Análisis de Hatsune Miku Project Diva F 2nd (PS3, PSVITA)

No se lanzan demasiados juegos de ritmo musical desde que la burbuja explotase a mediados de la pasada generación, pero si hay unos juegos que aún mantienen su fuerza son los protagonizados por la ídolo virtual Hatsune Miku, todo un fenómeno de merchandising que ya ha empezado a trascender del círculo más o menos minoritario de seguidores de lo japonés para ser mencionada en medios generalistas por sus multitudinarios conciertos con hologramas.

Para situar a quien no conozca mucho de que va esta música, nunca mejor dicho, resumiremos que Miku es un personaje y banco de voz para el programa Vocaloid, un sintetizador que se utiliza para crear canciones y melodías, desarrollado por Yamaha con la colaboración del Music Technology Group de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

El resultado es un tono muy reconocible y ligeramente metálico, pero convincente y tampoco muy lejano de la cantidad de retoques que hoy día cualquier cantante popero de carne y hueso utiliza en sus éxitos veraniegos. No obstante genera adeptos y rechazo a partes iguales, al igual que el aspecto colegial y manga que acompaña al personaje.

Hatsune Miku: Project DIVA F 2nd es el último de los juegos en llegar por estas tierras y ofrece todo lo que se espera de este éxito comercial, bastante continuista respecto a su predecesor y con nuevo contenido. Es japonés hasta la médula, repleto de esas particularidades que lo hacen muy llamativo para el público occidental que adora el pop japonés, el mundo alegre y colorido de Hatsune Miku y sus amigos. No es el mismo tipo de usuarios de un Pearl Jam Live: Rock Band precisamente, aunque en el fondo su mecánica es muy parecida a la que puedas encontrar en multitud de juegos musicales con pulsación de botones en pantalla. Sencillísimo de aprender y complicado de dominar.

En pantalla aparece un clip animado de una de las más de 40 canciones incluidas –mitad nuevas, mitad ya escuchadas- con la protagonista u otros personajes, y sobre la imagen comienzan a aparecer iconos de botones, estrellas –a las que corresponde un movimiento con las palancas- y variantes, por ejemplo mantener pulsado el botón mientras dure la barra, acompañar el botón de una dirección con la cruceta digital o usar los dos sticks. El juego naturalmente premia la precisión de las acciones y los combos sin cometer errores para calcular la puntuación que determinará si hemos completado la canción y de hacerlo, con qué valoración.

Un aspecto diferenciador de los Project DIVA F respecto a otros lanzamientos musicales es que las notas no aparecen de una manera ordenada, así que en cierta manera esto eleva un poco la dificultad. Si en juegos como Gitaroo Man los símbolos se dirigían a la parte central, aquí los botones entran en cualquier dirección y la casilla que marca su pulsación está colocada en cualquier parte del televisor. Eso no siempre es cómodo para la vista dependiendo del movimiento de la escena, pero también se podría alegar que es un incentivo que mantiene en alerta constante al jugador.

Existen varios niveles de dificultad para elegir en cualquier caso, y en el modo más fácil apenas hay variedad de botones. Esa es la mejor manera de empezar en Project DIVA F 2nd, que no te engañe el aspecto juvenil, si no tienes práctica o la suficiente concentración, te costará alcanzar las puntuaciones objetivo. Esto no es malo en absoluto, dominar todo el catálogo de temas en dificultad extrema es un reto que lleva tiempo.

¿Cuál es el secreto que hace gustar a esta saga? Hay mucho que desbloquear, parte son accesorios, ropas o personajes para la coreografía que podríamos decir que son para los seguidores fanáticos de Hatsune Miku, sin más interés que el estético –o para los completistas-, pero también las canciones están en su mayoría bloqueadas y al inicio apenas tenemos un puñado para elegir. Puede pasar por un juego simple pero en el fondo es bastante completo y rejugable, con poco que envidiar a otros lanzamientos de apariencia más dura o roquera.

Fuera del modo principal tenemos unas cuantas opciones que regresan del anterior juego, por ejemplo crear y editar los vídeos musicales con un potente editor que permite crear nuestra coreografía soñada y compartirla con el resto del mundo. La otra cara de la moneda es que intimida un poco y no está pensado para un uso rápido, requiere dedicación para sacar todo su jugo.

Vuelve el modo Diva Room sirve para personalizar una casa virtual comprando mobiliario, cambiar la música ambiente –incluso por MP3 que tengamos en el disco duro- jugar a algún minijuego o interactuar mínimamente con los personajes tocando cabezas virtuales –en PlayStation 3, con un cursor- para ver sus reacciones. Digamos que hay quien disfruta de estas cosas. A fin de cuentas, nada especialmente rompedor pero sí muy pensado para los fans de Miku, que en su mayoría son los principales compradores de este producto de Crypton Future Media y Sega.

Las cuotas de fan service son muy altas, tanto que a veces resultan excesivas si lo vemos con los ojos de alguien que no está dentro de este mundillo. Las pantallas de carga van mostrando ilustraciones de los personajes –principalmente Miku, claro- de diferentes artistas, es inevitable no sentir que estás ante una variada galería de fan arts digna de Deviantart, de todo tipo y calidad, en lugar de un producto con una dirección clara. Pero como decimos, es para aficionados a este universo, y la camaleónica protagonista siempre se ha caracterizado por ser objeto de reinvenciones, la más reciente a cargo de Tetsuya Nomura. Otra cuestión ya no tan subjetiva son los tiempos de carga y de autoguardado –especialmente si activas el guardado en la nube-, un poquito lentos para entrar y salir de menús.

En un juego musical uno de los pilares es precisamente la música. Si eso no funciona, no importa el tipo de jugabilidad que se haya utilizado que de poco sirve. Las músicas de Hatsune Miku: Project DIVA F 2nd son pegadizas, en japonés con subtítulos opcionales en inglés –o si lo prefieres, con textos romanizados- y la única pega que podríamos achacar es que sin el toque "humano" es posible que la voz digital sea un poco repetitiva tras una larga sesión de juego, pero por variedad de ritmos no será, porque hay de todo, temas marchosos, jazz y otros un poco más románticos. Cuando el tutorial te recibe con la mítica Ievan Polkka –al igual que el primer Project DIVA F- sabes que vas a tararear mucho la música después de apagar la consola.

El apartado gráfico es simple y directo. Como se ve en las imágenes y tráilers, se trata de recrear conciertos o videoclips con los personajes en situaciones relacionadas con la temática, así que cumple con el mínimo exigible. Las animaciones son buenas, Miku es expresiva sin perder nunca la personalidad anime, gráficos nítidos y compatibilidad con 3D estereoscópicas. ¿Te acuerdas de esa función por la que compraste una televisión nueva hace tres años y que al final quedó en nada? Al menos aquí puedes sacarle algo de partido.

Conclusiones

Las opinión de Hatsune Miku: Project DIVA F 2nd es casi la misma del análisis de Project DIVA F: un juego divertido, alegre y que no pide como requisito ser un gran fan de Miku, pero al menos sí tener gusto por el sonido de Vocaloid; es lo que vas a escuchar durante horas.

Orientado principalmente a su público, sí, pero apto para todos.