Análisis Hogwarts Legacy, una gran versión para las consolas veteranas (PS4, Xbox One)
Hogwarts Legacy ha sido uno de los grandes éxitos del primer trimestre de 2023. ¿Y cómo no? Las novelas y películas de Harry Potter marcaron a toda una generación y la gran mayoría siempre fantaseó con protagonizar un videojuego que hiciese justicia a este mundo. Pero la tecnología de hace 20 años y sobre todo la escasa ambición de muchas de estas licencias –más preocupadas por llegar al estreno de una producción cinematográfica- impidieron que este sueño se cumpliese. Hasta este año.
Avalanche Software estrenó Hogwarts Legacy el pasado febrero pero sólo en PC, PlayStation 5 y Xbox Series, con la promesa del resto de consolas de manera escalonada. Ya tenemos entre nosotros el juego en PlayStation 4 y Xbox One, mientras que a Nintendo Switch llega el 25 de julio. Y más de 15 millones de copias vendidas avalan el que es sin duda el mejor título en este universo, un RPG de acción en mundo abierto que en ningún caso pretende reinventar la experiencia que hemos visto en multitud de aventuras modernas, pero claro, tiene algo único: el canto, personajes y mitos del Mundo Mágico.
No es nuestra intención reanalizar Hogwarts Legacy en sus versiones para la anterior generación de consolas, ya que el contenido es el mismo que os contamos en su momento, tanto en nuestro análisis como en su guía. Sin embargo, Warner Bros. y Avalanche han guardado estas versiones con secretismo durante estas últimas semanas y es lógico que algunos jugadores tuviesen dudas sobre la calidad del port. Nada más lejos de la realidad, Hogwarts Legacy llega a las antiguas plataformas con los sacrificios que podíamos esperar, perfectamente asumibles y que no restan diversión.
¡Puntos para Avalanche Software!
Alan Tew, director de Hogwarts Legacy, nos comentó que el estudio trabajó para reducir al mínimo los compromisos en Xbox One y PS4, o lo que es lo mismo, optimizar allí donde hiciese falta para mantener una calidad general similar y un rendimiento que no afectase al gameplay. Uno de los recortes lógicos se encuentra en la resolución, por debajo de los 1080p nativos en los modelos originales –PS4 funciona a 900p, según reveló un análisis técnico, y Xbox One a 720p-, aunque en el caso del modelo PS4 Pro sí logra 1080p nativos y Xbox One X funciona a 2560x1440p.
La importancia de estas resoluciones es relativa. Si estás jugando en una pantalla 1080p y con un tamaño de no más de 40" lo cierto es que es pasarás por alto este defecto. Si tu intención es jugar en pantalla de más tamaño sí se ve algo más borroso, pero entra dentro de lo previsible con los juegos de la anterior generación.
El rendimiento podía ser uno de los aspectos más perjudicados por la ambición de Hogwarts Legacy sobre todo en sus exteriores, pero nos alegra comprobar que en el framerate es bastante estable. Hay dos modos gráficos tanto en PS4 como en Xbox One, uno con límite de 30 fps y otro desbloqueado. En el primer caso PS4 logra ese objetivo prácticamente sin caídas, mientras que en Xbox Oscila entre 27 y 30 fps. Con los modos desbloqueado las consolas oscilan por los 40 fps, aunque lógicamente esto depende de interiores, exteriores y la acción en pantalla. Los modelos PS4 Pro y Xbox One X pueden subir estas medias ligeramente y ahí puede ser más apetecible desbloquear el rendimiento, pero nuestra recomendación sería activar el bloqueo para conseguir menos altibajos.
La adaptación también conlleva cambios para simplificar los escenarios, aunque la mayoría de estas diferencias sólo son apreciables si ponemos una imagen junto a la otra. La distancia de dibujado -el nivel de detalle en el horizonte- no permite ver tantos objetos a la lejanía, lo que se traduce en que la vegetación del campo es menos densa a partir de una distancia. La iluminación también es menos espectacular, la calidad de las sombras baja –un poco más molesto en los primeros planos y la sombra del pelo sobre las caras-, pero tampoco es un cambio drástico. En los interiores todas estas diferencias se reducen e incluso si se pierde algún adorno decorativo menor, la ambientación de Hogwarts sigue luciendo de maravilla. Es ese lugar mágico en el que soñamos al leer las novelas o ver las películas.
Curiosamente el mayor retroceso de estas versiones no es tanto visual sino en los tiempos de carga, algo que también han dejado patentes las comparativas. La actual generación y el uso del SSD en consolas nos han dado grandes comodidades que ahora damos por sentado, por ejemplo pasar de la pantalla inicial a la partida en casi un pestañeo. Es algo que beneficia a todos los juegos y muy especialmente a los mundos abiertos, que cargan más variedad de elementos gráficos.
En el caso concreto de Hogwarts Legacy el tiempo de espera puede ser de hasta ocho veces más, y lo que en PS5 son apenas 5 segundos se transforman en 40 segundos. En las antiguas consolas la experiencia se interrumpe más habitualmente, ya sea al inicio del juego, en el viaje rápido, en cargas puntuales con cambio de escenario o la apertura de puertas, tras una pantalla de derrota… La exploración es un poco más pesada pero no es que el problema sea más grave que en cualquier mundo abierto de los que hemos jugado en la última década, simplemente ahora somos más conscientes del inconveniente que suponen estas pausas.
Conclusiones
Hogwarts Legacy pierde un poco de lustre en el hardware menos potente pero sinceramente el resultado es de nota alta, y esas diferencias sólo son apreciables en comparaciones directas o si tienes fresco el recuerdo de otros sistemas. La opción ideal es jugarlo en PC, PS5 o Xbox Series, pero si no dispones de esta posibilidad, las versiones de PS4 y Xbox One son alternativas estupendas, lejos de esos tristes precedentes que hemos visto en ciertos juegos que descuidaron por completo el mercado de la anterior generación.
Si eres un fan del Mundo Mágico y no planeas dar el salto a las nuevas consolas a corto plazo, Hogwarts Legacy es tan recomendable ahora como lo era hace tres meses.
Hemos realizado este análisis en PS4 Pro con un código ofrecido por Ziran.