Análisis de The House of the Dead 4 PSN (PS3)

¡Zombis! ¿A quién no le gustan? Hay poca gente que no disfruta de los muertos vivientes si hacemos caso del éxito que cosechan últimamente en videojuegos, series de televisión y películas. Sería fácil hacer el chiste de "los zombis están más vivos que nunca" así que nos lo vamos a ahorrar, pero es cierto que por ese motivo, o porque PlayStation Move funciona bien para el género de los "shooter on rails" –al igual que Wii-, Sega se ha animado a llevar su saga de zombis a PlayStation 3 con nada menos que tres juegos: The House of the Dead: Overkill Extended Cut –remasterización y ampliación del Overkill original-, y dos adaptaciones directas de recreativa, The House of the Dead 3 y The House of the Dead 4.

Junto con Overkill Extended Cut, el cuarto juego perteneciente a la saga numérica nos parece el más interesante, pues nunca había llegado a consolas antes, a diferencia del tercero.

Además, aunque tiene años a sus espaldas –se desarrolló en 2005- y ya no impresiona tanto en gráficos como hizo en su tiempo, es el primer juego en correr en la placa Sega Lindbergh, la misma que sustenta juegos como Virtua Fighter 5 o After Burner Climax, que cuentan con efectos más propios de la actual generación que de las anteriores –el tercer juego es de 2002 sobre placa Chihiro-.

The House of the Dead es una saga veterana que nació a raíz del éxito de Resident Evil. Con los zombis, se pueden tomar dos caminos: o un juego de terror o uno de acción. Mientras Capcom, al menos en 1996, optó por el terror y la escasez de munición, Sega en 1997 apostó fuerte por la acción en los salones recreativos con una máquina de pistola al estilo de Time Crisis o Virtua Cop pero protagonizado por muertos vivientes y toda una serie de mutaciones desagradables. Su fama en los casi extintos salones recreativos llegó a ser alta, aunque en consolas siempre ha sido muy menor debido a la necesidad de comprar ese periférico que apenas tiene uso, la pistola, algo que no impidió ver entregas en Saturn, Dreamcast, PC, Xbox, Wii y ahora PlayStation 3.

The House of the Dead 4 sigue las líneas básicas del género y nos presenta a James Taylor, visto en el segundo THOTD, y a su acompañante Kate Green, completamente nueva. El argumento no es precisamente el fuerte de este juego –y tampoco nos interesa demasiado-, pero basta decir que los protagonistas deberán cooperar para salir de una pieza sin perder carne de los huesos ante un estallido zombi con muchos, muchos enemigos que literalmente se lanzarán a tu cara. Cronológicamente por la historia contada se sitúa entre el segundo y tercer juego, y por ello esta entrega concluye con "la historia continúa en The House of the Dead III". Hay varios finales que descubrir por el simple orgullo de verlos y desbloquear trofeos, pero salvo que seas conocedor de la saga no vas a encontrar grandes explicaciones ni personajes con más carisma que unas alpargatas.

La jugabilidad es tan simple como en la mayoría de títulos de disparos sobre raíles, ya que no controlamos directamente el desplazamiento de los personajes: apunta a todo lo que se menea en tu televisión y evita ser dañado. Dado que no hay coberturas como en Time Crisis, la forma de recargar el arma es agitando nuestro periférico. Luego además tenemos algunas ayudas extras como las granadas, que hacen lo que se espera de ellas: explotar y llevarse por delante a grandes grupos de enemigos. El problema es que tampoco abundan y deberás ahorrarlas para los momentos decisivos, aunque puedes conseguir más en ciertos puntos del escenario o completando tareas. También aparecen los típicos barriles explosivos para diezmar grandes grupos sin despeinarse.

En este juego los protagonistas utilizan metralletas Uzi, algo que no gustó demasiado a algunos jugadores que preferían las escopetas recortadas o pistolas de anteriores entregas; el hecho de ser un arma automática afecta en que ahora puedes apretar el gatillo y gastar todo un cargador de un tirón –además las balas no crean los desmembramientos de anteriores armas, aunque sí afectan a la ropa de los zombis-. Pero en esencia la mecánica es la misma, ya que la munición es infinita: hay que saber calcular el breve segundo de indefensión por la recarga entre los ataques, y saber priorizar a qué enemigo atacar antes, ya sea porque se encuentra más cerca de nosotros o porque está a punto de lanzar algún objeto. No se puede negar que es una jugabilidad muy repetitiva, pero hay un par de novedades para dar más variedad de situaciones; por ejemplo, los zombis u otras criaturas nos pueden agarrar, y deberemos agitar la pistola hasta rellenar una barra o de lo contrario caeremos al suelo, o recibiremos un mordisco; en cambio sí nos libramos de él, reculará y quedará indefenso unos segundos. Esto también se aplica para otros momentos determinados, y es similar a los eventos QTE.

Cada uno de los seis escenarios termina con un jefe, la típica bestia mutante temible con un pequeño punto débil al que debemos concentrar toda nuestra atención. Cuando el enemigo va a ejecutar la animación de su ataque aparece una barra de cancelación que indica que es el momento de lanzar plomo como loco en esos instantes para evitar que complete el movimiento, o de lo contrario podemos ir despidiéndonos de una de nuestras vidas. Concretamente Empress –jefe del tercer capítulo- y el enemigo final son un auténtico derroche de continuaciones pensados para que en la máquina arcade el jugador derrochase monedas como si no hubiese un mañana.

Como es habitual en los juegos de recreativa, la duración de The House of the Dead no es la de Skyrim precisamente. En una hora acabamos con el enemigo final, siempre dando por supuesto que hemos elegido el modo libre que permite aumentar generosamente el número de continuaciones y vidas, que es lo más cercano a sentirse como Florentino Pérez: el dinero no es problema. El juego de esta manera hace que pierda algo de sentido por lo que no lo recomendamos salvo a los más manazas; si quieres más realismo, elije pocas oportunidades e intenta terminarlo, verás que no es tarea fácil. Existen ajustes para controlar la dificultad incluyendo para desbloquear el modo Muy Difícil para que cada jugador encuentre su reto personal. El modo de juego con ránking en cambio nos obliga a jugar con tres vidas y ninguna continuación para asegurar que todos los jugadores marcan récords sin ventajas.

A cambio de su corta vida, ofrece mucha rejugabilidad con multitud de secretos ocultos en el interactivo escenario, que esconden vidas o tesoros que aumentarán nuestra puntuación, que es en definitiva lo que anima a mejorar en cada partida, alcanzar la ronda perfecta con disparos más críticos –apuntando a la cabeza se crean combos, además de matar más fácilmente- y gastando menos vidas. Además de los citados finales diferentes, en varios momentos habrá rutas alternativas en las que decidimos tomar un camino u otro de la bifurcación, y eso significa que tendrás que jugar varias veces para ver todo el trayecto aunque las diferencias sean mínimas.

Lo ideal sería jugar con una pistola como la creada por Namco Bandai para sus Time Crisis, la G-Con 3, pero aparentemente no es compatible con ella –no hemos encontrado mención en las opciones del control-. Además del DualShock 3 que en este caso no es nada recomendable para experimentar este género, podemos utilizar Move, que aunque para los puristas la sensación no será la misma, existen accesorios para dar aspecto de rifle, tipo Move Sharp Shooter. De todas formas, salvando la diferente forma de sujetar Move, la precisión es más que suficiente y funciona bien con el indicador del puntero en pantalla, no hemos tenido ningún problema en nuestra partida achacable a él, únicamente el citado complejo que pueda tener algún jugador al disparar a zombis con un trozo de plástico coronado por una bola de color chillón.

No debemos olvidar que también cuenta con modo cooperativo para dos jugadores en la misma consola para que las risas o cabreos sean dobles. ¿Un modo en red habría sido quizás demasiado pedir? Lo que si tiene presente son tablones de récords online para dejar tu nombre bien alto en la historia. Como extra –algo flojo- tenemos también una videoentrevista con dos de sus creadores, breve y en la que tampoco se detalla mucho sobre la creación de este capítulo, sólo alguna anécdota como la elección del diseño para el personaje femenino.

La versión de PlayStation 3 parte de The House of the Dead 4 Special. Aunque el mayor atractivo de esta recreativa se encontraba en la propia máquina, sus grandes pantallas, sonido envolvente, efectos especiales como chorros de humo y una silla con vibración, incorporaba novedades al juego con una historia que transcurría tras el final de THOTD 4 que incluye dos capítulos más y el regreso de jefes clásicos, también con varios finales y una elección de camino. No sólo es un buen extra para alargar la vida del título que lo completa, también aumenta su valor ya que esta versión de la recreativa es prácticamente imposible de encontrar y dudamos que muchos jugadores, fuera de Japón, hayan repartido plomo en este epílogo. Hemos notado también que los gráficos son sensiblemente mejores o al menos más llamativos en este extra que en el THOTD original, además de añadir algunos nuevos diseños para los enemigos.

The House of the Dead 4 en PlayStation Network es un juego entretenido si te gusta el género y posees PlayStation Move. Su diversión está limitada por sus características: no es demasiado variado en su concepto, se basa en la rejugabilidad y muchas de las situaciones y enemigos están reciclados de anteriores juegos –no en los gráficos-, como los zombis de hachas o sin piernas, los ¿enanos? saltarines, las sanguijuelas, los hombres de musgo acuáticos o los grandullones lanzando rocas hacia nosotros. Es un The House of the Dead, claro, tampoco esperábamos algo muy diferente, únicamente queremos decir que la recreativa estaba justificada por las mejoras técnicas y los nuevos jefes. Según los gustos personales de cada uno, puede ser tanto un adictivo rompemuñecas para pasar la tarde a precio asequible –no es como cuando debías comprar un juego en formato físico por 90 euros más una pistola que nunca usabas más- o un entretenimiento tontorrón sin profundidad que no va a cambiar tu opinión del género si nunca te gustó.

Los gráficos nadan entre la anterior generación y las actuales plataformas. La alta definición, algunos efectos de luces y efectos –se abusa mucho del brillo y reflejo en superficies metálicas o de cristal- dejan obsoleto a The House of the Dead III –el cual, por cierto, no tenía pantalla completa, mientras que The House of the Dead 4 ya utiliza proporción 16:9-. Pero algunas texturas cantan mucho, el modelado de los zombis no es precisamente el de Resident Evil 6 y los exteriores pecan de monótonos, así que el resultado es un tanto irregular visto con los ojos de 2012, lo que no quita que en su lanzamiento llamase la atención aunque sin llegar al extremo de lo visto en Virtua Fighter 5. Aun así, cumple sobradamente y hay más cantidad de enemigos en pantalla que nunca y no es el tipo de juego en el que te vayas a recrear mirando cada centímetro del escenario encontrando imperfecciones, entre otras cosas, porque no puedes detenerte. Si lo que buscas es espectacularidad técnica en una adaptación de un título de hace más de un lustro, te has confundido de juego.

La música es cañera, muy "arcade". Quien no esté acostumbrado a la saga se sorprenderá, no sólo por su calidad y volumen atronador, también porque no pega mucho con el ambiente. Y es que Sega no quiere meter miedo, únicamente tensión y lo consigue con ritmos rápidos que te avisan cuándo se aproxima un jefe o una horda de cadáveres con hachas. Los sonidos son los típicos –gruñidos, explosiones, disparos-, y los diálogos en inglés –subtitulados- son muy serie B, con frases completamente intrascendentes y unas interpretaciones muy desenfadadas aunque a decir verdad, más decentes que las oídas en los primeros juegos de la serie. Lo mejor es la constante sensación de recreativa que mantiene de principio a fin.

Conclusiones

Por el momento, la acción sobre raíles es el género jugón –o hardcore- más beneficiado por el control de movimientos. A varias entregas de Time Crisis y Dead Space: Extraction ahora Sega suma al catálogo de PlayStation 3 varios The House of the Dead y entre ellos nada menos que un juego inédito en sistemas domésticos largamente demandado. No aporta grandes novedades a la saga salvando unos gráficos más pulidos, pero lleva el inconfundible sello de calidad y se mantiene más fresco que el recientemente lanzado tercer título. Es difícil no recomendarlo si tienes hambre de títulos para tu PlayStation Move.