Análisis de Call of Duty 3 (PS3, PS2, Xbox)

El lanzamiento de Medal of Honor puso en la picota la Segunda Guerra Mundial para los desarrolladores occidentales. Es prácticamente imposible, realmente imposible, cuantificar el número de juegos de acción o estrategia lanzados con esta temática desde el primer Medal of Honor a este 2007. Por otra parte, el papel puntero de Medal of Honor en los juegos de acción en primera persona parece haber pasado a Call of Duty, desarrollado originalmente por parte del equipo original de Medal of Honor: Allied Assault. Esto último se veía claramente en el carácter lineal, el fortísimo componente de secuencias predefinidas y, - claro - el toque cinematográfico.

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El éxito ha sido bastante masivo para Call of Duty, y ahora nos encontramos con esta tercera entrega para PlayStation 3. Contemporánea en el desarrollo con la versión Xbox 360, ofrece efectos de sombreado avanzados y una alta poligonización. Parece que por fin Call of Duty se mueve ya definitivamente a las consolas de nueva generación, después de estar entre el viejo hardware y el nuevo en los pasados años (excepción de la versión Wii, entre generaciones podríamos decir).

Call of Duty 3 se centra en la las acciones militares posteriores al desembarco de Normandía. Así, tendremos que enfrentarnos al ejército alemán en cada pueblo del interior de Francia acompañados de nuestros aliados. En éste complicado itinerario el jugador se encontrará con todos los tópicos de las películas del periodo: Resistencia francesa (espía incluida), choques con los ingleses, soldados cobardes, etc. Los primeros niveles transcurren cerca de Chambois, con varias misiones de exploración, asalto e infiltración. En total hay 14 misiones.

Esta campaña es lineal en su desarrollo, aunque de vez en cuando actúa en torno a un mundo central para no resultar excesivamente condicionado. Esto se da más que en los niveles de batalla – evidentemente, los más lineales -, en los asaltos individuales, donde tendremos que asaltar de distintas maneras lugares controlados por los soldados alemanes.

Estas secciones – normalmente insertadas entre aquellas lineales – son las más divertidos de jugar, al forzar un poco el diseño y la inteligencia artificial de los enemigos con ataques no previstos.

El principal valor para mantener el interés del jugador en un desarrollo tan condicionado por el diseño es la variedad de los niveles, la cual está trabajada aún con ciertas repeticiones en lugares o situaciones. En esto un concepto importante son los vehículos, que a diferencia de la segunda entrega pueden ser controlados de manera un tanto ruda – es el motor de un juego en primera persona, al fin y al cabo – y que aportan variedad al desarrollo. Todo ello integrado en el nivel, sin necesidad de saltar a otro juego diferente y sin apenas cargas. Esto último es muy estimable, ya que permite no romper jamás el desarrollo del juego, lo que hace que el jugador se enganche a las variadas situaciones, a pesar de ser alguna que otra un tanto predecible.

Una de las graves carencias de PlayStation 2 era la poca precisión de sus palancas analógicas. Cualquier usuario recordará la frustrante experiencia de apuntar en títulos como TimeSplitters o los mismos Call of Duty. La PlayStation 3 es una gran mejora en este sentido, ya que se ha aumentado de forma notable el recorrido de las palancas respecto a la anterior consola doméstica de Sony. Ahora ya no será tan difícil acertar a un enemigo, algo que cualquiera que haya tenido oportunidad de jugar a esta consola y esta franquicia notará.

Por otra parte, Call of Duty 3 es uno de los pocos juegos en aprovechar el célebre control Sixaxis. De manera limitada, eso sí, y establecido en dos acciones diferenciadas: las peleas cuerpo a cuerpo con los soldados u oficiales y las secuencias de los vehículos del juego (es especialmente agradecido este control en la secuencia de la barca, muchísimo más difícil en la versión Xbox 360). Aunque el uso es un poco cosmético, sí aporta variedad al desarrollo y aparte está bien implementado, cosa que no pueden decir todos los juegos que usan el control de movimiento de Sixaxis.

Se han realizado en todas las páginas del medio, tanto en los foros como en los artículos en sí, comparativas sobre los gráficos en PlayStation 3 y X360 de este Call of Duty. La tendencia general es considerar los gráficos en la consola de Sony inferiores a los de x360. Esto es en parte cierto, pero con diversos matices. Primero, las texturas más que perder detalle lo que incorporan es una especie de capa neblinosa que las hace un poco peores.

No es, en definitiva, una gran diferencia visual. Lo que sí es molesto son las pequeñas ralentizaciones en el desarrollo, que no estaban presentes en la versión Xbox 360 y que entorpecen el juego en diversos momentos. Pero quizá la gran tara del título es que no incorpora un modo 1080p, lo que elimina una de las grandes bazas de Sony y que podría demostrar la potencia del hardware de la consola.

El sonido no admite muchas diferencias con la otra versión, y es prácticamente igual. Contamos con la banda sonora estilo Hollywood acompañando la acción, y un doblaje al castellano – un poco forzado, podría ser mejor – que ubica al jugador en la historia. Quizá las mayores posibilidades de conexión de audio jueguen a favor de ps3, pero en la práctica no hay diferencias.

Call of Duty lleva desde su primera entrega repitiendo una fórmula que consideramos en gran parte agotada. Si bien los diseñadores de Activision saben crear situaciones emocionantes, giros inesperados y – en definitva – scripts sorprendentes, el juego pide a gritos secuencias menos lineales, más posibilidades de juego y un mundo más abierto. Así, el jugador se pasa la mayoría de los niveles encerrado en una trinchera siguiendo un trayecto de un punto A a otro B sin tener casi nunca libertad de elección. Quedan, claro, diversas áreas más abiertas, pero en parte limitadas por lo confuso del desarrollo en ocasiones. A pesar de todo ello, repetimos, el eficiente diseño tapa en gran parte las limitaciones del título.

A esto se añade una inteligencia artificial mediana, más trabajada en los compañeros de patrulla – que fueron la verdadera innovación de la franquicia respecto a Medal of Honor en su época – que en los enemigos. Estos últimos tienen en ocasiones paradas un tanto extrañas, como si no pudieran detectar al jugador (esto se da mucho en los niveles con distintas alturas, los personajes son incapaces de apuntar al jugador si está debajo). La contrapartida es que actúan de manera muy eficiente en grupo, disparando siguiendo un turno para evitar que el jugador avance fácilmente.

Los títulos con desarrollo largo suelen tener olvidado el modo multijugador. Es el caso del primer Call of Duty o la gran mayoría de Medal of Honor. Esta tercera entrega de Call of Duty supone una excepción, permitiendo un juego con más posibilidades y con el elemento de clases tomado de Battlefield. Así, podrás elegir la clase y el equipo, teniendo incluso un modo guerra que recuerda al anterior título. A pesar de todo, los entornos del juego siguen siendo un poco cerrados como para establecer un combate masivo en el sentido no sólo de Battlefield, sino de también otros juegos. La versión PlayStation 3 ofrece un multijugador sin las opciones de ranking de X360, pero eficaz y sobre todo gratuito.

Uno de los juegos más largos del lanzamiento de la consola, Call of Duty 3 ofrece diversión a lo largo de 14 misiones que siguen una campaña difícil y variada. Su tara principal es la linealidad, y el carácter monótono que en ocasiones tiene el juego. Más particulares, las taras de la versión PlayStation 3 se centran en un apartado visual mejorable, que aunque manteniendo los altos valores de producción de la franquicia no se puede decir que saque el máximo partido a la consola. Por otra parte, las posibilidades de Sixaxis y las mejoras en el control analógico permiten jugar al título con una precisión que no había tenido la saga en PlayStation 2. En definitiva, un juego extremadamente recomendable… siempre que no tengas la segunda entrega o la versión Xbox 360.