Análisis de Black Knight Sword PSN (PS3, Xbox 360)
Digital Reality y Grasshopper Manufacture vuelven a unir sus fuerzas tras habernos hecho disfrutar con el más que notable Sine Mora para ofrecernos una nueva aventura arcade de corte clásico que nada tiene que ver con su anterior trabajo. Una obra que destila personalidad y buen hacer gracias a su soberbio apartado artístico y sonoro, pero que se queda a medio camino en lo que a su jugabilidad se refiere, tal y como iremos viendo a lo largo de este análisis.
Una espada, un caballero y una princesa
La historia de Black Knight Sword nos narra un oscuro cuento de caballeros y princesas que nada tiene que ver con lo que habitualmente uno se podría imaginar. Aquí la mala de la película es la princesa y será nuestro deber acabar con su vida mientras manejamos al Caballero Negro. La narrativa usada es bastante extraña, oscura y retorcida.
Un narrador se encargará de describirnos algunas situaciones y de contarnos al principio de cada nivel la historia del jefe final del mismo, aunque siempre de forma extravagante y poco clara. El guion no es nada del otro mundo ni es lo más importante, pero tiene un encanto y atractivo especial difícil de explicar.
En cuanto a su jugabilidad, decir que nos encontramos ante un juego de plataformas y acción de scroll lateral al más puro estilo de los títulos de 16 bits como Mega Man o Castlevania. Por tanto, tendremos que ir avanzando por diferentes pantallas más o menos lineales, las cuales dejan un mínimo espacio para la exploración y para buscar secretos, mientras acabamos con los enemigos que nos vamos encontrando, evitamos trampas y realizamos todo tipo de saltos.
Los controles son muy simples. Podremos saltar (y realizar un doble salto), atacar con la espada en diferentes direcciones (pero sin hacer combos de ningún tipo), agacharnos, realizar una voltereta para atrás, lanzar magias y usar a una especie de hada oscura para activar interruptores. A medida que avancemos y derrotemos jefes iremos obteniendo nuevos poderes y habilidades que nos facilitarán las cosas en los siguientes niveles, como el clásico ataque cargado. Además, en determinados puntos encontraremos unas extrañas tiendas donde invertir los corazones que recolectemos matando enemigos en mejoras para nuestro caballero, como más vida o daño mágico.
El problema llega con la respuesta de los mandos, ya que hay cierta imprecisión en casi todas las acciones que realizamos, lo cual resulta especialmente molesto en los saltos. En un juego con un componente plataformero tan importante, la precisión es fundamental, y en ningún momento nos hemos llegado a sentir del todo cómodos con los saltos, por lo que calcular el sitio donde queríamos aterrizar a veces se hacía especialmente complicado. También es muy cuestionable la forma de esquivar que se ha implementado, ya que tendremos que pulsar el botón de salto cuando estemos agachados, algo que se siente poco intuitivo y práctico.
Por otra parte, tenemos que destacar que Black Knight Sword es un juego difícil. No desesperante, pero sí muy exigente. El título es todo un reto incluso en dificultad normal, por lo que preparaos para morir más de una (y de dos) veces. También es cierto que algunos momentos se hacen muy cuesta arriba por culpa de los controles, aunque el diseño de los niveles por lo general es bastante desafiante de por sí (mención especial a los jefes finales, tan raros como duros). Lo malo es que esto no esconde una de sus grandes carencias: su escasa duración. Es perfectamente posible pasárselo en cuatro o cinco horas, aunque cuenta con algunos extras para animarnos a rejugarlo.
Ocultos por los niveles podremos encontrar unas plantas con cara de gato a modo de coleccionable y si nos aburrimos de la historia principal podemos jugar al modo Arcade o al modo Desafío. Este último nos ha parecido especialmente entretenido, ya que en él nos proponen un buen número de pruebas de todo tipo que le dan algo de variedad respecto al juego en sí (el cual puede llegar a hacerse algo repetitivo a pesar de su brevedad).
Pero donde Black Knight Sword brilla con luz propia es con su puesta en escena gracias a su particular apartado artístico. A nivel visual se intenta recrear la sensación de estar viendo una obra de teatro de papel, por lo que cuando avancemos por los niveles veremos cómo los fondos van cambiando y transformándose a nuestro paso. Además, la mezcla de elementos visuales es muy impactante, y el diseño de los enemigos y de los propios fondos es tan cautivador como perturbador.
Pero todo esto no sería nada sin una buena dirección en el apartado sonoro que realza su magnífica ambientación. Solo diremos que Akira Yamaoka (el compositor de la gran mayoría de juegos de Silent Hill) se ha encargado de poner la banda sonora, por lo que ya os podéis hacer una idea de su calidad y de lo increíblemente bien que acompaña todo lo que vemos en pantalla. Respecto al doblaje, resulta cuanto menos curioso que la voz del narrador se encuentra en español latino. No tiene un acento demasiado pronunciado y este lo disimula en cierta manera con el extraño tono de voz que usa para narrar, por lo que en vez de molestar ayuda a que todo sea más raro y extravagante todavía.
Conclusiones
Black Knight Sword es un juego divertido, desafiante y con un apartado audiovisual único. Sin embargo, la imprecisión de sus controles, lo breve que resulta y su mejorable diseño de niveles le impiden alzarse como un auténtico imprescindible. Pero tal y como hemos dicho, se trata de una obra muy disfrutable y que destila personalidad por los cuatro costados. Por los diez euros que cuesta, se trata sin duda de una compra muy recomendable.