Análisis de Guitar Hero: Metallica (PS3, PS2, Xbox 360, Wii)
Desde que Guitar Hero entró en nuestras vidas, nada volvió a ser igual en las reuniones sociales delante de una pantalla. Hasta 2005 (en Europa), había un auténtico muro de hormigón entre los juegos casuales/sociales, ya que los jugadores más conservadores, acostumbrados a la explosión y fanfarria de sus sagas y géneros habituales, tenían recelos antes Singstars, Sambas de Amigo y similares.La aproximación a sus géneros predilectos musicales (rock, heavy metal, etc.) junto a un periférico tan figurativo (una guitarra, con su mástil y botón que imitaba rasgar una cuerda) consiguió reconciliar al jugador habitual de consolas con un periférico de grandes dimensiones y una actitud menos formal.
Tras el arrollador éxito de World Tour, cuarta entrega de la saga y que, como Rock Band, hace uso también de un micrófono y una batería para emular a una banda, sale el primer derivado o spin-off oficial inspirado en un grupo que permite jugar como una banda al completo (tras el insuficiente Guitar Hero Aerosmith).
Guitar Hero Metallica tiene dos metas que cumple a la perfección: primero, servir como el juego oficial de una de las bandas de Heavy Metal más emblemáticas de todos los tiempos (con todo tipo de referencias y guiños al fan) y segundo, dejar sentada definitivamente la fórmula de banda y como "simulador" de guitarra de forma equilibrada.
Como ya adelantamos en el avance, esta entrega repasará la historia de la emblemática banda desde sus inicios underground, pasando por la explosión comercial del Black Album y el renacer de la banda (sobre todo, ante la siempre crítica mirada de los fans...) con Death Magnetic.
El gran "pero" esta resuelto: se ha conseguido plasmar perfectamente la iconografía de la banda, a través de los menús, diseños de personajes, selección de canciones y escenarios donde interpretaremos al grupo de San Francisco.
Aunque gráficamente el título utiliza el mismo motor de World Tour, no terminan de convencernos las secuencias animadas cartoon que narran el modo historia, una salida de tono injustificble dentro de un proyecto con unas directrices tan evidentes.
Durante el modo carrera, encarnaremos a un grupo que harán las veces de teloneros de la banda (donde se nos permitirá crear un grupo desde cero, con la imagen y estilo que nos plazca) y así recorrer su historia de forma más o menos fidedigna. Lo que sí resulta interesante es cruzarnos con grandes estrellas del rock como Mötorhead o Mercyful Fate.
Arriba esos hierros
A la hora de la verdad, Guitar Hero Metallica no aporta más novedades de las esperadas, pero sí consigue refinar en cierta medida la falta de tacto de Neversoft con la franquicia original de Harmonix (que heredaron vía Activision), nos explicamos: existía una práctica unanimidad entre los jugadores de Rock Band y Guitar Hero en afirmar que los juegos de Harmonix eran mucho más refinados a la hora de elegir el momento en el que las teclas de colores descendían por la pantalla, puede que más fácil sí, pero mucho más realista y rítmico, alejado de la memorización mecánica de World Tour o Guitar Hero III. Metallica no es el título perfecto del género (ya casi podemos proclamarlo así) pero sí que dignifica un concepto que parecía turbarse por un sobre-exceso de dificultad y falta de intuición.
Una de las grandes y más interesantes particularidades de emular a Metallica reside en la batería, ese descomunal monstruo que representa la alegría de los jugadores y foco de ira ante madres y parejas. Emular a Lars Ulrich suena tan tentador como parece: ritmos imposibles, secuencias rompe brazos y un respeto por la metodología del batería increíble, donde podremos incluso incorporar un segundo pedal para crear el doble bombo (advertimos, sólo diseñado para aquellos que saben tocar una batería real).
Como cabría imaginar, Guitar Hero Metallica incluye las novedades jugables de entregas anteriores, como los modos cooperativo y competitivo online y offline (ya sean duelos de guitarras o con todo el equipo), el modo creación y poder compartir las canciones por Internet. No suponen ninguna novedad, pero sí un buen punto de partida para los jugadores que no hayan dado el salto a la última edición.
Por otra parte, se han readaptado algunos conceptos del modo batalla de Guitar Hero III, con guiños a al banda (por ejemplo, ocultar las notas del adversario se titulará ahora "Fade to Black", mientras que el Amp Overload se llama ahora "Ride the Lightning"...). Cambios estéticos más que jugables, pero cumplen a la hora de agradar a los adeptos.
No nos parece suficiente la cantidad de temas de la banda, error parecido de la última edición de Singstar sobre Queen o el mismo Guitar Hero Aerosmith. Los 28 temas dejan poco lugar para llevarnos las manos a la cabeza; están prácticamente todos los grandes temas, aunque unos diez temas más no hubiesen sobrado (no digamos ya, si dentro de unas semanas tenemos que pasar por caja vía Xbox Live o PSNetwork...). Los 21 temas de artistas invitados son una gran selección de canciones Metal de los 30 años contemporáneos de la banda.
Como colofón, una rebosante cantidad de extras, que van desde entrevistas, archivos de curiosidades, clips de la banda en directo e incluso sesiones de grabación para el videojuego, que aunque resulte un extra anecdótico y previsible, está muy bien integrado con el avance del juego y pueden llegar a resultar didácticos para nuestra progresión.
Metallica consiguieron redimirse en 2008 con el Death Magnetic. Neversoft ha conseguido lo mismo este año, con su mejor capítulo de la saga desde sus inicios con Guitar Hero III, y que prometen redirigir hacia un punto más neutro y profundo. Te guste o no el heavy metal, te guste o no la banda de James Hetfield, GH Metallica está concebido para disfrutar y sacar lo peor de nosotros: dos guitarras, un micrófono y la batería con doble bombo sacarán del armario todas nuestras chaquetas vaqueras y mallas negras. Vuelve el metal, back in black.