Análisis de El Señor de los Anillos: Las aventuras de Aragorn (PS3, PS2, PSP, NDS, Wii)

Es muy frecuente ver en el mundo de los videojuegos como adaptaciones cinematográficas o literarias llegan al mercado de las tres dimensiones para promocionar una película o dar una visión diferente e interactiva de una serie determinada, y más aún si la franquicia seleccionada es una de tanto éxito y renombre como puede ser El Señor de los Anillos. La serie creada por J.R.R. Tolkien ha sido, y será hasta el fin de los días, un clásico literario de proporciones excelentes, con una narrativa que engancha desde el primer momento y una historia y personajes que sobrepasan la media con creces.

Con la llegada de las adaptaciones cinematográficas realizadas por Peter Jackson, el sector de los videojuegos vio como multitud de desarrolladoras comenzaban a realizar títulos basados en las aventuras de Frodo, Legolas y compañía, siendo algunos mejores que otros, como suele ocurrir en este tipo de adaptaciones. Sin embargo, una vez pasado el boom inicial, es raro ver cómo una compañía se atreve a devolverle al jugador un universo tan basto y poco convencional como el creado por Tolkien, puesto que este análisis trata sobre la última entrega de la franquicia para la sobremesa de Nintendo: El Señor de los Anillos: Las Aventuras de Aragorn ha llegado para traernos de vuelta a la edad media y conocer más detalles de la historia que ha inspirado a millones de personas.

Esta última obra viene realizada por Headstrong Games, quienes se han hecho con los derechos para publicar una nueva visión de la realidad del escritor con el fin de contentar a los fans de las nuevas generaciones de videoconsolas. La obra aparece tanto para Wii como para la sobremesa de Sony -con la posibilidad de jugar con su nuevo mando: Move-, así como diferentes versiones portátiles para las videoconsolas que están en este momento en el mercado.

Quizá sea uno de esos movimientos atemporales en los que, inconscientemente, el jugador vuelve a recordar viejas glorias tridimensionales y espera nuevo contenido de la franquicia, ya que dentro de un par de años aparecerán en nuestros cines más cercanos la adaptación cinematográfica de El Hobbit, dirigida, como no, por Peter Jackson. Sea como fuere, volvemos a adentrarnos en la Guerra del Anillo para vivir, de una manera diferente, el destino del mundo.

Una historia tan machacada como la de El Señor de los Anillos es difícil de contar sin aburrir al espectador, sobre todo teniendo en cuenta que la saga ha aparecido en casi todos los medios: literatura, cine, televisión, etcétera. Es por ello que para narra las aventuras de Aragorn y compañía, se ha optado por darle más protagonismo a Samsagaz Gamyi, el compañero inseparable del portador del anillo, que contará a sus descendientes las historias que un día vivieron en sus propias carnes.

Recorreremos, de esta manera, las batallas y escenas más épicas de todas las partes, llevando no sólo al protagonista del juego, Aragorn, sino también a otros conocidos de la serie cuya importancia dentro de la obra es igual de significativa. Las narraciones nos llevarán a través de los ocho niveles que componen el videojuego, pasando por una ambientación que mezclaría la literatura y los visto en las películas de Peter Jackson. No estamos delante de una adaptación de la película, por lo que algunos detalles y paisajes son significativamente diferentes, lo que supone un soplo de aire fresco a aquellos quienen tienen la serie grabada a fuego en su mente.



El sistema de juego poco ha evolucionado con respecto a otros títulos del género, ya que estamos delante de una aventura de acción donde los combates juegan un papel fundamental dentro del conjunto -al fin y al cabo llevamos al Rey y su deseada espada-. Controlaremos a nuestro personaje con el nunchuck mientras que con el mando principal de la consola haremos los movimientos de espada, similar a lo visto en The Legend of Zelda: Twilight Princess, pero sin la misma respuesta. El control es bueno, y, de hecho, parece que realmente en ocasiones estemos blandiendo una espada forjada en la edad media, aunque a veces el movimiento reflejado en pantalla no es el esperado por el jugador, lo que supone una mezcla de frustración y desconocimiento que empaña un poco el resultado final.



También puede considerarse un problema el hecho de que la obra ha sido pensada para un público abierto, por lo que la dificultad es bastante baja, y más aún si contamos con el apoyo de un segundo jugador que podrá incorporarse en la aventura en cualquier momento. Quizá una dificultad más ajustada habría hecho justicia a la obra, ya que puede dar la sensación de que el periplo de nuestros personajes es más un paseo de fin de semana que una aventura épica.



Como era de esperar en este tipo de juegos, cada vez que vayamos superando misiones y aniquilando orcos -y demás seres fantásticos-, iremos adquiriendo puntos de experiencia para mejorar nuestras habilidades ofensivas y defensivas, así como las de nuestros compañeros de grupo. De nuevo salta a la vista que cuanto mejor nivel tengamos, más poder tendremos y, por ende, más fácil será nuestra aventura. El resultado es precisamente este, que si somos lo suficientemente diestros con el mando, la aventura se convierte automáticamente en aburrida y con una falta de reto abismal, que puede llegar a desesperar al jugador que ya conozca la historia de cabo a rabo. Cada vez que finalicemos un nivel volveremos a la actualidad, donde el hijo pequeño de Samsagaz Gamyi, Frodo, podrá explorar el bello poblado en el que viven pacíficamente los hobbits antes de volver a las aventuras de Aragorn.

Por otra parte, la aventura principal viene acompañada de diversas misiones secundarias -no demasiado alejadas de la trama original- que supondrán unas horas más de juego a la aventura. No es que sean demasiado innovadoras, per se, sino que siguen los cánones de este tipo de aventuras -conseguir un objeto determinado, aniquilar más enemigos, etcétera-, por lo que pueden ser divertidas si se juegan en compañía. Esta modalidad cooperativa aumentará considerablemente la diversión del título, aunque bajará drásticamente la dificultad de la misma. Que un personaje lleve a Aragorn y su potente ataque mientras que el jugador de apoyo lleva a un Gandalf capaz de usar su magia para atacar y a la vez curar al personaje principal puede ser una lacra para el jugador que busque un reto. El título se ha quedado sin opciones online, lo cual podría haber aumentado considerablemente la diversión entre jugadores; una verdadera lástima.

La ambientación y puesta en escena de la obra es, cuanto menos, significativa. No estamos delante de una obra que coja la película y le de un toque en tres dimensiones para contentar a los fans, sino que la desarrolladora ha preferido darle un toque único al caracterizar los personajes y las localizaciones, creando un universo mágico, colorido y a la vez tétrico donde más de uno se quedará maravillado por su innovación. Los personajes, así como sus detalles y animaciones, están bien caracterizados, con una mezcla entre visión adulta y de cómic que le ha sentado muy bien al universo de Tolkien. Además, la obra cuenta con una banda sonora notable, con algunos temas que estarán directamente sacados de las entregas cinematográficas, lo que aumentará el nivel espectacularidad en algunos casos. De la misma manera, los protagonistas contarán con las mismas voces de la película, lo cual es un añadido más a la perfecta caracterización que trae consigo la obra.



En definitiva, El Señor de los Anillos: Las Aventuras de Aragorn es uno de esos títulos que recogen con cuidado una franquicia y la edulcoran hasta hacerla propia. No es una obra perfecta ni mucho menos, ya que algunos errores de control y la excesiva facilidad para pasar de nivel son dos puntos que hacen mucho daño al conjunto global; sin embargo, si logramos adaptarnos a lo que únicamente ofrece la obra nos encontraremos con una muy buena caracterización del mundo creado por el filólogo inglés y que disfrutarán de principio a fin tanto fans incondicionales de la saga como aquellos que nunca hayan tenido un primer contacto con la serie.