Análisis de Rogue Trooper (PS2)
Además de tener que surcar niveles, mayoritariamente lineales, haciendo frente a hordas y hordas de enemigos mientras buscamos desesperadamente cobertura, en Rogue Trooper tendremos la ayuda de varios de nuestros compañeros caídos que nos darán cierta ayuda, especialmente Bagman, encargado de fabricar nuestras armas. Según vayamos avanzando tendremos que hacernos con material de enemigos caídos y basura que encontremos por el escenario, para luego usar esos restos para fabricar cargadores de munición y granadas, botiquines, y para desarrollar nuevas tecnologías y armas. Todo eso costará recursos, y por ello tendremos que empeñarnos en no dejar ni un solo enemigo sin "restos útiles". Si no tenemos suficientes recursos para comprar más munición de armas potentes, siempre podremos recurrir a la pistola, de munición infinita.
Aparte de la acción "normal" propiamente dicha, en el juego también tendremos que usar algunas armas especiales que hacen las veces de minijuegos. Por ejemplo, bazookas que tendremos que usar obligatoriamente para acabar con enormes tanques, o cañones antiaéreos para eliminar amenazas aéreas. Estos minijuegos otorgan cierta variedad pero el problema es que pueden hacerse monótonos y, en ocasiones, frustrantes; al ser absolutamente necesarios para seguir avanzando en el juego, y al estar indefensos al llevarlos a cabo, en numerosas ocasiones nos estresaremos mirando cómo la barra de energía disminuye porque otros enemigos nos están atacando y nosotros estamos lidiando con aviones o tanques lejanos.
También tiene ciertas partes de exploración del escenario, incluso de plataformas, y podremos usar con inteligencia varios tipos de granadas –aparte de lanzarlas desde la cobertura se pueden lanzar con una trayectoria predefinida- y de miniminas, que podremos hacer explotar con un mando de control remoto, esperar a que pase un tiempo y exploten solas, o bien disparándoles –y por supuesto haciendo que los enemigos las pisen-. Las habilidades especiales de Gunnar –que la pistola se convierta en una especie de robot centinela- o Helm –crear hologramas y hackear ordenadores- añaden también algo más de variedad al juego.
A nivel gráfico, Rogue Trooper es simplemente decente, sin ofrecer un apartado gráfico espectacular sino en ocasiones simplemente funcional, aunque los efectos especiales están bien hechos y son llamativos. El modelado de los enemigos y de los vehículos es bueno aunque un tanto monótono, y las animaciones no son tampoco muy variadas. Los escenarios por su parte tienen numerosos elementos aunque acaban haciéndose algo repetitivos. Aunque el juego cumple en los gráficos, dista mucho de ser impactante tanto en PS2 (juegos como God of War o el reciente Black demuestran lo que la consola puede hacer) como en PC, donde palidece frente a los más modernos motores gráficos.
El apartado sonoro es mejor, con un buen doblaje y una música que ambienta bien la acción, acompañados de buenos efectos de sonido. Además del modo principal, además, el juego incluye un multijugador para hasta cuatro jugadores a través de la red, y una buena cantidad de material extra en forma de documentación sobre el tebeo de culto.
Rogue Trooper no es el mejor juego de acción del mercado pero sí una sólida adaptación del comic de 2000AD a los videojuegos. Aunque no es innovador en su género, sí implementa bien las últimas novedades aparecidas en él, y resulta muy entretenido porque su jugabilidad es sencilla pero lo suficientemente variada, y con la curva de dificultad lo suficientemente bien hecha, para que enganche al jugador. Aunque a nivel gráfico no es sobresaliente, ni siquiera notable, esto no tiene influencia en una jugabilidad bastante lograda. Los fans del comic original lo disfrutarán mucho, y para otros jugadores puede resultar entretenido.
