Análisis de Rogue Trooper (Wii)
Hace tres años veía la luz en PlayStation 2, Xbox y compatibles el título Rogue Trooper, un juego de acción en tercera persona creado por Rebellion y basado en una serie de cómics guionizada e ilustrada por Gerry Finley-Day y Dave Gibbons. Ahora llega a Wii una conversión de dicho título a cargo de Reef Entertainment y con el sobrenombre de Quartz Zone Massacre.
Rogue Trooper transcurre en una planeta llamado Nu Earth que se encuentra devastado por la guerra.
A pesar de ser inhabitable y carecer de recursos, las facciones enfrentadas (los Nortz y los Sureños) siguen luchando con el objetivo de controlar un cercano agujero negro que serviría para viajar a cualquier punto del universo.
El jugador encarna el papel del soldado con nombre genérico que da título al juego: Rogue Trooper. Rogue es un miembro de la infantería genética de los sureños, soldados modificados por la ciencia con la particularidad de no poder morir. Cuando son heridos mortalmente y sus cuerpos quedan inservibles su ser es trasferido a un biochip que llevan implantado en el cerebro y que puede ser ubicado en determinados dispositivos a la espera de conseguir otro cuerpo que les sirva para alojarse.
Esta premisa argumental sirve para establecer algunos de los elementos jugables más interesantes del título, ya que casi desde el comienzo del mismo Rogue contará con los biochips de tres de sus compañeros y tendrá que implantarlos en distintas partes de su equipo proporcionándole sustanciosas mejoras. Uno de ellos es Gunnar, que irá engarzado en el arma de Rogue mejorando su puntería. Bagman va ubicado en su mochila y es capaz de sintetizar objetos útiles como munición o botiquines a partir de los restos que encuentre. El último de ellos es Helm, el cual se encuentra en su casco y le proporciona consejos tácticos además de ayudarle a desbloquear puertas o actualizar el radar.
La principal novedad de Rogue Trooper: Quartz Zone Massacre es como cabía esperar la inclusión de un nuevo modo de control que aprovecha la capacidades del mando de Wii, ya que el resto de elementos del juego se mantienen intactos respecto a la versión de hace tres años. Para disparar se apunta directamente a la pantalla, en concreto al lugar en el que queramos colocar la mirilla, y si lo hacemos en los extremos del televisor conseguiremos que el personaje y el campo de visión giren en la dirección que queramos. Si no deseamos que la vista se mueva bastará con bloquearla manteniendo pulsado un botón.
El control de esta versión del juego posee otra particularidad, pero no se encuentra en el mando principal, si no en el nunchuck. Además de permitirnos mover al personaje con el stick el nunchuck nos servirá para dirigir y lanzar granadas situándolo de forma horizontal y agitándolo. Por lo general, el control está bien adaptado y posee algunas cualidades bastante inspiradas como la citada forma de usar las granadas. Tan sólo hay que tener en cuenta que es una clase de manejo que requiere más participación por parte del jugador y que podría no agradar a los que disfrutan habitualmente de una configuración más acomodada.
Por lo demás, el mayor atractivo de Rogue Trooper es su componente estratégico, ya que gracias a todas las funcionalidades otorgadas por los biochips y a la variedad de armamento existen muchas formas distintas de hacer frente a cada grupo de enemigos. Se puede optar por la clásica posibilidad de disparar a todo lo que se mueva sin parar y sin miramientos. Pero también es posible tender trampas y señuelos que distraigan antes a los enemigos recurriendo, por ejemplo, a la opción de proyectar un holograma de nosotros mismos. O podemos utilizar a Gunnar como metralleta de emplazamiento para que nos dé cobertura mientras nosotros nos acercamos al objetivo por un flanco. Sin olvidar la posibilidad de limpiar previamente un zona desde lejos con el rifle de francotirador.
Además, Rogue cuenta con una buena cantidad de movimientos que incluyen ataques cuerpo a cuerpo, cubrirse, entrar en modo sigilo agachándose, disparar desde un parapeto, etc. Las armas de que dispone van desde las usuales escopetas hasta lanzamisiles pasando por herramientas menos convencionales como el mortero de fragmentación capaz de disparar al mismo tiempo varios explosivos. El aspecto estratégico se ve incentivado gracias al sistema a través del cual se va consiguiendo el equipo que Rogue utiliza para cumplir sus misiones. Bagman es capaz de crear nuevas armas y otros objetos a través de un residuo llamado Scrap que se va consiguiendo a lo largo del juego pero que no es ilimitado, por lo que tendremos que decidir qué clase objetos son los que más necesitamos y prescindir de aquellos que no nos hagan tanta falta.
Todo esto aporta al juego una buena dosis de interés más que necesaria de cara a futuras partidas, ya que su modo campaña para un jugador no es especialmente largo. Pero no faltarán tampoco las secciones en las que disparar a destajo sea lo único que hagamos, ya que el juego cuenta con determinados momentos on-rails y a toda velocidad en los que sólo habrá que preocuparse de quitarse enemigos de encima.
El mayor inconveniente que pueden encontrar algunos jugadores es que a lo largo de estos tres años muchas de las características de Rogue Trooper han sido revisadas y mejoradas en otros juegos del género, tal es el caso de la posibilidad de cubrirse y disparar estando parapetado, muy utilizada últimamente. Del mismo modo, si se es un aficionado al género resultará difícil encontrar situaciones que sorprendan a estas alturas.
El multijugador posee el mismo problema, ya que tanto las opciones como los mapas son mínimos en este modo y además han sido suprimidas las capacidades on-line con las que contaba el juego original. De forma que todo se reduce a elegir entre cinco escenarios con objetivos cooperativos, establecer unos cuantos parámetros como el límite de tiempo y combatir en batallas sin demasiado interés.
Gráficamente Rogue Trooper resulta igualmente modesto y no hay nada en él que brille con luz propia. Tanto los modelados como el texturizado se mantienen en la línea de la calidad media de la generación pasada. Los diseños, a pesar de estar extraídos de un medio visual como el cómic, resultan bastante genéricos y los escenarios por lo general suelen tener un aspecto totalmente monocromo.Del sonido y la música podríamos decir prácticamente lo mismo que lo expuesto en el párrafo anterior. Se limitan a cumplir con efectos y melodías genéricos y poco sorprendentes que acompañan a lo que aparece en pantalla. Por contra, es llamativo y de agradecer que las voces de los personajes se encuentren dobladas al castellano.
En definitiva, Rogue Trooper: Quartz Zone Massacre resultará un título interesante a aquellos jugadores no habituados al género que sólo busquen un título de acción pasajero con el que completar su catálogo de Wii.