así, tendremos que ir «reconstruyendo» los escenarios a base de disparos con nuestra ametralladora, (aunque conseguiremos otras armas al avanzar). Los entornos, como podéis ver, recuerdan inevitablemente al fantástico Dreams, el juego que MediaMolecule hizo cuando Sony apostaba por algo más que un par de géneros, pero están mucho más difusos de primeras y, al recibir disparos, estos orbes y cuadritos flotantes se juntan para mostrar la forma de lo que nos rodea.
Esto hace que, literalmente, la principal mecánica del juego sea disparar a todo lo que nos rodea para darle forma, y así encontraremos personajes con los que hablar y algo con lo que interactuar que nos permita avanzar en la historia. De vez en cuando encontraremos unas bolitas por ahí que, al dispararles, darán forma a todo lo que hay a su alrededor. También, de vez en cuando, tendremos ciertos objetos que como enemigos, en cierto modo, requerirán que los derrotemos, dándole algo de variedad al desarrollo, aunque son muy puntuales.
¿Puede tener celos la puerta de una casa de la puerta de un coche, porque la del coche viaja?
Una vez que materializamos el entorno, casi todos los objetos tienen algo que decir. Aquí entra la parte más existencialista del juego. Una atracción de un parque nos contará cómo su trabajo es ser popular, pero ser popular sólo le genera más desgaste. O una angelito nos comentará cómo la idea de dejar los errores atrás implica que eso que hemos cometido es un error. Por supuesto, también encontraremos a diferentes personajes que hablarán sobre sus sentimientos, y que profundizan en la narrativa existencialista y filosófica del juego. ¿Sirve de algo trepar una pared bajo tierra si no puedes llegar a la superficie?
De igual manera, encontraremos multitud de objetos repartidos por los escenarios, que podemos entregarle a El soldado errante para conseguir ciertas mejoras (poder correr a más velocidad y durante más tiempo, conseguir munición...) en función del valor que él le dé a cada uno. Esto abre otro de los hilos narrativos del juego: el valor de las cosas. Algo roto puede ser nuestra posesión más valiosa, mientras que nuevo puede perder todo el valor del mundo si cambian nuestros sentimientos, como un anillo de bodas después de un divorcio.
Esta parte es la más interesante del juego, ya que es la única razón por la que os animaríamos a jugarlo. Si bien es cierto que la historia es confusa y obtusa, nos ha parecido interesante, y nos ha animado a seguir jugando para ver hacia dónde iba. No os penséis que es una historia en el sentido tradicional, pero sí que, si os gustan estos temas, te invita a pensar y a ver cosas cotidianas desde una nueva perspectiva.
Lo demás es, precisamente, donde falla. Llega un momento en el que disparar a todo para abrir el camino, aburre. La aparente aleatoriedad de lo que le gusta y lo que no a El soldado errante hace que el intercambio sea un mero trámite. Las interrupciones son constantes, con fases que apenas duran unos segundos. Los escenarios se vuelven repetitivos, y acabamos volviendo una y otra vez a los mismos. Para un juego relativamente corto (unas 8 horas), y con un concepto tan original, desde luego que podría haber hecho mucho más para atrapar al jugador.
Un mundo de ensueño
En lo audiovisual, creemos que va a ser un juego un tanto divisivo. A nosotros, personalmente, nos gusta su estética y la idea de ir construyendo todo según disparamos. Creemos que funciona muy bien, incluso si las similitudes con el mencionado juego de MediaMolecule son obvias. Nos ha resultado un tanto extraño que en algunas zonas, sin razón aparentemente, la tasa de imágenes por segundo se hunda, pero es algo muy puntual y nada grave.
Como curiosidad, es compatible con PlayStationVR 2, y hace exactamente lo que os podéis imaginar: permitirnos disfrutar de la experiencia en primera persona, en realidad virtual. Con un mundo tan particular, la experiencia es interesante, pero no os esperéis nada rompedor. Las secuencias de vídeo se siguen mostrando como tal, y la única «novedad» es poder interactuar de manera mucho más natural con los elementos que nos rodean, ya que reaccionan a nuestras acciones.
En lo sonoro, Baiyon también compone la música, y para nosotros es un poco difícil de juzgar. La banda sonora es buena, no cabe duda, y algunas melodías son excelentes, pero creemos que el uso es mejorable. En ciertas zonas la música se vuelve machacona y repetitiva, e incluso si esa es la sensación que buscan generar, creemos que se podría haber hecho mejor. Por último, tenemos voces en inglés y textos en castellano, bastante justitos, con traducciones muy literales e incluso algunos fallos en la traducción.
¿Qué es un buen videojuego?
¿Es mejor videojuego el fotorrealista de 80 horas, previsible y formulario, y que no eres capaz de terminar, o el de diez horas, fallido pero sorprendente, que consigue hacerte pensar? ¿Qué peso tiene la opinión de alguien que no conoces, y que puede no coincidir contigo en absoluto en gustos, a la hora de decidir si jugarte un juego? ¿Vale más la pena tu tiempo o tu dinero? ¿Tiene un videojuego que ser «bueno» según unos estándares que no sabemos quién ha impuesto?
Dreams of Another no es un «buen» videojuego desde un punto de vista de diseño, con multitud de carencias jugables y, lo que es peor en nuestra opinión, que acaba volviéndose repetitivo aun con su relativa corta duración, pero es un juego impredecible que nos ha hecho pensar, y eso es más de lo que hace otros muchos juegos. Si os atrae la idea de explorar un mundo donde la destrucción es creación, y donde existencialismo es el hilo narrativo, entonces Dreams of Another se merece una oportunidad, al menos en algún momento al precio que consideréis adecuado.
Hemos realizado este análisis en PS5 Pro con un código de descarga proporcionado por PressEngine.

NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
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