Análisis de Titan Quest (PS4, Xbox One)

A la sombra de esa bestia de Blizzard llamada Diablo vivieron infinidad de clones que aparecieron hasta debajo de las piedras. Y algunos de ellos no estaban nada mal, como es el caso de Titan Quest. Una obra con más de una década a sus espaldas y que tras su estreno en PC ahora nos llega a PS4 y Xbox One, mientras que a Switch lo hará dentro de unas semanas.

Una producción en plan RPG de acción que sigue siendo más o menos entretenida pero que, como era de esperar, el paso del tiempo no la ha hecho ningún favor. Ese es quizá el principal inconveniente que presenta esta obra de Iron Lore, la cual a pesar de la renovación técnica se nos antoja demasiado anticuada en determinados campos, tanto estéticos como relacionados con la jugabilidad.

A la caza de los Titanes

El juego nos traslada a un universo muy atractivo basado en la antigua Grecia y Egipto. Un mundo en el que los Titanes huyen de su aprisionamiento (Tártaros), hecho que supone una seria amenaza para la raza humana. Con este guion de fondo comienza esta aventura, la cual ya os avisamos posee una duración realmente estimable dado que puede mantenernos ocupados unas 35 horas como mínimo, dado que esta entrega incluye la expansión Immortal Throne. Una cifra que, además, puede verse muy potenciada si deseamos explorar a fondo todos los escenarios, liquidar a todos los rivales que pululan en ellos y conseguir los objetos más poderosos.

El sistema de juego es el que marcó una época desde la llegada de Diablo. Tomando como base una mecánica bastante lineal, debemos ir completando una amplia gama de misiones que nos llevan a diferentes escenarios, muchos de ellos de un tamaño considerable. De nosotros depende dialogar con los diferentes personajes que se dan cita en los fondos, los cuales en muchas ocasiones son los que nos posibilitan precisamente los trabajos a realizar. Estas conversaciones tienen lugar en inglés con subtítulos en español, si bien es verdad que para nuestro gusto se muestran a un tamaño ridículamente pequeño.

Las tareas más habituales consisten en acabar con un rival (o varios) en concreto así como recuperar ciertos objetos, nada especialmente original en este caso. Y para poder conseguirlo es necesario investigar los decorados con libertad e ir acabando con los ejércitos de enemigos que allí se encuentren. Las batallas tienen lugar en tiempo real y, uno de los aspectos más destacados del juego, es posible llegar a utilizar centenares (no exageramos) de armas, objetos y armaduras.

Sin embargo debemos señalar que, si bien en su momento dichos enfrentamientos se mostraban bastante llamativos, en los tiempos que corren nos han parecido demasiado automatizados y carentes de espectacularidad. Un inconveniente que resta enteros a la diversión global que proporciona el título debido a la enorme cantidad de ellos que es necesario asumir a lo largo de la aventura.

Una de las mejores cualidades que ostenta el título es su modo multijugador online (por desgracia, no se ha incluido modo local) para un máximo de seis participantes simultáneos. Una modalidad cooperativa que se ajusta perfectamente a la dinámica de juego y nos permite crear estrategias conjuntas a la hora de acometer las misiones y batallas más complicadas.

Siguiendo con sus mejores virtudes, la faceta RPG también está muy conseguida, siendo posible ir adquiriendo experiencia para mejorar las aptitudes de nuestro personaje en un buen número de áreas diferentes gracias al correspondiente árbol de habilidades. Una forma más (además de los objetos) de personalizar a nuestro protagonista, uno de los aspectos más notables que posee el título.

Pero a pesar de sus cualidades, a las ya mencionadas imperfecciones relacionadas con su sistema de batalla, el título presenta otros problemas. Y uno de ellos es su falta de pulido general, que se traduce en la presencia de ciertos bugs. Por citar uno de ellos, a nosotros nos ha sucedido en varias ocasiones el inconveniente de que nuestro personaje se ha quedado bloqueado sin poder realizar acción alguna, siendo necesario recomenzar la partida desde el último punto de control. Un problema grave al que se une cierta imprecisión en el manejo de los protagonistas y la inclusión de HUDs bastante toscos.

Tampoco nos convence en absoluto el trabajo efectuado en la faceta técnica. Es cierto que se han realizado ajustes y mejoras en la resolución y calidad de las texturas, pero en general el acabado técnico deja bastante que desear en los tiempos actuales, con escenas CG de una calidad bastante pobre, animaciones robóticas, un diseño de personajes poco detallado y escenarios meramente funcionales.

Mejor en el pasado

Es cierto que cada mes nos llegan todo tipo de remakes y remasterizaciones de juegos clásicos correspondientes a diversos formatos. Lo que pasa es que la calidad de unos y otros es muy variable, existiendo puestas al día maravillosas (como la de Shadow of the Colossus) y otras realmente deficientes como es el caso de lo que nos ofrece Titan Quest. Un título que jamás debería haber sido lanzado de esta forma en PS4 y Xbox One.

Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código proporcionado por THQ Nordic.