Análisis de Sonic the Hedgehog 4: Episode 1 PSN (PS3, Xbox 360, Wii)
Sonic abandona los experimentos para volver a sus raíces gracias a la distribución digital.
Daniel Escandell ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
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SONIDO
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NOTA
8
DIVERSIÓN
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JUGABILIDAD
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Análisis de versiones PS3, Xbox 360, Wii.
Desde el primer momento, Sonic the Hedgehog 4: Episode 1 desprende una sensación retro por todos lados. El sonido antes de empezar, el logo de Sega (y su voz)… todo nos evoca la época dorada de la mascota de la compañía japonesa en sus plataformas bidimensionales en Megadrive.
Este Sonic 4 es la continuación directa y total de esa saga, pero, al mismo tiempo, en varios momentos nos da la sensación de que es un homenaje, especialmente a las dos primeras entregas (aunque aquí Sonic es un solitario). Y, desde luego, es un poco las dos cosas.
Pero antes de entrar en cómo se juega, vamos a tratar una cuestión que ha preocupado a los aficionados, y que sin duda alguna puede ser un lastre para el juego: la duración. En realidad, buena parte del problema parece venir de esa coletilla de Episode 1, que nos promete que pronto habrá una continuación directa, pero los juegos por episodios han dado resultados (comerciales y de calidad) muy dispares. De hecho, muy pocos géneros y estudios han conseguido triunfar en este terreno.
Pues bien, este juego es un juego íntegro dentro de la línea de los Sonic bidimensionales. En total suma 24 niveles (sumando las fases normales de cada mundo, más la correspondiente al jefe final, y las fases especiales: doce fases normales, cinco enemigos, siete fases especiales), lo que lo sitúa en la órbita de Sonic 2 (sumaba 26 niveles usando la misma división), por lo que se trata de un juego con una duración muy similar a la de las entregas de 16 bits: no hay recortes, no hay estafa. Pero sin duda alguna el juego se hace corto: las razones positivas para esto radican en que es terriblemente adictivo y divertido, pero en el lado malo… los Sonic clásicos nunca han sido juegos largos, y punto.
Lo cierto es que las fases son más extensas que en los juegos de Megadrive, y tienen muchos rincones por explorar. Puedes parar el reloj en un par de minutos, sí, pero si te pones a recorrerlo, a jugar con los límites del nivel para llegar a zonas escondidas y remotas, que parecen imposibles, la cosa se alarga bastante. Otro elemento es que la mayoría de los jugadores serán veteranos expertos, y por tanto la sensación de dificultad resulta muy baja. En nuestro caso, no perdimos una vida hasta bien avanzados, y habíamos sumado un amplio colchón en las primeras fases del segundo mundo, el clásico casino. Además, guarda nuestro progreso, así que eso de no tener que empezarlo cada vez desde el principio es una bendición (y nos permite ir a nuestras fases favoritas directamente, una y otra vez), pero con una concepción de duración tan retro, queda algo descompensado.
Otra cuestión es el precio del juego. Está en la línea de los títulos más caros de la distribución digital en las tres consolas (ronda los 15 euros en Xbox 360, PlayStation 3 y Wii), y eso puede jugar en su contra, porque anda algo escaso de contenidos. Tenemos que tener en cuenta también que los originales se pueden conseguir digitalmente (en Xbox Live Arcade y Consola Virtual), y la diferencia de precio con respecto a las versiones veteranas no es tanta si tenemos en cuenta el rendimiento que ya se les sacó a ésas, y que ésta es completamente nueva (es cuestión de cada uno decidir qué dice eso sobre las políticas de precios de las plataformas digitales, y su tratamiento de los juegos clásicos).
En cualquier caso, en Sonic 4 nos encontramos con tablas de puntuaciones en línea (en las tres versiones, tanto por puntos como por tiempo), y la opción de ir superando los niveles, guardando nuestros registros de tiempo a través de un modo específico para esto, pero los incentivos para rejugarlo son los clásicos: consigue todas las esmeraldas del caos en las fases extra, pásatelo, y pulsa el botón de acción cuando hayas sumado 50 anillos al volver a empezar el juego. Los veteranos ya saben de qué se trata, y será una bonita sorpresa para los neófitos.
Dicho esto, lo que nos encontramos en este Sonic 4 es un erizo que se mueve con mucha agilidad y suavidad, como todo lo que le rodea, gracias al uso de gráficos poligonales. El erizo tiene esa inercia que a veces adoraremos, y otras odiaremos, pero que es todo un clásico, y sus movimientos clásicos: correr, saltar, y rodar, lo que nos viene muy bien para eliminar a los enemigos, ya sea arrollándolos o saltando directamente sobre ellos. Pero se incorpora una novedad, que llega directamente desde las entregas 3D: el homing attack, que es semiautomático.
Cuando este ataque está disponible, para lanzarlos sobre un enemigo u objeto (un rebotador, o una roca que podemos romper, por poner unos ejemplos), aparece una retícula bien visible en pantalla, aunque el marco de acción quizás sea algo escaso en ocasiones, por lo que, sí, es semiautomático, pero demanda también habilidad al jugador. Este ataque teledirigido se activa cuando pulsamos el botón de acción mientras estamos en un salto giratorio, y además de como técnica ofensiva será clave para desplazarnos. Al activarlo, salimos disparados hacia donde se apunta, así que podemos cargarnos secuencias de enemigos y sumar muchísimos puntos, pero también llegar a sitios a los que no llegaríamos de otra manera.
En los primeros niveles no parece muy útil ni obvio, pero puede acelerar nuestro registro en el crono en algunos niveles, permitirnos explorar lugares imposibles en otras fases, y, claro, eliminar enemigos sumando puntos importantísimos para conseguir más vidas al final de la fase. Este uso exploratorio es similar al que se ha aplicado en varios Sonic en entornos 3D, y muestra que aunque es una mirada al pasado, han sabido sacar provecho de los recursos actuales del héroe.
En este sentido, el diseño de los niveles está bastante logrado, y por lo general combinan muy bien las zonas de velocidad pura con las de exploración y habilidad, normalmente alternando estas secuencias (alguna fase resulta muy descompensada, pero en líneas generales el resultado es muy positivo). Es muy lineal, sí, pero según avanzamos no se trata tanto de ir sólo hacia la derecha, sino que empezamos a tener niveles con mucha verticalidad, o donde la exploración hacia la izquierda es también esencial.
Por lo demás, están los típicos loops, saltos, aceleradores, zonas secretas, y otros elementos que aprovechan la poligonización. A nosotros, por ejemplo, nos encanta el efecto de correr sobre una plataforma de cartas que se va generando como si se desplegara una alfombra mágica, en las fases del casino, aunque en fases más avanzadas hay también usos muy ingeniosos y que lucen muy bien en pantalla, logrando lucimiento visual dentro de un planteamiento bastante conservador, pero detallista, en el que, aunque el desarrollo ha corrido a carga de Dimps (experimentados con los Sonic bidimensionales de GBA y NDS), se nota la mano supervisora del Sonic Team.
No se trata solo de que Sonic tenga unas animaciones muy cuidadas, por ejemplo, sino que también nos encontramos con diseños gráficos claramente inspirados en algunas de las fases y elementos más memorables de la saga clásica, sobre todo del primero y el segundo. Lo mismo sucede a la hora de enfrentarnos, en la cuarta fase o acto de cada mundo, con el Dr. Eggman (quizás alguien hubiese preferido volver al viejo nombre Robotnik), que repite con sus inventos, también de corte muy clásico. Los primeros enfrentamientos resultan muy fáciles, pero al final gana consistencia.
La sensación general es que todo el diseño del juego se ha hecho teniendo el ritmo como objetivo principal, y por eso la dificultad no se ha ajustado más, para limitar cortar el dinamismo de lo que sucede en pantalla. Sonic puede recibir daño mientras lleva anillos; al hacerlo, pierde sus anillos, y tenemos unos segundos de invencibilidad para sortear el peligro o matar al enemigo, y recuperar algunos anillos, y vuelta a empezar. Este esquema de juego siempre ha sido muy benévolo, pero si le sumamos que en Sonic 4 parece haber muchos menos pozos sin fondo, la dificultad general se percibe mucho más suave.
El sistema de control es muy bueno, y los puntos de dificultad se los da el aprender a manejar la inercia de Sonic, pero los veteranos no tendrán problemas en esto. En Xbox 360 y PlayStation 3 podemos controlar a Sonic tanto con cruceta como con palanca analógica, mientras que en Wii se maneja con el mando remoto en horizontal, y eso nos deja la cruceta como sistema de control. La respuesta al mando es sobresaliente, y el juego no da problemas en ningún momento.
En las fases extra podemos controlar el juego tanto con detección de movimientos (Sixaxis y mando remoto en PS3 y Wii, respectivamente) o de manera tradicional, a nuestro gusto. En esas fases rotamos el escenario, y debemos conseguir que Sonic sume puntos, coja las esmeraldas, y no toque la señal de salida, que dará el cierre a la fase. Para llegar al centro podemos controlar el laberinto moviendo el mando o usando los controles tradicionales (en Xbox 360, claro, sólo hay opción tradicional), algo que podemos configurar fácilmente. Usar la cruceta da una precisión adicional, sí, pero el control por movimientos resulta divertido y la sensación es muy positiva, por lo que cada modalidad tiene buenos puntos a favor.
El apartado técnico del juego es más que eficiente, y luego también en la alta definición como en Wii, donde ofrece el máximo de la consola, 480p. Hay más nitidez en las otras consolas, claro, pero el juego no presenta diferencias técnicas más allá de eso. El campo visual y el sonoro son perfectamente equiparables, y no se desmerece en nada a ninguna entrega, lo que es una buena muestra del trabajo hecho por el equipo para que todos los usuarios lo disfruten en igualdad de condiciones. Del mismo modo, música y efectos suenan muy limpios, con algunos samples clásicos, pero todo ello adaptado al ritmo frenético y ambientación de los mundos.
Conclusiones
Si buscas un Sonic clásico, pero remozado, ésta es la oportunidad que estabas esperando. Sonic 4 es un regreso a las bases en la que correr, saltar, y patearle el culo a Eggman para liberar a los animales que tiene atrapados para sus siniestros planes es todo lo que importa. Ni secuencias de vídeo, ni diálogos, ni tonterías. Por estar, Sonic está solo ante el peligro. Así que todo el sabor del primer Sonic está aquí, pero más refinado. El equilibrio entre duración y precio puede ser discutible para parte del público (aunque insistimos en que su duración está en consonancia con la de las entregas de 16 bits), pero si nos gustan los buenos juegos de plataformas, y su espíritu arcade (con tablas de puntuaciones en línea) nos atrae, superar los récords y escalar posiciones garantiza horas y horas de diversión. Está claro que pronto llegará la segunda entrega, y habrá que ver qué novedades aporta, porque también es cierto que éste resulta quizás demasiado pegado a lo más tradicional, pero es que ése era también su objetivo.
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