Análisis de Brutal (PS4, PC)
Muchas producciones indies se están fijando en juegos clásicos y ya no únicamente en los más conocidos de los años 90. Si hace poco Lumo se inspiraba en las aventuras isométricas tipo Head Over Heels, Knight Lore, Alien 8, Chimera y Solstice, el nuevo Brut@l va más allá e intenta imitar a los juegos de mazmorras creados con ASCII –código de caracteres-. A decir verdad, en este caso la similitud es más por guiños gráficos que por jugabilidad, ya que estamos ante un juego de acción y rol 3D que poco tiene que ver con la rudimentaria ambientación de un laberinto creado con símbolos.
Nuestra primera decisión es elegir a uno de los cuatro héroes disponibles, con parámetros ligeramente distintos.
El guerrero o la amazona están mejor preparados para el combate cuerpo a cuerpo que el mago, por ejemplo, y aunque el brujo también podrá fabricar espadas y mazas, juega más para guardar distancias gracias a su recuperación rápida de maná. Nuestras preferencias en el estilo nos harán decantarnos por uno u otro.
Sea cual sea nuestra elección, hay que descender por una serie de laberintos generados proceduralmente y, como muchas ocasiones va asociado, con muerte permanente. No es un roguelike, género con el que se confunde en muchas ocasiones, pues no utiliza microturnos –típicamente, en los juegos tipo Rogue los enemigos actúan cuando lo hacemos nosotros-.
El sistema de combate es bastante simple, basado en armas blancas, flechas y algunos proyectiles o magia. Hay combos sencillos y defensa con escudo, pero nada demasiado técnico ni de precisión milimétrica, tiende a ser un beat´em up bastante arcade. No obstante la parte rolera nos proporcionará desbloqueo de habilidades que mejorarán nuestras habilidades y técnicas con armas.
Brut@l está pensado para evitar que el usuario corra como pollo sin cabeza por las mazmorras hasta alcanzar el siguiente piso con varios trucos. Uno de ellos es la gran cantidad de coleccionables a encontrar. Puedes potenciar tus armas con efectos secundarios y construir pociones, pero para ello necesitas ítems –códices- y una serie de letras que están esparcidas por el mapa. Si tienes por costumbre evitar enfrentamientos y pasar de largo sin recoger objetos, llegará un momento en el que la fuerza de los enemigos te sobrepase con mucha ventaja. Encontrar un punto intermedio para evolucionar sin arriesgar demasiado es la clave para vivir mucho tiempo en este entorno.
Lógicamente, estos laberintos están plagados de puertas cerradas que requieren una llave. Estas llaves se encuentran en el escenario, quizás en otra sala, o aparecen al derrotar a un enemigo especialmente fuerte. Estos monstruos no son el único peligro de estas zonas, pues también hay trampas fijas y móviles que reducirán nuestra salud en cualquier ocasión, obligando al gasto de algún alimento –o aguantar hasta alcanzar alguno de los puntos que repara vida-, para rellenar salud y reducir el hambre, que determina la recuperación de movimientos especiales y maná.
La variedad de criaturas y la existencia de un daño amigo permiten hacer unos combates más animados de lo que parece a simple vista. Puedes provocar que caigan en trampas pensadas para ti o que se dañen mutuamente. La inteligencia artificial, o mejor dicho, el rango de movimientos de algunos de estos enemigos es bastante escaso, lo que también facilita que encontremos puntos seguros en el escenario –hay caballeros que no saltan sobre el agua y ese será un obstáculo insalvable para ellos-. También hay rivales muy resistentes que equivalen a subjefes, y otros débiles para entorpecer nuestro avance –magias congeladoras, zombis en gran número-.
Esta combinación de mazmorras aleatorias y muerte permanente tiene muchas de las ventajas e inconvenientes que otros títulos que apuestan por un desarrollo similar, caso del muy reciente Necropolis –cuyo combate se basa más en el rol de From Software-. E igual que él tiene cooperativo, en este caso local para dos jugadores.
Como suele suceder en estos casos la diversión se multiplica en compañía, pero no cambia drásticamente nuestra opinión si no somos muy amigos de la generación aleatoria y el castigo que supone empezar desde el principio tras una muerte. Los recursos se deben distribuir entre la pareja o lanzamos las pociones curativas si el compañero lo necesita, y con la desaparición de uno de los dos se puede sacrificar la mitad de la salud para recuperar a ese usuario. Es un modo que permite explotar mejor la diversidad de clases pero está limitado por la ausencia de online.
Una opción extra a la que se puede sacar mucho partido es el editor de niveles. No es una función demasiado habitual en juegos de consola, así que cualquiera que desee crear sus propios mapas puede hacerlo, partiendo de cero o con ayuda de una base generada por el juego. Y si no estás inspirado, o no eres muy amigo de diseñar recorridos interesantes, siempre puedes descargar los que han hecho otros usuarios. Entre la generación procedural y el editor los laberintos se hacen ilimitados.
Aunque el sistema de creación y las batallas son competentes, nada de esto es demasiado original ni está realizado con una calidad por encima de la media. Nos ha gustado la posibilidad de obtener vidas extra mediante el pago en ciertos altares, y que los mapas tienen ciertas variantes en diseños y alturas para reducir la sensación de repetitividad. Cuanto más lo juegas más fácil te será detectar el mismo tipo de decoración y manías del juego, pero aun así cada partida será diferente –y con el extra de poder elegir otra clase, que cambia nuestra manera de afrontar los peligros-.
Visualmente tiene más de Tron que de juego en ASCII. Apenas reserva los colores para magias y sangre, el resto es una mazmorra son texturas de puntos y símbolos. Una solución inteligente para evitar un gran esfuerzo gráfico, pero pasadas las primeras horas el efecto sorpresa pasa rápido y se echa en falta un poco más de contraste entre las figuras, ya que es fácil que, rodeados de tres enemigos y entre salpicones de sangre, perdamos de vista a nuestro personaje. La música épica por otro lado sí ambienta bien este tipo de fantasía oscura.
Conclusiones
Es fácil ver la intención de Brut@l y aquello que hace bien. Combina profundidad de personalización y recolección de botín con un sistema de combate no demasiado exigente, para el que no hace faltan grandes reflejos. La variedad de clases cambia radicalmente la forma de empezar la partida y el editor es un punto a favor que no siempre encontramos en estos juegos.
La pena es que otras decisiones pesan demasiado en el conjunto global; perder una partida por la caída en un precipicio nos sacará de quicio –y más si era avanzada-, y la ausencia de cooperativo online supone que muchos usuarios ni siquiera probarán este modo que explota mejor la gestión y la estrategia. En definitiva, ni el mejor ni el peor de los juegos de este estilo, y jugablemente más asequible que otros RPG más puros.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código de descarga que nos ha proporcionado Stormcloud Games.