Análisis de Fight Night Champion (PS3, Xbox 360)
Electronic Arts dejó descansar un año su veterana saga de boxeo para dar paso a la saga de EA Sports MMA, que, si se cumplen los planes, irán alternándose. Así que es ahora el turno del regreso de Fight Night, con un modo historia revisado y ampliado y algunas interesantes aportaciones que hacen que el título sea capaz de captar nuevamente la atención del público.
Para empezar, el modo historia nos pone en el papel de un boxeador, Andre Bishop, y es un tipo al que vamos a llevar hasta lo más alto del mundo pugilístico.
Con esta aportación la compañía parece haber buscado ofrecer en esta entrega algo más que simple simulación para ofrecer un tipo de experiencia adicional que supla las necesidades de parte del público: un héroe, un protagonista al que acompañar en el modo Champion.
Este modo, en realidad, busca darnos una experiencia de juego guionizada, una trama con un personaje carismático y atormentado que cumple con los principales rasgos de un antihéroe cinematográfico, de esos que tanto gustan. Bishop empieza en la cárcel, peleando sin guantes… pero no es un preso cualquiera. Este preso, como pronto descubriremos, tuvo un momento de gloria. Más o menos.
La historia, explicada brevemente, es el cénit, caída y resurgir de Bishop. Durante su desarrollo conocemos fragmentos del pasado del personaje, quién y cómo es, y cómo las doce cuerdas se convirtieron en su modo de vida. Todo ello a través de notables (y en ocasiones muy previsibles) recursos melodramáticos, sin olvidarnos de las grandes némesis a las que habrá que hacer frente, con un nivel de dificultad creciente.
Además, la narración en ocasiones se integra de manera indivisible con la jugabilidad, de manera que se introducen modificadores muy interesantes, sobre todo si somos aficionados a la épica del boxeo o, al menos, a la épica de las películas de boxeo. Esto implica situaciones tan clásicas como rompernos una mano y tener que luchar sin poder usarla, o afrontar objetivos más prácticos, como batir al enemigo en un tiempo limitado para conseguir suficiente atención mediática. Lo interesante es que todo se integra muy bien, y no se trata de una simple progresión lineal, combate tras combate, sino que hay mucho más.
Esto se debe a que narración, escenas y jugabilidad se han conjugado muy bien, con una coherencia que ya querrían para sí títulos que afirman basarse en la historia. Todo ello se traduce en unas cinco horas, quizás algo más, de acción hasta que vemos los créditos. Sus virtudes están claras, y son de peso, pero lo cierto es que hemos encontrado algunas cosas que podrían haberse trabajado mejor, como los tiempos de carga o algo de pérdida de ritmo en ciertos pasajes de la acción, pero, por lo general, sus puntos fuertes resultan netamente superiores a estos puntos a corregir en el futuro. Lo que está claro es que la idea ha funcionado con nota, logra ofrecer algo que los anteriores títulos no tenían, y dota a Fight Night Champion de muchísimo más atractivo.
Todo esto, por supuesto, no implica que se hayan descuidado los demás aspectos, perfectamente establecidos, de la saga, por lo que seguimos contando con una extensa nómina de celebridades del boxeo. Lo importante, sin embargo, es la jugabilidad.
Aunque la saga ha dado algunos pasos que no siempre han convencido a sus seguidores, Fight Night Champion ofrece un sistema de juego tradicional que nos permite con la cantidad precisa de botones manejar todas las opciones ofensivas y defensivas del boxeador. Esto es importante porque nos permite reaccionar rápidamente, buscando el punto débil de la defensa del rival, o castigarle el torso con agilidad. Pero no todo depende del mando, pues también hay que tener en cuenta las extensas estadísticas de cada personaje.
Así, por ejemplo, la agilidad y reflejos a la hora de bloquear, pero también a la hora de lanzar un gancho de zurda o diestra, por poner unos ejemplos, varían en función del personaje. Lo mismo se aplica a la resistencia, fuerza bruta, velocidad… Pero también el desgaste que experimentamos durante el combate. Puedes protegerte todo el rato, pero los puñetazos siguen siendo de impresión, así que el desgaste se irá notando.
En ese sentido, el control es lo suficientemente preciso como para permitirnos mover la parte superior del torso y la cabeza para esquivar puñetazos directo. Tan fácil como pulsar el gatillo izquierdo y mover la palanca analógica. Eso hace que nuestro juego de piernas se convierta en una estabilidad envidiable y movamos la cintura y el torso para esquivar. Por supuesto, todo ello para preparar un buen contraataque con el que intentar noquear al rival.
Lo cierto es que el rango de movimientos, tanto en defensa como ataque, resulta amplio y aunque hay que combinar botones con palancas resulta accesible con un poco de práctica. Con todo, Fight Night Champion se mantiene fiel a la tradición de simulación que ha caracterizado a la saga, por lo que no podemos ni debemos esperar una propuesta arcade. Para atacar, los botones frontales cobran un papel mucho más relevante, y permite precisión y eficiencia en el sistema de combate.
Además, podemos crear a nuestro propio boxeador personalizado. Si en Champion vivimos la historia de un personaje, en Legacy, en cambio, creamos a nuestro púgil y lo entrenamos para mejorar, ir ganando combates, llegar hasta lo más alto. Empezamos como un amateur y poco a poco se progresa, invirtiendo nuestro dinero en entrenamientos, aprender técnicas, etc. En este sentido, este modo de juego es el heredero de la tradición de la serie, aunque muestra algunos elementos de mejoría y mayor profundidad en el sistema con respecto a la anterior entrega.
En realidad, las novedades se concentran sobre todo en el impacto a nivel de progreso que se dan en cada combate, ya que, por ejemplo, hay daños permanentes, o de largo recorrido, de manera que no son combates independientes: si sufres una lesión grave, la irás arrastrando. Esto aporta un factor de continuidad muy a tener en cuenta, pues es un nivel adicional de profundidad a la hora de trazar la carrera de nuestro personaje. Este modo, en todo caso, prescinde de la narración, los retos específicos, y otros aspectos que son propios de Champion, mientras que en Legacy hay también rasgos que, como hemos visto, son propios.
El juego propone también una opción multijugador en línea con las opciones que podemos esperar hoy en día, pasando por la búsqueda de rivales para partidas rápidas sin rangos, y combates que contarán para los rangos de jugadores, además de partidas entre amigos. Podemos escoger la cantidad de asaltos, el peso de los luchadores, etc., a través de unas sencillas opciones. El sistema funciona bien, buscando rápidamente rivales, y es una manera estupenda de poner a nuestro boxeador favorito contra el de los demás, dando lugar a combates de ensueño.
El aspecto del juego es, como suele suceder en la saga, de alta calidad. Se ha mejorado en el aspecto de las texturas ganando un aspecto más realista en los luchadores, ya que en el anterior título había un toque quizás demasiado artificial en la piel. Es un aspecto gráfico complejo, que sigue siendo la asignatura pendiente de muchos juegos, pero está claro que siguen progresando en esta cuestión, para completarlo con efectos de sudor, moretones y daños mucho más trabajado.
Las animaciones son suaves, fluidas, enlazando los movimientos de los luchadores con naturalidad, lo que resulta en una respuesta visual al control muy verosímil y bien planteada. Los modelos de los boxeadores están también muy trabajados y son claramente reconocibles. En cuanto la música, aunque Electronic Arts siempre se distingue por una cuidada selección musical, lo que más destaca es la contundencia y crudeza de los efectos sonoros, y lo impresionante del sonido ambiental, sobre todo si disponemos de un buen equipo sonoro.
Conclusiones
Está claro que el año de parón de la saga ha servido para renovar ideas, coger impulso, y marcar un nuevo camino a seguir que nos hace esperar grandes cosas del futuro de Fight Night. Cuando la saga empezaba a mostrar signos de agotamiento y, sobre todo, las modificaciones llevadas a cabo en algunos frentes no convencían a algunos de los seguidores tradicionales, EA ha sabido darle una nueva vuelta. El modo Champion es un soplo de aire fresco que sabe integrar muchos elementos en una soberbia experiencia de juego, sin que eso haya repercutido negativamente en el resto de aspectos del título. Quizás no se ha renovado tanto en lo que ya existía, aunque sí se ha mejorado y depurado más. Lo que está claro es que tiene razones de sobra para convencer a los seguidores y a todos los que estén interesados en el boxeo; no porque no haya rivales en el mercado, sino porque se lo ganado, por méritos propios.