Análisis de Prototype (PS3, PS4, Xbox One, Xbox 360, PC)
Ya son varios los títulos del género sand box ("estilo GTA") que nos han permitido movernos por entornos urbanos de grandes dimensiones encarnando a personajes con sorprendentes súper poderes. Crackdown de Xbox 360 y el reciente
En líneas generales, Prototype se mantiene fiel a los cánones establecidos por la saga Grand Theft Auto con la salvedad, claro está, de que en este caso controlaremos a un ser con poderes sobrehumanos. El protagonista de la acción, Alex Mercer, sin saber muy bien por qué, se verá inmerso en una lucha sin cuartel contra el ejército, presuntamente culpables de su estado actual, y una horda de seres mutantes nacidos del virus que según parece, también corre por nuestras venas. ¿Pero qué efectos provoca esta infección en nuestro cuerpo? Bien, para empezar, contaremos con súper velocidad, la posibilidad de realizar saltos descomunales y, más importante si cabe, la opción de modificar genéticamente la estructura de nuestro cuerpo para convertir nuestras armas en todo tipo de letales armas con las que aniquilar sin compasión a los enemigos.
Progresivamente, conforme nos hagamos con la energía genética que dejarán caer todas nuestras víctimas, podremos comprar mejoras de todo tipo como si de un juego de rol se tratara. Así, por ejemplo, podremos mejorar nuestra capacidad de esprintar a mayor velocidad, podremos realizar saltos más largos y aprender incluso a planear, aumentar nuestro nivel de salud; por supuesto, no faltarán tampoco nuevas opciones de ataque que se traducirán en mortíferas y espectaculares herramientas de combate que podremos usar durante la partida (ya sean pinchos, una especie de látigo, brazos que golpearán como brutales mazas…); también podremos mejorar todas estas "armas" y, por qué no, nuestras habilidades para pasar desapercibidos entre los militares (porque los mutantes no caerán en este tipo de engaños) con opción a convertirnos en nuestros enemigos sin que nadie se dé cuenta de ello.
En este punto, aunque llegará un momento en el que nos habremos hecho con todas las modificaciones genéticas posibles, sí es cierto que en los primeros compases de la partida podemos adaptar la evolución de Alex Mercer al estilo de juego que queramos desarrollar. De este modo, si optamos por la vía del sigilo, las opciones de mejorar la movilidad del protagonista, así como la opción de apoderarse de la identidad de los rivales de forma sigilosa (de otro modo este trámite resulta realmente sangriento, cruel y ruidoso) nos serán de gran ayuda. Pero este mismo tipo de habilidades pueden permitirnos, por ejemplo, que robemos un helicóptero o un tanque de forma sigilosa y, con estos, ya podamos iniciar la "fiesta" en las calles de Manhattan disparando a diestro y siniestro. Las opciones serán realmente amplias aunque, no nos engañemos, al final todo en Prototype girará en torno a los combates masivos contra decenas y decenas de enemigos a la vez.
Gracias a un sistema de control muy eficiente, en cuestión de minutos nos veremos lanzando objetos a helicópteros que no dejarán de lanzar misiles sobre nuestra posición mientras, para esquivar estos ataques, nosotros trepamos por las fachadas de los edificios (más bien corremos sobre las mismas) y saltamos de tejado en tejado. Como decimos, Radical ha sabido crear un sistema de control sencillo a la par que complejo (dominar al completo las habilidades de Alex Mercer requerirá práctica) en el que se combinarán las acciones cuerpo a cuerpo, con las clásicas combinaciones de botones para encadenar golpes, con la opción de coger objetos y armas de fuego con los que atacar a los enemigos desde la distancia (tenemos la opción de fijar blancos, algo realmente útil). Las distintas habilidades de Alex Mercer se encontrarán en un menú radial a través del cual podremos seleccionarlas rápidamente, aunque también tenemos la opción de acceso rápido a determinadas habilidades como el escudo, el disfraz, etc.
Si hablamos de esta última opción, la del disfraz, ésta hace referencia a nuestra habilidad para usurpar la identidad de cualquier personaje del juego. Para ello, podemos agarrar al incauto en cuestión y absorber su vida (algo que nos permitirá restaurar la salud) de forma escandalosa, como decíamos antes, o hacerlo de forma sigilosa acercándonos por detrás para agarrarlo desprevenido (ésta es una de las mejoras que tendremos que adquirir). Realizada esta acción, Mercer abandonará su forma original y tomará la apariencia de su víctima. Gracias a estas artimañas, nuestro protagonista podrá evadir los controles militares, salvo que éstos cuenten con detectores de infectados, algo que nos hará calentarnos la cabeza para pasar por la zona sin hacer sonar las alarmas, o evadir las persecuciones si logramos cambiar de apariencia sin que nadie nos vea.
En este caso, el sistema de persecución también se mantiene fiel a los cánones del género. Así, bastará que realicemos diversas acciones que delaten nuestra posición para que, en cuestión de segundos, tengamos a gran parte del ejército tras nosotros. Habrá además varios enemigos, así como aviones sin pilotos, que avisarán a unidades de apoyo especial para que nos cacen, algo que podemos impedir si acabamos con estas unidades antes de que realicen el llamamiento (si no lo logramos, tocará lidiar con estas tropas especiales). Pero también podemos, por mal que suene, acusar a otros inocentes de ser infectados (siendo nosotros militares) para que todas las miradas se centren en ellos y nosotros podamos pasar desapercibidos.
Con todas estas opciones al alcance de la mano, Prototype cuenta con una treintena de misiones principales que, como decíamos, se regirán por la abundancia de combates contra decenas de enemigos. Al respecto, el equipo de desarrollo ha logrado crear una curva de dificultad perfecta, presentándonos progresivamente misiones más difíciles en las que no solo aumentará el número de enemigos que nos saldrán al paso sino también, la variedad de éstos (dependiendo de este detalle, unas tácticas resultan más efectivas que otras). También, las misiones mostrarán un ritmo trepidante así como un nivel de variedad más que decente siempre, como decíamos, sin salir de las situaciones centradas por completo en los combates: habrá momentos en los que simplemente tengamos que destruir varias posiciones enemigas, en otras apoderarnos de los cuerpos de determinados personajes; habrá momentos en los que deberemos evitar hacer sonar las alarmas para infiltrarnos, combates contra "jefes finales", etc.
A estas misiones, que en principio superaremos en unas 10 horas dependiendo de lo rápido que vayamos, hay que sumar una importante cantidad de misiones secundarias de toda clase. A éstas accederemos durante nuestros paseos por Manhattan, teniendo la oportunidad de mejorar puntuaciones en las mismas para obtener más energía genética. En cuanto a las misiones, las habrá de todo tipo, como decíamos. Así, habrá objetivos centrados en la aniquilación de un número determinado de infectados o militares haciendo uso de un arma concreta en un tiempo establecido, o lo mismo con vehículos; también tendremos que realizar una especie de carreras contra el crono trepando edificios o saltando obstáculos, así como intentar caer sobre un punto concreto realizando saltos kilométricos.
Por otro lado, aunque la historia se nos irá narrando entre las misiones principales, también ampliaremos nuestros conocimientos sobre la misma localizando a los más de cien peatones que se encuentran repartidos por la ciudad y que tras ser absorbidos, nos facilitarán parte de sus recuerdos. También, hasta 200 orbes y 50 orbes especiales (con consejos) nos esperan por toda la ciudad, lo que como podéis comprobar, satisfará a los usuarios ávidos de explorar a saltos una gran ciudad como Manhattan. El problema en este punto es que la historia no resulta del todo clara ni tampoco lo suficientemente atractiva como para mantenernos pegados a la pantalla con el único fin de conocer más acerca de Alex Mercer y su pasado. Este hecho puede lograr que más de uno se sienta cansado de andar corriendo de un lado a otro de la ciudad matando a los enemigos; pero esto es algo muy subjetivo ya que en cambio, otros disfrutarán de lo lindo realizando todo este tipo de acciones. Sin embargo, como decimos, la historia daba para muchísimo más de lo que resulta ser al final, aunque esto no significa que sea desastrosa: es interesante, está bien contada, y tiene el suficiente interés como para medio implicarnos en la misma.
Zona de guerra
Una buena recreación de Manhattan, centenares de personajes y coches pululando por sus calles y un conflicto brutal a nuestro alrededor. Las premisas a nivel técnico no podían ser más emocionantes en este Prototype pero, al final, el juego no ha llegado a ser tan espectacular como esperábamos. Pero que nadie se lleve al engaño, estamos ante un título impactante en muchos sentidos. Para empezar, Manhattan ha sido recreada de una forma más que notable, con unas dimensiones bastante buenas (aunque menores de lo que muchos podrían imaginar) en la que encontraremos zonas emblemáticas como Central Park, Times Square o el Empire State Building. Sin embargo, a todos estos elementos debemos sumarle una abundante cantidad de edificios clónicos entre sí repartidos por toda la ciudad que, al cabo de unas horas, lograrán que la sensación de estar ante un entorno espectacular empiece a decaer. Tampoco ayuda nada el hecho de que el entorno no sufrirá prácticamente las consecuencias de la guerra.
Pero Prototype también cuenta con aspectos muy destacables. El principal, la recreación de las habilidades especiales de Alex Mercer y las animaciones de éste. Sin duda, verle volar entre los edificios, agarrarse a salientes y saltar contra helicópteros es algo espectacular (a la par que sencillo de realizar). También sorprende muchísimo la cantidad de peatones y vehículos con los que nos encontraremos por todas partes, algo que aviva la sensación de caos que transmite el juego desde el principio. El problema es que en ocasiones, este caos resulta desproporcionado, sobre todo cuando tenemos a varios mutantes cazador detrás de nosotros golpeándonos y alrededor a decenas de soldados, tanques y helicópteros disparándonos también. Como os podéis imaginar, habrá momentos en los que no sabremos muy bien ni hacia dónde mirar (lo bueno es que la cámara no da muchos problemas).
Precisamente este caos, unido a las habilidades especiales de Alex Mercer, es el que logrará asombrarnos en más de una ocasión, puesto que habrá momentos en los que en las zonas en cuarentena (habrá zonas bajo el control de los militares, y otras en conflicto con los infectados corriendo de un lado a otro) veamos desde lo alto de los edificios como los tanques lanzan obuses contra decenas de peatones que saltarán por los aires junto a sus vehículos en una sucesión de explosiones en cadena increíbles. Todo esto sin ralentizaciones (hay momentos puntuales en los que sí se ralentiza, pero poca cosa). Eso sí, por último, habría que destacar negativamente la niebla con la que nos toparemos en las distancias medias que se usa para camuflar los defectos del horizonte, algo que debería haberse disimulado muchísimo mejor. Igualmente, habrá momentos en los que veremos cómo determinados elementos del entorno aparecen de repente ante nuestros ojos a distancias no demasiado lejanas, algo que afea el resultado final. En PC, por supuesto, el resultado es algo mejor aunque a costa de requerir de un equipo bastante potente para hacer funcionar el juego con un nivel de detalles elevado.
Conclusiones
Una ciudad a tus pies, decenas de enemigos a los que abatir y un repertorio de habilidades especiales tan espectaculares y crueles con las que causar el caos en Manhattan que difícilmente nos aburriremos con Prototype. Es cierto que estamos ante un título algo repetitivo a nivel jugable, y que tampoco destaca por presentar un argumento digno de mención, pero pese a ello, el descontrol que se respira por las calles de la Gran Manzana y la brutalidad de las contiendas en las que nos veremos inmersos logran que esta propuesta de Radical Entertainment apruebe con nota. Sin duda, uno de los juegos más divertidos y frenéticos del momento.