Análisis de PixelJunk Shooter PSN (PS3)

Son estos elementos, el agua y la lava, los que dan el toque de puzle que el juego posee, pues podemos canalizar inundaciones de agua rompiendo el barro que lo contiene, para que caiga sobre un mar de ardiente lava, que quedará petrificada en un material que sí podemos destruir. Una ingeniosa jugabilidad apoyada en una física y comportamiento de líquidos impresionante, pues los fluidos se comportan de manera realista, salpicando y esparciéndose por el entorno que vamos creando de manera interactiva. Evidentemente, y tratándose de una representación en 2D, no podemos esperar menos de un sistema como PlayStation 3, pero aún así, sorprende de principio a fin por su naturalidad y directa implicación en la jugabilidad, ya que el agua se comporta realmente como esperamos.

Lo que al principio son niveles sencillos, se van complicando poco a poco. No tanto por los enemigos que pululan por el juego, no demasiado protagonistas -no hay excesiva variedad, generalmente son de limitados movimientos, y se eliminan fácilmente-, sino por la complejidad del escenario y las múltiples formas de resolver cada situación, siempre intentando evitar que un torrente de lava bañe a los trabajadores -mueren fulminantemente-. Resulta muy gratificante ver cómo el juego nunca cae en la repetición de situaciones, y constantemente supone un reto para el jugador, un reto nunca demasiado frustrante, y que tampoco requiere de gran habilidad con el control. Podríamos decir que, en efecto, es un juego para todas las edades.
Cuando conseguimos dominar estos dos elementos antagónicos, el agua y la lava, poco a poco Q-Games va integrando aún más peculiaridades al mundo de PixelJunk Shooter. Por ejemplo, la lava que derrite los bloques de hielo, abriendo nuevos caminos para avanzar. O los gases inflamables, que calientan poco a poco nuestra nave, aunque su mayor característica es que arden en contacto con lava o con chispazos: por ejemplo, una columna de humeante gas puede convertirse en una llamarada ardiente que nos liquide en un pestañeo. Además, su comportamiento es también lógico: asciende y se acumula en los techos de las concavidades, acumulándose en peligrosas nubes potencialmente explosivas. En el último capítulo, conoceremos una nueva substancia, con propiedades magnéticas, de aspecto similar al petróleo, que en contacto con el agua desprende gas. Esto supone que con nuestro paso, el líquido forma olas y se siente atraído a nosotros, dando como resultado curiosos efectos visuales, además de conseguir que huyamos de su proximidad. Algunos interruptores activarán imanes que controlarán este elemento, añadiendo más ingenio a la resolución de puzles.
Si bien nuestra nave tiene unos ataques muy limitados, a medida que avanzamos en el juego encontramos varias ayudas, como un dispositivo que cambia la "piel" de nuestra nave, modificando el arma y las propiedades. Por ejemplo, la piel de magma nos hace portadores de un chorro de lava, que podemos usar para derretir hielo -y es muy dañina contra los enemigos-, aunque hay que tener cuidado, especialmente con los disparos hacia arriba, pues el calor nos afecta como siempre. Otras pieles lanzan agua, nos vuelven antimagnéticos -o cambian la polaridad- y repelen el "petroleo" que antes nos atraía, facilitando separar las aguas sin necesidad de poderes bíblicos. Quizás la más curiosa se la que invierte el estado de nuestra nave, haciéndola débil ante el agua, pero capaz de sumergirse en lava sin ningún tipo de problema. Estas pieles apenas durarán hasta el siguiente nivel, pero son necesarias para resolver los puzles, y además, el garfio se potencia, permitiendo agarrar bloques de hielo o barro al tirar de ellos.

El diseño de los niveles es fantástico, no sólo a nivel visual -completamente limpio y funcional-, también dispone de varios ingenios o elementos que aportan más variedad, además de los citados interruptores. Tenemos esponjas que absorben agua o lava, que no sólo vacían estos depósitos, también sirven para "regar", al menos hasta que su carga es consumida. Una variante similar son los chorros, aunque estos objetos dirigen únicamente el elemento en vertical.

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