Análisis de Geometry Wars 3: Dimensions (PS4, PSVITA, iPhone, Android, Xbox 360, Xbox One, PS3, PC)
Bizarre Creations ha muerto, viva Lucid Games. Los creadores de Project Gotham Racing lamentablemente ya no existen como tal y su equipo ha quedado disperso en diferentes estudios, principalmente británicos. Pero su legado es muy importante y sobre este reciente estudio, que cuenta con parte del personal original, ha recaído continuar con Geometry Wars, la exitosa saga descargable de Xbox Live –que posteriormente llegó a PC y consolas Nintendo-.
Geometry Wars 3: Dimensions es la evolución lógica del concepto de sus antecesores, quizás porque las ideas ya no daban más margen de mejora y se necesitaba una pequeña revolución que justificase la secuela. En este caso se ha optado por varios cambios jugables, pero siempre manteniendo la adictiva jugabilidad a prueba de bombas.
¿Estamos ante un nueva y gloriosa era de shoot’ em ups? Geometry Wars, Super Stardust, Nano Assault y Resogun, entre otros muchos proyectos aún más pequeños –e independientes- están resucitando uno de los géneros más antiguos.
Varias son las novedades que nos trae Dimensions, y la que forma parte del título es la que primero salta a la vista: tres dimensiones. El tipo de enemigos y su comportamiento es en esencia que conoces de otros Geometry Wars, pero está esa pequeña gran diferencia que supone recorrer una esfera, cubos, discos, cilindros o cápsulas, por citar algunos ejemplos, además de planos más clásicos –con o sin obstáculos- algo arqueados. Al recorrer estos modelos 3D ya no basta con controlar lo que ves en pantalla, que es mucho, sino que también debes tener en cuenta lo que sucede en la cara oculta, el tipo de enemigos que aparecen ahí y si merece la pena desplazarse a esa zona.
La experiencia es otra, no tan rupturista con la filosofía original como puede parecer a simple vista –de hecho la mayor parte del tiempo no afecta tanto el tipo de forma tridimensional-, pero le da una complejidad es mayor y en ciertas situaciones te puedes sentir sorprendido al cambiar de arista en las caras de las figuras. No nos atrevemos a decir si lo hace claramente mejor o peor porque dependerá de cada aficionado, ha cambiado y nos encanta tal y como es, sin entrar en comparaciones directas.
La mecánica es la conocida: destruye todo lo que se mueve en pantalla, sobrevive todo lo que puedas y recoge las gemas que dejan caer, un multiplicador de puntos que son la clave para subir el número final. Es una manera de mantener en constante actividad al usuario, que no va a quedarse cómodo en una posición, deseará moverse por toda la pantalla recogiendo estos diamantes verdes. Fácil de decir, difícil de hacer a medida que avanzamos, a veces incluso peca de ser demasiado exigente, algo que por otra parte gustará a los más jugones de la saga, pero que podría asustar a los novatos.
La nueva campaña nos introduce en 50 retos de todo tipo, con el avance limitado por el número de estrellas –la calificación obtenida en cada fase-. Es decir, cada pocos niveles hay uno que bloquea el paso y pide una cantidad determinada de estrellas para continuar, así que pronto compruebas que no basta con sacar el objetivo mínimo, hay que esforzarse un poco más. ¿El gran mérito del juego? Es variado y esta sucesión de misiones no resulta nada repetitiva, sea por el tipo de reglas, forma del terreno o la aparición de jefes con sus típicas transformaciones, escudos de inmunidad y estrategias que cambian a medida que su vida se va mermando.
Varias son las explicaciones de cómo se ha conseguido esta diversidad para que, algo que nació como minijuego, difícilmente canse por muchas horas que le metas. Por una parte, nuestra forma geométrica –la nave- se puede personalizar con armas que luego se mejoran en varios grados. La bomba que barre la pantalla es básica, pero luego tenemos otras como las minas que sembradas por la cuadrícula explotan al contacto de enemigos, o los diferentes drones de acompañamiento que son una segunda nave que dispara cuando nosotros lo hacemos. Hay suficiente variedad para que cada jugador personalice sus habilidades añadiendo misiles guiados, recogida automática de gemas o fabricando un agujero negro.
Otra de las maneras de reducir la repetitividad es alternando los modos, entre los conocidos y otros nuevos, como el que limita la cantidad de munición, lo que a efectos prácticos hace que dejes de disparar como normalmente harías, o aquel que va reduciendo la zona de juego más y más. Son una vuelta de tuerca al matamarcianos de toda la vida que no por simples son menos divertidos. Por supuesto, todos tienen como objetivo principal acumular la mayor cantidad de puntos, pero siempre hay alguna variante en el diseño, el tiempo límite o las vidas.
Dimensions es rejugable hasta el infinito, y no sólo por el mero hecho de conseguir más puntuaciones. El tema de los drones y ataques especiales hace que las estrategias sean muy diferentes según el caso. Contra un jefe quizás te inclines por poder ofensivo, mientras que en las fases de más exploración –por así decirlo- prefieras la recolección de gemas. Tiene su parte positiva y negativa: no todos los usuarios juegan con las mismas condiciones, y debes probar todas las armas hasta encontrar la adecuada; lo bueno es que eso te hará volver a fases superadas –incluso con las tres estrellas- con nuevas combinaciones o con más poder que harán más fácil tu objetivo de subir el listón de récords. De modo que al principio, aunque cuesta lograr la máxima condecoración, repetirás más tarde con otras herramientas.
No es bueno olvidar el pasado, así que se ha incluido, además del multijugador –una campaña en cooperativo local para cuatro personas y el competitivo online- un modo clásico con seis opciones de Retro Evolved 2 y que, naturalmente, consisten en desplazamiento 2D, nada de drones ni armas personalizables. Para hacer el juego todavía más completo quizás se podría haber realizado una campaña completa en plan clásico, pero en cualquier caso, Dimensions tiene para todo tipo de jugador. Tenemos los tablones de puntuación con los récords de tus amigos que son esa patada al orgullo que siempre te mantiene mejorando para ser el mejor, o al menos, no el peor de la pandilla, y tres modos de juego extra para desbloquear.
La tridimensionalidad le sienta de maravilla al apartado gráfico, que no ha perdido las señas de identidad de la saga: bordes de neón, elegancia, ahora con más efectos de partículas y espectacularidad. El resultado en movimiento demuestra que con muy pocas herramientas y sin grandes despliegues económicos se puede hacer algo vistoso, no impresionante ni rompedor, pero atractivo.
La banda sonora es cañera y electrónica, nos ha gustado durante la partida, aunque no es de las mejores que hemos oído últimamente en el género y fuera de ese contexto no es tan llamativa.
Conclusiones
Se puede criticar a Geometry Wars 3: Dimensions por alguna minucia, quizás se ha alejado un poco de la competitividad extrema para fijarse más en el avance personal, o que el diseño de algunos enemigos, de color similar al amarillo de nuestros disparos, puede resultar confuso en el frenesí del combate, pero desde luego que no habrá quejas por falta de querer innovar un poco en este trillado género. Y si no es lo más original del mundo, al menos se distancia de Retro Evolved 2 lo suficiente para no ser una secuela conservadora ni para convertirse en algo radicalmente diferente. Es digno de llevar el nombre de la serie.
Podemos decirlo bien alto: Geometry Wars ha encontrado un nuevo hogar en Lucid Games. Prepara tus pulgares, los nervios y la concentración, los necesitarás.