Análisis de Surgeon Simulator: Experience Reality (PS4, PC)
Con toda esta moda de "simuladores" que no lo son tanto, Surgeon Simulator es uno de los que más se acerca a su referente en la vida real… si eres un cirujano con problemas de movilidad. Tras aparecer hace ya unos años para PC, el juego ha ido probando suerte en diferentes plataformas, incluyendo PlayStation 4, y ahora vuelve para que nos volvamos a meter en la piel de un especialista, con todavía más inmersión, gracias a PlayStation VR.
La torpeza como estilo de juego
Si habéis jugado al Surgeon Simulator, sabréis que nuestro trabajo era realizar una serie de operaciones (todas anatómicamente realistas pero científicamente cómicas) prácticamente sin conocimiento previo ninguno, todo ello aderezado por unos controles nefastos, pero que eran parte de la gracia del juego. En Surgeon Simulator: Experience Reality, la versión de PlayStation VR, la experiencia se mantiene intacta, pero el sistema de control se empeora más de la cuenta.
Habiendo jugado a las versiones originales sabíamos que parte de la gracia es tener un personaje torpe, pero cuando pusimos la versión de PlayStation VR nos costaba creer que los controles fuesen tan malos.
Incluso realizar el movimiento más sencillo con los PlayStation Move es un caos, y hacer una operación con éxito es casi un acto de fe donde la frustración supera la diversión. También se puede jugar con el DualShock 4, algo más preciso, pero con los mismos problemas.
Para empezar, Surgeon Simulator: Experience Reality utiliza un rango de movimiento (por llamarlo de alguna manera) 2:1. Esto quiere decir que si movemos nuestra mano un centímetro en la vida real, se moverá dos en el juego. Esto no es un problema demasiado grande, y entendemos que se ha hecho para darle esa sensación de torpeza, pero junto a otras decisiones acaba por desesperar.
Una de éstas, la más frustrante, es que en cuanto nuestra mano virtual atraviesa aunque tan sólo sea un milímetro cualquier superficie, el juego nos retira el control, mostrándonos los huesos de la mano donde tengamos el Move mientras ésta permanece inmóvil. Para volver a tomar el control de la mano, tenemos que volver a llevar el mando a un sitio donde nuestra mano virtual no colisione, en un proceso que acaba siendo bastante tedioso y frustrante, y nada divertido.
Sobra decir que cuando intentas coger una herramienta quirúrgica, un órgano o incluso el teléfono, tienes que posicionar la mano exactamente en el sitio necesario y usar los dedos necesarios (el botón frontal del Move cierra el índice y el pulgar, y el gatillo los otros tres) para hacerlo, pero está bien, no nos quejamos; se supone que esta torpeza es parte de la experiencia. Ahora, si tengo que acercar la mano a un milímetro de ese bisturí para cogerlo, no me bloquees el mando si lo acerco dos.
Queremos que quede claro que no estamos criticando la torpeza de los controles, sino el nivel de exigencia que piden teniendo en cuenta lo imprecisos que los han hecho. Si como juego pides precisión absoluta sólo para mover tus manos por el entorno, creemos, no puedes darle al jugador unos controles malos a propósito, y con unas opciones de calibración prácticamente nulas. Pero bueno, dicho esto, pasamos a comentar otros aspectos del juego.
Un auténtico matasanos
Si en su momento jugaste a la versión de PlayStation 4, lo que vas a encontrar aquí es una versión adaptada a la realidad virtual, pero sin cambios en la propuesta o el contenido. Tenemos que realizar una serie de operaciones en el menor tiempo posible y causándole el menor daño posible a nuestro paciente. No hay mucho que explicar; el concepto es muy directo y lo vais a entender con tan sólo ver las imágenes que acompañan este artículo.
El juego no se toma para nada en serio, e incluso tendremos que trabajar con pacientes alienígenas. Tenemos bastantes cosas por hacer, y si queremos sacar una puntuación notable en cada cirugía vamos a tener que repetirlas en multitud de ocasiones. La gracia, aparte, es que el juego no nos cuenta nada, por lo que las operaciones se basan en el ensayo y error.
Esto nos da también algún que otro problema con la interfaz. Si usamos mandos como PS Move, que ofrecen una interacción natural, el usuario espera interactuar con naturalidad. Un ejemplo. Tienes un disco en tu escritorio y quieres ver su contenido. ¿Qué haces? Meterlo en el PC. Tienes un sujetapapeles con las notas sobre las operaciones. ¿Qué haces para ver la siguiente operación? ¿Pasar la página? No, tocar un icono para que mágicamente aparezca la siguiente operación.
Surgeon Simulator: Experience Reality comete errores importantes que merman la experiencia, y que se suman a sus (a propósito) torpes controles. Esto causa que el precio de entrada sea bastante alto, y que si algún jugador lo compra sin saber a lo que viene puede que acabe desesperado antes de tan siquiera terminar la primera operación. Y lo peor, pensando que el juego está roto.
Mejor esperar
Surgeon Simulator: Experience Reality no funciona como debería, y sus desarrolladores lo saben. Bossa Studios ha prometidoo que van a arreglarlo lo antes posible, y nosotros os recomendamos esperar hasta entonces. La idea puede ser divertida, pero ahora mismo es una propuesta fallida donde los controles no funcionan como deberían, y que acaban por desesperar al jugador.
Para que nos entendáis, Surgeon Simulator: Experience Reality intenta encontrar diversión en la torpeza como hace Octodad: Dadliest Catch, pero a diferencia de éste, te hace pensar que el juego está roto y que el reconocimiento de los mandos no funciona. Si queréis hacer un ejercicio de paciencia quizás encontréis toda la diversión que guarda, pero nosotros, por el momento, no os lo recomendamos.
Hemos realizado este análisis en su versión de PlayStation VR con un código de descarga que nos ha proporcionado Evolve PR.