Análisis de Call of Duty 3 (Wii)

Era obligado que en el lanzamiento de Wii, una consola que va a cambiar para siempre la forma de jugar, hubiese un juego de acción en primera persona que se aprovechase de la detección de movimiento del mando de la consola para apuntar. Han sido tres en concreto, un título completamente nuevo como Red Steel, una adaptación de un clásico, como Far Cry, y esta nueva entrega de la saga Call of Duty 3, que sale en Wii solo unas semanas después que en las otras plataformas. La Segunda Guerra Mundial, probablemente el tema más habitual últimamente en los juegos, está presente en Wii desde el mismísimo lanzamiento de la consola.

La versión Wii de Call of Duty 3 probablemente se basa en la de PlayStation 2, contando con un apartado gráfico decente, pero muy lejos de lo visto en la consola Xbox 360. Como en las otras, está ambientada en el año 1944, poco después de que los aliados hayan desembarcado en Normandía, y cubre los acontecimientos desde poco después del desembarco hasta que los aliados liberan París, luchando contra las divisiones alemanas que llegan desde el este con el objetivo de detener el avance aliado. Como en anteriores títulos de la saga, Call of Duty 3 intenta implicar al jugador contando no solo la historia de la campaña militar, sino haciendo que se meta en la piel de varios soldados y se introduzca en sus respectivas historias y circunstancias personales.

En este caso se trata de un soldado americano, uno británico, uno canadiense y uno polaco, de los que pudieron huir de Polonia antes de que Alemania y la Union Soviética se la repartiesen. En cada una de las cuatro campañas lucharemos en diferentes batallas, mientras que el objetivo de contar la historia personal de los soldados, como en anteriores juegos, se queda a medias. Los personajes tienen cierto contenido, pero muchos de ellos no pasan de ser clichés conocidos y habituales en las películas bélicas; no se alcanzan las cotas narrativas de películas como Salvar al Soldado Ryan o series como Hermanos de Sangre, pero sí ayuda a contextualizar mejor la acción.

Esta versión de Wii es naturalmente especial por los controles, aunque menos completa que las otras, por el hecho de carecer de modo multijugador. El sistema de control usa el mando de la consola Wii y el nunchaku, del modo esperado: Moviendo al soldado con el mando analógico del nunchaku, y el punto de mira con el puntero del mando de Wii. Al contrario que Red Steel, que usa un sistema similar al de Goldeneye, Call of Duty 3 se controla como un juego de ratón; con el puntero no solo movemos el punto de mira sino que casi siempre, a no ser que hagamos un movimiento tremendamente sutil, también giraremos, lo que dificulta al principio el apuntado, porque intentando apuntar muchas veces giraremos sin ton ni son, hasta que nos hayamos acostumbrado a la precisión del mando de la consola.

Para ayudarnos con esto, el juego cuenta con un tutorial bastante sencillo antes de la primera misión. En él nos retarán a disparar a unos cascos de soldados colgando de palos, lanzar granadas y movernos por el escenario agachándonos y saltando. Esto último se hace con los botones auxiliares del nunchaku, lo que resulta lógico, haciendo que el mando auxiliar se encargue de todo lo relacionado con el movimiento. Aparte, moviendo el nunchaku a los lados también podremos cambiar de arma, rotar por ellas, algo que también puede hacerse con uno de los botones de la cruceta.

El botón de disparo es naturalmente el B, el gatillo del mando Wiimote, mientras que pulsando el botón A pasaremos al punto de mira, crucial para hacer blanco en muchas ocasiones, especialmente si no estamos acostumbrados a la, repetimos, gran sensibilidad del mando de Wii. El resto de la disposición de botones es muchos menos intuitiva pero inevitable. Con las direcciones izquierda y derecha de la cruceta lanzaremos granadas de fragmentación y humo, mientras que con arriba y abajo cambiaremos de arma o ejecutaremos un ataque cuerpo a cuerpo. El botón menos sirve para coger objetos e interactuar en general. Estas últimas acciones son mucho menos intuitivas y en ocasiones será difícil realizarlas, y al principio será muy frecuente confundirnos y lanzar una granada cuando queremos cambiar de arma; lamentablemente no había otra forma de hacerlo.

Además, al pulsar la cruceta casi siempre moveremos el punto de mira, lo que dificultad apuntar. Hay otras alternativas, como atacar empujando hacia delante el mando, o tirar grandas haciendo el movimiento con el nunchaku, pero no son muy recomendables. Como curiosidad, la acción de asomarnos al disparar se realiza girando el mando de Wii (en su eje vertical). Es una muy buena idea. Otros usos de la detección de movimiento ocurren en situaciones especiales en el juego. En ocasiones tendremos un combate cuerpo a cuerpo con un enemigo, al estilo de los Quick Time Events de Shenmue. Mientras que en las otras plataformas se hacen pulsando los botones, en esta versión Wii se realizan con movimientos del baño. Finalmente, para poner bombas, tendremos que hacer movimientos con el Wiimote en vez de simplemente mantener pulsado un rato el botón, como es habitual.

El control es crucial en un juego de acción en primera persona, y un aspecto especialmente importante a la hora de analizar uno de los primeros juegos de una consola cuya principal innovación es precisamente la forma de controlar los juegos. Cuesta trabajo adaptarse al control de Call of Duty 3, porque prácticamente se ha usado el puntero de Wii como si fuese un ratón; pero no lo es. El ratón se maneja usando una mesa como soporte, circunstancia que en el caso del Wiimote solo puede igualar el pulso de un cirujano. Por eso resulta complicado apuntar en muchas ocasiones. Todavía falta encontrar un modelo de control adecuado para los juegos de disparos en Wii.

Una vez comentadas las peculiaridades del control, nos encontramos con un juego de acción en primera persona bélico, con niveles bastante abiertos y diseñados con cierta libertad de movimiento pero también con numerosos eventos predefinidos que van "llevándonos" por la acción. Como sabrán los que conozcan la saga, Call of Duty es un juego donde tendremos que trabajar en equipo con nuestros soldados, evitando ser flanqueado, y buscar cobertura en los tiroteos contra los enemigos, que tienen una buena inteligencia artificial y trabajan bien entre ellos. Aparte de tiroteos, hay fuego de artillería, granadas, tanques y un largo etcétera de elementos que hacen que el juego alcance muy altas cotas de intensidad en algunas ocasiones. El primer nivel es un gran ejemplo de ellos, introduciéndonos repentinamente en una batalla campal en un cementerio, con ametralladoras, artillería y tanques haciendo su trabajo mientras nosotros intentamos seguir con vida.

Uno de los cambios de este Call of Duty 3 es el paso a mejor vida de la barra de energía, y por lo tanto de los botiquines. Como está empezando a ser moda en el género, cuando recibamos daños el juego nos lo indicará de manera visual, los bordes de la pantalla se teñirán de rojo, y entonces sabremos que es el momento de buscar cobertura y recuperarnos durante unos segundos. En el nivel normal de dificultad el tema de la salud es bastante "permisivo", por decirlo de algún modo, y podremos sobrevivir a varios disparos consecutivos e incluso al impacto de una granada que no esté demasiado cerca. En niveles más avanzados, naturalmente, la cosa cambia. Hablando de granadas, están mucho más presentes en esta tercera entrega que en las anteriores versiones para consola. Hay granadas de fragmentación y de humo –estas últimas son las que menos se le ocurre usar a uno, pero resultan útiles-, y los enemigos también las usarán con frecuencia. Un icono nos indica dónde hay granadas, ayudándonos así a no ser víctima de ellas.

El diseño de los niveles es muy bueno. Hay momentos de gran intensidad, otros más tranquilos, pero siempre estaremos haciendo algo, con un objetivo interesante en marcha, por lo que resulta un juego muy entretenido. Las misiones no se limitan a ser meros corredores de un punto A a un punto B, sino que los escenarios son bastante abiertos y su diseño es muy coherente. Los objetivos que nos pedirá el juego son también muy variados, desde el clásico avance en grupo hacia una posición hasta marcar objetivos a la artillería, pasando por misiones de demolición, protección de una posición e incluso rescate de rehenes. Los objetivos se van sucediendo en las misiones, y son lo suficientemente variados como para que el juego jamás se haga monótono en sus alrededor de diez horas de duración.

A nivel gráfico, Call of Duty 3 es correcto, pero está lejos de lo que esperamos ver en esta consola. Es cierto que la Wii es inferior técnicamente a las consolas Xbox 360 y PlayStation 3, pero Call of Duty 3 parece un juego de GameCube, lejos del nivel de Red Steel o The Legend of Zelda: Twilight Princess, juegos que aprovechan mucho mejor la discreta, pero por el momento inexplorada, potencia gráfica de Wii. Los escenarios están bien hechos, pero con unas texturas poco variadas, y lo mismo puede decirse de los enemigos y aliados, que cuentan con un buen modelado pero con un repertorio de animaciones no demasiado logrado. Los efectos gráficos están a un buen nivel, mientras que el motor gráfico mueve el juego bastante bien, aunque con alguna que otra ralentización en ocasiones. Un apartado correcto, pero muy mejorable.

El sonido es lo mejor del juego. Call of Duty 3 cuenta con una fantástica banda sonora, interpretada por la orquesta sinfónica de Eslovaquia y compuesta por Joel Goldsmith, que le da al juego un toque épico. Los efectos de sonido son muy variados, y ganan cuando se utiliza un equipo de sonido Dolby, puesto que las batallas llegan a hacerse muy intensas y el sonido envolvente crea una inmejorable ambientación. Finalmente, está muy bien doblado al castellano y hay numerosas escenas cinemáticas y conversación entre soldados durante las misiones.

Call of Duty 3 es un buen juego de acción, una buena opción para los flamantes usuarios de la consola de Nintendo que quieran hacerse con un juego en primera persona. Sin embargo, tiene el gran handicap de carecer de un modo multijugador, uno de los grandes atractivos de las otras versiones, y no logra ofrecer un sistema de control verdaderamente sólido, ni un despliegue gráfico a la altura de las circunstancias. Cumple como juego bélico en el lanzamiento de la consola, y como gran franquicia que se estrena, pero no es, ni se acerca, al culmen del género que esperamos ver en Wii.