Análisis de Gatling Gears PSN (PS3, PC, Xbox 360)
La época de juegos como Ikari Warriors queda lejos, pero no tanto como puede parecer en un primer momento. Lo que pasa es que ha habido una enorme sequía de estos títulos que buscaban llevarnos a la imagen de Rambo en su portada, porque la tecnología no les permitía hacerlo en la pantalla. Enemigos por todos lados, disparos sin cesar… incluso los matamarcianos han mantenido un nicho de mercado suficiente como para ofrecer algún título muy interesante de manera más o menos regular gracia a que en Japón han mantenido la popularidad en los salones recreativos, pero este género no ha tenido tanta suerte.
Gatling Gears es un juego que busca situarse en la línea de esos clásicos y aprovechar la distribución digital para reducir el riesgo de estas propuestas de nicho y que comparte mundo con otro título que puede resultar interesante, pues se trata de una propuesta transgenérica: Greed Corp. En ese caso se apostaba por una estrategia muy "de tablero", y aquí por la acción, aunque surgen de diferentes desarrolladoras.
Los dos títulos desarrollan su acción en Mistbound, un mundo que ha sido exprimido completamente por sus habitantes, quienes han terminado con sus recursos naturales, lo que les lleva a un duro enfrentamiento por el control de lo poco que queda.
En esta ocasión se centra en el conflicto abierto por las nuevas ofensivas del Imperio, que al fin y al cabo fue el responsable directo de acabar con este mundo. Ahora toca volver a las armas para la lucha.
Gatling Gears ofrece un modo para un jugador muy breve con tan solo cinco campañas y un prólogo jugable, aunque el que haya diferentes modos de dificultad potencia su rejugabilidad y propuesta arcade. Se complementa, al menos, con un modo de supervivencia en el que debemos proteger a los objetivos de las oleadas de ataques enemigos mientras nos sea posible, lo que se une a la experiencia multijugador tanto en modo local como en línea.
Los escenarios, eso sí, son variados pese a lo breve del juego, aunque se basan principalmente en los estereotipos más previsibles: bosques, zonas nevadas, etc. No es que en realidad haya muchas más opciones si no se buscan entornos puramente alienígenas, por ejemplo, así que tampoco es algo que se pueda criticar en exceso. Son prototípicos porque, al fin y al cabo, son los parajes distintivos de nuestro mundo. Al menos, se puede apreciar un cuidado trabajo a nivel de diseño para introducir un alto nivel de detalle en los entornos.
De hecho, aunque hay un problema gráfico no está en absoluto vinculado con ese elemento del apartado visual, sino con la propia acción. En ocasiones cuesta ver en pantalla a los enemigos y los disparos que nos lanzan, no tanto por su tamaño (que en ocasiones es muy pequeño) sino porque los proyectiles han recurrido al clásico efecto más luminoso de otros juegos, o a ese característico aspecto "láser" de los matamarcianos. Esto hace que hasta que el jugador se acostumbra a detectarlos incluso el nivel más fácil pueda ponerle en un brete, pese a que el fácil lo es, y mucho.
En cuanto a la dificultad, como decíamos, el juego tiende a ser accesible. El modo fácil es muy fácil, e incluso en medio lo más probable es que no ponga en grandes aprietos a los jugadores un poco experimentados en cuanto hayan aprendido a localizar bien a los enemigos y sus proyectiles. Con todo, la dificultad progresa con una buena curva que, sin embargo, se acelera notablemente en la última campaña. Lo más divertido de la acción posiblemente es hacer frente a los enemigos finales, que resultan inspirados y en ocasiones sorprendentes. Eso, y las opciones para personalizar a nuestro personaje, mejorando sus principales armas y funciones, sirven para que el título gane muchos enteros.
Sin embargo, esas opciones de personalización, que debemos pagar con el dinero que conseguimos en el campo de batalla, resultan un tanto escasas, pues tampoco resulta muy problemático conseguir absolutamente todas las mejoras. Quizás una mayor especialización para tener más opciones y posibilidades diferenciadas que realmente hubiesen marcado el estilo de juego le hubiese sentado muy bien.
Jugar con Gatling Gears es una buena experiencia de acción que se centra en usar las dos palancas analógicas, una para movernos y otra para disparar con la metralleta. Los gatillos se usan para lanzar misiles o granadas, y contamos, además, con el botón frontal para lanzar un ataque especial que elimina a todos los enemigos que estén en pantalla. Y no hay mucho más, en realidad. El armamento no es variado, pero suficiente, sobre todo porque en muchos sentidos busca una experiencia con sabor añejo, y quizás también por eso el scroll de la pantalla es restringido.
De hecho, el scroll puede ser molesto en ocasiones, forzando al jugador a mover al personaje demasiado hasta el extremo de la pantalla para que empiece a avanzar. Teniendo en cuenta que el juego es lineal en su planteamiento, todas las bifucarciones aparentes del escenario son meramente estéticas y nada más, así que tampoco tiene mucho sentido que el scroll no sea más ágil y dinámico.
En el apartado técnico ya hemos comentado la calidad de los escenarios. Es algo que se mantiene en los diseños de los personajes, con algunos toques steampunk en su concepción, aunque a veces resultan muy repetitivos y muchos son tan pequeños que cuesta verlos. La música, por su parte, es completamente anodina y genérica. Además, aunque el juego no sea un título con mucho texto está en inglés, y uno puede entenderlo en una productora pequeña que está arriesgando de verdad con un juego como este, pero es que quien respalda el lanzamiento es Electronic Arts. ¿Realmente una compañía como esa no puede costear la localización de un juego como este?
Los valores de producción en cuanto a contenidos son limitados, sí, pero acordes con la vocación arcade del juego. Y mientras el apartado visual cumple con creces, el sonoro se nutre de melodías muy alejadas del ritmo y estilo que uno espera de un título de estas características. Los limitados chips de sonido de hace décadas ya apostaban por un estilo muy rockero que les sentaba de maravilla; aquí, en cambio, la música es algo impersonal y parece que se ha extraído de un banco de recursos sin pensar mucho en dónde se iba a aplicar.
Conclusiones
Gatling Gears es uno de esos juegos que pertenece a un género casi extinto, y eso le dota de un valor adicional y un atractivo innegable para los jugones de la vieja escuela que llevan mucho tiempo sin tener nuevos representantes en este terreno. La verdad es que hace muchas cosas bien, pero sin marcar un gran hito ni aportar un valor adicional a su propuesta. Eso no significa que sea malo; al contrario, es un buen juego, lleno de acción, y con una propuesta poco común que encantará a los aficionados.