Análisis de Assassin's Creed: La Hermandad (PS3, Xbox 360)
Llega muy pronto, pero superando las expectativas y con una gran campaña y multijugador.
Pablo Grandío ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
8.5
SONIDO
8.5
NOTA
9.1
DIVERSIÓN
9.5
JUGABILIDAD
9
Análisis de versiones PS3 y Xbox 360.
Otros análisis: PC
Assassin’s Creed: La Hermandad no es ni una expansión ni una secuela hecha a toda prisa. Es un Assassin’s Creed de tomo y lomo, y toda una sorpresa para aquellos, casi la mayoría, que habían creído que se trataría de una continuación rápida para ganar el máximo dinero posible a costa de devaluar la saga. Probablemente el juego vuelva a ser un superventas, pero serán unas ventas merecidas y unos usuarios satisfechos. Assassin’s Creed: La Hermandad es comparable en tamaño a Assassin’s Creed 2, pese a solo tener lugar en la ciudad de Roma, y además incluye un divertidísimo modo multijugador.
La Hermandad es una continuación directa de Assassin’s Creed 2, es decir, de las aventuras de Ezio Auditore, que tan finalizadas parecían al concluir el título anterior. Pero hay más Borgias que Rodrigo, como descubriremos, y César, su hijo, no tarda en asediar nuestra villa de Monteriggioni y causarnos una afrenta irreparable. De nuevo Ezio tendrá que ejercer de asesino, tan solo un año después de creer cumplida su venganza, y esta vez tendrá que llevar sus artes a Roma, capital de los Estados Papales, pero un tanto lejos de su esplendor como capital del Imperio Romano.
Roma es un territorio del Papa, por aquella (y hasta no hace tanto) señor de media Italia, y los Borgia son prácticamente un movimiento político liderado por César, comandante en jefe de los ejércitos papales. La ciudad está algo así como dominada política y también socialmente por los Borgia y sus aliados, la población cohibida y acobardada, y nosotros jugaremos un importante papel en devolverle la vitalidad a la antigua capital del mundo, que pese a sus muchos monumentos de épocas pasadas, a nivel urbano palidece en comparación con Florencia y Venecia.
Esta Roma medieval que nos encontramos, a la que hay que llevar el Renacimiento, contrasta con las ciudades del anterior juego, y constituye casi todo el área de actuación de Ezio durante el juego. Es una ciudad mucho más grande que Venecia y Florencia en Assassin’s Creed 2, unas tres veces Florencia, pero también muy diversa. A grandes rasgos, la Roma medieval no es la de los Césares, por la que gran parte de la ciudad ya no es urbana, sino área rústica donde hay monumentos y construcciones, pero apenas población. Esto hace que, a falta de los caminos y las áreas abiertas que unían las ciudades del anterior juego, tengamos todos los tipos de escenarios, urbano y campiña, en la propia Roma.
La ciudad es grande y variada. Las partes urbanas y rústicas son muy diferentes entre sí pero todas tienen en común el legado de la Roma imperial. Hay edificios del Imperio Romano por todas partes -pues, de hecho, han llegado a nuestros días-, y es un placer escalar el Panteón o el Coliseo o cometer asesinatos en ellos, por citar dos ejemplos, y además poder comprarlos luego (aunque esto solo nos dará ingresos, aparte de esa satisfacción de sentirte dueño de los monumentos de Roma).
A nuestra llegada a Roma cumpliremos una serie de misiones de introducción hasta dar con Maquiavelo, el principal aliado de Ezio en esta lucha underground contra los Borgia. A lo largo de varias partes, distribuidas en "secuencias de ADN", iremos organizando nuestra venganza, entablando contacto con los tres gremios de Roma, aliados naturales de Ezio: las cortesanas, los ladrones y los mercenarios. Las misiones de Assassin’s Creed: La Hermandad continúan la senda de mejora que se inició en la segunda parte. En esta ocasión hay menos misiones, pero tienen una mayor duración, frecuentemente teniendo lugar en varios escenarios y teniendo que hacer varias cosas, y muchas veces formando dos o tres misiones una microhistoria en sí misma, pero convenientemente dividida en fragmentos.
Son menos misiones, pero más largas, interesantes y variadas, y contienen el añadido extra de poder optar al "100% de sincronización", es decir, hacerlas como las hizo Ezio en su momento, lo que trasladado al videojuego quiere decir un desafío extra: cumplirlas dentro de un límite de tiempo, sin ser detectados, sin matar a ningún enemigo o sin perder vida, aparte de otros retos menos ocasionales como "no nadar", harán que consigamos el 100% de la sincronización y, por lo tanto, las hace rejugables (podremos repetirlas cuando queramos). Más rejugabilidad, más variedad y, sobre todo, se nota que no han añadido misiones extra que alargan innecesariamente la duración de la historia, algo que habíamos criticado en la segunda parte.
Pero aparte de las misiones principales, hiladas de forma lineal, hay muchas cosas que hacer en Roma: una cantidad apabullante de misiones secundarias, organizadas en diferentes tipos, que nos darán todo tipo de extras si las completamos todas. Desde asesinatos de templarios hasta encargos especiales, pasando por todo tipo de sucesos que surjan como los mensajeros Borgia, que tendremos que perseguir por los tejados para conseguir ítems extra o las misiones de las tiendas, que nos darán acceso a equipamiento especial. Todo ello se muestra en el mapa del juego, y si lo miramos sin filtros, tal y como es por defecto, la cantidad de iconos puede llegar a marear.
Buena parte de la cantidad de misiones y opciones se desbloquearán al capturar las Torres Borgia que dominan la ciudad de Roma. Hay doce torres Borgia en la ciudad, cada una de ellas dominando un área, y hasta que consigamos quemar la torre no se nos desbloquearán algunas misiones secundarias en esa área, ni tampoco podremos rehabilitar los comercios. La dinámica de las torres está completamente integrada en el juego, sin llegar a ser misiones; son áreas restringidas, donde los guardias están muy alerta y nos descubrirán muy fácilmente, y en ellas hay un comandante Borgia, cuyo nivel de dificultad nos lo indica el juego. Esta dificultad varía; hay algunos que huirán nada más vernos y ahí radica la complejidad. Otros no podrán ser asesinados por la espalda, y serán muy buenos luchadores. Hay dos o tres Torres Borgia realmente difíciles que requerirán de una aproximación sigilosa y de cierto grado de suerte.
Una vez asesinado el comandante, y quemada la torre, se convertirá en una "Torre de Asesinos", y desde allí podremos acceder al menú de gestión de la hermandad. También se desbloquearán los comercios locales, pudiendo comprarlos y rehabilitarlos. Comprando herrerías, establos, médicos, tiendas de arte, sastrerías y bancos, pasaremos a poseer esos negocios y nos reportarán dinero cada veinte minutos, y también descuentos. También podemos comprar otras cosas, desde edificios para los ladrones, cortesanas y mercenarios, hasta edificios de Roma como el Panteón, las Termas de Caracalla o el Coliseum, como ya os habíamos contado. También podemos rehabilitar una serie de túneles que conectan las diferentes partes de Roma (tras un pequeño tiempo de carga), y el acueducto de la ciudad. Comprar y rehabilitar edificios para que pasen a ser nuestros puede convertirse en una adicción preocupante, y el único error del juego en este sentido es que el mapa no diferencia muy bien cuándo un edificio está rehabilitado o no; hace su icono semitransparente, pero no siempre se nota bien.
Hay dos aventuras extra que merecen consideración aparte por su envergadura. Las primeras son las guaridas de Rómulo, una serie de niveles en catacumbas y ruinas que tendremos que recorrer para conseguir llaves que nos den acceso a la cripta de esta secta que venera al fundador de Roma. Las misiones mezclan puzle, plataformas y un poco de combate, al estilo de las Assassin’s Creed 2. Son completamente opcionales, pero muy satisfactorias, como aquéllas.
Las otras son las de Leonardo Da Vinci. Solo la primera es obligatoria (al igual que la de Rómulo), y en esas misiones tendremos que ir a las fábricas que César Borgia tiene en los alrededores de Roma, donde fabrica las máquinas que Leonardo ha diseñado para él por la fuerza. Estas misiones son muy interesantes, pero también difíciles, al vernos obligado a llevarlas a cabo en solitario, y exigir durante buena parte de la misión que permanezcamos sin ser detectados por los enemigos. Pero al final de cada misión tendremos que controlar la máquina en cuestión (máquinas como un aladelta bombardera, un tanque o una ametralladora, entre otras), y esa experiencia es digna del esfuerzo extra.
A nivel jugable, la gran novedad es que contaremos con una serie de asesinos ayudantes que nos echarán una mano en las misiones y que supondrán una gran ayuda cuando las cosas se ponen feas, de ahí el título del juego. Avanzadas unas horas, Ezio se convierte en el líder de los asesinos en Roma y comenzaremos a reclutar ciudadanos que estén en apuros. Estos reclutas pasarán a formar parte de nuestra Hermandad, que podremos administrar desde las diferentes torres que conquistemos o desde las casas de palomas mensajeras que veamos por el mapa. Podremos tener hasta doce acólitos a nuestro servicio, dependiendo de cuántas Torres Borgia hayamos hecho arder, y estos aprendices de asesino irán subiendo de nivel y gozando de nuevas habilidades a medida que acumulen experiencia.
Hay dos formas de ganar experiencia; una es ayudándonos, y otra es haciendo que cumplan misiones en el extranjero, en misiones en ciudades como Barcelona, Lisboa, París o Moscú, algunas de ellas también con trasfondo histórico. Estas misiones tienen diferentes dificultades y una suculenta recompensa en forma de experiencia, pero dependiendo de su dificultad y el número de asesinos que enviemos tendremos más o menos posibilidades de éxito. Enviando el suficiente número de asesinos con la suficiente experiencia tenemos un 100% de posibilidades, pero la experiencia es a repartir, y además los asesinos estarán unos minutos (entre ocho y veinte) de juego real sin poder servir a nuestros intereses. Hay por supuesto varias "actitudes" que tomar para la gestión de nuestro clan de asesinos, desde la prudente, siempre intentando el 100%, hasta la arriesgada, pudiendo conseguir "subidones" de experiencia muy rápidos.
Pero mientras estén de ruta haciendo misiones para curtirse, nuestros asesinos no podrán ayudarnos en Roma, y quizás los echemos de menos. Los asesinos no son imprescindibles para cumplir las misiones de juego, pero nos serán de gran ayuda en muchas situaciones, lo que es inteligente por parte de Ubisoft. No estamos obligados a pasar por el aro de tener nuestra Hermandad de aprendices de asesinos y cuidarlos como si fuésemos un monitor de Boy Scouts, pero si lo hacemos nos serán más fáciles algunas situaciones del juego especialmente exigentes, como por ejemplo cuando nos rodean muchos enemigos en una batalla campal, o cuando tenemos que acabar con enemigos en una de esas misiones en las que ser descubierto equivale a "desincronización".
Pulando LB o L1, haremos que nuestro asesino ataque el objetivo seleccionado. Algunas veces caerán del cielo a acuchillarlos, otras vendrán por detrás, o escalarán hasta la posición del enemigo, o incluso llegarán a caballo. Es muy divertido ver actuar a nuestros asesinos, porque lo hacen muy bien, a veces tal y como nosotros lo haríamos, y además luego pelean a nuestro lado hasta que los problemas hayan terminado. Podemos llamar hasta seis asesinos, de dos en dos (quedando los otros seis, si los tuviésemos, en reserva), y tienen su barra de vida, por lo que pueden morir en combate. Pero cuando están en niveles altos, nuestros asesinos son máquinas de matar muy eficientes que pueden con cualquier enemigo y que nos sorprenderán en más de una ocasión. Da gusto gastar tiempo administrando a los asesinos para que suban de nivel, y luego llamarlos y verlos llegar a caballo, a toda prisa, y fulminar a balazo limpio a los enemigos que nos acosaban. "Esos son mis chavales". Si contamos con tres niveles de ayuda, el máximo, podemos desencadenar una "lluvia de flechas" manteniendo pulsado el botón, que acabará instantáneamente con los enemigos que hayamos marcado.
En definitiva, un añadido interesante que, como decíamos, no es obligatorio usar, lo que hace que el juego se quede un tanto a medio camino; no es un cambio radical respecto a la fórmula del anterior, sino una alternativa más que seguir, que tendremos que usar obligatoriamente en contadas ocasiones. Quizás se use demasiado poco.
Otra novedad importante está en el sistema de combate. Sigue sin ser perfecto y constituye, todavía, uno de los puntos flojos del juego, pero se ha cambiado para incluir el elemento "combo de muertes". Como muchos ya sabrán, matar a un enemigo en el juego con ataques normales es lento y, a veces, casi imposible. En Assassin’s Creed La Hermandad nuestro mejor amigo sigue siendo el contraataque, parar un golpe del enemigo y matarle en el acto con otro nuestro, pero en esta ocasión este tipo de muertes automáticas, junto con las que consigamos de manera normal, pueden enlazarse en un combo de muertes rápidas que puede extenderse bastante tiempo. Pulsando L3 podremos seleccionar al siguiente enemigo al que atacar, y el golpe que le asestemos será mortal, y así sucesivamente hasta que ya no queden enemigos que abatir, o el ataque de uno de ellos nos interrumpa el combo. Esto hace extremadamente fácil el combate, pero al mismo tiempo lo trivializa y hace que el desafío no sea sobrevivir, sino hacer la combinación más larga posible. De todas formas, necesita un buen repaso para una siguiente entrega.
También se observan cambios en la historia y en los personajes. Si Assassin’s Creed 2 progresó mucho a la hora de darle un porqué a todo lo que hacíamos, y en hacer que los personajes importasen, La Hermandad acentúa esto aún más. Nos encontraremos con viejos conocidos pero se dejar ver mucho más su personalidad. El villano, César, no es tan retorcido como su padre, sino mucho más agresivo, violento y abiertamente loco y malvado. Lucrecia Borgia está completamente en su papel como mito de lujuria y manipulación, y Ezio, ya en los cuarenta años, está más estereotipado que nunca en su papel de vengador/redentor, llamando a la "liberación" de Roma como si fuese un líder de unos siglos más adelante. Maquiavelo y otros personajes extra están también mucho más metidos en su papel; los personajes están más estereotipados, pero hablan más y ocurren más cosas, por lo que la historia se hace más interesante, aunque la conclusión es un tanto abrupta y a veces resulta algo inconexa. Al mismo tiempo, la "otra" historia, la de Desmond en el presente jugando a ser su antepasado en la realidad virtual, sigue avanzando.
Finalmente, la gran novedad del juego y de la saga: el modo multijugador. Por primera vez se incluye un componente de este tipo, y Ubisoft Montreal no ha hecho una prueba ni una entrada tímida, sino que ha dotado a La Hermandad de un modo muy completo, con su propio sistema de evolución y niveles, como los modos multijugador de los últimos tiempos, y los suficientes modos de juego. Toda la mecánica del multijugador gira en torno a la misma idea: matar a un objetivo y evitar que nos mate el jugador para el que somos objetivo. Alrededor de esta dinámica, probada ya en algún juego de acción en primera persona, Ubisoft ha añadido todo tipo de elementos para convertirlo en un modo multijugador muy divertido.
Obviamente nosotros no sabemos quién es nuestra víctima, solo tenemos una "foto", que es uno de los modelados estándar del juego. Pero todos los personajes tienen el mismo aspecto, ya que nos movemos entre multitudes de diferentes tipos (nobles, médicos, etc...), por lo que tendremos que observar qué hace la multitud, quién se comporta de forma sospechosa, para matarlo sin que nos descubra antes. Al mismo tiempo, otro jugador está haciendo lo mismo con nosotros, así que el modo multijugador tiene sorpresas para dar y tomar. Quizás estemos a punto de acabar con nuestra presa, a tan solo unos metros de finalizar una aproximación de lo más sigilosa y elegante, y nos encontremos con una daga atavesándonos el cuello, pues nuestro perseguidor ha hecho exactamente lo mismo, pero antes.
A esta idea se añaden ítems, disfraces, poderes especiales que usar temporalmente y otros modos de juego que varían la fórmula. Wanted es el estándar, un todos contra todos; en Alliance, podemos formar equipo con otro asesino para acabar con un tercero. En Advanced Wanted se sigue la idea de Wanted, pero haciendo que el radar no detecte la altura, lo que le da un toque diferente; y finalmente, Manhunt es por equipos de cuatro, que se alternan entre cazadores y cazados, y cada equipo está adscrito a un tipo de personaje (todos nobles, cortesanas, etc...). Se echa en falta un modo multijugador que no gire en torno a la misma idea (los asesinatos anónimos), pero es un gran comienzo y sin duda un soplo de aire fresco para los multijugadores en consola, tan dominados por los juegos de deporte y acción en primera persona, con pocas excepciones como GTA o los juegos de lucha.
A nivel gráfico, Assassin’s Creed La Hermandad no progresa demasiado respecto a la segunda parte, aunque la diferencia se nota sobre todo en los rostros de los personajes, muy perfeccionados en comparación con los del juego anterior. Especialmente Ezio y los personajes secundarios tienen unas expresiones faciales más cuidadas, y un modelado superior en los rostros. Aparte de eso, el motor gráfico sigue moviendo competentemente el juego, y sus enormes y preciosos escenarios, con alguna que otra aparición repentina por aquí y por allá; esto a veces da problemas cuando chocamos repentinamente con un guardia que antes no estaba y empieza a perseguirnos, pero no es algo que llegue a afectar dramáticamente al juego, que luce impecable pese a haber perdido cierto impacto.
El sonido recicla en parte la banda sonora de Assassin’s Creed 2 pero incluye algunos nuevos temas musicales y nuevos efectos de sonido. Lo que vuelve a estar a un nivel insuperable es el doblaje, con las mismas voces que el original para los mismos personajes, y tan bien actuadas como en la anterior entrega.
Conclusiones
La mayor virtud de Assassin’s Creed: La Hermandad es al mismo tiempo su mayor defecto. Para los que jugaron a Assassin’s Creed 2 y son fans supone una continuación casi natural, e incluye muchísimas cosas que hacer, dando el juego prácticamente por hecho que sabes cómo hacerlas y no necesitas demasiada ayuda, lo cual es fantástico para el usuario experto que no quiere perder el tiempo en misiones de entrenamiento. Pero al mismo tiempo, es un juego un tanto cerrado para los que no estén familiarizados con la saga, ya que ejerce de continuación de Assassin’s Creed 2; por lo tanto, es recomendable comenzar las aventuras de Ezio por el principio.
Si no te gustó Assassin’s Creed 2 difícilmente te convencerá La Hermandad, pero si eres uno de los muchos seguidores de esta saga, este juego es la guinda final al anterior. Perfecciona sus dinámicas de juego e incluye muchísimas cosas que hacer en la ciudad, además de añadir un modo multijugador muy divertido que traerá un soplo de aire fresco a PS Network y Xbox Live, principalmente por no ser un juego de acción en primera persona. Un juego que cumple y supera las expectativas, y que dejará callados a muchos agoreros. Parece que Assassin’s Creed puede aguantar con entregas anuales, aunque no nos aventuraríamos a decir si es muy buena idea lanzar otro en 2011. La Hermandad perfecciona una fórmula que, sin embargo, tiene que seguir evolucionando, y nos encantará saber a qué época nos lleva Ubisoft en la siguiente entrega para que eso ocurra. Tiene mucho donde elegir y eso garantiza muchos y variados Assassin’s Creed para el futuro.
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