Análisis Necrosphere Deluxe, plataformas 2D retrodesafiantes (PS4, Switch, PSVITA)
Después de que debutara en formato PC hace un par de años, Necrosphere llega a Switch, PS4 y, ¡atención!, también PS Vita, con su edición Deluxe. Un título disponible únicamente en formato digital que va a hacer las delicias de los usuarios más hardcore y amantes de lo retro.
Lejos de ser una producción compleja y repleta de tareas que llevar a cabo, lo cierto es que esta obra de Cat Nigiri apuesta por la simplicidad en prácticamente todos los aspectos que os podáis imaginar, desde su faceta gráfica a su narrativa… salvo uno muy concreto: su nivel de dificultad. Sí, porque debéis saber que estamos ante uno de esos títulos realmente exigentes, especialmente durante la recta final, que penalizan el más mínimo fallo y nos obligan a estar muy concentrados en todo momento.
Un metroidvania condensado de 8 bits
El protagonista de esta obra es el agente Terry Cooper… el cual muere al comienzo del juego durante el cumplimiento de su deber. Debido a eso Terry va a parar a Necrosphere, es decir, el lugar en el que acaban aquellos que perecen, hecho que evidentemente no le hace ninguna gracia. Por fortuna para él, sus amigos del mundo de los vivos (denominado Normalsphere) le explican a través de cartas (las cuales se encuentran repartidas por los escenarios) que es posible "resucitar" y regresar a Normalsphere a través de una serie de portales que se hallan dispersos por Necrosphere. Y como ya imagináis, dicha tarea se convierte en nuestra misión principal a lo largo del juego. Un guion simpaticón pero que no va más allá de eso.
Una vez metidos en faena, nos encontramos con un estilo de juego muy retro que viene a ser una especie de arcade de plataformas en plan 8 bits con toques de los Metroid clásicos. Una aventura que, eso sí, se muestra muy simplificada en todos los aspectos. Y eso influye en su duración, dado que puede ser superada en menos de tres horas… pero es necesario matizar eso de "puede ser superada".
Si por algo destaca esta producción en materia jugable es por presentar un nivel de dificultad realmente elevado y muy exigente, que penaliza con la muerte el más mínimo error que cometamos. Eso sí, existen numerosos puntos de respawn o reaparición, lo cual suaviza un poco dicho nivel de desafío. Pero lo que es un hecho es que en la mayoría de las ocasiones es necesario calcular nuestros movimientos al milímetro, por lo que ya os avisamos que no es un juego apto para todo tipo de jugadores: sólo los más pacientes y habilidosos sabrán exprimir su potencial… que, de hecho, lo tiene.
¿Quiere esto decir que el manejo es engorroso y complicado? Para nada, más bien lo contrario. Para controlar al protagonista únicamente debemos pulsar dos botones: uno para desplazar a Terry a la derecha y otro a la izquierda. Nada de cruceta digital ni, tampoco, de tener que pulsar botones dedicados a ejecutar saltos, atacar a los adversarios o llevar a cabo acciones más o menos tradicionales en este tipo de propuestas plataformeras.
Entonces, ¿se trata de un personaje limitadísimo en cuanto a las acciones y movimientos que es capaz de realizar? Pues sí… pero menos de lo que puede parecer en un primer momento. Eso es, porque el diseño de los escenarios y los objetos que en ellos se encuentran abren un poco la mano en este sentido. Por eso mismo encontramos burbujas que nos permiten efectuar saltos, interruptores que activan ciertos mecanismos, zonas de gravedad que pueden impulsarnos, plataformas móviles, etc. Un compendio de elementos que aportan mucho dinamismo al título… y a esto se unen los distintos potenciadores que podemos ir encontrando a lo largo del juego.
Poder efectuar esprints o dash capaces de romper ciertas estructuras y objetos o usar un jetpack son algunas de estas habilidades, las cuales nos permiten poder acceder a nuevas zonas anteriormente inaccesibles. Por lo tanto el backtrackeo se convierte en un elemento de juego más en esta aventura, si bien el diseño de los escenarios no es el mejor plasmado en este sentido. Además tampoco se ha integrado mapa alguno que nos ayude en esta labor aunque, como acabamos de deciros, no supone un problema demasiado grave teniendo en consideración las reducidas dimensiones que abarca el mapeado general, mucho más limitado de lo que suele ser habitual en este género.
Técnicamente no es que sea gran cosa. Vale que se trata de un título de estilo retro que intenta emular lo contemplado en la era de los 8 bits. Pero tenemos claro que los ordenadores y consolas de esa capacidad eran capaces de plasmar escenarios y personajes mucho mejor concebidos y dotados de más gracia que los que forman parte de esta aventura, la cual se ha pasado de discreta en nuestra opinión en todo lo relacionado con la vertiente técnica. Por lo menos está libre de fallos como ralentizaciones o flickering, pero pensamos que se podía haber trabajado más en esta área… al igual que sucede con su apartado sonoro.
Las melodías de estilo chiptune no están mal y no se hacen monótonas, pero todo lo demás es minimalista… exageradamente minimalista para nuestro gusto. Algo más de "chicha" en este sentido tampoco le hubiera venido mal.
Desafiante pero algo limitado
Por todo esto, nos encontramos ante un título bastante apetecible para los amantes de los desafíos plataformeros, una jugabilidad que al estar salpicada por elementos propios de los Metroidvania le otorgan una profundidad más estimable. Divierte mientras dura si no acaba resultándote frustrante, pero podría haber estado más cuidado en determinados campos como su estética, el sonido e incluso el diseño de sus respectivas zonas.
Hemos realizado este análisis en su versión de Switch con un código que nos ha proporcionado Stride PR.