Análisis de Castlevania Requiem: Symphony of the Night & Rondo of Blood (PS4)
Ser fan de Konami a día de hoy no es nada fácil. La compañía nos ha regalado en las últimas décadas auténticos juegazos de todo tipo, lo que la consagró como una de las mejores desarrolladoras japonesas durante muchísimo tiempo. Por desgracia, las cosas han cambiado considerablemente y la única serie por la que la empresa parece seguir mostrando algún tipo de interés es Pro Evolution Socce, dejando caer en el olvido nombres tan icónicos y míticos como Silent Hill, Suikoden, Goemon o Contra.
Entre las grandes damnificadas se encuentra Castlevania, una de las licencias más veteranas y queridas de la historia de los videojuegos y que nos ha hecho disfrutar de numerosas obras maestras en nuestra constante lucha contra Drácula y su ejército de las tinieblas.
La saga dejó de dar señales de vida desde que Castlevania: Lords of Shadow 2 llegó a las tiendas en 2014, y lo único que hemos recibido desde entonces son un par de máquinas de pachinko (una de ellas con mucha "violencia erótica"), la beta cerrada de un juego para móviles, una fantástica serie de animación para Netflix que acaba de estrenar su segunda temporada y la próxima aparición de Simon y Richter Belmont en Super Smash Bros. Ultimate, donde Nintendo demuestra mucho más cariño, mimo y amor por la licencia que la propia Konami.
Ahora, en vez de apostar por una entrega completamente nueva, la compañía ha decidido traernos Castlevania Requiem, un recopilatorio para PlayStation 4 que incluye Castlevania: Symphony of the Night y Castlevania: Rondo of Blood, dos clasicazos que representan lo mejor de las dos vertientes principales de la serie.
Por desgracia, nos encontramos ante una pobre conversión que deja bien patente la desidia con la que la compañía trata últimamente sus productos, desaprovechando por completo la oportunidad de hacer justicia a dos títulos tan importantísimos como los aquí presentes.
Dos obras maestras
Como ya se han escrito cientos de líneas sobre ambos, haremos un repaso muy rápido de ellos para centrarnos en las características de esta nueva versión. A fin de cuentas, a nivel de contenidos se han mantenido intactos y no hay cambios reseñables.
Por un lado tenemos Rondo of Blood, lanzado originalmente para PC Engine en 1993, una auténtica bestia audiovisual y jugable para su época capaz de seguir sorprendiendo a día de hoy con su apabullante calidad. Se trata de un Castlevania de corte clásico, es decir, un juego de plataformas y acción de desarrollo lateral más o menos lineal en el que nuestro único objetivo era llegar hasta el final de cada fase a golpe de látigo, derrotar al jefe de turno y pasar a la siguiente.
Sin embargo, la cosa iba mucho más allá, ya que el título estaba repleto de secretos y rutas ocultas que nos invitaban a explorar hasta el último rincón de cada escenario, algo que le daba un gran valor rejugable, ya que ir por un camino u otro supone enfrentarse a niveles y jefes distintos.
Por lo demás, tal y como podréis intuir por la fama que tiene si no lo habéis jugado todavía, las fases están genialmente diseñadas, son muy variadas y no nos dejarán ni un solo segundo de respiro entre saltos con muy mala leche y perfectamente estudiados, trampas con las que los desarrolladores pudieron dar rienda suelta a toda su malicia y una gran cantidad de enemigos colocados en el sitio justo para ponernos las cosas difíciles y que buscarán atormentarnos con sus diversos patrones de ataque.
Y ojo con los jefes finales, ya que son todo un espectáculo y nos dejan con algunas de las batallas más emocionantes e intensas de la saga, lo que no es decir precisamente poco. A pesar de lo que podría parecer por lo que hemos dicho, no es una aventura ni mucho menos imposible, pero sí que tiene esa dificultad "retro" que nos exigirá habilidad, concentración y paciencia a partes iguales, pues los errores se castigan muy duramente. A nosotros este tipo de retos nos siguen encantando, pero es algo que debéis tener muy en cuenta si va a ser vuestra primera partida.
Hay ciertos aspectos que no han terminado de envejecer de todo el bien, como el poco control aéreo que tenemos durante los saltos o la imposibilidad de dirigir nuestros ataques hacia otros lados que no sean izquierda o derecha, pero el diseño del título cuenta con ello en todo momento, así que es cuestión de volverse a acostumbrar.
Pero probablemente, el motivo por el que muchos comprarán este recopilatorio, sea Symphony of the Night, uno de los juegos más influyentes jamás realizados y uno que supuso un antes y un después para la serie. Estrenado originalmente en 1997 para PlayStation, fue el primer Castlevania en ofrecernos un elaboradísimo mapa repleto de atajos, secretos y zonas interconectadas por el que nos podíamos mover con total libertad... siempre y cuando tuviésemos las habilidades necesarias para acceder a según qué lugares.
Sumadle unos controles perfectos a los que resulta imposible poner pega alguna y multitud de toques de rol para hacer de la progresión de nuestro héroe, el carismático Alucard, una experiencia muy satisfactoria y con muchas posibilidades.
Aderezadlo todo con un diseño de niveles impecable y repleto de sorpresas (la cara de asombro que se nos quedó a muchos al llegar por primera vez al castillo invertido fue digna de foto), unos jefes inolvidables y una gran cantidad de momentos que ya forman parte de la historia de nuestro hobby favorito, y entenderéis fácilmente el motivo por el que se ha ganado estar en el Olimpo de los videojuegos. No inventó los 'Metroidvanias', pero sí que nos ofreció una nueva forma de entenderlos y ayudó a popularizarlos y a definirlos.
Una conversión sin ambiciones
Lo primero que hay que dejar claro es que estamos ante una conversión prácticamente directa de las ediciones que pudimos encontrar en el maravilloso Castlevania: The Dracula X Chronicles de PSP, aunque esta vez el pack no incluye el estupendo remake poligonal de Rondo of Blood, por lo que resulta inevitable pensar que la oferta se nos queda un tanto coja. Supondremos que no había demasiadas ganas de remasterizarlo para adaptarlo a las resoluciones actuales y habrán ido a lo más rápido y barato.
En lo referente a las opciones de visualización, podremos escoger entre un par de filtros (CRT y suavizado), además de añadir interlineado, algo que no os recomendamos en absoluto si no queréis ver vibrar la imagen constantemente. A esto tenemos que sumarle la posibilidad de escoger el tamaño de pantalla original o uno más grande.
Al tratarse de un juego en 4:3, tendremos la opción de utilizar unos pocos marcos para sustituir los correspondientes bordes negros que quedarían en los laterales de un televisor panorámico, aunque los artes escogidos para los mismos nos han parecido muy poco inspirados y mejorables, además de escasos.
Por algún motivo que no llegamos a comprender, ninguna de estas opciones están disponibles durante la partida, de modo que tendremos que dejarlo todo configurado antes de iniciar alguno de los dos juegos, lo que es tan engorroso como poco práctico, ya que nos obliga a salirnos de la aventura por completa para cambiar cualquiera de sus parámetros.
La cosa empeora en el momento en el que nos damos cuenta de que solo podemos salir de los juegos desde sus respectivos menús principales, aunque para combatir esto se ha añadido la posibilidad de realizar un guardado rápido temporal en cualquier lugar que nos llevará hasta la pantalla de título y que se borrará la próxima vez que carguemos partida.
Como curiosidad, una de las novedades que más nos han gustado ha sido la forma en la que se ha implementado la vibración y los sonidos que salen del altavoz del mando, consiguiendo transmitir una genial sensación de contundencia a todos nuestros golpes y de peso a nuestros saltos. Es un poco difícil de explicar, pero refuerza muy positivamente la experiencia de juego, algo que casi ningún título logra de forma satisfactoria.
Continuando con las nuevas opciones que se han incluido, tenemos la posibilidad de configurar los controles de Rondo of Blood y el siempre agradecido selector de idioma para las voces, pudiendo optar tanto por las japonesas como por las inglesas. Evidentemente, al ser una conversión de The Dracula X Chronicles se ha respetado la traducción al español de ambos clásicos.
Finalmente, los cazadores de logros encontrarán ante sí una gigantesca lista de trofeos para desbloquear que nos invitarán a descubrir hasta el último secreto de estos clásicos, dándonos la excusa perfecta para rejugarlos por millonésima vez.
Por desgracia, aquí acaba todo. Ni galería de extras, ni nuevos modos, ni nada que pudiese darle algún tipo de valor añadido al pack, más allá de darnos la posibilidad de jugar a estas dos maravillas en nuestra PS4 con todas las ventajas que esto trae consigo.
Aunque no lo hayamos mencionado a lo largo del análisis, no podemos olvidarnos de destacar las maravillosas bandas sonoras de los dos títulos, repletas de composiciones míticas que no nos cansaremos de escuchar ni tararear por más veces que las escuchemos. Una auténtica delicia para nuestros oídos.
Conclusiones
Castlevania Requiem nos ofrece la posibilidad de jugar en PS4 a dos juegazos por los que no pasa el tiempo, aunque es una pena que no se haya aprovechado la oportunidad para hacer un recopilatorio más completo y ambicioso. De hecho, se han recortado contenidos que sí estaban presentes en The Dracula X Chronicles, y sus novedades se nos antojan escasas e insuficientes, con detalles tan poco prácticos como obligarnos a salir de la partida para poder cambiar las opciones de visualización.
Con productos como este, no parece que Konami esté muy dispuesta a revivir la saga ni a devolverla a lo más alto, ya que la única impresión que transmite es la de querer vivir de las rentas del pasado. De todos modos e independientemente de lo decepcionante que pueda resultar el recopilatorio como tal, estamos ante dos obras maestras con las que resulta imposible equivocarse y que deberíais de probar, al menos, una vez en vuestra vida.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Konami.