Análisis de Sniper Elite III (PS4, PS3, Xbox 360, Xbox One, PC)

Parece que a los británicos Rebellion les va muy bien con su saga Sniper Elite, con la que han cosechado sus mayores éxitos de ventas, y en apenas dos años -Sniper Elite V2 se lanzó en mayo de 2012- ya tenemos aquí la tercera entrega: Sniper Elite III. Un título continuista, como suelen ser los juegos de nicho, cuya máxima prioridad es satisfacer a sus fans más fieles y luego, si es posible, atraer a nuevos jugadores a la causa.

La mayor novedad de Sniper Elite III es su ambientación, que abandona los clásicos escenarios de la Segunda Guerra Mundial, como las calles de Berlín del anterior, para transcurrir en el no tan habitual Norte de África, durante el mismo conflicto. Este no es un cambio meramente visual, sino que se aprovecha para ofrecer unos escenarios mucho más grandes y abiertos que los de Sniper Elite V2, que recibió muchas críticas por transcurrir en niveles relativamente lineales y pasilleros.

Ahora los entornos son enormes, y esto enriquece la jugabilidad de manera notable, ya que tenemos mucha más libertad a la hora de resolver las misiones. Estas tienen una serie de objetivos principales, que hay que cumplir de manera lineal, pero cómo lo hagamos es decisión nuestra, y además durante estas aparecen una serie de objetivos opcionales, que aprovechan estos nuevos escenarios tan grandes, que transcurren en una gran mayoría de los casos en escenarios naturales.

Como ya deberíais saber en la saga Sniper Elite nos ponemos en la piel de un francotirador, que se debe adentrar en solitario en territorio enemigo e intentar pasar desapercibido, sin dar la voz de alarma. Para ello, debemos observar el entorno con atención gracias a unos prismáticos, y si es posible marcar a todos los enemigos que podamos, para tener controlados sus movimientos. Podemos ejecutarles por la espalda si no nos han visto, cuerpo a cuerpo con un cuchillo, o a corta distancia gracias a una Welrod, una de las primeras pistolas con silenciador de la historia. Pero eso sí, siempre hay que acertar en la cabeza con ella, la única manera de matar de un disparo, algo que se complica más adelante, con enemigos con casco.

Aunque claro, somos un francotirador, y lo más divertido es realizar espectaculares disparos a larga distancia. Estos hacen ruido y llaman mucho la atención, y para que no los escuchen podemos enmascararlos con ruidos de los alrededores, como aviones que pasan, antiaéreos, sabotear aposta motores para que causen ruido, o incluso en una misión, aprovechar los truenos de una tormenta. La característica que siempre ha llamado más la atención de la saga es la kill cam, una cámara que sigue la trayectoria de la bala desde nuestro rifle hasta el cuerpo del enemigo, y en esta entrega vuelve mejor que nunca.

Vemos con detalle gracias a una especie de visión rayos X cómo la bala atraviesa los órganos más importantes como los riñones, hígado, corazón y pulmones, todos los huesos y esta vez, hasta el sistema circulatorio y muscular. Algo muy gore y violento pero a la vez totalmente espectacular, y tal es así, que por más horas que lleves jugadas no te cansas de verlo, aunque pulsando un botón se puede saltar en cualquier momento. Depende de la distancia del disparo, de los órganos que atraviese, de si incluso con una bala matamos a dos soldados, o atravesamos un cuerpo y el proyectil impacta en una granada del cinto, etcétera, recibimos más o menos puntos de experiencia. Y esto es importante, ya que el progreso del jugador se comparte en todos los modos, y vamos subiendo de nivel y desbloqueando equipamiento para la campaña, el cooperativo y el multijugador competitivo.

Contenidos para rato

Una de las virtudes de Sniper Elite III es su generosa cantidad de contenidos. Para empezar tenemos la campaña y sus ocho misiones, que pueden no parecer muchas, pero que son bastante largas si tenemos en cuenta los objetivos principales, los opcionales y los coleccionables: cartas, nidos de francotiradores, diarios de guerra y tiros a distancia. La campaña se puede jugar integra solo o en cooperativo a través de internet –no hay pantalla partida-, y la historia, como en la anterior entrega, es anecdótica, y encima es confusa y está mal contada. No hubiera estado mal un protagonista mejor construido, con cierta personalidad, con el que conectáramos de alguna manera, y que nos importara lo que le pasara, o simplemente supiéramos de manera clara qué estamos haciendo exactamente en cada momento, cuáles son los motivos de nuestras acciones.

Dejando esto a un lado, que no penaliza al juego aunque sí lo hubiera hecho ganar enteros, la campaña es muy entretenida si te gustan este tipo de aventuras de acción y sigilo, de jugar pacientemente, calculando cada disparo, midiendo con cautela la aproximación hacia cada uno de los enemigos. Ahora hay que tener más cuidado que nunca ya que los escenarios son enormes, debemos observar todo el entorno con mucha atención, y hay diferentes caminos y opciones para cumplir los objetivos.

La mayor pega que le ponemos es que es muy plana, lo mismo que podemos hacer en la segunda misión, es lo que hacemos en la última, no hay novedades jugables o nuevas mecánicas según avanzamos, si acaso algún enemigo más difícil como francotiradores o soldados con casco a los que no podemos matar fácilmente con un disparo en la cabeza con la Welrod. Pero no hay sorpresas en ningún sentido, y encima se acaba abusando de algunas mecánicas, como el enfrentamiento contra vehículos, por lo que termina por ser un poquito repetitivo.

Puestos a poner jefes finales o enfrentamientos especiales, se nos ocurren tensos y desafiantes duelos entre francotiradores, algo que hemos disfrutado en películas como Salvar al soldado Ryan y Enemigo a las puertas, y que inexplicablemente Sniper Elite III desaprovecha. Sí que incluye dos o tres momentos puntuales en la campaña que son un auténtico festín, en los que liberados del sigilo, tenemos que disparar a decenas de enemigos desde una posición privilegiada, en una sucesión de impresionantes kill cam, una gozada.

En una de las pocas novedades jugables de esta entrega ahora podemos acabar con camiones y carros de combate disparando a sus puntos débiles, siempre con varios disparos –para este fin son muy útiles las opcionales balas antiblindaje-, y esto lo aprovechan en varias misiones para enfrentarnos a un tanque a modo de jefe final. La primera vez tiene su gracia, pero la tercera o cuarta vez cansa un poco. Otra de las novedades es la mecánica de reubicación. Cuando nos han visto nuestra posición se queda marcada a fuego entre las filas enemigas y tenemos que alejarnos los suficientes metros de allí para que baje el estado de alerta. Funciona, pero no aporta gran cosa a la experiencia.

Se recupera un elemento del primer Sniper Elite, un icono que indica lo escondidos que estamos, dependiendo de la oscuridad, la maleza, etcétera, y también vemos sobre la cabeza de los enemigos un icono que indica su estado de alerta, además de otro general, de la zona. Para curarnos tenemos un sistema de botiquines, que a veces escasean, a no ser que explores los escenarios a conciencia, o saquees todos los cuerpos de los enemigos, y hay que controlar el pulso cardíaco, ya que si está alto, porque vienes de una carrera por ejemplo, no puedes aguantar la respiración y apuntar mejor en los disparos.

Como hemos dicho antes cómo matemos es importante, nos dan más o menos puntos de experiencia, subiendo de nivel y desbloqueando nuevo equipamiento. Antes de cada misión tenemos que decidir las armas y equipo que vamos a llevar a la misión, pudiendo guardar cuatro configuraciones que se pueden usar en el resto de modos, y aunque la variedad no es grande, sí está bien que por ejemplo nos permiten personalizar el fusil, eligiendo entre diferentes miras, cañones y culatas, lo que varía sus estadísticas.

Un tipo de fusil, una ametralladora, una pistola y luego seis slots para llevar diferentes objetos como granadas, botiquines, dinamita, minas y dos "herramientas" de trabajo que siempre van con nosotros, como la piedra, que podemos lanzar ilimitadamente para distraer a los enemigos, o el pedernal y acero, que sirve tanto para distraer como para detonar explosivos a distancia como la dinamita, encendiéndolo con lo que se inicia una cuenta atrás.

No queremos hablar de un número de horas concreto porque es un juego de una duración muy variable, dependiendo de la dificultad y de lo que te entretengas buscando coleccionables y cumpliendo objetivos opcionales. Por ejemplo a nosotros con las prisas típicas del análisis yendo al grano y en dificultad media nos ha durado 9 horas, pero en caso de cumplir todos los objetivos opcionales y explorar un poco para buscar los coleccionables la duración se puede duplicar fácilmente, y más si subimos la dificultad.

Antes de cada misión podemos elegir la dificultad entre las cuatro disponibles o incluso personalizarla. Con enemigos más o menos difíciles, diferentes ayudas en pantalla –barra de salud, mapa, indicador de pulso, etcétera-, y el realismo balístico, que define la estabilidad de la mira, cómo afecta la gravedad a la trayectoria de la bala, o en el caso más extremo, que incluso tengamos que tener en cuenta el viento. No es un juego muy realista en planteamiento, un único soldado se adentra en territorio enemigo y se ventila a todo un ejército, pero sí lo puede ser en cuanto a las acciones que realizamos como francotirador, en el realismo de los disparos, lo que encantará a los más puritas.

La inteligencia artificial cumple sin ser ninguna maravilla, no hemos visto demasiadas cosas raras y los enemigos nos ven y nos oyen con facilidad, y de hecho las misiones se diferencian principalmente entre las que transcurren a plena luz del día, donde es muy fácil que nos vean, y las de noche, con una oscuridad que facilita los desplazamientos. El control es correcto, un poco tosco a veces en los espacios más reducidos, y en líneas generales estamos ante un juego que cumple en casi todo lo que propone, sin demasiada brillantez, menos en un par de aspectos, que son muy importantes. Los disparos con el fusil francotirador y la cámara kill cam, que no nos cansamos de decir que son una pasada, y la libertad que ofrece al jugador a la hora de planificar los ataques, muy aplaudible.

La campaña podría ser mucho mejor si contara con una buena historia, fuera más variada o nos sorprendiera con alguna situación que se saliera de lo normal, como hemos dicho antes por ejemplo algún duelo con un francotirador temible –y se nos ocurren más ideas-, y es en esta falta de espectacularidad a veces, o de efectismo, donde se le ven las costuras y que es una producción de clase media, con detalles un poco cutres, sobre los que no hemos querido hacer sangre. En cualquier caso un juego muy entretenido de principio a fin, si te gusta mucho la acción táctica y el sigilo, y aunque es un poco monótono, lo mismo que hacemos en la primera hora es lo que estamos haciendo en la octava, esto no te importara si conectas de pleno con sus mecánicas.

Además de la campaña, que recordamos se puede jugar en cooperativo junto a un amigo, tenemos otros tres modos de juego ubicados en Desafíos. Supervivencia en solitario, en el que te tienes que enfrentar a oleadas de enemigos en arenas especiales, Supervivencia, lo mismo pero junto a un amigo, y Vigilancia, una serie de misiones especiales asimétricas bastante interesantes, en la que uno de los jugadores cumple el rol de francotirador, y el otro el de observador. El francotirador acaba con las amenazas desde lejos y mantiene al operativo a salvo, a veces sin poder moverse de un área del escenario bastante reducida, y el agente va marcando a los enemigos con sus prismáticos, puede forzar cerraduras y es en definitiva el que se adentra en territorio enemigo, contando solo con armas de corto alcance.

Y en el Multijugador, hasta para 12 jugadores, tenemos cinco modalidades distintas. Duelo a muerte por equipos e individual, que no necesita mucha explicación, aunque sí el detalle de que importa cómo matas, ya que no gana el equipo que hace más bajas, sino el que hace más puntos, que dependen de varios factores, premiándose el comportarse como un auténtico francotirador, y no jugar en una especie de correcalles. También tenemos el interesante El rey de la distancia por equipos e individual, en el que no importa el número de bajas, sino todos los metros de distancia que consigamos sumar con nuestras muertes, lo que es bastante original. Y por último está No cruces, un enfrentamiento por equipos en el que estos están separados y no hay sorpresas cercanas, por lo que sí o sí, son todo disparos a larga distancia.

Los gráficos, como juego de clase media que es, no son punteros ni demasiado espectaculares, pero sí efectivos, y al menos en la versión de PS4, la que hemos analizado, se ve y se mueve bastante bien, y está libre de defectos visuales que lastren la experiencia, teniendo en cuenta que nos movemos en entornos muy abiertos. A 1080p en las dos consolas de nueva generación, en PS4 el framerate es inestable, a ojo de buen cubero baila entre los 40 y los 60fps dependiendo de la situación, y si esto no os gusta, en las opciones se puede fijar a 30fps estables.

Los entornos cuentan con muchos detalles, con una arquitectura bastante compleja aunque inalterable ante nuestras acciones, y se abusa un poco del reciclado de elementos, lo que causa cierta monotonía visual, en las misiones a la luz del día parece que siempre jugamos en escenarios montañosos de tonos marrones, no le hubiera venido mal una mayor variedad cromática. Hay muchas partes mejorables, desde las animaciones a la iluminación, unos cuantos detalles que destapan los modestos valores de producción, y por supuesto no saca mucho partido de las nuevas consolas, pero la verdad, no está mal visualmente. Es un salto dentro de la saga, y en definitiva cuenta con unos gráficos que funcionan, al servicio de la jugabilidad, que es lo que importa. Y nuevamente lo decimos a riesgo de ser pesados, los disparos con kill cam son una pasada.

Llega con un correcto doblaje al castellano, aunque no hay demasiadas voces, y la banda sonora ni es protagonista ni es muy buena, los efectos de sonido son lo importante, en un juego en el que debemos evitar hacer ruido, escuchar los movimientos de los enemigos, y en el que tenemos que enmascarar los disparos en el sonido ambiente.

Una buena continuación

Como juego orientado a un público muy específico, Rebellion ha creado una buena secuela, bastante continuista en cuanto a mecánicas jugables –más pulidas que nunca-, pero con un planteamiento en escenarios abiertos que hacen que sea una experiencia más satisfactoria, con más libertad para el jugador, haciéndote sentir más que nunca en la piel de un francotirador. Si quieres un juego con muchos contenidos tanto para un jugador como para jugar en compañía, y te gusta el sigilo y la acción más táctica y cerebral, Sniper Elite III puede ser una elección perfecta para estar entretenido durante muchas horas este verano. Un juego de clase media, de esos que están en peligro de extinción, pero que entretiene lo suyo.